Del sacrificio inútil (y una coletilla)
Luis Barragán
Concluyendo en una extraordinaria e histórica derrota para el régimen, pendiente la oposición democrática por reivindicar la victoria como suya, la campaña electoral fue tremendamente aleccionadora. Por demasiado tiempo, la causa democrática ha sido mayoritaria en un pueblo paciente, mas no resignado ni pendejo, por ejemplo.
En los recorridos y asambleas de ciudadanos que celebramos en extensos y decisivos sectores populares aragüeños, como Paya, Mácaro, Paraparal, Santa Eduvigis, La Esperanza o Turmerito, nos impusimos de una espontánea y poderosa convicción sobre las libertades públicas, el empleo independiente, el papel del Estado, la productividad, el respeto a la vida, la tolerancia. Vale decir, nociones orientadas hacia la democracia plena, la calidad de vida, el desarrollo económico, la equidad social.
Se oye de las condiciones monstruosas que el Fondo Monetario Internacional (FMI), suele imponer, pero – se nos dijo – jamás serán como las actuales que, faltando poco, agravan la crisis que vivimos. Nos detuvimos un poco más en el conversatorio, como suele ahora llamarse, sorprendidos por un razonamiento que, de un modo u otro, se repitió en toda la jornada electoral. Y, palabras más, palabras menos, se nos dijo: “Mire diputado, el FMI presta el dinero que se necesita y supervisa su inversión para corregir las cosas que provocaron el problema, obligándonos a apretar el cinturón, pero estos bandidos se roban los reales del petróleo y hasta los pantalones para desnudarnos, nos condenan a medidas extremas como la falta de alimentos y medicinas, echándole más gasolina a la candela porque el remedio es peor que la enfermedad, contando el narcotráfico que se los traga”.
Muy pocos creen que el FMI sea la panacea, pero la aplicación de sus acostumbradas medidas no tienen comparación alguna con una situación tan dramática como la que cursa en Venezuela, orientada hacia el sacrificio inútil y duradero, mientras profundizamos las condiciones que todavía subrayan una crisis suficientemente advertida con sobrada anticipación. No hay asomo alguno de correctivos, los necesarios que incluyen otro modelo y estrategia de desarrollo, sino el tozudo afianzamiento de un proyecto totalitario comprobadamente indolente, prepotente e insensible ante la suerte de una población asfixiada.
LA AGENDA SECUNDARIA
La nueva Asamblea Nacional debe afrontar importantes retos, dándole la debida prioridad a proyectos como el de la amnistía. Hay todo un programa de modernización legislativa que, en su debido momento, deberá atender.
Por lo pronto, tenemos en mente el de la legalización de sendos colegios profesionales como el de los politólogos, internacionalistas y archivólogos. Al respecto, tres años atrás introdujimos un papel de trabajo en la Comisión Permanente de Cultura orientado a una mejor precisión profesional de los archivólogos en relación a los bibliotecólogos, en un país de frágil memoria, todavía pendiente de discutir.
Valga acotar, la Asamblea Nacional sancionará una Ley de Amnistía que podrá promulgar de acuerdo a los artículos 214 y 216 constitucionales en un corto plazo, aunque se resista el presidente de la República. Por cierto, hubo leyes que el propio oficialismo sancionó en el período legislativo que concluye, sin que el sr. Maduro se molestara en promulgarlas, silente la junta directiva asamblearia, mas no será indiferente ante la liberación de los presos políticos.
Fuente:
http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/24750-del-sacrificio-inutil-y-una-coletilla
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