lunes, 13 de septiembre de 2010
parábolas
NOTITARDE, Valencia, 12 de Septiembre de 2010
Dios es amor y misericordia (Lc. 15, 1-32)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
El evangelio de este domingo, nos presenta tres parábolas que hablan acerca de la misericordia de Dios, que unido a la caridad o al amor, viene a ser el núcleo central del cristianismo y pone de manifiesto lo que es Dios en esencia y lo que quiere Dios con sus hijos y para sus hijos. La primera parábola (que aparece en el evangelio de Lucas y Mateo: 18,12-ss) habla de la oveja perdida, que el pastor dejando a las noventa y nueve, sale en busca de aquella que se le ha descarriado y se alegra al encontrarla y recuperarla. La segunda parábola (que junto a la parábola del Hijo pródigo son exclusivas del evangelio de Lucas) habla de la mujer que pierde una de las diez monedas que tiene y que al encontrarla se alegra y anuncia con gozo a sus vecinas y amigas lo sucedido. La tercera parábola del "hijo pródigo", es realmente una narración aleccionadora y que pone de manifiesto y destaca de manera solemne el amor de Dios por sus hijos, de manera especial por aquellos que han perdido el camino, que por una razón u otra se han equivocado, cometido errores e incluso abandonado la casa del Padre amoroso que es Dios, que lo han sacado de su vida; pero Dios como Padre bueno, amoroso y misericordioso, hace lo posible por no perder a sus hijos, busca de una forma u otra que regresen a su amor, a su regazo paterno, que encuentren el camino de la felicidad; siempre deja la puerta abierta o sin la llave pasada, para que el hijo arrepentido vuelva a Él y experimente su perdón, amor y misericordia. Dios se inventa caminos para encontrar a sus hijos, así nos lo demuestran los evangelios; así lo enseña Jesús en este domingo, así lo muestra de manera especial con la parábola del hijo que regresa a casa y así lo han experimentado muchos santos, hombres y mujeres de fe, que a lo largo de la historia han experimentado lo que es Dios en esencia, han percibido su bondad y sobre todo, como Él hace lo posible y lo imposible, respetando la libertad de cada uno, para que iluminada su conciencia, reconociendo el error, la equivocación o el alejamiento de su amor, encuentren el camino de regreso y experimentar sin reproche, sin reclamos, sin condenas, sin odio, sin desprecio, el inmenso amor que Dios tiene y siente por cada uno de sus hijos; que goce y disfrute de lo que Él mismo es esencia: amor.
Jesucristo nos dice hoy a nosotros sus discípulos: Mi Papá, nuestro Papá es amor, perdón y misericordia. Nos lo dice y nos lo revela para que nosotros hoy, que cometemos errores, que pecamos a diario, que nos alejamos de Él y fallamos a su amor, no dudemos en acercarnos y regresar a su amor de Padre; que arrepentidos de corazón, con dolor de haber pecado y fallado a un Padre tan amoroso, de haber experimentado la bajeza y miseria humana, de haber apagado la fe, la esperanza y el amor; no tengamos dudas que Dios siempre nos espera y como lo dice Jesús al término de cada una de las parábolas de hoy: hay alegría, hay fiesta en el cielo, por un solo pecador que se arrepienta y regrese a Dios de corazón.
Queridos y amados hermanos, las tres parábolas de hoy, en resumen, son una Buena Noticia para nosotros, es evangelio puro, es revelación por parte de Nuestro Señor, Jesucristo de lo que nuestro Dios Uno y Trino (Padre, Hijo y Espíritu Santo) es en esencia: Amor y misericordia. Así lo reveló Jesús en su vida terrena, en su vida pública con sus palabras, acciones y milagros y así hoy nos los recuerda y propone de nuevo a nosotros sus discípulos. Acerquémonos a Dios arrepentidos de nuestros errores, busquemos el sacramento de la confesión para expiar nuestros pecados, decidámonos de una vez, por todas, a seguir a Dios de corazón, a vivir de acuerdo a su Palabra de vida eterna y disfrutemos de lo que él nos brinda. Cristo nos dice hoy, que a Dios no le importan nuestros muchos o pocos pecados cometidos en el pasado; a Él lo que le importa es amarnos y darnos la oportunidad de alcanzar la felicidad en esta vida y luego la vida eterna. Dios es un Dios de presente y hoy, de nuevo, nos brinda la oportunidad de arrepentirnos y volver a su amor y experimentar su misericordia. Agradezcamos a Jesús habernos revelado lo que Dios es en esencia y por la Buena Noticia de hoy.
IDA Y RETORNO: El próximo sábado 18 de septiembre, comenzaremos el nuevo Año Académico en nuestro Seminario. Tendremos la alegría y el compromiso de recibir a 114 seminaristas de varias partes del país y, por supuesto, de nuestra Arquidiócesis. Es un nuevo número histórico para nuestra Casa de Formación y estamos cerca de arribar a la capacidad máxima de la misma que son 120 habitaciones. Esto nos muestra que hay esperanza, que hay jóvenes con deseo de servir a Dios y a la Iglesia; que Él sigue llamando. Oremos por la perseverancia, la fidelidad y el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, para que tengamos sacerdotes y religiosas santas y santos laicos comprometidos; instrumentos del amor de Dios en el mundo, que contagian a otros lo grande de la fe y de estar y vivir en Dios.
Ilustración, Liu Bolin: http://art234.blogspot.com/search?updated-min=2009-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&updated-max=2010-01-01T00%3A00%3A00-08%3A00&max-results=50
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