domingo, 12 de septiembre de 2010

les luthiers: ¿comunistas sólo de derecha?


El anticomunismo (según Biardeau y Lanz)
Luis Barragán


Autores frecuentemente leídos para la coincidencia y la discrepancia, versan sobre un asunto que alguna vez creímos superado. Javier Biardeau (“Ciudadano Urosa”, El Nacional/Caracas, 04/09/10) y Rigoberto Lanz (“La enfermedad anticomunista”, ibídem, 05/09/10), revisitan la consigna que esconde una aterradora simplicidad, forzándole un cupo en la sociedad plural y compleja que somos.

Yendo al grano, deseando satirizar al prelado, apuntando a los “fines de la esencia del debate” que plantea, Biardeau estima que Jorge Urosa asumió su participación ciudadana en el marco de un estado democrático y social de derecho y justicia, para lo cual basta con reconocer el pluralismo político. Además, imputándole una confusión de los términos, restando la “diversidad interna” al marxismo, lo asume imaginaria y homogéneamente hasta el deliberado propósito de equipararlo al estalinismo, citando el apuntalamiento político e ideológico de la jerarquía católica respecto al fascismo europeo. Finalmente, defendiendo una concepción democrática y pluralista del socialismo, cónsona con los movimientos sociales y populares de los que forma parte, esgrime un uso de los miedos, prejuicios y estereotipos, propio de las más patéticas campañas del anticomunismo.

Probando otra perspectiva, Lanz arguye que el anticomunismo es un síndrome mental. Mentalización que no equivale a ideología, enfermedad del espíritu, como el racismo, diserta sobre un anticomunismo primario, satanizador, mezclote de prejuicios, estereotipos y leyendas, que emerge con cada intento de discusión teórica. Por lo demás, el anticomunismo es un espantapájaros, cuya primariedad es administrada por la CIA y su franquiciado.

Nos permitimos observar a los autores que, no en vano, leemos asiduamente, la inmejorable realización de la democracia participativa y protagónica que, inmediatamente después de rechazada la consabida reforma constitucional, violentó los resultados del referendo al aprobar un plan de desarrollo económico y social por la vía de un parlamento ordinario, pero cuasi-constituyente, por citar una pequeña muestra de la augusta división de los órganos del Poder Público, en medio de una guerrilla comunicacional que se hace una literal experiencia de agresividad, violencia e imposición de los clanes que conducen y gozan de las ventajas materiales y simbólicas del Estado. Nota significativa, luego de embestir contra Jorge Urosa para intentar distraernos sobre la putrefacción sin precedentes de los centenares de toneladas de alimentos, cuya masiva importación dice hacernos soberanos en el renglón, teniendo por testigo a un afamado futbolista foráneo de la caprichosa ruptura de relaciones con Colombia, aquél pudo ventilar sus argumentos en una sesión reducida, exclusiva o privada con ausencia de los diputados de segunda o tercera categoría, como en la práctica lo tratan y califican, y – por supuesto – de los medios de comunicación social.

Precisamente, es el gobierno nacional el que desconoce el pluralismo político, aún esa diversidad del marxismo que se alega, a favor de una versión ajustada a los intereses concretos del poder, en el marco de la sociedad rentista que enfatiza enfermizamente el socialismo campamental. Urosa ha dado pie a un debate al que teme desde sus inicios el chavezato, asumiendo gratuitamente como enemigos existenciales a todo aquel que ose divergir, considerándolo indigno de una refutación por modesta que sea. Agreguemos la imposible discusión del caso de PDVAL en el propio parlamento que incurre en un suicidio institucional, o el financiamiento exclusivo y excluyente de las juntas comunales partidarias del poder central frente a otras expresiones condenadas al silencio, por lo que . con mayor razón – está censurada la mera posibilidad de tratar o sobrevolar la naturaleza profunda del régimen.

De los errores o equívocos vaticanos, propios de toda obra humana, podemos coincidir o discordar, yendo más allá con el Concilio II, aunque una rápida generalización no los releva de ponderar la importancia, trascendencia e implicaciones de un modelo que – dato inevitable – persiste en Cuba o Corea del Norte, donde – si fuere el caso – las enseñanzas de Jesús no tienen asiento. No descubrimos la riqueza sugerida de un marxismo alternativo, cuando la remisión es a “Mi lucha” de Hitler para el tratamiento del disenso, según el acostumbrado juicio sumarísimo incapaz de absolver el más mínimo gesto de duda.

Convengamos que existe un fanatismo comunista primario y satanizador que también “proviene de la misma fuente psico-cognitiva del racismo”, que no sólo rechaza a todo aquél reformador o revolucionario que le pueda competir en la hazaña de las consignas, sino que atentando contra la dignidad de la persona humana, explota inescrupulosamente todo resentimiento u odio – por más superable que pueda ser – en beneficio de la representación de un proletariado mayoritariamente adverso, hoy rehén del sicariato, desconocido hasta el elemental derecho a la contratación colectiva. Mientras los altos y medianos jerarcas del régimen llevan a sus hijos a costosísimos colegios privados o residen en urbanizaciones de inalcanzable cotización, por no referirnos a las incontroladas (por lo menos, parlamentariamente) contrataciones públicas y acceso a las divisas, atizan y manipulan las más mínimas diferencias, procurándoles una significación hasta racial que las hagan catapultar en reemplazo de la lucha de clases a la que temen, tal como logró traducirlas Juan Barreto ora en un estadio deportivo donde esgrimió su condición de autoridad pública, ora ante otros alcaldes a los que linchó moralmente: hay privilegios no compartidos del poder que suelen explicar el socialismo rentístico propugnado por Jorge Giordani como el programa o la más nítida intención que conocemos.

De la nefasta e impúdica derecha, asalariado de las agencias de inteligencia del extranjero, es todo aquél que no concuerde con el régimen. He acá la descomposición del espíritu, común a los primarios comunistas o anticomunistas, aunque lo creemos – apenas – un tropiezo involuntario de Lanz , tupido de manifestaciones postmodernas, pero esa mordida de rabo, como el perro que reta las infinitudes del ocio que heredamos de una intacta y perfecta intacta díada (derecha e izquierda) de nuestros tormentos, no impide preguntarnos: ¿les parece inconcebible no compartir el proyecto comunista, el que se realizó en Europa Oriental o aún se ejemplifica en Asia o El Caribe?, ¿imposible una distinta opción no capitalista, que reconozca y desarrolle otra dimensión del mercado?, ¿por qué negarle un espacio y hasta un nombre, confundiéndolo con el estigma que punzan hasta la saciedad?, ¿no hay un anticomunismo secundario o terciario, por llamar así el tratamiento que ha hecho de la materia un insigne historiador marxista como Luis Cipriano Rodríguez?, ¿por qué le conceden tamaña póliza intelectual a un régimen que detesta la críticaen beneficio de las misceláneas soporíferas que dicen asegurar a un mandatario que recomienda afanosamente “El Capital” que nunca ha leído?.

Fuente: Noticiero Digital // Notivargas

No hay comentarios:

Publicar un comentario