lunes, 14 de noviembre de 2011

DOBLE MAESTRÍA


EL NACIONAL - Sábado 12 de Noviembre de 2011 Papel Literario/3
Centenario de Eduardo Plaza: 1911-1980
Maestro del arte, maestro de la vida
FRANCISCO PLAZA

Eduardo Plaza nació en la Parroquia de Altagracia el 9 de noviembre de 1911. El apellido Plaza pertenece a una familia de singular trayectoria en la vida intelectual y política de Venezuela. A la figura de Ambrosio Plaza, héroe de la Independencia, se suman nombres como los de Felipe Larrazábal y Ramón de la Plaza. Esta herencia cultural encontró en el hogar de Plaza un espacio propicio para su desarrollo pues sus padres, Juan Bautista Plaza Larrazábal y Teresa Alfonzo Rivas, ambos de gran sensibilidad artística, hicieron de la música parte integral de la vida en familia.

Plaza, el menor de seis hermanos, tuvo unos primeros años de infancia feliz que pronto, sin embargo, fueron afectados por circunstancias adversas. A los 10 años de edad, Plaza perdió a su padre y luego a su hermana Ana Luisa. A este dolor se unió una precaria situación económica a la que tuvo que venir a hacer frente su hermano mayor Juan Bautista, que entonces cursaba estudios superiores de Música en Roma.

Juan Bautista asumió la responsabilidad del hogar y la figura de padre ante Eduardo. A partir de entonces, también se ocupó de continuar la formación musical de su pequeño hermano.

Muy joven aún, Plaza ingresó al grupo de cantores de la Capilla de la Catedral de Caracas, dirigido por su hermano Juan Bautista. Allí pudo establecer una estrecha relación con el Maestro Sojo, quien también se ocupó de apoyar su formación como compositor.

La visita de un coro ucraniano a Caracas en 1927 influyó notoriamente en esta primera etapa de su formación. En el carnaval del año siguiente, Juan Bautista Plaza, Vicente Emilio Sojo, William Werner, José Antonio, Miguel Angel y Emilio Calcaño se disfrazaron de cantores rusos para visitar amistades y cantar composiciones de música coral.

De esta iniciativa surgieron no sólo algunas de las mejores obras del repertorio coral venezolano, sino que fue además la semilla del Orfeón Lamas, fundado por el Maestro Sojo. Con esta primera agrupación coral comenzó, a juicio del propio Plaza, la "era de resurgimiento en el campo de la creación y de la ejecución que actualmente se halla en pleno florecimiento". Plaza ingresó al Orfeón Lamas como miembro fundador.

Esta etapa inicial en la vida de Plaza tomó un abrupto giro en 1928 cuando con apenas 16 años de edad fue encarcelado por Juan Vicente Gómez junto al grupo de estudiantes que luego la historia bautizaría como "la generación del 28". No obstante las dificultades, Plaza siempre recordaba aquella experiencia como el terreno fértil para la siembra de sueños que luego dieron fruto en la obra intelectual, cultural y política de los insignes venezolanos de aquella generación.

A su salida de la cárcel, Plaza inició su obra como compositor con un Ave Maria para voces blancas, primera de una serie de obras litúrgicas que incluye el Dominus Illuminatio Mea, compuesta para la ordenación sacerdotal de su hermano el Padre Carlos Guillermo Plaza --luego fundador y primer Rector de la Universidad Católica Andrés Bello.

También en estos años empezó a componer sus primeras obras instrumentales, así como obras corales de carácter profano, incluyendo Nocturno, Balada del Granado Verde, y La Madrugada, obra en la que comenzó a incorporar ritmos y armonías típicos del folklore llanero nacional.

Pronto Plaza comenzó a recorrer dos caminos que a lo largo de su vida acompañaron su vocación por la música: su pasión por la docencia y su dedicada labor como jurista y diplomático. En 1936 inició su actividad docente en la Escuela Superior de Música.

Ese mismo año se inscribió en la Facultad de Derecho de la UCV y en el Instituto para la Admisión a la Carreras Diplomáticas fundado por Esteban Gil Borges. La influencia de Gil Borges fue decisiva para despertar en Plaza la voluntad de contribuir desde el ámbito de la política exterior con la reconstrucción institucional del país y sumar así su actividad en la Cancillería a los esfuerzos que ya su creación musical y actividad docente empezaban a ofrecer al rescate de la vida cultural en Venezuela.

En la década de los años cuarenta, Plaza comenzó a componer villancicos, género que constituyó uno de sus principales vehículos de expresión.

Al valor musical de obras como Esta noche bendita y Venid, venid, corramos a Belén, añade su sensibilidad literaria para consagrar en la letra de estas piezas conmovedoras expresiones de alegría y esperanza por el nacimiento de Cristo. Durante estos años tuvo también especial predilección por la música para canto y piano. Así, por ejemplo, su La rosa y el colibrí y Si te viera.

En su primera obra para piano, Nocturno, se refleja la influencia de Schumann sobre el lenguaje musical de Plaza.

En las áreas jurídica y diplomática empezó a destacarse como experto en materia de Derecho Internacional. En 1944 se graduó como Doctor en Ciencias Políticas en la UCV y publicó su trabajo de grado sobre la contribución de Venezuela al Panamericanismo.

En 1947 fue nombrado Consultor Jurídico de la Cancillería y sirvió como delegado a la Conferencia de Río de Janeiro, reunión en la que se suscribió el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.

En la década de los años cincuenta, dedicó la mayor parte de su actividad creadora a la composición de piezas para piano, entre las cuales destaca su ABC musical, obra de singular valor estético e importancia fundamental como recurso pedagógico. Otras importantes piezas para piano de este período incluyen el merengue criollo El Ladrillo y el Impromptu sentimental. A estos años también pertenece su Homenaje a Schubert para canto y piano.

En la Cancillería ocupó durante esta década cargos de altísima responsabilidad, como encargado de las Direcciones Política y General y Embajador alterno ante las Naciones Unidas. En materia jurídica, escribió la "Introducción al Derecho Internacional de Andrés Bello" para la Colección de Obras Completas de Bello.

Jubilado en 1959 de la Cancillería, comenzó un período en la vida de Plaza dedicado casi exclusivamente a la música.

Retomó el género de la música coral y compuso obras de extraordinaria belleza, entre las cuales destacan Himno a la música, Caído se la ha un clavel y Las campanas del atardecer, una de las principales de su repertorio. A este período corresponden también muchos de sus villancicos y aguinaldos, incluyendo el Villancico modal y los aguinaldos populares La estrella de nazaret y El Niño Jesús nació en Nazaret. El piano continuó como recurso predilecto para su expresión creadora. También pertenecen a este período un número importante de piezas para órgano, obras de cámara para instrumentos de cuerda y el Himno del Cuerpo Técnico de la Policía Judicial para coro y orquesta. A renglón separado es necesario destacar la Sonata para violín y piano, sobre la cual el Maestro Evencio Castellanos decía que "Dios había puesto sus manos sobre la frente del compositor".

En la noche del año nuevo de 1965 murió su hermano Juan Bautista. No sólo dejaba de existir quien fue como su padre, sino también el amigo con quien compartió sus más íntimas inquietudes artísticas. Tres meses después, la Orquesta Sinfónica de Venezuela estrenó la Elegía Arcaica, obra para orquesta que dedicó a la memoria de su hermano. De una excepcional cualidad para evocar sentimientos de tristeza, esta es una de las obras más significativas del repertorio de Eduardo Plaza. También a la memoria de su hermano mayor publicó Apuntes sobre la persona, vida y obra de Juan Bautista Plaza, una breve biografía que se ha constituido en obra de referencia clave sobre el desarrollo de la música en Venezuela en el siglo XX. También prologó y editó, bajo el título El lenguaje de la música, las audiciones radiales que su hermano difundió por Radio Caracas entre 1939 y 1940.

En homenaje a la ciudad de Caracas en la celebración de su cuarto centenario, Plaza escribió en 1966 la Misa venezolana, "una joya como construcción", según el Maestro Sojo. Plaza quiso componer una obra venezolana inspirada en la tradición del milagro musical que durante la Colonia produjo una pléyade de compositores de música litúrgica.

En el campo de la docencia, Plaza se mantuvo al frente de las cátedras de Historia y Estética de la Música en las Escuelas José Angel Lamas y Juan José Olivares, y sirvió como director de la coral de la Academia Naval. En el área de la investigación, publicó numerosos artículos sobre historia de la música, una síntesis de la historia de la música en Venezuela, y un estudio sobre el compositor Juan Vicente Lecuna.

Jubilado de la Cancillería, Plaza continuó no obstante su contribución en temas de política internacional. Así, la Exposición de Motivos del Proyecto de Constitución de 1961 dejó testimonio expreso de su valiosa contribución al análisis de las disposiciones sobre política exterior. Publicó también el estudio "La plataforma continental y su división entre Venezuela y Colombia". En 1970, aceptó el ofrecimiento del canciller Arístides Calvani para reincorporarse al Ministerio de Relaciones Exteriores e integrar la delegación de Venezuela en las negociaciones con Colombia sobre delimitación de áreas marinas y submarinas.

En 1975 comenzó un período doloroso en la vida de Plaza. A un año de la muerte de su hermano Carlos Guillermo, que lo afectó terriblemente, le diagnosticaron un tumor maligno a su esposa Carmen Alicia. Semanas después, también a él se le diagnosticó un cáncer en la laringe. Casi ya sin voz, siguió sin embargo sus clases en las dos escuelas de música. A principios de 1980, ya con la enfermedad en sus últimos estadios, ingresó al Hospital Militar y luego al Centro Médico. El recorrido entre ambas clínicas fue la última vez que salió a la calle. Sin embargo, fue ocasión también de una inmensa alegría pues la profesora Nazyl Báez-Finol le tenía preparada en la Iglesia de Altagracia la interpretación de su Misa Venezolana. Eduardo Plaza falleció el 1 de julio de 1980.

Quienes contaron con la amistad de Eduardo Plaza lo recuerdan como una persona con un enorme conocimiento. En su conversación se integraban con perfecta armonía filosofía y religión, historia y política, música y poesía, misticismo y ciencias ocultas. Consecuente con sus seres queridos, en su casa rara vez faltaba la visita de alumnos, familiares y amigos. Con ellos compartía, además de su música, su creación en el campo de la literatura mística y la poesía. Sobre misticismo escribió la novela El Camino del Alba y su poesía la recogió en una colección de Glosas a la Montaña Venezolana. Su fina sensibilidad para las artes fue el punto de encuentro para la fraterna amistad que mantuvo con numerosos artistas plásticos, especialmente con Héctor Poleo. Acumuló una enorme biblioteca que su familia donó a la Biblioteca Nacional para cumplir con su deseo de reunir sus libros a los de su hermano en la Sala Juan Bautista Plaza de esa institución.

Para resumir con una sola expresión la persona del Maestro Eduardo Plaza, pido al lector me permita concluir con las propias palabras que mi padre utilizó respecto de su hermano Juan Bautista: "fue su propia vida la obra maestra del artista".

5 comentarios:

  1. Excelente biografía para un gran maestro!!!

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  2. Muchisiiimasssss graciassss, Estube buscando información sobre este ilustre personaje de la musica Venezolana y no consegui casi nada!.

    Muchisimas Gracias!!!

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  3. Al revisar la vieja prensa, incluso, llama la atención la frecuencia de los críticos y cronistas. Hoy, no hay nada o casi nada en la materia.

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  4. Fue mi profesor de Historia de la Musica y de Estética. Lo recuerdo con mucho afecto. Gracias por esta biografía.

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  5. Todo un privilegio, el suyo. Un profesor de alto calibre. Un cordial saludo.

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