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lunes, 29 de junio de 2020

CRISIS MORAL

Razones para la ruptura
Víctor Maldonado C.  

¿Cómo se debe sentir un país enajenado, confinado a ser espacio para el saqueo y la brutal corrupción? ¿Cómo se debe sentir una sociedad anulada, devastada por sus dirigentes, asediada por la ruina, que anticipa por todos los confines un colapso que ya llegó, pero que nos negamos a reconocer? ¿Cómo se va a sentir un país que todos los días comprueba que las promesas no se honran, que los compromisos no se cumplen, que cualquier curso estratégico es subastado al mejor postor?

Hay muchas razones para rechazar lo que está ocurriendo. Pero eso no es suficiente. Hay que buscar las causas y reconocer que tenemos cierta capacidad de dominio para intentar el cambio, sí y solo sí a nosotros nos parece que hay un problema social que debe resolverse. No es poca cosa, porque sin esa predisposición a intentar el cambio, podría ocurrir una adaptación a una situación incómoda que favorezca a las estructuras de dominación y se ceben en la integridad del ciudadano. Dicho de forma más precisa: Sólo tendremos un problema para resolver si antes declaramos que una determinada situación tiene que ser superada. ¿Qué es lo que hay que superar? 

La pregunta no es de fácil respuesta porque nos coloca en la necesidad de discriminar los síntomas de sus causas (otra vez esa palabra, ese llamado de atención a ser radicales). ¿Qué es lo que debemos resolver para que la situación cambie, no solamente de apariencia, sino en su esencia? Porque la realidad indica que la gente frente a los problemas tiene un dossier de respuestas adaptativas. Uno vanamente puede creer que la sociedad es un rompehielos dispuesto para quebrar cualquiera que sea la resistencia, pero no siempre es así. Frente a una dificultad cada uno lo encara poniendo en juego su capacidad de análisis, su fortaleza para mantener el curso de acción que permite la solución, y todo el coraje que necesita para resistir los embates. Como esa mezcla nunca es perfecta, algunos se la juegan todo para para resolverlo, pero como no somos infalibles, a veces lo exacerban, otras tantas se rinden frente al trance, o tratan de olvidarlo, mientras que otros, ya sabemos, deciden doblarse para no partirse. 

La diversidad de afrontamientos personales frente a una misma situación obliga a los líderes a intentar una narrativa social que homogeneice la diversidad de interpretaciones y encaramientos con el fin de lograr la fuerza suficiente para encarar y resolver la dificultad. Para los que quieren una versión preliminar de lo que significa “fuerza”, aquí la tienen: Es la capacidad que se despliega para que muchos tengan la disposición de asumir como propia una versión unívoca de una situación social que es propuesta por el líder. Que todos la vean de la misma forma. Que todos la llamen de la misma manera. Pero sigamos. Es también la capacidad que algunas veces tienen los dirigentes para alterar la percepción y evaluación que sobre la realidad tiene la gente.

Pero encarnar una opción de fuerza tienen como requisitos la diferenciación y el contraste. ¿Qué significa asumir un proceso de diferenciación? Significa tener la capacidad para demostrar que hay diferencias, que se encarnan y se asumen sistemas de valores, intenciones, capacidades y metas que son distintas a la de los otros cuando se plantean resolver un problema o allanar una situación. Eres distinto cuando te perciben diferente, hasta el punto de que, cuando te comparan con los otros, tienen que asumir que hay discrepancias insalvables, oposiciones cruciales, puntos de vista estratégicos irreconciliables, y, por lo tanto, es imposible no tener la necesidad de optar por uno u otro. No hay puntos medios. 

Por eso la ruptura es necesaria, porque en este momento de la política, los más peligrosos son los indefinidos. Aquellos que creen que pueden surfear sobre las olas sin caerse, incluso, manteniendo la estética del hombre erguido y musculoso, pero que a la hora de la verdad,no pasan de ser versiones alucinantes de la mentira y la mediocridad. En este momento “o eres chica, o limonada”, y asumes el riesgo. Porque los agazapados, los que creen que pueden pescar en río revuelto, los imprecisos, creen que son lo que no son, y creen ver lo que no ven. Tal y como lo sentencia el ángel apocalíptico a la iglesia de Laodicea: “Conozco tus obras, que no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como eres tibio, ni frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca. Dices que eres rico, que tienes abundancia, que no te falta nada; y no te das cuenta de que eres desgraciado, miserable y pobre, ciego y desnudo”. (Ap. 3,15-16) ¡El ángel lo dijo todo!

Para hacer ruptura nos encontramos con una primera gran dificultad: la cultura rentística-familística-clientelar-particularista que define a los venezolanos. Con la costra nostra nadie quiere romper. Nadie quiere sacrificar un esquema de relaciones en el que obtiene reconocimiento y prebendas, y fuera del cual nada funciona con las reglas de la afiliación, que son las únicas que saben usar los venezolanos. En Venezuela “tú eres las relaciones que tienes”, y por lo tanto, la pregunta que siempre debe tener respuesta es dónde los conocidos que reparten poder, influencia y beneficios.

En Venezuela se ha practicado un estatismo socialista de compinches, donde todo el mundo se reconoce familísticamente, y la regla que no se puede romper es precisamente la que impone que nadie puede ir contra nadie hasta el punto de dejarlo fuera, porque así no se trata a la familia. Efectivamente hay peleas y contradicciones dentro del grupo, pero eso sí, que la sangre no llegue al río, “que no hayga peos”, porque de eso no se trata. En Venezuela la meritocracia que funciona es la del adulador, la del jalabolas, la del compinche, la del que mantiene la armonía del grupo, la del alcahueta y la del relativista moral. Porque ya ustedes saben, hay que doblarse para no partirse, y los malos y los corruptos son los otros, porque nuestra propia maldad y corrupción tiene que ocultarse bajo el velo de nuestra propia condescendencia. Vivimos bajo el argumento de los dos raseros. 

El problema está es que desde el relativismo y la alcahuetería no se construyen repúblicas, ni se abunda en la modernidad, y tampoco se puede garantizar libertad y derechos. El familismo es saqueo con malas justificaciones. Es populismo depredador y sectario. Es la cultura de la injusticia y los déficits de criterio para valorar al ciudadano. Es la vivencia de la mordaza y la reducción a la servidumbre del bufón, que tiene que vivir en las márgenes de la lisonja y la zalamería. Y por supuesto, la demagógica apelación a la lástima, porque “pobrecito, él, que ha dejado el pellejo, merece nuestra consideración”, aunque sea mediocre, no haya hecho nada, sea un traidor, un corrupto o un indeseable.  En Venezuela el poder y el dinero son los grandes baremos de la más repugnante incondicionalidad, en relación de los cuales, está prohibido indagar, preguntar, razonar, considerar o valorar. Es un todo o nada tribal y fisiológico que deja al ciudadano desprevenido en la peor sumisión, y coloca a los liderazgos en la tentación de no romper, sino tratar de surfear las violentas olas del dejar hacer. 

Porque si fuera más fácil no tendríamos la política que hoy nos pesa tanto sobre nuestras espaldas. Esa política es la representación más conspicua de lo que somos como sociedad, y de esa asfixia de inconformidad, tristeza y desolación que algunos ciudadanos tenemos. ¿Cómo es posible que dependamos del G4 y sus satélites? ¿Cómo es posible que tengamos tan mala calidad de dirigentes en una asamblea nacional que por eso mismo incumplió, se corrompió, e intentando ser gobierno interino, a través de su presidente, nos ha dado tantas razones para la vergüenza? ¿Cómo es posible que una semana tras otra debamos llevarnos las manos a la cabeza porque cuando no están negociando a espaldas del país están ocupados en sus propios asuntos, que nunca son los del país? 

¿Cómo es posible que no exijamos responsabilidad sobre el tiempo derrochado, sobre los recursos recibidos, sobre una gestión tan permisiva? ¿Cómo es posible que nadie se pregunte cómo viven, de qué viven ellos y sus círculos de familiares y amigos? ¿Cómo es posible que aceptemos como buena la mentira, la tergiversación, el eufemismo y el vacío de sinceridad de este liderazgo? ¿Por qué no marcamos distancia de la futilidad, la improvisación y la falta de reflexión? 

¿Cómo es posible que todavía hoy sean ellos los que nos dirigen sin que haya ocurrido rebelión, ruptura, corte radical y expulsión del juego? ¿Por qué seguimos creyendo en milagros súbitos, en “datos confidenciales” que se riegan por cadenas de whatsapp, en las mascaradas discursivas? ¿Por qué seguimos suplicando que haya unidad, como si la unidad exculpara de culpas o absolviera los déficit de carácter y compromiso de los defraudadores de nuestra confianza? ¿Cómo es posible que no vomitemos a los que firman hoy una cosa y mañana otra, a los que se bambolean en la ponchera de sus propios intereses, que antier se abrazaban, ayer endosaban y hoy dicen que se oponen? 

¿Saben cual es el común denominador de todas las respuestas a esas preguntas? Que todos ellos cuentan con nuestra desmemoria, nuestra pertinaz indulgencia, nuestro arraigo caudillista, nuestra predisposición servil, y ese aturdimiento social que quiere forzar una relación carismática donde no hay esa energía extrema que pueda posibilitarlo. Ellos nos suponen erotizados, atolondrados y miserables. Ellos pretenden nuestra solidaridad automática, esa que nos hace comportar como familia mafiosa y no como republica liberal. Pero ¿somos eso que suponen y pretenden?

Romper es apostar a tres situaciones incómodas pero necesarias: A la soledad que se provoca cuando nos quedamos sin referentes; a la necesidad de comenzar de cero en la lucha por la liberación del país; y a la necesidad de replantearnos la cualidad que deberían tener los nuevos liderazgos, sin caer en la trama perversa de sustituir un caudillo por otro. Y todas estas decisiones suponen el dolor de la separación, del marcar distancia, de la reconstrucción del sistema de valores, y de la exigencia de responsabilidad y justicia. 

O rompemos o estamos condenados. Porque estos políticos no son nuestros liberadores. Son nuestros carceleros. Se lucran de nuestra desdicha. Han convertido nuestro desierto en su empresa. Les interesa nuestra desmoralización para que no caigamos en cuenta de sus verdaderas intenciones. Sus programas son la continuación del saqueo estatista. Su discurso es la connivencia institucionalizada en un “gobierno de unidad y emergencia nacional”. Su práctica es la complicidad en competencia corrupta. Su mérito es el tiempo perdido y entregado como ofrenda al ecosistema de relaciones perversas a la cual pertenecen. Y nuestro aporte es, ya lo dijimos, la conmiseración con la que los tratamos. Pero romper ya va siendo cuestión de vida o muerte. 

En este caso no vale hacer el intento de Abraham para salvar a las insalvables Sodoma y Gomorra. ¿Se puede salvar un sistema de relaciones perversas porque suponemos que hay un justo en medio de ellos? ¿Es que acaso “ese justo” no ha tenido tiempo para reflexionar, para apartarse, para denunciar la trama perversa, para pedir justicia y luchar por la libertad? ¿Es que acaso la omisión interesada, la permisividad agazapada, el colegiar la perversidad, no provoca responsabilidad? ¿Van a decir que no sabían nada? ¿Cuánto más debemos esperar por su conversión? ¿Cuánto más vamos a sostener una institucionalidad parlamentaria que se ha vuelto progresiva e irrevocablemente espuria? ¿Cuándo vamos a dar una lección de madurez y arrojo político que haga la diferencia? ¿Cuándo vamos a dejar de sentir la pajita para apreciar la viga que pesa sobre nuestro ojo y nos niega la visión de la realidad? ¿Cuándo vamos a dejar de castigar a los que tienen una mirada radical y crítica sobre nuestro proceso político?

No se avanza más porque hay un sistema de intereses creados en salvar el particularismo venezolano. Los caza rentas son variopintos, la renta que se percibe también. Algunos no quieren perder posición, otros no quieren enfrentarse al escrutinio de su grupo de amigos, otros no quieren perder su privilegiada capacidad de saqueo, otros no quieren perder la oportunidad de llegar al poder. Los intereses creados se encarnan en creencias y prácticas asociadas a la lealtad perruna y a la exclusión de los que piensan diferente. 

No hay institución venezolana que no esté al menos rasguñada por la tentación mafiosa que pretende el unanimismo impracticable y una sumisión primitiva a la palabra y designios del grupo que toma las decisiones. Un particularista nunca hará justicia porque no cree en criterios de valoración universal. Un particularista nunca creará instituciones porque la abundancia institucional les resta poder y los pone en evidencia. Un particularista nunca será el heraldo de la libertad sino el reemplazo de la tribu con la que compite en la caza de la renta nacional, porque no tiene ética sino amigos, gente en la que puede confiar, y los otros, a los que desplazan. 

Debo finalizar con lo que en 1969 escribió José Luis López Aranguren sobre la crisis moral, que a veces se confunde con una crisis política: “Es una crisis consistente en desmoralización. Desmoralización de los vencidos, originada en la impotencia, o en la conciencia -justa o errónea- de la impotencia. Desmoralización de los “vencedores” cuyo proyecto se limita, desde hace mucho tiempo, a la conservación a todo trance del poder. Y desmoralización de los ciudadanos, al margen de la política que, como masa neutra, apoya de modo pasivo a los detentadores del poder, porque solo están pensando en su propia condición de sobrevivientes”. Es una crisis moral que debemos atajar intentando la ruptura para la que tenemos muchas razones. 

28/06/2020:
Ilustración: Ashley Wood.

martes, 1 de septiembre de 2015

VICISITUDES DEL NEPOTISMO

Érase una tribu familiar
Guido Sosola


Hay bufones que gozan del prestigio y del aplauso inmediato, a la vez que son temidos y también eludidos con la cautela necesaria. Nadie se atreve a llamarlos como tales abiertamente y cuando las dictaduras concluyen, se sabe de ellos comenzando por darles el nombre más adecuado.

Víctor Modesto Franklin, mejor conocido como el duque de Rocanegras, árbitro indiscutible de la moda, excéntrico y despilfarrador de lo que no tenía, destacó inmensamente durante el régimen de Juan Vicente Gómez. Por 2007, Fedosy Santaella publicó una novela corta que lo tuvo por protagonista e imaginó que, al indagar sobre la muerte de Juan Crisóstomo Gómez, fruto de la conspiración de José Vicente Gómez y Dionisia Bello, le tendió una emboscada al delfín y, en su propia casa, el dictador lo encaró y lo despachó hacia la Europa que lo vería morir.

Juan Vicente era el presidente de la República, seguido por su hermano Juan Crisóstomo o Juancho, como primer vicepresidente, y su hijo, José Vicente, como segundo vicepresidente.  Todo el país era de los Gómez, formidables aliados en cualesquiera aventuras comerciales se intentaran, terrófagos insignes, dispuestos a obtener ganancias hasta de los prostíbulos que las ramas más alejadas del tronco familiar ideaban.

Por supuesto, tenían copados todos los poderes públicos y el apellido fue aval suficiente para imponerse, si la comodidad no los llevaba a delegar  funciones en un ministerio, una aduana, una jefatura civil, una mina de carbón. Como vimos, la sucesión estaba garantizada y habría Gómez por largo rato.

A Domingo Alberto Rangel le debemos un largo ensayo histórico, con mucho de novela y de análisis psicológico, que en 1975 popularizó aún más el nombre y el gobierno de Juan Vicente Gómez (Chacón, como gusta añadir Germán Carrera Damas). Lengua-larga de reconocido prestigio, fundado historiográfica y hemerográficamente, el orgulloso merideño de Tovar, relata la conspiración de José Vicente que culminó hacia 1923 con las 27 puñaladas propinadas a la media noche en Miraflores, regresando de la revista del teatro Olimpia que compartió con Rocanegras, cuya nobleza pocos se atrevían a cuestionar a viva voz,  orquestada por la despechada Dionisia a través de un no menos despechado homosexual de apellido Barrientos: ella, vivió el dolor de la hija suicida a quien difamó Juancho, rompiendo un promisorio matrimonio; él, experimento la desdicha del amante que le arrebató Juancho.

Lo cierto es que el dictador decidió ocultar los motivos reales del crimen y, develada la anticipada sucesión que su precaria salud alentaba, eliminó las vicepresidencias, gracias a su amanuense Victorino Márquez Bustillos, y largó allende a la mar al delfín y a su familia.  Y, como se trataba de un clan, los Gómez, los más viejos interpretaron el asunto como un triunfo ante los más jóvenes, empezando por el terrible Eustoquio Gómez que, por unos milímetros más que le hubiese dado una menor torpeza, se hubiese llevado por el medio a Eleazar López Contreras en 1935, con un cultivado olfato y sentido político que la paciencia le prodigó en un país que años atrás dejó las montoneras.

La lección no parece clara: érase el país de una tribu familiar que las demandas y conquistas democráticas se llevó por el medio, aunque no queramos reconocerlo.  Del predominio político pasó y reinó en otros ámbitos, con el solo visado del apellido y habría que indagar cuánto hemos retrocedido en la augusta materia.

Reproducción:
- José Vicente Gómez. Billiken, Caracas, nr. 37 del 24/07/1925.

VICENTICO


En un estilo que tanto nos gustaba (del que sentimos nostalgia, lo admitimos), el lengualarga de Domingo Alberto Rangel se refirió al flamante coronel José Vicente Gómez, enun capítulo intitulado “Un clan dividido” (XVI de “Gómez, el amo del poder”, Vadell Hermanos, Caracas, 1975).  Refiere que el oficial de treinta años, sustituye en 1916 a Félix Galavís en la Inspectoría General del Ejército, “la de más peligrosa importancia para Don Juan Vicente”, ausente el intrigante cuñado – Colmenares Pacheco -  y a sabiendas de la importancia de la Inspectoría, Estado Mayor y órgano de planificación a largo plazo, respondiendo a un problema sucesoral que “se enreda en los pliegues de la psicología”, la del campesino previsor y rutinario.

José Vicente,  hijo mayor del  tirano, nació en 1888 y creció bajo la figura destacada de quien fue vicepresidente de la República.  “Delfín potencial que rasga el horizonte”,  anticipa el mayorazgo: “Los delfinazgos campesinos constituyen a veces una larga actuación previa donde los hábitos acumulados enseñan las artes del oficio futuro. Padre previsor y delfín preparado constituyen los dos polos de la sucesión campesina”. Empero, la Inspectoría divide al clan Gómez.  Los más jóvenes se agrupan tras José Vicente (Alí, Gonzalo y sus hermanas de la prole de Dionisia Bello). Los viejos tras Juancho y Eustoquio Gómez, gobernadores de Caracas y del Táchira, cuyas guarniciones eluden al Inspector. La de Maracay, directamente concierne al dictador. Relaciones muy tensas que actualiza la crisis urinaria de finales de 1921. La sonda del doctor Adolfo Bueno deja la fiebre ocasionada por una próstata que cede. Juancho conferencia en Maracay con Benicio Giménez, Isaías Nieto, José María Merchán y David López Henríquez oficiales adictos,y José Vicente con los suyos, como Julio Anselmo Santander, Amadeo Anselmi e Isaías Vivas, de la guarnición maracayera. Lugar éste que – para uno – agrupa los batallones Girardot y Bravos del Táchira y – para el otro – los batallones Piar y regimiento de infantería Miranda. El coronel Eleazar López Contreras es solicitado por ambos sin éxito. Sobrevive el dictador y, de acuerdo a la Constitución fabricada por Victorino Márquez Bustillos, para el período 1922.1929 de los ilusos constitucionalstas, Juancho es el primer vicepresidente de la República, seguido por José Vicente en la segunda vicepresidencia.

El retrato que hace Rangel de Eustoquio Gómez, incluye su decisión de detener por “perreras” en el estado que gobierna, a uno de los hijos del dictador resignado. Temible. Pero el que hace de Juancho, con una “personalidad que cobra dimensiones ambientales”, es más dúctil y ya habituado – desde 1914 – a las lisonjas y agasajos de los Boulton, Blohm, LLamozas o Tovar, definitivamente homsexual. Mientras que José Vicente se casa con Josefina Revenga, quien “además lleva en su personalidad las ambiciones de cuna y las complejidades de una pasión por la política”. El segundo vicepresidente vive en “El Llano” de Los Teques con su madre,  Dionisia, “viuda en vida del marido” que – ahora – está con Dolores Amelia Núñez Cáceres. Dionsia tiene un duro conflicto con Juancho, porque hizo que a la hija Margarita Torres – de su matrimonio en el Táchira – la despreciara Santos Matute Gómez, arrepentido de casarse como al parecer proyectaba, porque era una perdida.  Margarita se suicidó.

Dionisia trama el ascenso de su hijo José Vicente, personalmente. Va y conversa en Miraflores. Isaías Barrientos tiene un gran despecho, pues, Juancho se ha prendado por un zagaletón que fue su pasión.  Juancho va la noche del 29 de junio de 1923 al teatro Olimpia exhibiéndose con Vito Modesto Franklin, “árbitro de la moda”. Regresa a Miraflores y Encarnación Mujica le da el acostumbrado soporífero para dormir. Con Dionisia cerca, Barrientos le propina 27 puñaladas.  Una doméstica descubre el crimen. Con Tarazona llegan todos. La guardia de Palacio, con Barrientos, Mujica y Andara – los ejecutores – pasan a La Rotunda. El propio gobernador Julio Hidalgo, reemplazante de Juancho, tortura a Barrientos. Es liquidado antes que el dictador acepte conversar con él, pues, sabe que Ovidio Pérez Agreda hizo una investigado la homosexualidad de Juancho en una Auditoría del Ejército. Pérez Agreda que ama al dictador como si fuese su padre, destruye el expediente. Parece despejado el camino para José Vicente. 

Antes había caído  Eustoquio, hacia 1925, yéndose a Curazao,  sustituido en el Táchira por Juan Alberto Ramírez, a raíz de la intriga inicial de Josefina, con una guarnición afín a José Vicente.  De un momento a otro puede morir el dictador. Pasan acontecimientos como el de los estudiantes del ‘28 y la sublevación militar principiada por Rafael Alvarado Franco.

Reunión el edificio del Telégrafo que está entre las esquinas de Principal y Santa Capilla. Se encuentran Eutosquio (regresó a Venezuela en 1927), Rafael María Velasco y Colmenares Pacheco, el  cuñadísimo. Hay un expediente que inculpa a José Vicente de la muerte de Juancho. Lo envían a Maracay con el arzobispo Rincón González. El dictador lo lee y – después – cita a su despacho al otrora delfín, en compañía de Tarazona.

El dictador suprime la Inspectoría y el Congreso elimina la vicepresidencia, tal como lo ordenó, y el 2 de mayo se va José Vicente a Europa, donde morirá. Nuevos nombramientos militares. La policía caraqueña estará en manos de Clodomiro Sánchez, de los andinos del ’99, y la prefectura en las de Elías Sayago. Ahora los viejos ascienden en el régimen. Eustoquio va a la gobernación de Lara, José María García a la de Caracas, Rafael María Velasco al ministerio de Hacienda: “Los viejos han vencido, Pero (SIC) a Gómez no lo herederá ningún miembro del clan. Con él muere el linaje”.
LB

Reproducciones:
- Reseña. El Universal, Caracas, 27/06/1921.
- José Vicente Gómez. Billiken, Caracas, nr. 37 del 24/07/1925.

sábado, 10 de enero de 2015

UNA MISMA GENTE

De la parentela de poder
Luis Barragán


El ejercicio del poder,  cualesquiera sean sus cuotas, dentro o fuera del gobierno, tiene por inicial tentación la colocación provechosa de familiares y relacionados más cercanos. Quizá el más consumado ejemplo histórico que forzó a una moderación de los sucesores,  acarreando a la postre un elevado costo político, fue el de a parentela de Juan Vicente Gómez.

Bastó el vínculo de sangre para ocupar las más importantes posiciones del Estado dominado por el padre, incluyendo los más altos grados militares, aunque después del oscuro homicidio de Miraflores, blindados y respetados los privilegios comerciales, perdieron la entera condición de legatarios políticos. Sin embargo, fallecido el dictador, llegó a tal monta la influencia y el tejido  de relaciones,  muy bien ilustrada por la crónica social de entonces, que Eleazar López Contreras también aseguró la transición al negociar con los dolientes directos, facilitándola  prontamente Eustoquio Gómez, el único del clan con poder de fuego, con sus impetuosas pretensiones.

A mediados o finales de la década de los noventa del siglo pasado, participamos en la elaboración de un proyecto de ley que contemplaba la publicidad digital de las nóminas del Estado,  las de sus empleados y contratistas, a objeto de asegurar una mayor transparencia de las cargas fiscales.  La iniciativa que debe hallarse en los archivos históricos de la Asamblea Nacional, implicaba un mayor desarrollo de la -  por entonces -  severa regulación de los vínculos de consanguinidad y afinidad de la burocracia, cuidando celosamente de la data personalísima de los afectados.
Uno de los más fuertes motivos para el engavetamiento de la todavía necesarísima reforma de la Ley de Anticorrupción, reside en un artículo que combate expresamente el nepotismo. A pesar de las estridencias, las que llevaron a pedir la habilitación legislativa de Nicolás Maduro para acabar con el flagelo de la corrupción, incurriendo en el deleznable allanamiento de una diputada opositora para lograrlo, el oficialismo ha sido radicalmente  diligente para resguardar todo el complejo entramado de la administración pública, añadido el servicio exterior, afincado en los intereses familiares y de compadrazgos.

El continuismo gubernamental ha consolidado esos intereses que, contrastantes con década y media atrás, adquieren tal identidad política que fácilmente le permiten competir por ventajas y privilegios frente a la dirigencia “laica”, la que no está acuñada por uno de los apellidos de los protagonistas estelares del poder que brillan por el sacerdotal nexo que tuvieron con el fundador de esta otra y muy presunta era republicana. De una obvia sonoridad, un Chávez puede desempeñarse en la industria petrolera, en la magistratura ejecutiva o en sendas misiones diplomáticas,  con vicepresidencial disfrute de La Casona, pero no será difícil para el novel y curioso sociólogo levantar la cartografía de un Estado que no puede ocultar los otros trazos  nobiliarios de una vocación nada efímera.

Coletilla

Son inmensas las colas para adquirir los productos de primera necesidad, incluyendo la literal numeración del antebrazo para los que desesperan. El nerviosismo es del gobierno que miente a la población, inculpándola – precisamente – por las compras nerviosas. Después de recibir y monopolizar las cifras colosales de los ingresos petroleros, inventó la tal guerra económica, reacio a asumir las responsabilidades que al gobierno, y no a otro, le corresponden. El novísimo y flamante Defensor de Pueblo ordenó el despliegue de sus funcionarios para ayudar y legitimar a las fuerzas represivas, pretendiendo atajar el descontento.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/21453-de-la-parentela-de-poder

Reproducciones:
Onomástico. Élite, Caracas, nr. 131 del 17/03/1928.
Homenaje a Alí Gómez. Billiken, Caracas, nr. 52 del 07/11/1925. Podrá apreciarse que el tributo a Alí Gómez, hijo del dictador muerto por la gripe española, significó todo un detalle de la edición de marras: sobre un distinto papel, fue colocada cuidadosamente la fotografía. Podrá apreciarse que el tributo a Alí Gómez, hijo del dictador muerto por la gripe española, significó todo un detalle de la edición de marras: sobre un distinto papel, fue colocada cuidadosamente la fotografía. Por cierto, la revista destacó por la novedosa - por lo menos, en el país -  elaboración artesanal de su publicidad, la cual imaginamos de un elevado precio (LB).

miércoles, 7 de mayo de 2014

GUERRA Y NEPOTISMO

Dos notas de José Rafael García

La Guerra Federal. Ezequiel Zamora. La Agricultura y la ganaderia fueron destruídas.

La Guerra Federal comenzó, oficialmente, con el desembarco en Coro de las fuerzas de Ezequiel Zamora el día 22 de marzo de 1859. Terminó, también oficialmente con el " Tratado de Coche " concluído el 23 de abril de 1863. La realidad fue diferente, pues la grave situación de conflicto social  y militar se inició en abril de 1858 con el derrocamiento de José Tadeo Monagas y no terminará, al menos en intensidad e importancia, hasta el mes de abril de 1870, al entrar Guzmán Blanco triunfalmente a Caracas.
Durante esos doce años se reunieron dos Convenciones Constituyentes, una en forma de Asamblea y otra de Congreso, la primera en 1858 y la segunda en 1864; cada una de ellas fue aprobada una Constitución cuyos autores pensaron,muchos de ellos probablemente de buena fe, que habían acertado en la concepción de Venezuela.
Tanto en la etapa inmediatamente anterior como después de finalizar el largo período de la guerra federal aparecen sistemas autocráticos: el de los Monagas que terminó en 1858 y el de Guzmàn Blanco que se inicia en 1870. Por tanto, parece que ni la acción guerrera ni los Congresos Constituyentes lograron romper el mecanismo práctico de esa forma de gobierno.
Mientras pasaron esos mismos doce años,miles de venezolanos murieron y otros tantos miles quedaron total o parcialmente inutilizados para el trabajo... Muchas propiedades importantes,tanto urbanas como agrarias, fueron destruidas por incendios, pillaje, robo y otros medios parecidos. Las unicas fuentes de riqueza que entonces tenía el País, como lo eran la agricultura y la ganadería, quedaron casi paralizadas especialmente en ciertas regiones; como consecuencia, disminuyeron las exportaciones e importaciones y desde luego los ingresos que recibía del Fisco Nacional derivadas de los impuestos arancelarios correspondientes.
De lo que se trataba en el fondo era de un serísimo conflicto social con dos ingredientes principales: el primero y más fuerte, era una conmoción íntima de la sociedad venezolana, que no había logrado estabilizarse después de la doble sacudida que significaron tanto la Independencia como el rompimiento de la Gran Colombia; la otra era la distinta noción que tenían del País dos tendencias, no del todo definidas ideológicamente sino que representaban una mezcla de doctrinas económicas y políticas con cierto evidente personalismo.
El proceso político, propiamente dicho, de la Guerra Federal se inició el 1º de agosto de 1859 al ser derrocado el gobierno de Julian Castro. Se estableció enseguida, un gobierno provisional efímero. Para esta fecha Ezequiel Zamora ya había desembarcado en La Vela de Coro. Mientras tanto, en Caracas, el Drl Pedro Gual lograba restablecer la constitucionalidad, que suponía la presencia de Manuel Felipe Tovar en la Presidencia de la República.
Efectuadas elecciones, Tovar fue electo Presidente para el período 1860-64. Al año siguiente el Vice-Presidente Gual.  Se ha dicho que la causa de esa renuncia del señor Tovar fue haber designado a Páez como Jefe del Ejército Nacional. La reacción contra ese nombramiento fue tan violenta que motivó la renuncia inmediata de Páez a la cual siguió la del Presidente.
Durante ese largo período político la Revolución Federal había avanzado rápidamente en sus aspectos llamados militares. La etapa inicial estuvo comandada exclusivamente por Zamora hasta que Falcón, en Agosto de 1859, desembarcó en Palma Sola. Diferentes combates, de los cuales el más importante fue el de " Santa Inés " fueron dando el triunfo a los Federales. Casi todos se efectuaron en la zona de los llanos occidentales.
A quienes no estén enterados de la formación intelectual de Antonio Guzmán Blanco, evidenciaba por sus estudios académicos en la Universidad y que muestra en sus escritos y discursos, que ya hemos comentado, les resulta posible considerarlo como uno de tantos sujetos que, con más o menos suerte, participaron en la llamada "guerra federal" en los varios centenares de asaltos y contra-asaltos que , con cierto "eufemismo", se han denominado "batallas" y que por haber dispuesto más habilidad o estar dotado de menos escrúpulos que los otros, logró escalar posiciones al amparo yla protección de Falcón.
Falcón había nombrado a Antonio Guzmán Blanco, casi simultáneamente con el desembarco en tierras venezolanas, como "auditor de guerra". Afirmó, en su momento, haber tenido además en qué manos ni bajo cuál dirección. Afirmò, en ese momento, haber tenido ademàs la honra de ser secretario de Zamora, a quien denominò "genio eminente ".
Falcón al designarlo " Comandante", le advirtió: " Usted es muy joven y no puede prever que esta guerra,que comienza ahora, no se sabe cuándo ni cómo terminará y menos en qué ni bajo ni cuál dirección... La muerte de Zamora y en consecuencia la jefatura única de Falcón, obligó a los federales a replantear su técnica revolucionaria. Después de Santa Inés, Guzmán se dedica a una descripción cuidadosa de esa batalla, que atiende especialmente a destacar la actividad directiva de Zamora, quien ya no significaba peligro alguno para el predominio de Falcón. Fue Santa Inés " Batalla colosal de portentosos resultados, triunfo de libertad".

Fuente: https://www.facebook.com/notes/jose-rafael-garcia-garcia/la-guerra-federal-ezequiel-zamora-la-agricultura-y-la-ganaderia-fueron-destru%C3%ADda/719384218104262
Óleo: Eliobaldo Pérez

El afecto y fidelidad de Antonio Guzmán Blanco con su adre Antonio Leocadio Guzmán. Lealtades ejemplares

Su fidelidad al padre es asombrosa. Vive para él, ocupado íntegramente de los asuntos paternos que sólo interrumpe cuando las exigencias del trabajo literario lo requieren. Además, rinde a su padre cuenta constante y minuciosa de lo que ha hecho, está haciendo o pretende hacer y de cómo ha seguido sus instrucciones. Se inquieta cuando el padre cree a veces que lo ha desobedecido. El joven comprende perfectamente la situación del padre: lo representa, negocia por él, actúa en su nombre, se vuelve cabeza temporal de la familia y va apendiendo, paulatinamente, el arte dificil de acercarse a los gobernantes.
En ese proceso psicológico se nota cómo, a medida que pasa el tiempo, el hijo no solamente madura su propia personalidad, sino que el padre, sin perder su presencia e influencia ni tampoco importancia, va comenzando a ser no una figura de segundo orden, sino quien a la larga cederá a su hijo el primer plano de la figuración.
Doña  Carlota Blanco de Guzmán (madre de Antonio Guzmán Blanco) nada tenía que heredar y su esposo casi nada pudo heredar. La familia de doña Carlota había quedado arruinada mucho antes de su matrimonio. Al padre de Antonio Leocadio le fueron confiscdos sus bienes después de Carabobo. Por esa razón el matrimonio debió vivir modestamente, apenas con los resultados, no muy abundantes, del trabajo de periodístico del esposo y las remuneraciones provenientes de algunas de sus actividades oficiales. Más tarde Antonio Leocadio desempeñó cargos públicos y por tanto pudo disfrutar de mejores ingresos, suficientes para una vida que no dejó de ser modesta.
Las circunstancias de Antonio Leocadio Guzmán- lo llevaron a cesar en esas funciones y dedicarse, integramente al periodismo político en el manejo del periódico El Venezolano que, como es conocido, era preparado e impreso en su propia casa. El periódico, en cierto modo, mejóró la condición económica de su Director, puesto que le permitía disponer de mayores fondos. Fue entonces cuando decidió lanzar su candidatura a la Presidencia de la República.
La médula de todo la cuestión fue el problema económico familiar pues la familia Guzmán, desde 1946, estaba arruinada. Atender a los gastos familiares era indispensable. El 24 de octubre de 1852 el hijo escribe al padre. " por ella ( tu última carta) veo claro que te estarás en Perú hasta fines del año entrante, mientras que tambien sé que ni tú ni la familia tienen segura la subsistencia sino hasta el próximo mes de enero.
El presupuesto familiar se recargaba con los necesarios gastos de reparación de una casa en la esquina de " Hospital ", propiedad de Guzmàn padre, que tenían que ser atendidos muy poco a poco en la medida de las disponibilidades. Ese inmueble se encontraba en tal estado de penuria, lleno de goteras y en tan mala situación que, era prácticamente imposible cobrar los alquileres al gobierno.
El 8 de mayo de 1854 el hijo escribe al padre: " el estado en que tienes tus negocios es sumamente peligroso. Desde que la conversión se hizo imposible, te era más conveniente tu papel en dienro y hoy mismo lo más útil para ti quizás es reduciar a plata lo que tengas, porque es lo que estaría seguro y tú quedabas en actitud de emprender otra cosa y aún de conseguir eso mismo que hoy estás esperando. Las cosas de más entidad es menester que tengan algùn fin y si no es menestar dárselo".
Al final se nota que ya no es el padre quien aconseja al hijo, sino el hijo quien sugiere al padre la conducta que podría observar. El hijo también cuida, atentamente, no sólo de mantener a su padre cerca del Presidente José Gregorio Monagas sino de procurar que la relación entre ambos fuese lo más cordial posible.
Por ejemplo, el 24 de septiembre de 1852 le habla de unos tabacos, enviados por Guzmán padre al Presidene; El 24 de mayo de 1853 los Guzmán  obsequian al Presidente un caballo con frenos y rienda: " el presente le gustó en sumo grado lo mismo que a los hijos y a la casa toda; al despedirme me encareció te diera las más expresivas gracias de su parte y se le mandó a ofrecer a mamá y me ofreció a mi mismo para cualquier cosa grande o chica en la que pueda servirnos".
El 22 de mayo de 1854 el hijo menciona a su padre la necesidad de darle gracias al General por "los buenos oficios de su amistad"; el 23 de marzo de 1854, el General, aunque enfermo, recibe a Guzmán, hijo. quien le entregra una carta de su padre: " los médicos no le dejan hablar a nadie, a mì me hizo entrar y recibió tu carta"... El 7 de julio de 1854 comenta el hijo al padre la llegada a Caracas de un mechero, obsequio de ambos para el Presidente: " le gustó tanto que se lo mostró a todos los que después lo fueron a ver en la casa". El mencionado objeto pareció al General "fino y lujoso" y tanto que se sintió animado a sugerir a los Guzmán que obtuviesen para él "unas charreteras de General de Brigada" con la esperanza de conseguirlas "buenas y pronto", por intermedio de ellos, y con el ofrecimiento de pagarles por su valor, oferta que lso dos Guzmán estarían muy lejos de aceptar. Ese mismo día el hijo escribe al padre un párrafo muy significativo : " estoy en muy buena amistad con el Presidente, la benevolencia y cordialidad con que me trata no se la dispensa a muchos de los que tiene como amigos y esto sin injerirse en nada que tenga que ver con la política y la administración. Me ve como a un individuo que nada tiene que ver con lo público".
El 7 de septiembre de 1854 Monagas manifiesta deseos de conversar con Guzmàn padre antes de octubre de ese año. Esa actitudd e José Gregorio con los Guzmán explica no solamente la designación para Lima sino la que después le hará para los Estados Unidos...La situación política parecía, a Guzmàn hijo, cada vez más definida a medida que se acercaba el período de José Gregorio. " La República está en paz, decìa el 7 de septiembre de 1854. Todos con la vista puesta en José Tadeo..." y añade "los gregorianos lo hacen Presidente y sin embargo no hay mucho más seguro sino que los van a perseguir; los oligarcas lo desean y tampoco tienen nada que esperar de él y los liberales, que podrían sacar algo, quieren tanto que correrán muy mala suerte"; y unos días más tarde, el 8 de octubre de 1854 comenta " La República espera al General José Tadeo con ansias".

Fuente: https://www.facebook.com/notes/jose-rafael-garcia-garcia/el-afecto-y-fidelidad-de-antonio-guzm%C3%A1n-blanco-con-su-padre-antonio-leocadio-guz/719227508119933
Fotografía; Wikipedia (la invertimos horizntalmente).

domingo, 7 de julio de 2013

VICISITUDES

Pater noster
Luis Barragán


Prolongado, el ejercicio del poder inspira las más atrevidas empresas de adulación que, incluso, le conceden visos doctrinarios cuando trata y da alcance a los familiares e íntimos relacionados de las autoridades, por más locales que fuesen. No hay sociología política que reputemos de tal, si no da cuenta de la extraña dinastía que concede argumentos y legitimidades a una continuidad que pasa casi por un examen genético, aunque algunos lo reclamen hematológico, por muy republicanos que nos digamos.

El ejemplo histórico mejor conocido, aparentemente distante y olvidado, es el del largo período gomecista. Bastaba el apellido, comprobadamente vinculado al pater familiae  de La Mulera, aunque no hubiese completado el reconocimiento formal de sus hijos – antes llamados – naturales,  para demandar privilegios, canonjías e inciensos. Empero, se impone una inicial distinción.

Por una parte, el nepotismo que tuvo por momentos culminantes los del nombramiento y la justificación vicepresidencial de Juancho, José Vicente y Alí Gómez, convertidos así en el partido de sucesión de Juan Vicente. Y, a pesar de las consabidas circunstancias que deshicieron  tamaña prevención, no hubo impedimento para que los herederos – directos e indirectos – controlasen el circuito aduanero del país o el de la comercialización de los licores, por no citar la insigne terrofagia de la estirpe que ya no necesitaba de las altas dignidades de la Gaceta Oficial, aunque ulterior y desesperadamente Eustoquio pretendió hacerse de los títulos de conducción del propio Estado.

Por otra, el mitificado linaje, por conveniente empeño y desempeño de la crónica social, sustentado ya por una insospechada riqueza petrolera, abría las puertas de los favores y prebendas que ya no ocupaban al pater noster.  Otro ejemplo, favorecida la rama familiar,  Florencio y Hermenelgida Gómez Núñez frecuentaban los escasos medios escritos y los abundantes saraos hogareños necesitados del continuo visado político, aunque – suele ocurrir – después debieran apresuradamente marcharse del país, pues, no podían arriesgarse a la lenta y pacífica disolución de garbos y prestancias que, al parecer, sólo prometen los gobiernos  de mediana duración.

Fallecido Juan Vicente, antes de la trascendental protesta popular de febrero de 1936, por incómodo o fastidioso que fuese, era imprescindible acuñar con su apellido cualquier acto de gobierno, concediendo acaso posiciones subalternas a los vástagos que no dudaban de la firmeza de una herencia largamente labrada. Y, por un breve lapso, sirvieron de pasaporte político para las nuevas diligencias y diligenciantes que tuvieron por genuina expresión un Gabinete Ejecutivo impensable meses atrás, cerradas las puertas – incluso – del servicio exterior  de tardía depuración, para el dorado exilio de los más sagaces dolientes del régimen en vías de extinción.

Obviamente, luego de 1958, hubo celebridades consaguíneamente vinculadas al poder, pero aún abusando de los circunstanciales privilegios y hasta creyéndose aptos para una posterior  liderazgo, añadida una alianza matrimonial oportuna, el fenómeno quedó reducido a los propios límites del período presidencial y a la imposibilidad de una postrera figuración dirigencial, por la propia complejidad del sistema político tercamente republicano.

Lejos de emblematizar al poder, sirviéndose de un supuesto peso heráldico, hay sobrados testimonios de la modestia, austeridad y sencillez de quienes – por cierto – hoy padecen como el que más, la crisis venezolana.

Epígrafe de una extraordinaria novela, “Palinuro  de México”, aseguraba Fernando del Paso la exacta correspondencia de la ficción con la realidad, y viceversa. De modo que, en una relación transitiva, podemos aseverar que lo imaginado del presente, acaeció realmente en el pasado; y lo que suponemos del ayer, ocurre hoy.

Ruego y mazo

Publicado en El Globo o Economía Hoy, no recordamos bien, años atrás escribimos sobre la renuncia de numerosos chavistas elegidos – apenas -  tres o cuatro meses atrás como parlamentarios, en solfa con los lineamientos del gobierno que estrenaban. Despreciaban al Congreso de la República para el cual aceptaron candidatearse, sin el menor asomo de un trabajo que justificara la curul alcanzada, desautorizándolos moralmente, y a favor de una maniobra de dislocación que tuvo sobrados éxitos.

Tamaño y remoto esfuerzo de deslegitimación, contrasta con los que realiza la actual oposición intentando reivindicar la independencia, eficacia y hasta la existencia misma del órgano del Poder Público. Acaso, muchos preferirán el absurdo camino de 2005 que significó dejar bajo el entero capricho presidencial, concebida como una sucursal u oficina trasera de Miraflores, a la Asamblea Nacional  con las consecuencias del caso.

De regreso al Capitolio Federal, la oposición ha debido mil multiplicar sus tareas, con todas las fallas – lógicas o no – que el desafío comporta. Tareas que se orientan a la reivindicación y no deslegitimación, la que corre por las venas gubernamentales en procura de sustituirlas por esa burda, atrasada y supeditada versión del poder popular que proclaman. Sin embargo, hay incomprensión no sólo porque el Poder Legislativo no aparece en los estudios de opinión, desconociéndolo a estas alturas de una nueva centuria,  sino por pretender hacer el trabajo propio y, a la vez, el extraparlamentario.

A Dios rogando, no es posible ni concebible que, en nombre de la injusta mayoría que es,  se deje enteramente al oficialismo legislar, hablar y acatar sin la más mínima resistencia. Es tan cierto que, en forma ventajista,  procesa e impone cada día distintas normas, como igualmente lo es que la oposición no debe dejarle enteramente la tribuna. Y, es por ello, ilustrando el caso específico, que nos empeñamos en profundizar la discusión del Proyecto de Ley Orgánica de la Cultura, asistiendo a las consultas públicas por mucho predominio que exhiban de los eventos y participando de la Comisión Permanente de Cultura, aunque fuésemos derrotados en las votaciones.

Con el mazo dando, seguimos consecuentes con nuestras responsabilidades dirigenciales más allá de la Asamblea Nacional, a pesar de las persecuciones y agresiones. Sabemos que no estamos jugando carritos, por lo que arriesgamos en menor o mayor medida, quienes con nombres y apellidos muy precisos, adversamos lo que – en última instancia – es un proyecto totalitario realizado con indecible cinismo y desfachatez, añadidos los eufemismos en boga.

Por supuesto que no nos hacemos ilusiones, pero las posiciones de combate cívico no se abandonan. Y es mucho más cómodo, obscenamente cómodo, permitir desde casa que sancionen normas, obedezcan las órdenes de adentro y de afuera, aprueben enfermizamente las solicitudes de crédito, nombren embajadores e insulten, con nuestra absoluta indiferencia, omisión, displicencia o decisiva evasión.

Post-Data Fotográfica LB: La primera gráfica nos trae al gobernador de Caracas, general Félix  Galavís, firmando los pasaportes de la familia Gómez a los pocos días de morir el pater noster, antes que familiae (Billiken, Caracas, nr. 793 del 01/01/1936). Las siguientes, tienen por protagonista a Hermenelgida Gómez Núñez (Billiken, Caracas, nr. 682 de 12/1932): frecuentando los magazines de la época, nótese que la fotografía fue cuidadosamente superpuesta en la publicación dirigida por Lucas Manzano, pues, además de dar más trabajo, garantizaba la calidad del impreso. Finalmente, en la cámara, los parlamentarios de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), protestan a la Fiscal General de la República (http://www.leanoticias.com/2013/01/29/la-foto-parlamentarios-de-oposicion-protestan-frente-a-la-fiscal-general/).

http://www.noticierodigital.com/2013/07/pater-noster/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=976311

sábado, 1 de diciembre de 2012

PUENTES HACIA SÍ-MISMOS

EL PAÍS, Madrid, 04 de Noviembre de 2012
RELEVO EN EL PODER
Los ‘príncipes’ de la nueva China
Comienza el reinado de los hijos de los fundadores de la República Popular, que ya copan la dirección de las regiones y de bancos y grandes empresas estatales
Georgina Higueras 

El XVIII Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), que comienza el próximo día 8, entronizará a los llamados príncipes (taizidang) al frente del destino de China durante los próximos 10 años. Son los hijos de los fundadores de la República Popular y de otras personalidades relevantes de la China comunista. Sus padres, casi todos, sufrieron los desmanes de la Gran Revolución Cultural (1966-1976), pero al igual que Deng Xiaoping (1904-1997) —el llamado arquitecto de la reforma y el impulsor del avance económico que ha convertido a China en la segunda potencia mundial—, fueron rehabilitados a finales de la década de los setenta, lo que facilitó la carrera de los hijos.
Xi Jinping, que la semana próxima sustituirá a Hu Jintao como secretario general del PCCh, en tanto que príncipe heredero, encabeza la larga lista de hijos de la nomenclatura que por razones dinásticas copan los cargos de máxima responsabilidad del partido, del Estado, de las regiones, los bancos, las finanzas, las grandes empresas estatales e incluso algunas de las mayores compañías privadas de China.
Parece increíble que en un país de 1.350 millones de personas pueda haber una conexión entre los dirigentes de dos provincias separadas por miles de kilómetros y, sin embargo, con frecuencia la hay. El PCCh, con 82 millones de miembros, ha tejido una extraordinaria red de contactos que se forjan desde la más tierna infancia, por lazos entre las familias, las escuelas, las universidades y los lugares de trabajo. Es la malla invisible del nepotismo que impregna todos los sectores de la realidad china.
El PCCh, con 82 millones de miembros, ha tejido una extraordinaria red de contactos que se forjan desde la más infancia
Las activas redes sociales, con Weibo a la cabeza (una especie de combinación de Twitter y Facebook), revelan el creciente malestar por los privilegios de los príncipes. En 2010, el Diario del Pueblo (Renmin Ribao), órgano de difusión del PCCh, se hizo eco de este descontento al indicar que el 91% de los participantes en una encuesta consideró que “todas las familias ricas de China proceden de la política”. Y en un foro organizado por el mismo Renmin Ribao el pasado marzo, el ex auditor general Lin Jihua aseguraba que “muchos de los problemas de corrupción se organizan a través de los hijos e hijas”. Según Lin, el rápido enriquecimiento de los dirigentes y de sus hijos es “el principal motivo de descontento entre la población”.
La reclusión de los máximos líderes en el Zhongnanhai —la Ciudad Prohibida comunista, situada justo al sur de la antigua residencia de los emperadores en Pekín— facilitó desde la fundación de la República Popular, en 1949, la endogamia de los dirigentes. Sus hijos jugaron juntos en los jardines de Zhongnanhai. Después, los chicos acudieron al elitista instituto masculino número 4 de la capital y luego chicos y chicas volvieron a reunirse en las prestigiosas universidades de Pekín y Qinhua (también en Pekín) y Fudan (Shanghái). Casados entre ellos, sus hijos estudian en Harvard, Cambridge y otras importantes universidades internacionales.
Conocido como el príncipe rojo, Bo Xilai, ahora expulsado del PCCh y a la espera de ser juzgado por abuso de poder, sobornos, relaciones impropias con numerosas mujeres y ocultamiento del asesinato de un hombre de negocios británico por su esposa, Gu Kailai (sentenciada en agosto a la pena capital con dos años de suspensión de condena), es uno de los más claros ejemplos del poder de estas sagas. Hijo de Bo Yibo, uno de los “ocho venerables” (entre los que se incluía Deng Xiaoping), su primera mujer también es princesa, vivió en Zhongnanhai, ha acumulado enormes riquezas y los dos hijos de sus dos matrimonios han estudiado en EE UU, el primero en Columbia y el segundo en Harvard.
En el país de los guanxi (contactos), los bancos más exitosos de China tienen especialistas dedicados a trazar los árboles genealógicos de dirigentes, exdirigentes y altos funcionarios a nivel central y regional para organizar sus carteras de clientes. La información publicada por The New York Times en octubre pasado sobre que la familia del primer ministro, Wen Jiabao, ha acumulado una riqueza superior a los 2.100 millones de euros, muestra cómo se desarrollan esas corruptas relaciones de poder.
En el país de los guanxi (contactos), los bancos más exitosos de China tienen especialistas dedicados a trazar los árboles genealógicos de dirigentes y exdirigentes
Según The Sydney Morning Herald, si Wen Yunsong, el hijo del primer ministro, dirige uno de los fondos privados de acciones más exitoso, el hijo de Wu Bangguo —presidente de la Asamblea Popular Nacional y oficial número dos del PCCh—, dejó Merrill Lynch para dirigir un fondo de inversión ligado a la estatal compañía de energía nuclear. La hija de Li Chanchun, jefe de propaganda del partido, trabaja en una filial de inversión del Banco de China y varios bancos extranjeros han contratado a familiares de Wang Qishang, quien todo apunta a que en el cónclave que comienza el próximo jueves ascenderá a miembro del Comité Permanente del Politburó, la dirección colegiada de China.
No son los únicos. El hijo de Zhu Rongji (primer ministro de 1998 a 2003) dirige China International Capital Corp. y colocó a su lado a la hija de Shang Fulin (supervisor de la Bolsa de China de 2002 a octubre de 2011). La nieta de Hu Yaobang (secretario general del PCCh de 1982 a 1987), Janice Hu, es la presidenta para China de Credit Suisse. En realidad, la lista de príncipes y princesas al frente de las más poderosas instituciones y empresas es tan amplia como casi el número de estas.
A este fabuloso entramado de guanxi, donde nepotismo y corrupción van de la mano, contribuye en parte la misma mentalidad china. Tras la destitución en septiembre pasado de Ling Jihua como director de la Oficina del Comité Central (el gabinete del jefe del Estado para los asuntos internos del PCCh), el profesor de la Universidad de Pekín Zhang Ming reconoció, en declaraciones a la agencia alemana DPA, que en China es una práctica habitual cubrir de atenciones a las familias de los políticos para influir en la toma de decisiones. “Ling Jihua era director de la Oficina General del Comité Central e, incluso aunque no lo pidiera, la gente le daría dinero a su hijo”, dijo el profesor al referirse al escándalo del Ferrari del hijo del político degradado. La policía cibernética bloqueó toda la información sobre el accidente de un Ferrari en el que murió el conductor (Ling Guo) y las dos chicas que iban dentro resultaron heridas de gravedad. Ling Guo fue enterrado en secreto para que no se dañara la imagen de su padre, quien finalmente cayó no solo porque su hijo condujera un Ferrari sino también porque estaba vinculado al exministro de Ferrocarriles Liu Zhijun, expulsado del PCCh el pasado 28 de mayo porque durante los ocho años de su cargo (2003 a 2011) favoreció a empresas de amigos y familiares y desvió a sus cuentas personales cientos de millones de euros de los fondos para la construcción de la amplia red de trenes de alta velocidad.
La salida a Bolsa en Hong Kong de la China Railway Construction Corp. (4.600 millones de euros), que gestionó el Macquarie Group, se consiguió tras el vertiginoso ascenso en esa financiera australiana de Raymond Sun, casado con la hija de Fu Zhihuan, ministro de Ferrocarriles de 1998 a 2003.
No es de extrañar el enorme malestar de la mayoría de los chinos contra los abusos y la inmunidad de que gozan los taizidang. Unos privilegios que también tratan de atribuirse los hijos de las autoridades locales.
Pero el Partido Comunista Chino es solo cosa de príncipes. Frente a estas élites dinásticas se alzan los tuanpai, los hijos del pueblo, que a través de la Liga de la Juventud han escalado paso a paso los peldaños del PCCh hasta el Comité Permanente del Politburó. Con el respaldo del saliente Hu Jintao y con Li Keqian a la cabeza, tratarán de hacerse en el XVIII Congreso con varios de los nueve escaños —se estudia reducirlos a siete— del máximo órgano de poder.

Fotografía: Héctor Guerra Hernández.