lunes, 14 de noviembre de 2011
PORTATILIDAD
EL NACIONAL - Lunes 14 de Noviembre de 2011 Opinión/9
Libros: Alain Badiou
NELSON RIVERA
A un cuando los textos aquí reunidos lleven el sello Badiou (me refiero a esa pugnacidad que muy temprano se desliza entre sus pensamientos; a ese hacer filosófico que por momentos parece diluirse en consignas; a ese traer a cuento, en las más disímiles ocasiones, causas obreristas o izquierdistas que no lograron fructificar), es decir, aun cuando el militante aparece en algunos momentos con su desatino y su apuro, Pequeño panteón portátil (Fondo de Cultura Económica, México, 2010) incluye algunos ensayos que hacen patente la profunda capacidad lectora de este pensador francés, que alguna vez se declarara admirador del asesinos de masas que fue Mao.
"Apertura", el breve texto de inauguración, recuerda a Cada vez única, el fin del mundo, el libro que reúne los textos de despedida que Jacques Derrida escribió para sus colegas fallecidos, a lo largo de los años. A diferencia del libro de Derrida, que es un recorrido por los duelos (cada muerte inscribe a los supervivientes en un duelo distinto), este de Badiou encuentra su lógica como libro de homenajes a filósofos que fueron maestros o amigos.
De los trece textos, quiero llamar la atención sobre aquellos que me parecieron mejor logrados: los ensayos sobre Althusser, Deleuze y la amorosa y breve pieza rendida a Foucault.
Louis Althusser, el filósofo que representaba su pensamiento en categorías militares como avance o retroceso y que entendía las relaciones entre política y filosofía como irresolubles. Por lo tanto, la filosofía tiene el carácter de una intervención. No hay una historia de la filosofía, sino una historia en la filosofía.
El homenaje a Gilles Deleuze se centra en el empeño suyo de salir de la fenomenología y en las cinco vertientes ("motivos" los llama Badiou) de su idea de agotamiento: el agotamiento del pensamiento del fin (sólo interesa aquello que es afirmativo); motivos como unidad, consenso, valor común son expresiones del pensamiento agotado; toda especulación del tiempo como cosa íntima está agotada, lo único que cuenta es la eternidad; agotada está también la obsesión por el lenguaje; por último, la dialéctica, agotada en su constante regreso a lo negativo.
Cierro esta nota con las frases que abren el homenaje a Michel Foucault: "Un filósofo, en las fronteras de una mutación del pensamiento, de sus objetos y fines (...). Un intelectual (contra aquellos, decía él, a quienes esta palabra da náuseas). Una figura solitaria de la enseñanza, sin escuela, sin entorno, a menudo silencioso. Un sabio, en la excelencia del término, lleno de humor; modesto, capaz cuando la ocasión lo requería de una gran violencia racional (...). Una escritura francesa, rápida y curva a la vez, pronta a la imagen como a su revocación".
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