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domingo, 22 de noviembre de 2020

DISTINCIÓN DE OFICIOS

Brevísimo informe para políticos de ocasión

Luis Barragán (*)


Los hemerógrafos que sobreviven al desmán generalizado de los archivos y a la desactualización digital que nos castiga, pueden dar cuenta de una tendencia, por entonces, inédita y, luego, consolidada en el oficio  de la política, lo político y los políticos. A principios de los sesenta del veinte, asimilado y robustecido el fenómeno al finalizar la década, ya poco aportaban las antiguas, artesanales y meritorias secretarías de propaganda de los partidos al esfuerzo proselitista, favorecida la publicidad y la estrategia electoral que requería del concurso especializado de los técnicos comprometidos sólo contractualmente.

Los analistas políticos, por excelencia, confluyeron en la diaria prensa, obligados a cultivar el derecho constitucional para darle visos de profundidad a sus opiniones, incluyendo a ideólogos que permeaban con dificultad los tratados. Por cierto,  una vieja herencia ya olvidada, las formalidades cuasi notariales de toda reunión colegiada, fue el tributo de los abogados que influyeron  y moldearon a los partidos; prontamente, desdoblados en periodistas, igualmente apelaron - muchas veces -   al pseudónimo para sus reiteradas incursiones tácticas en la vida pública, prendados a las más efímeras circunstancias. 

Simultáneamente, fueron otras las fuentes e instrumentos teóricos los que tomaron paulatinamente el terreno para interpretar los acontecimientos  y, así, por ejemplo, como las páginas de sucesos concitaban la opinión de los criminólogos con los que inadvertidamente nos familiarizamos, o los dirigentes políticos orientados al tema petrolero citaban a reconocidos autores para sustentar sus posturas, muy  lejos de toda militancia partidista, igual fue ocurriendo con las nuevas voces de una especialidad ya asentada en otros países. El político de oficio, devoto de Maurice Duverger, juró porvenir alguno para el politólogo que comenzaba a oficiar en la gran prensa; y el politólogo en ciernes, estuvo tentado por la convicción del político superado que no se atrevía a comentar a David Easton, cuyo título, “Política moderna”, tardíamente traducido al español, trillaba las librerías caraqueñas. 

La comisión presidida por Manuel García-Pelayo, cuya secretaría ejerció el también abogado Juan Carlos Rey, arrojó el debido informe que le dio soporte a la creación de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos (EEPA) en la Universidad Central de Venezuela (UCV), en los setenta. El uno ya despuntaba, como el otro comenzó a agarrar vuelo, en los medios periodísticos con una apreciación de lo acontecido que fue más allá de la habitual interpretación de la  norma constitucional y, cuales criminólogos y expertos petroleros, nos emparentaba con nombres que sacudían el polvo académico

El Instituto de Estudios Políticos (IEP), dirigido por Rey, reconocida la formidable vitrina que le brindó la UCV, iniciaba su contribución a un debate diferente para una etapa histórica de fuertes convulsiones que antecedió al país de las adormecedoras  bonanzas dinerarias. Contrastante con el vetusto lenguaje de los partidos, se hizo costumbre hablar de sistema político, ente otras de las facetas de un saber de vistosa nomenclatura a la que ellos accedían lentamente, gracias al estratega contratado de muy difícil remisión a los tribunales disciplinarios.

Rey destacó como un extraordinario publicista de la ciencia política en Venezuela, aunque no fue el febril columnista de prensa, como algunos de sus colegas, declarando sólo oportunamente. Lo más importante, sus ensayos contaron con una prosa rigurosa, fundamentada, concisa, lacónica y, a la vez, densa y sistematizadora,  que cobró una importante influencia al ocuparse de temas muy puntuales y delimitados, precisos y precisadores.

Informe para los políticos de la hora, a los que juran que la política y lo político comenzaron con Chávez Frías y, no faltaba más, con ellos:  acercarse a la obra de Juan Carlos Rey, es exponerse a una grave interpelación sobre el futuro que depara la superación del presente proyecto totalitario, a sabiendas que el petróleo ya no puede sostener ni sostendrá una coalición de intereses de los que no tuvieron precisamente por hábito el riesgo y el peligro; la consejería, asistencia o asesoría técnica, no  releva ni relevará al dirigente social y político del deber de repensar al país, actuando.  Aviso para los entusiastas y cada vez más numerosos politólogos del momento, cuya significativa proporción – además – no ayudó a descubrir y denunciar con tiempo la naturaleza y los alcances del régimen que padecemos:   el sólo dominio de la ciencia no los convierte automáticamente en líderes promisorios, alumbrados por la video-política, porque el oficio reporta exigencias que van más allá de la técnica consagrada en el aula.

(*) Diputado a la Asamblea Nacional.

21/11/2020:

https://www.elnacional.com/papel-literario/juan-carlos-rey-brevisimo-informe-para-politicos-de-ocasion

sábado, 16 de mayo de 2020

¿Y SUSTITUTIVO DEL POLÍTICO?

El experto y el político
Francisco Velázquez

Los políticos y los expertos no siempre piensan igual. Ni siquiera actúan de la misma forma. A pesar de que los políticos dirigen y los expertos les asesoran. Recordando un libro de Max Weber, de cuyo fallecimiento se cumplen ahora 100 años, merece la pena señalar las importantes diferencias que tienen un político y un experto, especialmente en esta crisis del covid-19.
Las decisiones las deben tomar los políticos. Parece obvio, pero la tentación de escudarse en los expertos es antigua. Siempre hay opciones y la labor de guiar le corresponde al líder y el líder es el político, que representa en democracia el parecer mayoritario de los electores.
Es ingenuo estar continuamente escudándose en los expertos para la toma de decisiones, pero  es conveniente que los expertos expresen sus opiniones o recomendaciones y que estas sean conocidas por los ciudadanos. Me refiero a los informes, pero no necesariamente a las personas expertas, que pueden estar sometidas a un acoso mediático a menudo incompatible con sus profesiones e investigaciones. Esta es una de las características del gobierno abierto que obliga afortunadamente a los políticos a rendir cuentas, especialmente, como señala Manuel Cruz, en estos tiempos de espectacularización de la política.
La crisis del coronavirus, de una extensión y profundidad desconocida en la historia de la humanidad, ha generado en los responsables la misma confusión que en los ciudadanos: no saben que hacer y con frecuencia adoptan decisiones que deben rectificar pocas horas después o incluso avanzar por otro camino, como han demostrado las erráticas decisiones de Boris Johnson o Donald Trump.
Hay que  tomar consejo de los expertos, pero también adoptar decisiones. Hay derecho a equivocarse y también a recibir las criticas. Los ciudadanos suelen ser más razonables que las soflamas emitidas , a menudo por medio de las redes sociales o las diatribas parlamentarias.
De nuevo Weber nos señala que el ministro… debía darles a los funcionarios especializados las correspondientes directrices de naturaleza política (Weber,1919).
El político debe optar entre las varias opciones propuestas. Es el político quien dirige. Escudarse en la opinión de los expertos para adoptar las decisiones puede ser una buena base de partida, pero la responsabilidad le corresponde al político y nunca al experto, que puede plantear soluciones tan drásticas que impidan el normal funcionamiento de la vida ciudadana, como se observa en la actual tensión entre los expertos sanitarios y epidemiólogos y los políticos en relación con el desconfinamiento.
La distancia entre unos y otros se escenifica en la anécdota que tomo de Harari: «Cuando Alejandro Magno visitó en una ocasión a Diógenes,mientras este se hallaba descansando al sol, y le preguntó si había algo que pudiera hacer por él, el cínico contestó: Si, hay algo que puedes hacer por mi. Por favor, muévete un poco a un lado. Me tapas la luz del sol”.
La persistencia de un Estado clientelar, con el alejamiento de la meritocracia que conlleva, deteriora la calidad democrática y perjudica la eficiencia en la toma de decisiones. Los errores pueden ser especialmente dolorosos en esta etapa de la pandemia, en la que son especialmente visibles los fallos del sistema de protección social y sanitaria pero, «hoy la globalización es utilizada por muchos gobiernos como justificación para su inacción. Si ampliamos las políticas sociales, dicen, el país perderá competitividad» (Víctor Lapuente, 2019).
La tensión política generada por las formas de abordar la pandemia, da paso ahora a las diversas formas de plantear el fin del confinamiento, demostrando que las  mismas evidencias pueden avalar estrategias diferentes, que exigen acuerdos políticos. Este era el menester diario de Alfredo Pérez Rubalcaba, de cuyo fallecimiento hace ahora un año, conferencista del CLAD y vicepresidente del gobierno español, que fue capaz durante su dilatada vida política de tejer acuerdos importantes.
El ministro de Educación de Francia, Jean-Michel Blanquer, refiriéndose a la polémica sobre la apertura de los colegios tras los dos meses de confinamiento, lo ha definido magistralmente: «Asumimos completamente una decisión que corresponde a la autoridad política, decisión a la que aporta luz el consejo científico, pero no es este quien decide».
En suma, los análisis y consejos de los expertos deben fundamentar las decisiones de las autoridades políticas, pero la responsabilidad en el acierto les corresponde a estos, no a los expertos que científicamente analizan los problemas y proponen caminos, lo que puede hacerse a caballo, andando, en automóvil o por vía aérea, según determinen los políticos.

16/05/2020:
https://www.elnacional.com/opinion/el-experto-y-el-politico
Fotografía: Stephen Yang (Reuters). Un maniquí exhibe una mascarilla en una tienda del condado de Brooklyn en la Ciudad de Nueva York, EEUU. Marzo, 2020  https://lta.reuters.com/articulo/salud-coronavirus-mascarillas-idLTAKBN21L2HQ-OUSLT

domingo, 26 de abril de 2020

NOTICIERO RETROSPECTIVO

- Huber Matos. "El mito militar cubano". El Universal, Caracas, 14/03/1984.
- Arturo Uslar Pietri. "Pizarrón: Políticos y dinero". El Nacional, Caracas, 27/10/68.
- Orlando Araujo. "Venezuela, petróleo y miedo". Deslinde, Caracas, 15/05/69.
- Reyna Rivas. "Famosos festivales de música". El Nacional, 07/01/89.
- Rházes Hernández López. "Un requiem para (Alejandro) Manzoni". El Nacional, 03/06/73.

Reproducción: Fotografía de Miguel Moreno para un reporaje de Arístides Bastidas sobre el aniversario del golpe del 24/11/1948. El Nacional, Caracas, 26/11/1958.

lunes, 23 de marzo de 2020

NOTICIERO RETROSPECTIVO

- Fernando Cabrices. "Cómo viven, piensan y trabajan nuestros intelectuales". El Universal, Caracas, 07/07/1944.
- "El presidente de de la República (Rómulo Betancourt) visitó el Hospital Ortopédico (Infantil)". La Esfera, Caracas, 1/02/61.
- Entrevista  Alfredo Chacón. Reventón, Caracas, nr. 11 del 01/10/71.
- Marcel Granier, h. "Los políticos obsoletos". El Nacional, Caracas, 16/12/69.
- Rubenángel Hurtado. "El arte de dar sustos". El Nacional, 18/03/67.

domingo, 22 de marzo de 2020

TIEMPO PARA LA POLÍTICA DE ESTADO, CUANDO HAY ... ESTADO

Este no es el tiempo de los políticos
En mitad de una pandemia, solo podemos confiar en el personal sanitario, pues lo que ellos no nos dicen casi siempre acaba siendo 'fake news'
Emiliano Monge
En su edición de 1975, la Enciclopedia de Columbia, una de las más importantes y prestigiosas del mundo, publicó la primera biografía de la talentosa y peculiar Lillian Virginia Mountwaezel, quien naciera en el pequeño pueblo de Bangs, en Ohio, hacia 1942.
Antes de morir, en 1973, Mountwaezel, una de las primeras mujeres homosexuales que reconoció públicamente sus preferencias y que enfrentó, sin temor, las consecuencias de dicho reconocimiento, tuvo tiempo de convertirse en la tipógrafa más importante de su país —le debemos varias de las fuentes que hoy, más de cincuenta después, seguimos utilizando de manera cotidiana—.
Pero el talento de Virginia Mountwaezel, que recién había cumplido 31 años cuando fue alcanzada por la furia de la explosión de una planta de agroquímicos y fertilizantes cuyo incendio cubría —así de léperas pueden ser las casualidades— para la revista Combustibles, iba mucho más allá del diseño de letras: nadie más, de entre todos los fotógrafos de su generación, revolucionó, como ella, el imaginario que se tenía del universo rural de los Estados Unidos de América.
En los años sesenta del siglo XX, década en la cual el mercado del arte se aceleró, se transformó y se reinventó a sí mismo como pocas otras veces en la historia, no se tiene recuerdo de una exposición más importante, más sorprendente, más escandalosa y más determinante para el futuro inmediato —debe tenerse en cuenta, además y sobre todo, que hablamos de unos años en los que el escándalo tomaba por asalto todas las galerías e incluso los museos más reconocidos de la Unión Americana—, que la inolvidable Flags Up!
"Sutilmente provocadora", "inteligente hasta el paroxismo" o "tan poderosa como un golpe en el vientre", fueron algunas de las sentencias que se publicaron en los principales diarios y en las revistas más leídas de la época, sobre la muestra de Virginia Mountwaezel, compuesta por doscientas treinta fotografías en diferentes formatos, que retrataban buzones postales de la América profunda, así como sus contextos, a los propietarios de las casas y a los trabajadores del Servicio Postal Americano, quienes, en aquellos años, mucho antes de Internet y del correo electrónico, representaban la viva imagen del progreso, la comunicación y la preservación de la memoria.
Para muestra un botón: como si Virginia Mountwaezel tuviera una máquina del tiempo o, mejor aún, una cámara capaz de inmortalizar, no aquel objeto al que apunta, sino aquel que estará ahí, en el lugar que el aparato está contemplando, muchísimos años después; es decir, como si ella, la mayor de nuestras muertas precoces, fuera capaz de ver a través del tiempo, en la fotografía de la invitación a la inauguración de Flags Up! —invitaciones que, en el mercado negro, han alcanzado un valor superior a los 35.000 dólares— el espectador contempla lo siguiente: más allá de un buzón oxidado, junto al cual yace un cartero de cuya mano izquierda están cayendo al suelo varias cartas, un par de camilleros —ataviados con equipos médicos que los cubren por completo, como si hubieran llegado de otro mundo— cargan a una mujer de edad avanzada, quien yace sobre una camilla y es acompañada por el joven médico que manipula el respirador artificial que parece mantener con vida a aquella mujer.
Por supuesto, nunca sabremos si aquellas cartas —que están cayendo al suelo teatralmente— iban dirigidas a esa mujer que los trabajadores de la salud, disfrazados de seres interplanetarios, están llevándose, con toda seguridad, hacia alguna institución hospitalaria. Como no sabremos nunca cuál sería el contenido de aquellas cartas: ¿mandaba noticias un hijo desplegado por el ejército norteamericano en la guerra de Corea?, ¿preguntaba por la salud de aquella mujer una hermana a quien la vida había llevado al otro lado del país donde naciera y muriera prematuramente la propia Virginia Mountwaezel? ¿O es que el cartero ya depositó, en aquel buzón oxidado, la carta que dirigida a esa mujer enferma y todas esas otras cartas, las que están en el aire, iban dirigidas a otros vecinos de aquel pueblo? ¿Están, esos otros vecinos, también ellos enfermos? ¿Es, esa imagen que observamos, la de una mujer enferma o es la de un pueblo enfermo? ¿Se trata de una epidemia? Desgraciadamente, esto tampoco lo sabremos nunca.
Como no sabremos nunca, tampoco, qué habría pasado, qué pasaría si todo esto fuera cierto, es decir, si Virginia Mountwaezel hubiera existido, si hubiera sido tipógrafa, si hubiera patentado ocho fuentes distintas, si hubiera muerto en una explosión, si hubiera hecho pública su sexualidad, si hubiera sido fotógrafa y si hubiera revolucionado la imagen que Norteamérica tenía de sí misma, hacia mediados del siglo XX, retratando el mundo rural, los buzones de las casas, las enfermedades, las epidemias, los doctores, los camilleros o el resto de trabajadores de la salud. Pero la verdad es que Virginia Mountwaezel fue una invención de la Enciclopedia de Columbia.
En un túnel del tiempo inverso al de la cámara imaginaria de nuestra fotógrafa imaginaria, la Enciclopedia de Columbia se adelantó a las fake news, mucho antes de que estas nos rodearan, asediaran, trastocaran y humillaran. Como han hecho muchas otras enciclopedias y diccionarios, Virginia Mountwaezel no fue otra cosa que una marca de agua, una entrada falsa: la invención que se hace pasar como algo real, para poder, a través suyo, atrapar a plagiarios potenciales, algo que, mucho tiempo antes, habían llevado a cabo, aunque no a través de palabras sino de islas o montañas falsas, los cartógrafos.
El asunto, por supuesto, va más allá de los engaños y las fake news —esas trampas malintencionadas de las cuales, ante pandemias como la que estamos enfrentando, debemos cuidarnos más que nunca—. Y es que aquello que observamos, muchas veces, es verídico, aunque no sea verdadero. Yo, por ejemplo, de Virginia Mountwaezel no sabía más que algunos detalles: nació en 1942, era tipógrafa y fotógrafa y murió en una explosión, trabajando para una revista de nombre improbable: Combustibles.
El resto es de mi cosecha, aunque no debí imaginarlo —de ahí que sea verídico, aunque no verdadero—: el personal que se encarga de la salud, siempre ha hecho lo mismo: jugarse la vida, rodeados de enemigos invisibles —pero también políticos— con aquello que tienen a mano —como un antiguo respirador artificial—. Y es verdad que, en mitad de una pandemia, solo podemos confiar en ellos, pues lo que ellos no nos dicen, casi siempre acaba siendo fake news o entrada falsa.
Lo único que le podemos exigir, entonces, al personal encargado de nuestra salud —que en mitad de una pandemia se convierte en la mayor de nuestras autoridades—, es que ellos también se muestren conscientes de esto: no pueden mentirnos ni endulzarnos el oído, no pueden ni deben responder a otros parámetros que los científicos y sanitarios, no pueden ni deben someterse a otra autoridad que no sean sus enfermos.
El escenario presente, que será complicado, doloroso y largo, debe ser manejado por funcionarios expertos, investigadores, médicos y enfermeros indispuestos al servilismo político, porque no es tiempo de políticos ni, menos aún, de politiquerías. Que los partidos y sus representantes, por favor, cierren el hocico y quemen sus agendas.
Los ciudadanos comunes, mientras tanto, debemos hacer lo único que en este momento podemos hacer: obedecer y ayudar, en la medida de lo posible y sin poner en riesgo a nadie más, a aquellos que más lo necesiten, sobre todo a los viejos.
Quizá así, algún día, las enciclopedias hablen de esta pandemia como se habla de los tiempos de solidaridad, empatía y humanidad.

Fuente:
Lillian Virginia Mountwaezel:  https://www.lvmrc.org/

martes, 10 de marzo de 2020

SIN LEVITA NI PUMPÁ DE REFLEJOS

Del estereotipo político
Luis Barragán

Generalizada impresión, el dirigente político promedio goza de las facilidades y privilegios negados a otros oficios, como un vistoso y seguro automóvil, guardaespalda y chofer, además de la buena mesa y  las libaciones exquisitas  para zanjar  toda diferencia. Quizá todavía cultivamos el estereotipo propio de la Venezuela dineraria de etapas ya irrepetibles que, por una parte, reivindica la leyenda del antiquísimo y modesto liderazgo que andaba desprevenido por las calles; y, por otra, hoy, genera desconfianza por el desuso de una cierta parafernalia que simboliza el poder (o la propia búsqueda del poder), frecuentemente representada por la comodidad de su transportación y el ejercicio de sus degustaciones.

Excepto se encuentre en las esferas del actual régimen, aún colado por más que diga adversarlo, el presente siglo reporta al profesional – legítimamente, profesional – de  la política en las peores condiciones para su desenvolvimiento. Ya no cuenta con un medio propio de transporte y, en casa,  sufre la suerte de todos los venezolanos sumergidos en la catástrofe humanitaria y, más de las veces, cumple sacrificadamente con sus tareas a  las que añade las diligencias las diligencias para hallar los medicamentos, auxiliando a otros igualmente urgidos, sin el bullicio al que acostumbran no pocas fundaciones: valga la indispensable acotación, las hay esmeradas y discretas, cuya eficacia contrasta con las fundaciones más estridentes que, ojalá nos equivoquemos, sintetizan  un perverso modelo de negocios.

Específica mención debemos hacer del parlamentario medio que, acreedor de un salario acumulado por más de tres años, debe inventárselas para acudir a las sesiones, hospedarse, alimentarse y movilizarse en la ciudad capital. Muy lejos queda aquélla estampa consagrada del que ostentaba, además, sendas placas para transitar y estacionar, con la radical prevención de los fiscales de tránsito terrestre; agreguemos, el privilegio que era de  la cámara y no personal, garantizada la inviolabilidad del automotor, aunque permitió, por ejemplo, escurrirse a Simón Sáez Mérida, desde Barcelona, en los célebres sesena, dejando el escenario de un levantamiento militar y  presentarse en menos de 24 horas a la Cámara de Diputados, como si él fuese completamente ajeno a los acontecimientos.

Nos ha ocupado, por un buen tiempo,  el problema de la ruindad del patrimonio histórico y arquitectónico venezolano y,  por ello, gustosos, aceptamos la invitación formulada por Pedro de Mendonca y Vente Guárico para participar en un foro sobre el Calabozo del presente y del futuro, entre otras actividades, recientemente.  Propicia la ocasión para versar sobre nuestra modesta perspectiva, habida cuenta de nuestra intensa experiencia  - por más de dos años – en la Comision Permanente de Cultura de la Asamblea Nacional, por entonces, bajo absoluto dominio oficialista. No obstante,  llamó mayor atención a la audiencia que fuésemos y nos devolviésemos en autobús, por no mencionar que varias personas hicieron un pote para nuestro alojamiento; incluso, en una reconfortante nota publicada por Eduardo López Sandoval, en Tal Cual (https://twitter.com/DiarioTalCual/status/1226631961785008129), destacó la circunstancia autobusera.

Los miembros de la Fracción Parlamentaria 16 de Julio y, particularmente, de Vente Venezuela, seguimos la suerte del país y nada ha de asombrar que la estampa del dirigente promedio no guarde correspondencia con lo  que  se ha creído, por décadas, constituye la espina dorsal del político con una vida (y un estilo de vida), extravagante y despilfarrador, característica de los vanidosos  altos estamentos socialistas.  Suele demandarse que la política ha de cambiar y lo hará, cuando el dirigente también ande a pie, afectado por la situación, como todo el mundo; entonces, puede decirse, está cambiando porque es la norma vigente en los días que corren.

Fotografía: Recorrido por el casco histórico de Calabozo (2020).

09/03/2020:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/36515-dirigente-politico

sábado, 29 de febrero de 2020

TESIS

La confrontación final
Nicomedes Febres

* La Política es algo que nunca se aprende ni se piensa completo y estos días que he estado leyendo y estudiando sobre la Guerra Civil Española entendí que después de tanto desastre, muerte y desolación en ese conflicto cualquier bando que hubiese ganado la guerra jamás podía tener como solución de los problemas políticos a la Democracia, que se supone que es un sistema de diálogo y acuerdos que permite el accionar de ambos bandos. Por eso cada guerra civil es y desagraciadamente debe ser de exterminio del otro. Allá cada bando fue cayendo en manos de los más radicales y posiblemente ha sido así en todos los conflictos del siglo XX en cada nación. En Venezuela sucedió con la guerra de Independencia también, cuando la Junta Patriótica llevó nariceado al Congreso de 1811 al conflicto y algunos de los diputados patriotas se dejaron de ideas independentistas cuando empezó a sonar el plomo. Hay que meditar en esto para valorar las opciones que tenemos hoy en día en Venezuela ante el chavismo, pero no lo debe estar pensando solo Guaidó sino también los políticos de verdad y cada militar en su conciencia. Aquí el daño ha sido demasiado profundo y grande para creer luego en soluciones de cirugía plástica. Y esto abarca a todo el continente americano empezando por nuestros vecinos al sur y el norte del Río Grande. Sé que hay en algún lado una línea roja que en algún momento el chavismo va a pisar porque ya hay demasiada desolación, muerte y daño en el pasado. Veamos, pero creo que tengo la razón, aunque Venezuela sea el único país del mundo donde vuelan las cucarachas.

* Este año ha sido demasiado complicado en asunto del mantenimiento de los equipos electrodomésticos pues se nos han echado a perder la lavadora secadora, una nevera, un horno pequeño, la bomba de agua y ahora el freezer por lo que llamé a un joven que heredó el negocio de su padre y vino al día siguiente. Me cambió una pieza dañada por las irregularidades en el voltaje de la electricidad y debo colocar un protector de voltaje, pues la media docena que compré hace 2 años se agotó. Me cobro por la reparación que tardó unos diez minutos 50 US$ y por un repuesto otros 50US$. Venía de una reparación con otro cliente e iba para casa de otro. Creo que si fuese joven y más pela bola me metería a reparador de equipos eléctricos o plomero.

* En la foto el general Franco junto al coronel Millán Astray, aquél a quien le gritó don Miguel de Unamuno lo de “Vosotros venceréis pero no convenceréis” en el auditorio de la Universidad de Salamanca. Parece no ser tan cierto lo de esa frase ni Millán Astray ser el patán que todos pensamos pues pese a ser el fundador junto a Franco de la Legión Extranjera española era un exquisito traductor de la literatura y poesía japonesa que aprendió en Filipinas cuando peleó contra los invasores malayos de las islas. Recibió varias heridas de bala en su vida durante su estadía en el Norte de África, en el pecho primero, luego en un pie y por eso era cojo, después una bala le quitó un brazo y la última le arrancó un ojo y parte de la cara. No era cobarde y vivió hasta avanzada edad dedicado a sus estudios japoneses y al cuido de los mutilados de la guerra civil.

Fuente:
Fotografía: Ramón Alberto Rivero. Conferencia de Nicomedes Febres sobre la Guerra Civil Española, Universidad Metropolitna (Caracas, 29/02/2020).


Reflexiones
Nicomedes Febres

* En la conferencia de ayer a casa llena en la Sala Mendoza se presentó un imponderable como fue el fracaso de las imágenes que tenía preparadas, por lo que tuve que improvisar con los textos y debí aguzar las ideas para que sin mis mejores recursos, que son las imágenes, pudiéramos salir adelante. Dos ideas me vivieron, la primera, que ciertamente la guerra civil española fue una situación espontánea que se salió de cualquier parámetro calculado por los bandos, que en principio era promover o detener un golpe militar y eso puede suceder en Venezuela, y la segunda idea es que después de un millón de muertos, que es el cálculo de los caídos allí, nadie puede venir como un San Francisco de Asís a proponer un regreso a la democracia, de modo que el que gana se lo lleva todo y eso sucedió en España con Franco. Otra cosa es un romanticismo bobalicón. Mi estimado Fernando Falcón, director del post grado en la Escuela de Ciencias Políticas allí presente me pidió repetir la conferencia allá, pero por supuesto con las imágenes que enriquecen mucho a los textos. Por lo pronto, quiero sacarme el tema de la cabeza en estos días.

* Voy a revisar ahora el tema del coronavirus que no lo he estudiado por razón de tiempo y en Medicina es muy peligroso opinar sin saber. Con razón mi querida Juli Carbonell, cansada del stress de la epidemia lo llama el coronilla virus, por lo harta que la tienen los asustados y aspavientosos, pero no parece que el referido virus tenga la letalidad de la antigua Gripe Española que asoló a Venezuela en 1918 y que tuvo consecuencias políticas muy importantes porque una cosa fue el gobierno del general Gómez antes de la Gripe Española, por la cual se prohibieron el cine, las retretas, las manifestaciones populares masivas, y otro fue el gobierno dictatorial después de la pandemia pues la epidemia pasó pero la prohibición de la manifestación de gentes permaneció suspendida hasta el final del régimen. Era común en aquella época irse los caraqueños a la Plaza Bolívar a informarse para ver como “estaba la vaina” por cualquier vaina y de allí la multitud que se reunía. Además el local de El Universal quedaba entre Gradillas y Sociedad y ponían los titulares de las noticias llegadas por teletipo en un pizarrón a la entrada del edificio.

* Desafortunadamente los venezolanos somos más de ver que de leer y aquí les va una imagen de los caraqueños en la Plaza Bolívar por los sucesos de 1902 de la guerra contra Alemania, Inglaterra y los otros países de Europa por el impago de la deuda externa por parte del cabito Castro. Del Bloqueo he visto cinco hermosas imágenes a color en los grabados internacionales, los cuales he adquirido porque la iconografía de esa época es importante para los venezolanos y son difíciles de hallar. Los venezolanos le he hemos dejado mucho de nuestra riqueza cultural al Estado, como antes se le dejó en herencia la Iglesia y uno no sabe que dejarán luego de este saqueo chavista allí. Por eso es mejor mantener al chavismo bruto e ignorante, y con veinte años en el poder miren como siguen siendo.

Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10220722732798952

sábado, 22 de febrero de 2020

FRONTERAS

Política para políticos
Genaro Mosquera

El panorama mundial actual está caracterizado por crisis de diferente naturaleza, entre ellos uno de los más significativos es el problema de gobernabilidad. Obviamente, Venezuela no es la excepción. El hambre, la migración, la salud y la existencia de grupos extra-institucionales armados, los colectivos, guerrillas importadas, fuerzas paramilitares, equipos de exterminio oficiales, etc., generan entornos de violencia y terrorismo que intimidan a poblaciones enteras; Por otra parte, destacan los problemas de desigualdad y exclusión, la agresión a quienes piensan de manera diferente, la privación de libertades y derechos, el debilitamiento de la participación ciudadana y una fuerte tendencia que conduce inevitablemente a una férrea dictadura. Estos son algunos de los problemas que requieren de un conocimiento y gestión política actualizados, eficaces y eficientes.

Esta abundancia de conflictos y confrontaciones ha contribuido a que numerosas poblaciones se sientan amenazadas por la falta de atención y de los servicios provocando no solo la migración hacia fuera, sino incluso internamente hacia los centros poblados urbanos más importantes, que por razones estratégicas el régimen protege para evitar conflictos y protestas, en todo caso, se percibe que enorme cantidad de ciudadanos sean afectados porque intuyen que sus vidas han perdido valor y un número significativo de ellas se encuentran sumergidas en la incertidumbre, inseguridad y desprotección.

Cada vez más se observa a personas o grupo familiar a quienes no le queda más alternativa que abordar sus problemas a nivel individual; irse del país, o buscar su propia tabla de salvación con múltiples acciones o emprendimientos personales, incluyendo el desinterés en el tema coyuntural político que provoca el debilitamiento de la participación de las personas en la vida pública, despreciando por lo demás a los partidos políticos y se escurren con el estribillo de “yo no soy político”.

A las crisis antes mencionadas se le suman situaciones como las persecuciones políticas con la consiguiente pérdida de vidas, de poder individual y social. Es decir, no pueden agenciar sus propias vidas. Los desafíos antes señalados son de tal magnitud que representan una amenaza a la democracia potenciados por los grupos humanos que todavía permanecen privados del acceso a la educación, a la salud, vivienda, seguridad personal y otros factores que disminuyen el logro de una vida realmente digna.

El intenso clima de conflictividad se suma el hecho muy importante y relevante, la escasa capacitación de que quienes aspiran a gobernar por no citar a los funcionarios del régimen que todos sabemos de su ignorancia y mala conducta típica del fanatismo comunista y su dependencia de los gobiernos de países no democráticos o explotadores como Cuba. En todo caso, todo indica que un gran número de opositores que se declaran políticos aspiran a gobernar no han desarrollado capacidades para diseñar y ejecutar políticas públicas a favor de la gente y menos aun rendir cuentas.

Esta problemática plantea con carácter de urgencia la necesidad de una formación sólida, crítica, analítica y también propositiva de personas interesadas en ejercer un liderazgo político. Es decir, la adquisición de un mecanismo rápido y eficaz para capacitarlos como políticos.

Los políticos deben forzosamente capacitarse en política, para construir “políticas” adoptando un enfoque de competencias críticas-propositivas, que reconozca la obsolescencia de algunos enfoques, convencidos de que “saber qué no es lo mismo que saber cómo”; que estén dispuestos a construir nuevas propuestas ajustadas a dimensiones que promuevan el desarrollo de la libertad y la democracia, colocando al individuo en el centro de las políticas públicas.

Un ejemplo muy relevante se refiere al nombramiento de funcionarios diplomáticos y consulares sin la menor idea de lo que significa la carrera diplomática, sus diferentes vinculaciones y requerimientos internacionales. Son analfabetos diplomáticos aprendiendo sobre la marcha, lo cual deja muy mal parado no solamente a quien representa, sino a sí mismo sin medir las consecuencias sobre el impacto de sus acciones ante gobiernos de los países a los cuales han sido destacados.

Es importante reconocer que desde hace algún tiempo han comenzado a surgir propuestas alternativas en los temas y el conocimiento de lo que en realidad es, y puede ser una buena gobernabilidad democrática. En la política hay algo más que racionalidad cuando se intenta hacer política y gobernar, hay necesidad de tomar en cuenta las frustraciones, inseguridades de los ciudadanos, así como las percepciones de sus realidades, sentimientos de indefensión y desconfianza. También es necesario incluir temas como estrategias alternativas de diálogo psicopolítico, y de negociación orientados hacia una complementariedad de ideas y propuestas. Investigar la inseguridad, las frustraciones de las personas, así como las percepciones de sus realidades cotidianas que constituyen formas necesarias de indagación pertinentes con las herramientas epistemológicas necesarias.

La visión general está hoy en día orientada hacia el análisis crítico del pensamiento político para poder abordar problemas claves y concretos que presenta el entorno político, con énfasis en la existencia de una meta política, es decir, pensar la política desde la política, que muchas veces pasa inadvertida cuando se manejan y manipulan significados y conceptos para ejercer el poder, en particular cuando este es autoritario y dictatorial.

Estas situaciones están asociadas a la redefinición de conceptos políticos claves y al estudio de procesos de deshumanización y exclusión de aquellos que piensan diferente, con las consecuencias de agresión, violencia y aniquilación. Estudiar, investigar y analizar las realidades políticas y sociales es un proceso clave, por lo que se deben abordar diferentes dimensiones de las miradas hacia lo que es hacer política haciendo énfasis en un liderazgo transformador de realidades.

Todo el mundo está expuesto a la herramienta del conocimiento político que facilita tender un puente entre ciencia y humanidades coadyuvando al mejoramiento del analfabetismo científico. La mayor parte de los políticos son analfabetos científicos, pero la mayoría de los científicos y académicos son analfabetos políticos.

Los políticos tienen que aprender a pensar como científicos y los científicos actuar dentro del marco de la gestión política, El planteamiento anterior, induce la necesidad de disponer de formación en política, Si se inserta este conocimiento con el ejercicio de su propia visión, no solo mejora su cultura social y está listo para enfrentar buena parte del entorno donde se desenvuelve.

Son necesarias nuevas competencias gerenciales, liderazgo y laborales, para los cuales no estaba preparado más allá de sus estudios con el conocimiento adquirido apropiado, dotado de herramientas científicas y profesionales que le proporcionarían sentido común y métodos de trabajo que tendrán alguna vez aplicaciones prácticas y le harán comprender funciones nuevas sustentadas en los métodos y operación de una organización gubernamental sin importar el nivel y estructura del Estado.

El desarrollo profesional exitoso fuera de la rutina conducirá a un profesional medio por el camino de nuevas aplicaciones por aprender, tomar cursos acelerados y, finalmente cuando alcance las funciones ejecutivas la comprensión de la política le dará la necesaria ventaja ética que inevitablemente lo llevara a formular políticas internas y externas y seguramente lo conducirá a la conexión pública, popular y lo más importante, a la rendición de cuentas de su gestión y reconocer los riesgos de la corrupción.

Los políticos requieren una dosis importante de formación política, acompañado de la humildad necesaria, dejarse ayudar y asesorar, incluyendo el conocimiento de la ciencia y de la tecnología, sobre el mundo, su entorno, y de su propio ámbito incluyendo una mejor manera de pensar sobre el mundo y su circunstancia.

Fuente:
https://www.elnacional.com/opinion/politica-para-politicos/
Ilustración: Gun Friederici Svantesson.

miércoles, 29 de enero de 2020

NOTAS DE NICOMEDES

Los políticos
Nicomedes Febres

* Viendo los comentarios sobre un artículo reciente comencé a meditar sobre la impresión que causan algunos políticos en las personas. Un político gusta o desagrada por razones tan variadas y extrañas que uno se asombra. Porque nos recuerda a alguien grato o detestable, o por algún hábito o un rasgo de personalidad afín o no a nosotros, o de alguien cercano, y mil razones más. Y eso se llama carisma, pero en general los políticos que llaman la atención son gente inteligente, nos gusten o no. Por ejemplo los presidentes Betancourt y Caldera levantaban pasiones a favor y en contra, al igual que el felizmente difunto. Por ejemplo Betancourt dejó la universidad siendo un brillante estudiante para dedicarse a la política y ya todo el mundo que lo apoyaba o lo detestaba veía como inexorable que llegaría a ser presidente, incluso Laureano Vallenilla Lanz hijo quien en su libro Allá en Caracas en los años 40 lo comentó. Las viejitas calderistas eran asombrosas por su fidelidad al presidente Caldera y él representaba dos virtudes cardinales, ser serio y responsable y ser un esposo fiel, las mismas razones por las que era detestado por muchos hombres. Recuerdo una tía mía maestra y adequísima, y cercana amiga del maestro Prieto que cuando la división del MEP prefirió seguir al presidente Betancourt que a su amigo Prieto y fue cuando por primera vez reconoció que el maestro era físicamente horroroso, así de adeca betancourista era. Hay políticos actuales que levantan pasiones a favor o en contra. No puedo precisar dentro del chavismo porque allí todos sin excepción me parecen detestables y una partida de lacras, pero algunos resaltan como dosdado, carroña o la fosforito y los hermanos rodríguez, los reyes de la mentira pública. También el presidente Guaidó levanta pasiones a favor y no sé si en contra ni porqué, pues presumo que muchos que lo odian obsesivamente deben estar al servicio de la sala situacional de Miraflores o dudo si existen de verdad, o es una maquiavélica jugada de Julio Borges, quien es otro que levanta pasiones y a quien creo el político más competente del país y el armador del tinglado opositor que nos ha llevado hasta la actualidad como salida. Puede ser que aquél programa de televisión donde fungía de juez de paz en asuntos populares por Radio Caracas provocara esa animadversión, pero Borges, mientras era odiado y acosado por el difunto, recorría Venezuela creando Primero Justicia, que no es poca cosa si usted entiende la Política, pues otros partidos son clubes de amigos de un dirigente con algunos seguidores pero sin valor organizativo y de allí la sistemática represión a ese partido y en especial a su gente del aparato organizativo como Fernando Alban a quien asesinaron y a Requesens que es diputado. Aparte de Leopoldo preso porque es inteligente, de buena cuna, preparado, altivo y bien parecido, lo que genera envidia y rabia a ese hatajo de resentidos que es el chavismo. Casi todos los presos políticos son de Primero Justicia por recomendación de los cubanos. Creo que el carisma de Guaidó se monta en algunas razones, primero su aspecto físico de hijo de cualquiera en este país, segundo su afán de superación personal y eso es encomiable porque todos quisiéramos tener un hijo, un esposo, un hermano o un familiar así, tercero, por su prudencia, inteligencia y sobriedad personal. Todos admiran a María Corina por su coraje personal, como le cuestionan su lógico afán de protagonismo. Hay otros políticos que fracasan, pese a que son demasiado inteligentes y preparados, pero diluyen su afán de poder en muchos campos y los casos más emblemáticos son Arturo Uslar, Gonzalo Barrios y Teodoro. El tema es interesante y da para largo. Si van a opinar se les agradece no insultar a algún dirigente, por supuesto, salvo que sea chavista aunque sea más peligroso hoy que chino con gripe.

* En la foto el premier Troudeau de Canadá y el presidente Guaidó, una imagen del siglo XXI

Fuente:

Un patiquín sin cabeza
Nicomedes Febres

Pedro Sánchez siempre me había parecido un político inteligente y astuto aunque nunca me ha simpatizado, además un digno sucesor de Felipe González porque Bambi rodriguez zapatero siempre me ha parecido un infeliz y un marrullero dentro de un partido histórico donde Felipe González representa la democracia y bambi al socialismo dentro del PSOE, que es un gran partido tradicional en España antes del franquismo. Un movimiento que funcionó incluso en Venezuela hasta en la época de Pérez Jiménez y los primeros años de la democracia hasta la muerte de Franco y por eso poseo un carnet que conseguí del psoe venezolano, el carnet es del psoe, no yo, ni por casualidad. Y muy vinculado a Acción Democrática para bien o para mal, hasta el punto de llevar Carlos Andrés Pérez de polizón a Felipe González en el avión presidencial para que se entrevistara en secreto con Adolfo Suárez, otro político de gran nivel como Felipe y así organizar la transición española que fue ejemplar. Mucho le debe el PSOE a AD, y esa es la verdad histórica y no para ondear deudas que no nos pertenecen. Ahora con sanchez, que parece más un galán de telenovela, la situación cambio y le da preeminencia al chavismo por encima que a los adecos y a la Social Democracia planetaria. Presumo que iglesias y su banda chantajearon al galán transformándolo en un patiquín sin cabeza política porque ese error de negarse a recibir al presidente Guaidó se lo vamos a cobrar caro, muy caro a sanchez. Presumo que maduro debió poner mucho dinero sucio en la campaña de sanchez al ver el desplome de podemos, su banda delictiva afín y franquicia segura, y esto es lo que está pagando el actual presidente del gobierno español, y la culebra nuestra debe ser contra sanchez y no contra el psoe.
*Sabía de la existencia del PSOE en Venezuela desde la época de Pérez Jiménez porque tenía muchos amigos de todos los bandos y como era prudente, todos hablaban delante de mi pese a ser casi un niño, desde los comunistas y anarquistas a quienes tenía mucho afecto personal hasta mis amigos monárquicos españoles que los tenía, y ambos bandos eran activos por haber sufrido la guerra civil. Los últimos anarquistas originarios españoles que traté bastante fueron el viejo Campuzano, padre de la actriz Giove Campuzano y Antonio Serrano, el librero de Lectura que animaba círculos de lectura anarquista con muchachos en los jardines de la UCV y Antonio era tan anarquista que sus bellas hijas se llamaban Alegría y Esperanza, además se comía muy sabrosa comida española en su pequeño apartamento de la avenida Fuerzas Armadas hacia el sur. Todos llamaban a la gente del PSOE como socialistas pero había varios partidos socialistas españoles, como cualquier venezolano del montón. Oía, callaba y aprendía pero no tenía pruebas de la existencia del PSOE en Venezuela hasta que un día encontré en una venta de cosas viejas el carnet de ese partido en Venezuela y que se identificaba mucho con AD porque el presidente Betancourt los había ayudado y defendido mucho en el exilio forzado de los republicanos. Aquí todos esos españoles eran adecos betancouristas

Fuente:

Sobre el juego
Nicomedes Febres

*En esto de leer Historia uno detecta algunas pistas para la futura investigación genética de algunas patologías sociales como son por ejemplo la embriaguez en algunas tribus aborígenes que tomaban licor hasta emborracharse como una cuba por incluso varios días seguidos, luego desaparecer y regresar al trabajo pasados varios días y entrar en un prolongado período de abstinencia. Eso en español clásico venezolano se llamaba picurearse, es decir actuar como los picures, pero nunca he tenido interés por el origen de las palabras, sino por su uso. Ese ciclo de beber por días y luego un período de abstinencia lo he visto también en algunos pacientes y le generan sufrimiento y angustia. Y en la vida venezolana también he tratado de investigar un poco otra patología como es el juego y su enfermedad que se llama ludopatía, otra enfermedad de la cual nunca he padecido, pero que era muy frecuente en la Venezuela de antes y en la Caracas de hace un siglo. Algunos cronistas como Lucas Manzano, Guillermo José Schael y Oscar Yanes lo describen en sus textos lo cual nos llama la atención. En ese mapa del juego de Caracas aparece como figura central el casino Cataluña ubicado en el segundo piso del Hotel Barcelona que estaba entre las esquinas de Torre y Veroes y era el sitio a donde llegaban los toreros y las cantantes y actrices para las funciones de los distintos teatros de la ciudad. Ellos, que vivieron esa época, primero uno y luego los otros casi que hacen un mapa del juego de la vieja ciudad. Pero nunca había conseguido una prueba fehaciente de su existencia, pero si de otros como el Luna Park y uno del empresario taurino y teatral Miguel Leicibabaza que quedaba en Macuto y del cual tenemos un grabado . También hay referencias claras de la existencia de un casino privado en el Club Venezuela que incluso funcionó en la vieja sede de la Universidad Católica en la esquina de Jesuitas. También hay referencias a un individuo llamado el Mocho Chingüingue apodado así por haber perdido la mano de un machetazo en una jugada de envite y azar, y quien era considerado el más grande tahúr de la ciudad y del cual no tengo fotos.

Fuente:

miércoles, 12 de septiembre de 2018

HISTORIA-DE-VIDA, DEBIDA Y BEBIDA

EL NACIONAL, Caracas, 11 de septiembre de 2018
Revolución y cultura
S:D:B Alejandro Moreno

En estos días Maduro dirigiéndose a militares de alto rango, les ha dicho que deben abstenerse de mantener relaciones con aquellos de sus familiares que no están con la revolución so pena de perder su carrera y todo lo que ella supone. Nunca antes, entre nosotros, se había expresado tan clara y contundentemente uno de los contenidos más medulares de la ideología revolucionaria. En ella, la revolución como concepto, como práctica y como dedicación única, focaliza total y exclusivamente los afectos y las relaciones. Para un revolucionario así, la revolución está absoluta y únicamente por encima de todo.

En mi artículo anterior he expuesto muy brevemente la base anclada en lo más profundamente vivido de nuestra cultura raigal. La relación afectiva, y sobre todo con la familia, constituye su esencia humana. La vivencia y sentido de familia es un componente estructural del mundo-de-vida venezolano. Esto lo hemos encontrado consistentemente en todas y cada una de nuestras investigaciones.

El análisis de las historias-de-vida de líderes políticos, específicamente de origen popular y actuando como tales en el seno del pueblo nos lo ha confirmado amplia y profundamente. Las relaciones entre adscripción a un partido político en términos de liderazgo y la familia siempre resultan conflictivas pero el líder político popular sabe encontrar la solución a ese conflicto sin perder nunca el fondo de familia, ni el “modo a lo familiar” de comportarse cuando se trata de los partidos tradicionales.

En cambio, cuando se trata de un compromiso con una política de izquierda radical las cosas son completamente diferentes. “Es que tú rompes con la familia; se rompe con la familia y hay un alejamiento afectivo y físico; es un asunto de izquierda”, es la confesión de quien en un momento de su vida se comprometió muy a fondo con ese tipo de política.

Las historias-de-vida de quienes, siendo de origen popular, permanecen en movimientos de izquierda radical lo atestiguan. La revolución absorbe, y debe hacerlo, totalmente todos los afectos y todo el mundo de relaciones de la persona.

En este sentido, la persona de izquierda se sale completa y radicalmente de la cultura propiamente venezolana. Así es como hay que entender lo que ellos llaman “el hombre nuevo”: un sujeto que pertenece a una otredad cultural desde la raíz de su modo de ser humano.

El proyecto revolucionario es, pues, un proyecto de desvenezolanización de nuestro pueblo en sí mismo y su mundo-de-vida.

¿Lo lograrán? Nunca lo han logrado. Los pueblos han resistido siempre.
Ilustraciones: Andra-Alida Baban y ,Rick Veitch.
Fuente:
http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/revolucion-cultura_251194

jueves, 31 de mayo de 2018

domingo, 1 de abril de 2018

LA SOMBRA DEL ICEBERG

Sospechoso vacío
Luis Barragán


De versar sobre la política, convengamos en un oficio y una vocación muy particular. Cuenta con una naturaleza, características y alcances propios.

La elemental premisa, nos remite al campo de las convicciones y experiencias que también la explican, en determinadas circunstancias y condiciones históricas. Y, como ocurre en cualesquiera ámbitos de la vida social, ella incurre en aciertos y fallas, algunas garrafales y otras trágicas.

La política como actividad del hacer y del pensar, ciertamente, comprometidos, no monopoliza los yerros, defectos y  todas las patologías universales, según la creencia generalizada. Ocurre que, obvio, determinante en el destino compartido, sus quehaceres son o deben  ser extremadamente visibles.  No obstante, quienes tenemos inquietudes y responsabilidades políticas, sabiéndolas nada exclusivos del ámbito, reparamos en sendos retrocesos del modo de hacer las cosas, lo cual nos remite – en propiedad – a un retroceso de la cultura política promedio, un dato tan fundamental e inherente al régimen, el mismo régimen de todo el siglo XXI.

En anteriores ocasiones, hemos apuntado a las decisiones muy escasamente colegiadas que toman los partidos en general, aunque Vente Venezuela ha celebrado con una contrastante puntualidad sus sesiones semanales de dirección y con regularidad ha convocado sus instancias federales, siendo la excepción que confirma la regla. Ahora, deseamos enunciar dos hechos que urgen de una más serena consideración de la sociología política, sobre la experiencia (y trayectoria) política y la pulverización de la tecnocracia.

Generalizando ambos casos, de un lado, aunque el talento natural para la negociación política produzca un milagro, sentimos que aquellos que jamás lograron acordarse en fórmulas candidaturales para un centro de estudiantes, en un liceo o en una universidad, con lo que implica la tarea por siempre compleja de acordarse, mal pueden – hoy – afrontar negociaciones sobradamente más complejas, peligrosas y concluyentes, con una dictadura aviesa, sobre todo cuando, igualmente, se tiene rabo de paja, según la sabia sentencia popular. Y, sin que esto suponga una inmediata descalificación personal, el dirigente que da sus pasos en instancias muchos más elevadas de las que alguna vez se imaginó, por azar o por el estímulo de los propios intereses del régimen para tenerlo como interlocutor, procurará aprender la tarea en el desarrollo de la tarea  misma, o – simplemente – pirateará, corriendo el resto de la humanidad las nefastas consecuencias del fracaso.

Del otro, en sí misma, la tecnocracia no constituye una maldición, si es capaz de complementar - debida y adecuadamente - el esfuerzo político, insustituible e indelegable, ya que requerimos de un cuadro de especialistas y de especialidades con el que, de un modo u otro, alguna vez  contamos en Venezuela. Fácil de constatarlo, derrotada la tecnocracia petrolera por esta dictadura, a favor de una tecnocracia militar, en todos esos años, cuyo trabajo es otro, ya no tenemos siquiera la tecnocracia necesaria.

Atravesando una dura e inédita etapa histórica, la reconstrucción de la política que no puede ser otra que la democrática, sugiere reivindicar el oficio y también hacerlo con las especialidades. Hay asomos de un importante relevo que, independientemente de la edad, tiene las limpias convicciones y maceradas capacidades para asumir el desafío de la transición, capaz de llenar el vacío del que tanto sospechamos.

Situación parecida, mas no exacta, por su peculiaridad y  resolución, fue la de 1936, con el quiebre histórico que definitivamente trajo la muerte de Gómez, ya que, López Contreras tuvo que apelar a la magnífica reserva de funcionarios que se desempeñaron en el exterior, fueron relegados dentro del país aun coincidiendo con el régimen e, incluso, le eran distantes, acabados por el marcado nepotismo del antecesor. Y, desmantelada y literalmente desaparecida la oposición, ésta la ejercieron   las generaciones más recientes que aprendió o supo aprender de una difícil faena, con el respaldo de una sólida intelectualidad, anunciando la buena nueva de entonces para hacer suya la historia.

Reproducción: - Reseña. El Universal, Caracas, 27/06/1921.

02/04/2018:
http://www.elimpulso.com/opinion/opinion-sospechoso-vacio
http://www.ventevenezuela.org/2018/04/02/sospechoso-vacio-por-luis-barragan/
http://www.noticierodigital.com/2018/04/luis-barragan-sospechoso-vacio/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=97042
http://venezuela.shafaqna.com/ES/VE/1317095
http://ve.press-report.net/clanek-135161509-luis-barragan-sospechoso-vacio

domingo, 25 de febrero de 2018

DEDALES, SIN HILO

Lunes de disfraz
Luis Barragán

Anécdota rigurosamente cierta, el año pasado acudimos a un acto en el Palacio Legislativo con motivo de la conformación de un tal frente de defensa de la Constitución o, algo parecido, del que obviamente no queda sino un borroso recuerdo. Al concluir, salimos a los jardines a respirar un poco de nicotina junto a dos amigos que representaban al gremio profesoral de una universidad.

De pronto, se acercó un elegante colega parlamentario, hicimos la presentación de rigor, e, increpándonos con aparente crdialidad por la vestimenta en nada acorde con la condición de diputado, no hubo más remedio que reir.  Todos,  nos vimos la cara y sólo atinamos a responder que, no por casualidad, portábamos el uniforme de la faena más importante del día, absolutamente informal, porque debíamos acudir a una larga marcha en la autopista para protestar al régimen, inmediatamente después.

El ocurrente encuentro quedó bautizado con el nombre de un famoso sastre: Clement, quien vistió al más connotado liderazgo venezolano décadas atrás. Incluso, recordamos, tiempos remotos, a un amigo que ya no les, acaudalado por esta dictadura, que, en sus comienzos políticos, en lugar de participar en una convención partidista y ganarse una posición, optó por hacerse asistente, carga-maletines y relacionista público de una figura muy destacada: no tuvo mejor idea que aguantar hambre, ahorrar y comprarse un par de diseños del afamado sastre que lo niveló en el mundillo de los rastreros.

Somos partidarios de una vestimenta formal para ocupar las curules, aunque tampoco significa serlo de la levita y del pumpá abandonado definitivamente entre las décadas de los sesenta y setenta para desenvolverse en el Capitolio Federal, y, menos,  de la obscena informalidad vestimental que caracterizó al oficialismo, salvo las excepciones del caso, al dominar la Asamblea Nacional dos o tres años atrás. Se dirá que el hábito hace al monje, pero hay demasiadas exageraciones de quienes fuerzan un disfraz de grandes, inmarcesibles y tronadores líderes políticos, abundando más el dedal que los hilos.

Mercadotecnia aparte, nos preguntamos sobre el disfraz que, en última instancia, prefiere el ciudadano de sus representantes. Algo ocioso para un lunes de carnaval nada ocioso, en un país reminiscente de las viejas alegrías, en su búsqueda penitente de alimentos, medicinas y de libertad.

11/02/2018:

viernes, 29 de diciembre de 2017

(IN) EVITABLE FACETA

El dirigente político y la vocación de estudio
Luis Barragán

La política es uno de los oficios universalmente más exigentes y también sorprendentes, pues el oficiante pocas veces puede prever los retos que lo mantendrán en vigilia y tensión por un largo tiempo. Cualquiera sea el nivel de desempeño, puede que su vocación, preparación y experiencia apunte a una determinada faceta de la realidad, ofreciendo un mayor e inadvertido  testimonio de trabajo en otras muy distintas.

El dirigente político originalmente tendrá una mayor inclinación por los problemas vecinales, agrícolas y sindicales, por ejemplo, pero de acceder a responsabilidades de representación pública, incluyendo las que tenga en el movimiento o partido de adscripción, dedicará un mayor tiempo a otras materias quizá antes insospechadas.  Es el concejal o el parlamentario que pasa de atender las cuestiones urbanísticas a la de los impuestos municipales, las cosechas de cualquier rubro a la del transporte público, o la petición de los contratos colectivos a la discusión de las políticas arancelarias.

Todo depende de las coyunturas que vive y justifica esa representación, como del destino que le depara el trabajo edilicio o parlamentario, pues, mal puede extenderse en las complejidades del derecho municipal, cuando todos sabemos que la noción misma del cabildo sufre hoy una dramática crisis existencial,  o en las del derecho presupuestario, cuando la tal constituyente ha usurpado las atribuciones de la Asamblea Nacional en la materia. Todo dependerá de las circunstancias específicas que el oficiante  - además - padezca, ya que tendrá que galopar sobre ellas en atención a la inmediata demanda de la ciudadanía.

El asunto estriba en la necesidad no  sólo de atender en la práctica los problemas más acuciantes del momento, sino el de estudiarlos, como suele ocurrir con el parlamentario que se preparó para afrontar temas muy diferentes a los que la rutina le impuso. Sin ir más lejos, disculpándonos por el tono personal, la primera vez que ocupamos nuestra curul lo hicimos con el propósito de reformas las leyes militares para constitucionalizarlas, pero – en lugar de la Comisión Permanente de Defensa, destino natural – nos enviaron sucesivamente, en el pasado período legislativo, a las comisiones de Cultura, Política Exterior y Administración y Servicios, por lo que le dispensamos una mayor y pormenorizada atención al debate del Proyecto de Ley Orgánica de Cultura, el Esequibo y el comercio electrónico.

Objeto de una posterior reflexión (http://www.estudiosconstitucionales.com/REDIAJ/REDIAJ-8.pdf), intentando conjugar los saberes técnico y político, no hubo otra opción que la de estudiar, como bien lo señaló Simón Alberto Consalvi en una larga entrevista concedida a Ramón Hernández, al ilustrarlo con el caso del entonces senador Rómulo Gallegos que nunca improvisó sus intervenciones en las sesiones plenarias (“Contra el olvido”, Caracas, 2011). O, demostrando la inevitable versatilidad del dirigente político, el senador Arturo Uslar Pietri llegó a abordar temas como el del Proyecto de Reforma del Código Penal (“La palabra compartida”, Caracas, 1964), pues, aun siendo abogado, mas no penalista, debió asumir la materia esmerándose en aquellos aspectos que sólo la pausada y muy sensata reflexión autorizaba.

01/01/2018:
http://radiowebinformativa.com/?p=3330

lunes, 13 de noviembre de 2017

DE LA INVIOLABLE DIGNIDAD DEL HOMBRE

EL NACIONAL, 05 de noviembre de 2017
El papa Ratzinger, los políticos y la justicia
Alberto Arteaga Sánchez
 
Un apreciado amigo me ha hecho llegar el texto de un brillante y profundo discurso de Benedicto XVI ante el Parlamento Federal Alemán, del 22 de septiembre de 2011, en el cual el Pontífice emérito formula importantes reflexiones sobre la justicia, el derecho y los políticos.

Esas consideraciones, bien podemos decir, adquieren plena vigencia en la Venezuela convulsionada de hoy.

La alocución del Papa tiene que ver con los fundamentos del Estado liberal de derecho y sus fuentes, que se remiten a la naturaleza y a la razón, con el peso de una tradición que ha marcado toda nuestra historia, con sus raíces en la época precristiana y su desarrollo hasta el reconocimiento de los derechos inviolables e inalienables del hombre, con la convicción de la existencia de un Dios creador.

Pero, en este contexto, Benedicto XVI, en breves líneas, nos plantea, con meridiana claridad y contundencia, diversos compromisos de la sociedad y sus líderes con el derecho, la justicia y los abusos del poder.

Interpelado el rey Salomón –nos dice– sobre una petición que podía formular el día de su entronización, no hizo referencia a riquezas, larga vida o exterminio de sus enemigos. Simplemente, suplicó: “Concede a tu siervo un corazón dócil para que sepa juzgar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal”. De allí, su conclusión terminante sobre el deber fundamental de un político de “servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia”, ya que, de otra manera, se desvirtúa ese valor trascendental y la voluntad de aplicar el derecho; y si desaparece la justicia –recordando a san Agustín– el Estado se convierte en una banda criminal, tal como ocurrió en Alemania, cuando el poder se separó y pisoteó el derecho, justificándose así la resistencia contra el régimen totalitario opresor.

Sin duda, estas referencias del Papa emérito son de suma importancia para el momento que vive Venezuela.

La justicia es una materia pendiente arrastrada en toda nuestra historia, reservándose el poder la posibilidad de manipularla, lo que hizo en el pasado con reservas y lo hace descaradamente en estos tiempos.

La “justicia” en Venezuela es una consigna electoral, una muletilla para los discursos políticos y una promesa incumplida por los que acceden al poder y se instalan en él, quedando en una mera apariencia por el paso de los gobiernos autoritarios que han marcado nuestra historia.

Es necesario luchar por el imperio del derecho y de la justicia, así como denunciar las desviaciones de la mayoría de las últimas leyes o decretos puestos en vigencia, aprobados con la frialdad confesada de instaurar un pretendido régimen socialista. De la misma manera –como lo observa Ratzinger– una vez que se constata que normas vigentes son, a todas luces, injustas, producto de expresiones totalitarias, se impone actuar como lo hicieron los combatientes de la resistencia contra el régimen nazi u otros de signo igual “prestando así un servicio al derecho y a toda la humanidad”.

En definitiva, como único camino a la paz y tarea prioritaria en este momento, es necesario afianzar y luchar por el imperio de la ley, de la justicia y por la efectiva vigencia de los derechos ciudadanos, todo lo cual responde a la afirmación incuestionable del deber de defender la “dignidad inviolable del hombre”.

Fuente:

martes, 10 de octubre de 2017

SÍMBOLOS DEL PODER

La batalla simbólica
Nicomedes Febres

* Tener el poder significa también apropiarse de una serie de símbolos colectivos y aceptados para dirigir a una nación, reconocibles por el más humilde sus ciudadanos hasta los miembros de las más encumbradas élites, porque al final, todos ellos son ciudadanos con iguales deberes y derechos, y para legitimar ese poder se requiere de un protocolo y una actitud especial cada día, donde el político vencedor debe expresar sobriedad, magnanimidad, elevación del espíritu y conocimiento y comprensión de todos aquellos valores que induzcan al respeto y el afecto de sus conciudadanos y todo eso se llama la “Majestad del poder”, un aura que tranquiliza e inspira confianza a todos los ciudadanos, tanto los que lo apoyan como a los que lo adversan. Y eso es tan profundo que toda persona investida de autoridad siempre se reviste de símbolos de poder, como es el caso de los cuerpos de seguridad, porque un policía sin uniforme es indistinguible de un atracador. La majestad es tan exigente que impone un ritmo a la actitud del poderoso, debe hablar pausado, no decir mentiras, ser preciso en sus comentarios, jamás ser desaforado porque el que mucho habla mucho yerra y saber siempre de lo que está hablando, incluso pierde el derecho público a opinar o extenderse en sus comentarios, porque está revestido del derecho de decidir y por eso debe hablar de último en las reuniones y ser cauto en lo que dice. Él no opina, él decide. Por supuesto, la estética de la majestad del poder lo ha encarnado siempre para mí el general Gómez, por su sobriedad en los comentarios, por la distancia que imprimía a sus actos y la austeridad personal que debe transmitir el poderoso. Un hombre realmente poderoso debe, incluso, abstenerse de prendas y ropajes que delaten ostentación y lujo que en su caso denota frivolidad, hasta en la marca de sus relojes, que transmiten más nuevorriquismo que poder. Por otro lado, la política siempre tiene el riesgo que gente zafia o delirante aspire a dominarla, y esos son los candidatos folclóricos, que no pasan de ser simbólicos y son siempre motivo de chanza y usufructuarios del voto castigo contra el sistema político, porque son inofensivos y porque jamás tienen una opción ganadora. Recuerdo que una vez el candidato a la alcaldía de París fue un hipopótamo del zoológico, quien ganó las elecciones porque la gente lo eligió como protesta de los políticos del momento. Lo traigo a colación porque ayer vi los vídeos de una candidata a gobernadora presentándose como boxeadora, al igual que el tal señor Lacava de Carabobo presentándose manejando un burro en Globovisión, ambos del gobierno. Esos son indicios de la degradación profunda donde ha caído el régimen que carece del menor pudor y del sentido de la majestad. Qué dirán los militares de ambos performances y de todo lo que está sucediendo en el universo simbólico y lo digo porque si hay alguien para quien la simbología del poder es vital son los militares, siempre dedicados a esos asuntos simbólicos llenos de insignias y condecoraciones.
*Ambos candidatos folklóricos gubernamentales no son originales en su disparatada actitud que debe responder a una estrategia que eligieron, la cual por supuesto no entiendo, pero en todo caso, no son nada originales porque esa originalidad fue iniciada por Francisco Pedroza, el hombre del burro o el hombre del tabaco, un albañil humilde de raza negra que se paseaba por el centro de la ciudad para recoger unas monedas para su campaña, por supuesto no tenía ni slogans y fue tema de burla permanente en la campaña de 1973, si mal no recuerdo, las chanzas contra él en los programas de la tele eran francamente crueles. Desafortunadamente no tengo fotos de él en mis archivos de imágenes.

Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10213587162534155

jueves, 28 de septiembre de 2017

DE LA ESTRUCTURA DE INCENTIVOS

Cuando le dejamos el camino libre a los políticos
Alejandra Martinez 

La sociedad civil abandonó la política y ha dejado el camino libre a los partidos políticos. En la oposición al régimen dictatorial que hoy sufre Venezuela, convergen un sinfín de tendencias de todo el espectro político, cada una con mayor o menor fuerza: desde la izquierda trotkista, el revisionismo crítico del régimen, la centro-izquierda y la socialdemocracia, la democracia liberal e incluso, una minúscula derecha nacionalista. Sin embargo, entre tantas tendencias políticas e ideológicas  ? muchas incluso opuestas y enfrentadas entre sí  ?  no se ha logrado siquiera una alianza táctica o un frente amplio en contra de la dictadura, lo que ha hecho que la oposición política sea una suerte de archipiélago, que la dictadura aprovecha a su favor. Los políticos de la MUD, el sector mayoritario de la oposición, parecieran estar en una contradicción permanente con respecto a lo que dicen y a lo que hacen: entrampados en la incoherencia y en un discurso que en algún momento exageró las expectativas de un electorado y de la opinión pública prometiendo varias veces la salida definitiva del régimen dictatorial, pero que al final terminó suplicando las migajas que les ofrecieron los esbirros de la dictadura en una negociación, hasta hoy infructuosa, y que gran parte de la ciudadanía interpretó como una traición.

Para nadie es un secreto que la MUD, los partidos y dirigentes que la componen, han cooptado por completo a todo el movimiento opositor, despojándolo incluso del peso determinante que otrora (hablamos antes del surgimiento de la MUD, en 2008), tuviera la Sociedad Civil, conformada por Fedecámaras, la Corporación de Trabajadores de Venezuela, en algún momento el tren gerencial de PDVSA, las universidades autónomas y privadas, el movimiento estudiantil y medios de comunicación como Globovisión y RCTV. Esta aniquilación de la sociedad civil en la toma de decisiones políticas, fue parte de un plan deliberado de los partidos políticos por re-capitalizar al electorado y constituirse como una verdadera opción electoral, después de más de una década de anti-política y bajísima participación en las urnas, que el país venía arrastrando desde inicios de los años 90 hasta inicios del nuevo milenio.

Ahora, desde la distancia de los años, puede ponderarse que este fue un cambio de estrategia válido y acertado para el momento, después de los fracasos estrepitosos del golpe de abril de 2002, el paro petrolero y el desmantelamiento de PDVSA, la abstención en las legislativas de 2005 y el cierre de RCTV. Tampoco puede negarse que los réditos de este “resurgimiento” de los partidos políticos en la vida pública venezolana a finales de la década pasada   ? específicamente a partir de las regionales de 2008 ?  consolidó una opción electoral que poco a poco fue creciendo hasta lograr el éxito rotundo de 2015, cuando se ganó por una mayoría abrumadora el Poder Legislativo de la república.

Muchos tuvimos claro que una vez consolidada una mayoría electoral de la oposición, el régimen tendería a la radicalización y al afianzamiento del modelo comunista de sus mentores cubanos y que, por ende, sus costos de salida aumentarían. Otros, dentro de esta “oposición institucionalizada” pensaban ingenuamente que con sólo tener una mayoría electoral, el régimen se vería obligado a negociar un consenso para alternarse el poder y enrumbar el país hacia una transición democrática que comenzaría con las elecciones presidenciales de 2019.

Pero la dictadura venezolana entiende perfectamente la estructura de incentivos bajo la cual funcionan los políticos de la MUD: con premios de consolación a corto plazo. El político de la MUD, por definición, no piensa en el largo plazo sino en lo que puede tomar ahora, aunque le termine costando su propia existencia (inhabilitaciones, prisión y exilio). Por esa razón, un curul, una gobernación, una alcaldía, una concejalía, etc., a pesar de no ser poder real, representan otorgamiento de recursos y la posibilidad de seguir construyendo liderazgos (el eufemismo es “conquista de espacios”). Desde las negociaciones de 2004, con la implantación de la tesis del “apaciguamiento”, la oposición institucionalizada se ha conformado con el “second best”, que no son más que ciertos espacios de existencia concedidos por la dictadura, lo cual en un momento se justificó bajo el argumento de no tener una mayoría electoral ni apoyo internacional, pero que ahora revela una inexistente vocación de poder y una incapacidad para enfrentar a la dictadura cada vez que sus costos de salida aumentan. En ese sentido, como estos políticos son la voz cantante dentro de la oposición y hablan en nombre de todas sus fuerzas vivas, necesariamente la estrategia es dictada por ellos y obedece directamente sus intereses.

Quien crea que la oposición venezolana actúa por el único fin de la libertad en Venezuela, ve la vida de una forma inocente. En la oposición venezolana confluyen muchísimos intereses: tantos intereses, como individualidades la componen. Es por ello que nuestro reto como sociedad civil no es imponerles un fin único (eso es una práctica totalitaria), sino lograr de la mejor forma posible la articulación de todos esos intereses con los menores costos a largo plazo. Para ello, es completamente necesario que existan pesos y contrapesos que contrarresten y coordinen todas esas voluntades. En todas partes del mundo, los contrapesos naturales de los partidos políticos son los empresarios, la academia, los medios de comunicación, los sindicatos, las ONG y fundaciones, la Iglesia e incluso la administración pública. Los intereses del burócrata que quiere mantener su cargo el mayor tiempo posible, frenarán los intereses del político que piensa siempre en las próximas elecciones y estos, a su vez, estarán enfrentados a los empresarios y buscadores de renta que desean mantener sus empresas a flote, como también se hallarán opuestos éstos a los sindicatos de trabajadores y a los lobbys que manejan la opinión pública. De manera que, cada decisión se ejecutará tomando en cuenta todos los intereses involucrados y se tratará de buscar la vía del consenso entre todas las fuerzas vivas que son parte del movimiento.

Así las cosas, es completamente necesario que como ciudadanos hagamos parte de la vida pública y de las decisiones estratégicas para que la dirigencia no vaya en contra de nuestros intereses ya que esto es lo que pasa cuando, como sociedad civil, abandonamos la política y se la dejamos exclusivamente a los políticos.

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