José Martínez de Toda (SJ)
Comentario dialogado al Evangelio que se proclama el vigésimo tercer Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo B, correspondiente al domingo 6 de septiembre de 2015. La lectura es tomada del Evangelio según San Marcos 7, 31-37.
Le presentan a Jesús un sordomudo. ¿Lo curará?
Un grupo le presenta a un sordo medio mudo y le piden que le imponga las manos.
Jesús deja a los demás y se preocupa del sordomudo.
Antes que nada, le da cariño, atención. Quizá nadie antes lo había tratado nunca así.
Jesús retira al enfermo de la gente, lo toma consigo, se retira a un lado y se concentra en él. Y Jesús realiza la curación valiéndose de las prácticas terapéuticas corrientes en su época: Jesús "metió sus dedos en las orejas de él, y tocó su lengua con la saliva". En la antigüedad se le atribuían a la saliva propiedades curativas.
Después de eso, Jesús comienza a actuar de una forma original, saliéndose de los moldes culturales de entonces. Dice el evangelio: "Jesús levantó los ojos al cielo" (Esto demuestra la dependencia de Jesús en el Padre). "Gimió" (Su suspiro demuestra simpatía y compasión por el sordomudo). Y le dijo al sordomudo con fuerza:
- Effatá, que significa Ábrete" (Mc 7, 34).
"Y en seguida se abrieron sus oídos, y fue desatada la ligadura de su lengua".
Aunque Jesús pone sus dedos en las orejas del hombre y le toca la lengua al estilo de la época, el verdadero sanar ocurre a través de la palabra autoritaria de Jesús.
¿Tiene algún significado simbólico este milagro?
Los profetas de Israel usaban con frecuencia la «sordera» como una metáfora, que representaba la cerrazón y resistencia del pueblo a su Dios: «Tiene oídos pero no oye»>. «Sordos, escuchen y oigan».
Algunos relacionan este milagro simbólico con algo que pasó precisamente poco antes. Se dice expresamente que los discípulos no entendían a Jesús, porque su mente estaba embotada (Mc 6,52; 7,18). Por eso, Jesús insistía y les repetía: "Óiganme todos y entiendan" (7,17). Así pues, Jesús, en la persona del sordomudo, abre los oídos de sus discípulos y de todos nosotros para que escuchemos y entendamos, y desata nuestra lengua para que le alabemos y anunciemos lo que hemos visto y oído. De esta forma, la curación del sordo medio mudo se convierte en símbolo del milagro de la fe.
Hoy también es urgente que los cristianos escuchemos esta llamada de Jesús.
Decimos que no tenemos tiempo. Somos perezosos para anunciar la Buena Nueva.
Se nos pide actuar con lucidez y responsabilidad. Jesús ha sanado físicamente, pero su propósito principal es abrir ojos y oídos espirituales.
¿Qué aprendemos hoy de Jesús?
1.Tratar a todos por igual, pero con especial atención a los más necesitados.
Aprendemos su preocupación por los más débiles.
Por desgracia, a unos tratamos bien y a otros mal. Te contaré esta leyenda:
Elías se marchó. Volvió más tarde, ahora lujosamente vestido: traje, camisa de seda, sombrero, bastón con empuñadura de oro. Cuando llamó a la puerta fue recibido con todos los honores y sentado en la mesa de honor. Todos le miraban con admiración.
De repente Elías empezó a llenarse los bolsillos de comida y a derramar el vino por su ropa. La gente sorprendida le preguntó por qué se comportaba así. Elías contestó:
- Cuando vine como rico me honraron y agasajaron, pero soy la misma persona. Sólo han cambiado mis vestidos. Ustedes no me recibieron a mí sino a mis vestidos y mis vestidos tenían que ser alimentados.
Los invitados bajaron la cabeza avergonzados y cuando la levantaron, Elías había desaparecido. > (Félix Jiménez, escolapio).
Esta leyenda se parece a lo que escribe el apóstol Santiago en su carta (2, 2-4).
Fácilmente nos dejamos seducir por las apariencias.
2.Este milagro ocurrió en Tiro, Sidón y la Decápolis, donde vivían pocos judíos. Pero Jesús se abre a la universalidad de la salvación, también a los paganos, a todos.
Jesús nos enseña a salir a los diferentes y alejados. Hay diferentes a mí por raza, género, nación, denominación y nivel socio-económico. Nos cuesta cruzar estas líneas divisorias. Encontramos mucho más fácil quedarnos con los nuestros en vez de alargar la mano a los que son diferentes.
3. Jesús acude al Padre y nos pide que no seamos sordos. Necesitamos oír sus palabras de vida, escuchar su Buena Noticia y captar los signos de los tiempos.
4. Unos amigos se interesan por el sordomudo, y lo llevan hasta Jesús. Así nos debemos ayudar mutuamente para vivir en torno a Jesús y dejarnos curar por él. Es necesaria la relación personal con Él. Necesitamos en nuestros grupos cristianos un clima que permita un contacto más íntimo y vital con Jesús para poder escuchar de Jesús: «Ábrete».
¿Y qué hace Jesús después del milagro?
"Y les mandó a los presentes que no lo dijesen a nadie" (v. 36a).
Lo mismo mandó después de otras curaciones: la de espíritus inmundos (1:25, 34; 3:12), la curación de un leproso (1:44). También mandó callar a los padres de la niña pequeña (5:43). Es por humildad. El milagro revela la divinidad de Jesús
"Pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban" (v. 36b).
La gente comienza a repetir: «¡Todo lo ha hecho bien!». Esto recuerda el estribillo de la creación: "Y vio Dios que estaba bien" (Gén 1,10.12.18.21.25).
Y la gente añadía: «Hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Ésta es una alusión al pasaje de Isaías 35,5-6: «Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, / y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como el ciervo, / y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo».
Con estas imágenes, Marcos nos está diciendo que Jesús es el Mesías anunciado por los profetas, el autor de una nueva creación.
Fuente:http://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-sordomudo
Fotografías: Padre Alejandro (¿Guiñé?, ¿escuchamos bien el apellido?), en un sentido oficio de hoy, en la Iglesia de San Francisco, Caracas. Quizá aparece acá: http://gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC1991533_112-116.pdf
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