Domingo C de Navidad: El Niño perdido
DIÁLOGOS sobre el Evangelio del Domingo
(especialmente para radio)
“¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre ?
” (Lc 2, 41-52)
José Martínez de Toda, S.J.
(martodaj@gmail.com)
Moderador/a: Buenos
días. Estamos aquí en el Estudio… (Se presentan los participantes).
El Evangelio del domingo de hoy presenta una aventura
familiar de hijos atrevidos:
Jesús se esconde de sus padres por tres fatídicos días.
María y José lo pasaron muy mal. ¿Por
qué actuó Jesús así? Escuchemos el evangelio.
Lectura del santo evangelio según San Lucas (Lc 2, 41-52)
NARRADOR/A – Los padres de Jesús solían ir cada año a
Jerusalén por las fiestas de
Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según
la costumbre, y cuando
terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en
Jerusalén, sin que lo supieran sus
padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una
jornada y se pusieron a
buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo,
se volvieron a Jerusalén en su
busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en
medio de los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían
quedaban asombrados de su
talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron
atónitos, y le dijo su madre:
MARÍA – Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu
padre y yo te buscábamos
angustiados.
NARRADOR/A – Él les contestó:
JESÚS – ¿Por qué me
buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?
NARRADOR/A – Pero ellos no comprendieron lo que quería
decir. Él bajó con ellos a
Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo
esto en su corazón. Y Jesús iba
creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y
los hombres.
Pregunta 1 – Hoy el
Niño Jesús, ya crecidito, se les escapó de las manos a
María y José y anduvo desaparecido varios días. ¿Dónde
estaba?
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la
fiesta de la Pascua. Tenían
que llevar a sus hijos desde los 13 años con la mayoría de
edad, pero las familias piadosas los
llevaban un año antes.
Era la primera visita de Jesús al gran Templo de Jerusalén,
lleno de mármol y de oro.
Mil sacerdotes hacían de albañiles terminando de construir
el Templo.
Allí se sacrificaban en Pascua miles de animales.
Allí estaba el «Sancta Sanctorum», reservado a “la presencia
de Dios”, adonde el
Sumo Sacerdote sólo podía entrar una vez al año a quemar
incienso y a pedir perdón por los
pecados de todo el pueblo. Para los israelitas era el lugar
más sagrado de la tierra.
Y allí Jesús, a sus 12 años de adolescente, tuvo una crisis
de identidad.
Pregunta 2 – ¿También
el adolescente Jesús pasó por una crisis de
identidad?
Naturalmente. Jesús buscaba una dirección para su vida, sus
raíces más profundas.
Y allí empieza a descubrir su origen, su propia identidad y
su vocación.
Como ‘Hijo del Padre’ comienza a preguntarse: ¿Dios Padre
necesitaba tanto animal
sacrificado, tanto mármol y tanto oro para hacerse presente?
Jesús necesitaba tiempo para
pensar y orar, y gente con quien conversar sobre todo esto.
Y allí había muchos letrados.
Y decidió quedarse en el Templo, aun sin permiso de sus
padres.
Y José y María, yendo una vez más al Templo después de tres
días de búsqueda, se
quedaron atónitos, viendo a Jesús tranquilo en medio de los
doctores, preguntando y
respondiendo como una persona mayor.
Pregunta 3 – ¿Y qué
le dijo María?
- " Hijo, ¿por qué te has portado así ?”. Y Jesús
respondió:
- ¿No saben que tengo
que ocuparme de los asuntos de mi Padre?
María y José no salían de su asombro. ¿Cómo es eso de que
Dios es su Padre? ¿Se
refiere a su nacimiento especial? ¿Cuáles son esos ‘asuntos
de mi Padre’? No comprendieron
entonces lo que acababa de decirles. Y regresaron a Nazaret
con Jesús.
Y María, como discípula dócil a la Palabra divina, guardaba
todo fielmente en su
corazón.
Y Jesús permaneció con ellos hasta los 30 años. Esto indica
la importancia y prioridad
que Jesús le da a la vida familiar: Jesús empleó tres años
en su vida pública y profesional,
pero estuvo 30 años en vida familiar. Claro que esos años
fueron también de seria preparación
de lo que vendría después en su vida pública.
Pregunta 4 – Aquí
aparece el primer desconcierto de unos padres ante la
autonomía de su hijo. Entonces: ¿qué son los hijos?
Hay un pensador,
Jalil Gibran, que nos responde así:
<"Tus hijos
no son tus hijos… Vienen a través de ti, pero no de ti y, aunque están
contigo, no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no
tus pensamientos, pues ellos tienen
los suyos propios. Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus
almas: sus almas habitan en la casa
del mañana, que tú no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como
ellos, pero no intentes que sean como tú". (Jalil
Gibran)
Hay muchas historias como la siguiente:
trabajo. Los padres de la niña estaban a punto de emprender
un viaje al extranjero y, a toda
prisa, tuvieron que buscar otra sirvienta para que la
cuidara.
Unos días antes del viaje, la niña observaba cómo su madre
guardaba todas sus joyas y
la vajilla de plata en la caja fuerte. Nunca lo había hecho
antes. La niña le preguntó a su
madre por qué lo guardaba todo bajo llave. La madre le dijo
que no se fiaba de la nueva
sirvienta.
Esta observación hirió tanto a la niña que nunca lo
olvidó:
“¿Acaso no era ella la joya más valiosa de la familia?
¿Acaso no valía ella más que
todos los cuchillos y tenedores de plata? ¿Por qué la dejaba
a ella con una sirvienta de la que
no se fiaba?”> (Félix Jiménez, escolapio)
La "Sagrada Familia", que consideramos como la
familia perfecta e ideal, también
vivió sus sobresaltos y problemas: dudas sobre la
paternidad, pobreza, nacimiento en un
establo, persecución de Herodes, desplazamiento a Egipto,
vuelta a Nazaret, búsqueda
continua de un nuevo trabajo, desentendimiento entre los
padres y Jesús…
Pero Dios se sirvió de María y de José, de esa pareja hermosa y escogida, de esa
pareja en tantos aspectos parecida a muchas otras, para ir
criando a su hijo Jesús.
Pregunta 5 – ¿Qué es
la familia?
Todo comenzó con el SÍ de los esposos el día de la boda,
aquel día mágico.
Y ese SÍ se renovó a lo largo de muchos días no tan mágicos.
Cuando nacieron los hijos, se reforzó el SÍ de una forma
abierta y gozosa.
En el bautismo ponen a sus hijos en las manos de un nuevo
Padre y repiten SÍ a una
nueva vida, que acompañan en el santuario del hogar con la
educación cristiana.
Y ese SÍ diario a Dios se prolongó en la educación cristiana
de los hijos.
Despedida
Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del
amor. Allí procuraremos
asimilar los desplantes que a veces recibimos de los hijos.
El reto es irlos educando en
libertad, y respetando sus procesos. ¡Qué bueno que vayan a
Misa los padres con los hijos!
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