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domingo, 1 de noviembre de 2020

REY

Maestro...alguna vez todos tenemos que partir. Mi mejor homenaje, Dr. Juan Carlos Rey, fue el que pude hacerle en ocasión de haberle sido conferido su muy merecido y postergado Doctorado Honoris Causa..Descanse en Paz, MAESTRO!!!

DISCURSO DE ORDEN CON MOTIVO DEL OTORGAMIENTO DEL DOCTORADO HONORIS CAUSA AL PROFESOR JUAN CARLOS REY

Fernando Falcón

Presentar la vida académica y la obra de Juan Carlos Rey no es tarea fácil. Autor de más de 70 libros y artículos académicos tan influyentes en el pensamiento político venezolano de los últimos 30 años tales como Ensayos de Teoría Política, Problemas Sociopolíticos de América Latina y El futuro de la democracia en Venezuela, su trabajo intelectual y docente, es una mezcla de constancia y creatividad en el cual se funde su labor de pedagogo con el reconocimiento y la producción de sus discípulos directos e indirectos, entre quienes honrosamente me cuento.

No proseguiré, sin embargo, sin antes agradecer a las autoridades académicas de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, en su Consejo de Facultad y en la persona de su Decano, el Doctor Ramón Crazut, el haberme confiado tal tarea, que es un honor, y es a la vez, por la densidad del aporte de Juan Carlos Rey a la difusión y el conocimiento de la Ciencia Política en Venezuela, un verdadero desafío intelectual y moral. Lo intentaré, en el límite de mis modestas capacidades.

Siguiendo las recomendaciones que él mismo alguna vez me hiciera, comenzaré tal tarea auxiliado por la ruta cartesiana que aconseja descomponer las labores ante la complejidad y el reto que comportan. Así, en la primera parte de esta presentación mostraré la evolución de su trabajo intelectual y en la segunda me referiré a algunas de sus formulaciones y prescripciones que, por encima del cuadro tradicional de los estudios de Ciencia Política, constituyen una mirada sobre el país en que vivimos y el futuro de sus formas e instituciones políticas.

La tarea intelectual y docente de Juan Carlos Rey arranca desde 1960, de la mano del inolvidable Maestro Manuel García Pelayo, su mentor y amigo quien lo conduce prontamente por los senderos de la reflexión política académica y la incipiente docencia universitaria en esa área del conocimiento. Completa su proceso de formación en la Universidad de París y se adentra prontamente en el campo de la historia de las ideas políticas como uno de los puntales de la celebérrima colección Antología del Pensamiento Político que dirigiera Manuel García Pelayo, como traductor, compilador, seleccionador de textos e introductor a obras que por primera vez, en la mayoría de los casos, se vertían en lengua castellana. De esa primera época son sus presentaciones a Bases de la Legislación Civilde la URSS y de las Repúblicas Federadas, al pensamiento de Benjamín Constant, Liberalismo y Democracia , su largo y brillante estudio introductorio a Las Formas de Gobierno en la  Historia del Pensamiento Político, los artículos Burocracia y Política y Poder Espiritual y Auctoritas en el Pensamiento Marxista y su traducción, primera en lengua castellana, de la obra de Gabriel Naudé, Consideraciones Políticas sobre los Golpes de Estado.

El segundo momento de su producción intelectual se inicia hacia 1971, cuando a la guiatura de García Pelayo se le añade la influencia que tuviese en la formación de sus ideas ese genio extraído del Renacimiento, biólogo, cibernético, sociólogo, ajedrecista consumado, músico y estudioso del conflicto sociopolítico, Anatole Rapoport. A partir de ese período Juan Carlos Rey se adentra en el estudio profundo de la realidad política venezolana contemporánea, su incipiente democracia, el funcionamiento de sus instituciones, el sistema de partidos, el funcionamiento del sistema político venezolano, la democratización de la defensa nacional y los problemas derivados de la política exterior del Estado, al ser vistos como política pública.

En esta etapa, que dura hasta su jubilación en 1985, como Director del Instituto de Estudios Políticos, se producen sus ya clásicas obras Ensayos de Teoría Política de alto sabor sistémico y rapoportiano y Problemas sociopolíticos de América Latina, una seria reflexión acerca de lo nuestro desde la óptica de lo nuestro, de esa América Latina, una y variada, en que se confunden y coexisten los pensamientos más anacrónicos con los criterios más avanzados y recientes en materia de teoría política.

De ese período son sus producciones intelectuales Modelos Teóricos para el Estudio del Subdesarrollo Político Latinoamericano, El Sistema de Partidos Venezolano, Tipologías de la Estratificación Socialen América Latina, Regímenes Autoritario-Burocráticos Latinoamericanos, Ideología y Cultura Política: el Caso del Populismo Latinoamericano, Estrategia Política, Sistema Político y Elecciones Municipales, Individualismo vs. Holismo en el Estudio de Sistemas Complejos, Doctrina de Seguridad Nacional e Ideología Autoritaria, Problemas de Seguridad en un Estado Democrático, Secreto de Estado y Libertad de Información, El Financiamiento de los Partidos Políticos y la Democraciaen Venezuela, Del Golfo de Venezuela al Esequibo: una Exploración de Alternativas, El Sistema Político Venezolano y los Problemas de su Política Exterior y su fundamental y  sibilina obra La condición Bolívar o la imposibilidad de la democracia: Apuntes para una Teoría de la Dictadura.

Es ésta igualmente la etapa de la docencia en aula, de su interacción con sus alumnos, muchachos venidos de cualquier rincón de la geografía nacional, atraídos por la idea de estudiar la política como ciencia, de comprenderla más allá de localismos y rivalidades, de doctrinas e imposiciones. La labor docente de Juan Carlos Rey se caracterizó tanto por su exigencia en el aula como por su prédica constante acerca de la democracia como camino, como forma de vida y como meta constante de los anhelos humanos. Es también la época de la propulsión y concreción de algunas de sus metas: coadyuvar decisivamente a la creación de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos y a la organización y administración académica del Doctorado en Ciencias Políticas.

El tercer momento de su producción intelectual, el más fecundo y crítico de su larga carrera académica surge a partir de 1985, cuando a pedido de quien fuera su entrañable amigo, Luis Castro Leiva, ingresa al Instituto Internacional de Estudios avanzados (IDEA) como fundador de la Unidad de Ciencia Política y consejero y asesor de la Unidad de Historia de las Ideas, de la cual quien les habla tuvo el honor de formar parte. Es la etapa de la reflexión crítica, ya libre de los absorbentes compromisos de aula, de la búsqueda de soluciones académicas a problemas críticos de la democracia que amenazaban ya, desde tan lejana época, con su derrumbe o al menos con su confiscación o transformación en una polisemia contentiva de todos los errores y de todos los vicios, que esa extraordinaria mujer, la ilustre pensadora política Judith Shklar calificaba como los sepultureros de la idea real del término: la corrupción, el resentimiento, la misantropía, el esnobismo, la hipocresía, la crueldad y la traición. Es una etapa de acción personal para detener la caída, poniendo su prestigio académico al servicio de la Nación, desde la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado y desde las revistas especializadas o de divulgación masiva, con la advertencia señera del universitario, tantas veces no escuchado por quienes tienen a su cargo la toma de decisiones políticas. Allí están sus trabajos Crisis y Reforma del Estado, La Democracia, la Opinión Pública y la Política  Exterior, Los Veinticinco Años de la Constitución y la Reforma del Estado, Reformas del Sistema Electoral Venezolano, El Derecho de Excepción y el Régimen Jurídico de la Seguridad y Defensa en Venezuela, Análisis Crítico de la Ley Orgánica de Seguridad y Defensa, Reformas del Sistema Electoral, La Democracia en Venezuela: Balance y Perspectivas, Introducción al Estudio del Poder, Visión General de la Reforma del Estado y sus Problemas Políticos, Democracia, Desarrollo y Redistribución en Venezuela, Treinta Años de Democracia en Venezuela: Balance y Perspectivas, Continuidad y Cambio en las Elecciones Venezolanas, Problemas de la transición demo­crática y de la consolidación de la democra­cia en América Latina, El papel de los partidos políticos en la creación y consolidación de la demo­cra­cia en Venezuela, La  Democracia Venezolana y la Crisis del Sistema Populista de Conciliación, Apogeo y Decadencia de la Democracia Representativa, y La crisis de legitimidad en Venezuela y el enjuiciamiento y remoción de Carlos Andrés Pérez de la Presidencia de la República. Creo innecesario comentar esta etapa de su obra porque los títulos de la misma dan la medida exacta de sus angustias y preocupaciones. Allí esta también su decisivo libro El Futuro de la Democracia en Venezuela, mezcla de admoniciones y desasosiegos acerca de una problemática que se nos acercaba, inexorable tal vez, pero que ha podido evitarse.

El cuarto momento es el del ahora y se inscribe en la segunda parte de mi propósito. A partir de 1998, el papel de la obra de Juan Carlos Rey ha sido el del combate, el del intelectual comprometido con el poder de la idea democrática, de una democracia como forma de vida que rechaza la visión de la política como conflicto existencial, de una democracia que, al evaluar el debate y la diatriba política, coloca la convivencia en primer lugar ya que la actividad en la polis es en esencia una actividad entre humanos. Valgan como colofón las palabras de una de sus influencias confesadas, Anatole Rapoport, acerca de la actividad política en Democracia. Como ajedrecista consumado que era, el símil no puede ser más oportuno:

“Uno no puede jugar al ajedrez si termina siendo consciente que las piezas son almas vivas y del hecho que las Blancas y las Negras tienen más en común entre ellas que con los propios jugadores. De repente, uno pierde todo interés en quién será el campeón.”

En ese combate por devolverle a la democracia su dignidad perdida resaltan sus trabajos Sobre la  Constitución, la Constituyente y otros menesteres, Observaciones sobre el Título VII (El sistema de seguridad y defensa) y el Título IX (Los sistemas de protección de la  Constitución) de las ideas fundamentales para la Constitución Bolivarianade la V República, Estado, Sociedad y Educación en Venezuela, Consideraciones políticas sobre un insólito golpe de Estado, Poder, libertad y responsabilidad política en las democracias representativas, Caminando por la cuerda floja: los poderes del Presidente, la gobernabilidad y la legitimidad de la Constitución de 1999, Esplendores y miserias de los partidos políticos en la historia del pensamiento venezolano, Constitución y Poder Constituyente en el proyecto político de Hugo Chávez y Ante el peligro para la libertad y la democracia que implicaría la reelegibilidad ilimitada del Presidente de la República.

Aún hoy, en el momento de serle conferida esta distinción que nos convoca, acaba de publicar sus obras El pensamiento político en España y en sus provincias americanas durante el despotismo ilustrado (1759-1808)  y Personalismo o liderazgo democrático. El caso de Rómulo Betancourt.

Allí esta su labor, para legado del presente y el porvenir. Por eso, nunca mejor venida la distinción que se le impone, de Doctor Honoris Causa, aunque me permito añadir, que este homenaje puede prolongarse con la profundización en el estudio de sus textos e ideas y con la publicación por parte de las autoridades universitarias de tan fecunda e inestimable obra.

Profesor Juan Carlos Rey:

Sus alumnos, discípulos y amigos estamos hoy congregados para rendir homenaje a su trayectoria y a sus desvelos. La Escuela de Estudios Políticos, que Ud. contribuyó a formar, donde desarrolló lo más profundo de su condición de docente, donde hizo, en palabras de Manuel García Pelayo, realidad su verdadera vocación, es hoy una Escuela fuerte, bien dirigida, con la mayoría de sus profesores en posesión de la borla doctoral o en vías de conseguirla, donde se investiga y se produce obra escrita, donde se trabaja y se debate sobre el país. El otro objeto de sus esfuerzos, el Doctorado, hoy por hoy produce egresados, investigación y tiene un propósito firme, contribuir decisivamente a la elevación de la calidad de las ideas políticas en Venezuela. Ambas instituciones, profundamente agradecidas por su aporte, elevaron en su momento esta solicitud de reconocimiento a su trayectoria, apoyados de manera entusiasta por los Decanos Jorge Pabón y Ramón Crazut, por el Consejo de Facultad, el Consejo Universitario y las autoridades que hoy presiden este acto encabezados por nuestra Rectora Cecilia García Arocha. Maestro, contemple su obra...

Séame permitido concluir estas palabras con un recuerdo personal. Hace unos cuantos años, un joven profesional solicitó su admisión para comenzar sus postgrados en el área de Ciencia Política. Con la sencillez del magisterio, con la actitud de un verdadero mentor, el Profesor Juan Carlos Rey, después de escuchar a ese joven, lo estimuló, condujo y luchó para su admisión en esos cursos. Con los años, ese joven se transformó en profesor universitario y discípulo de uno de sus mejores amigos, el temprana y lamentablemente fallecido Luis Castro Leiva.

Ha querido el Supremo Constructor del Universo, en su infinita bondad, que ese joven, discípulo de uno de sus amigos, tenga hoy, como Director del Doctorado en Ciencias Políticas, el inmenso honor de pronunciar las palabras que le dan a Juan Carlos Rey Martínez, la entrada a este Claustro como Doctor de la  Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas por la Universidad Central de Venezuela.

Bienvenido nuevamente a su Casa, Doctor Juan Carlos Rey.

Gracias.

Fuente:

https://www.facebook.com/fernandofalconv 

jueves, 9 de abril de 2020

CUADERNO DE BITÁCORA

Luce imposible documentar cada hecho, cada declaración, cada cosa que vemos. Pronto será parte del olvido, porque otros hechos, otras declaraciones, otras cosas compiten por su inmensa gravedad.  No obstante, deseamos detenernos en dos situaciones que rayan en una ridiculez de antología.
De un lado, el mito de la educación virtual cobra toda su fuerza. Entre palabras llenas de calculada ambigüedad, entre aquellas más directas, se propone, cotiza y decide.
Istúriz: Clases presenciales estarán suspendidas hasta superar el Covid-19 (video)
Recalcó que seguirán el uso de las estrategias pedagógicas de aprendizaje a distancia, durante esta cuarentena social y colectiva, reseñó AVN.
7 de abril de 2020 4:32 pm
Aristóbulo Istúriz
“Suspendimos las clases presenciales y hacemos uso de las estrategias pedagógicas de aprendizaje a distancia”, indicó este martes el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz al canal Venezolana de Televisión (VTV)
Istúriz, anunció la suspensión indefinida de clases en el país a causa de la COVID-19.
Recalcó que seguirán el uso de las estrategias pedagógicas de aprendizaje a distancia, durante esta cuarentena social y colectiva, reseñó AVN.
El Gobierno nacional ha implementado en las diferentes regiones una serie de planes, entre los que destacan, “Préstame tu Cuaderno”, en el estado Delta Amacuro y “Tú me Cuidas y yo te Cuido” en La Guaira.
Estas y otras experiencias, posteriormente serán sistematizadas desde el Ministerio de Educación, sirviendo de base para construir una modalidad de educación a distancia, que luego pueda ser implementada una vez superada la contingencia nacional por el Covid-19.
Nicolás Maduro anunció hace unos días, que era muy probable que el año escolar terminara con clases “on line”, lo que desató las críticas de los venezolanos debido al mal estado de las conexiones de Internet en el país.
(https://www.el-carabobeno.com/isturiz-clases-presenciales-estaran-suspendidas-hasta-superar-el-covid-19-video)
Pero del dicho al hecho hay un buen trecho.Entonces, hay sustitutivos de la virtualidad y, como si fuesen sendas políticas públicas, el "préstame tu cuaderno", en medio de la cuarentena, es la gran propuesta de esta infinita improvisación que caracteriza al mismo gobierno de todo el siglo XXI.
E, irremediable, porque alguien debe "dar la cara", con un vulgar Tweed, un ministro de la usurpación, repara en que no hay conectividad. !Albricias!
Ministro Trómpiz: Ningún estudiante se quedará sin estudiar, aunque «no tenga conectividad»
abril 8, 2020 | 12:02 pm | Anaisa Rodríguez.
El ministro oficialista de Educación Universitaria, César Trompiz, dijo este miércoles que los estudiantes que tengan conectividad a internet limitada o nula pueden realizar las actividades bajo la modalidad de portafolios.
«Lo primordial es que la conectividad se mantenga. Pero el plan universidad en casa es multimodal y las características y las medidas están dadas según las capacidades que tenga el docente y el alumno. Sino tiene acceso a la conectividad estará bajo la modalidad de portafolios, eso lo vemos en educación básica y lo validamos como metodología de educación a distancia», dijo en contacto telefónico con VTV.
Asimismo, aseguró que 95% de las universidades públicas y privadas se han sumado a este plan y alertó a toda la comunidad universitaria a «practicar la solidaridad en tiempos de cuarentena».
«Este plan es para darle prosecusión a la educación en casa, a distancia. Los consejos universitarios deben establecer las metodologías necesarias para ver clases en los hogares durante el tiempo que dure la cuarentena».
Trompiz indió que la mayoría de la metodología se está manteniendo a través de mensajería de texto, WhatsApp y Telegram. «La intención es que ningún estudiante se quede sin estudiar en la cuarentena», manifestó 

Del otro lado, no hay madurez política en la dirigencia opositora y se despachan sendas declaraciones que entristecen. Cualquier cosa, cualquier improvisación, la desean como una gracia. Empero, la morisqueta sobresale, destaca.
José Guerra, sobre entrevista con Villegas: Creo en la justicia, “no en la venganza”
abril 8, 2020 | 6:55 am | Oleg Kostko.
El diputado a la AN, José Guerra (PJ – Caracas), justificó sus declaraciones en una entrevista concedida a Vladimir Villegas donde rechazó la posibilidad de que Maduro, Cabello y Rodríguez vayan presos alegando que no cree en la “venganza”.
Así lo explicó José Guerra en su cuenta de Twitter:
“Abro hilo Sobre el contenido de la entrevista con Vladimir Villegas. 1. Recomiendo ver la entrevista completa y no una parte de ella para formarse una mejor idea de mi planteamiento. 2. Desde el 4 de febrero de 1992 he estado en desacuerdo con el proyecto chavistas”.
“3. A mi Chávez nunca me cautivó con su discurso primero usando a Bolívar y menos cuando se declara socialista. 4. Desde que salí de mi cargo en el BCV he enfrentado al régimen en todos los terrenos desde la pluma y la calle. 5. Gané las elecciones en un circuito que era chavista”
“6. En Fuerte Tiuna obtuve casi 40% de los votos debido a un mensaje a la FAN. Sentía su empatía cuando los esperábamos en las paradas de los buses. 7. Mi diferencia de fondo es con el modelo del socialismo. 8. Creo firmemente en una saluda política y hoy en un gobierno distinto”.
“9. La propuesta de un Gobierno de Emergencia y Unidad Nacional la apoyo tal cual la expuso Guaidó 10. Hemos construido una mayoría pero ésta no es para hacer tierra arrasada sino para gobernar y pacificar al país. 11. No creo en la venganza si en la justicia”.
“12. Por eso a Maduro, Cabello, Rodríguez los queremos derrotar en las urnas electorales no con cadáveres en las urnas. 13. Ellos me odian a mí pero yo no los odio a ellos. Estamos en las antípodas ideológicas. 14. Quiero un país equitativo, para todos por igual. He dicho”.
Huelgan los comentarios, aunque caimos en la tentación del Tweed. Algo inevitable, por lo demás (https://twitter.com/luisbarraganj/status/1247901298600468483).

Fotografía: Tomada por Carlos Martín, nos encontramos Fernando Falcón, Josmar Fernández, Alfredo Schael y LB, en una de las acostumbadas y amplias tertulias dominicales del Museo del Transporte, por septiembre de 2019.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

CADETE

Nota de Johan Rodriguez Perozo
22 de noviembre a las 20:46 ·
Hace dos días expresé en este muro mi interés por escribir una nota, a propósito del intercambio sostenido por los estudiantes que marcharon con la intención de llegar a Fuerte Tiuna y el "comité de recepción" designado por el régimen, conformado por varios integrantes de la Academia Militar de Venezuela… en ese momento dije que no me llegaba la musa para escribir lo que quería, entonces eché mano de una reflexión expresada por uno de nuestros docentes venezolanos, publicado en estos muros por una buena amiga… como poco conocedor del ambiente militar, hubiese querido expresar algún tipo de consideración respecto a la intervención del alférez que sirvió de interlocutor de los estudiantes pero, confeso como ya expresé de ser un lego en la materia, hago mía la reflexión de sobre el particular de mi dilecto profesor Fernando Falcón, ya que la misma recoge en buena medida lo que seguramente satisface mi deseo, invitamos a su lectura…
El Alférez Mayor
Llegar a ser Alférez Mayor, es decir, el cadete más destacado del cuarto año de cualquiera de las Academias Militares en Venezuela (Guardiamarina Mayor se le llama en la Armada, pero aplica lo mismo) es el sueño de todo cadete que ingresa a cualquiera de los Institutos Militares. Los actuales oficiales, según haya sido la duración de su período de formación han visto en funciones y convivido con alrededor de 3, 4 o 5 de esos ejemplares de la excelencia. Ellos deben ser el mejor estudiante, deportistas excepcionales, de aptitud física destacada, de extraordinario comportamiento moral y de una poco común destreza militar. En suma, el Alférez Mayor, es el compendio de lo que se espera de una formación militar ideal.
Tuve la oportunidad de ver a cuatro Alféreces Mayores en mi proceso de formación: La excepcionalidad marcial y académica de Guaicaipuro Lameda Montero, además extraordinario gimnasta. La inteligencia nata y práctica de Alcides Rondon, la capacidad reflexiva y serena de Oswaldo Contreras y la fortaleza moral y bonhomía de Francisco Usón Ramirez. Con cada uno de ellos me unen distintos pero profundos y duraderos lazos de amistad. Con todos ellos he discutido sobre asuntos militares y Políticos en su debida oportunidad. En todos reconozco profundidad en la reflexión, calidad en la argumentación y criterio propio...un poco más tarde conocí a otro excepcional Alférez Mayor, el que rompió el record de notas histórico en la Academia Militar, el que obtuvo el primer puesto en todos sus cursos militares y en la Especialización en Derecho y Política Internacional en la UCV. Inteligencia, reciedumbre de carácter y lealtad personal a toda prueba...me refiero a Igbert Marin....hace unas pocas horas vi el producto de la decadencia de las otroras profesionales fuerzas armadas venezolanas...un alférez mayor( minúsculas a propósito) balbuceante, con vocabulario medio, repitiendo consignas de carácter político y pretendiendo aleccionar sobre política a Estudiantes de Ciencias Políticas!!!...mientras eso ocurría, un Alférez Mayor, de excepcional calidad académica y fortaleza Moral, Luis R Castellanos H trata de sobrevivir en el exilio y en una ergástula del régimen el antiguo Alférez Mayor Igbert Marin, incomunicado, maltratado y tal vez torturado, paga con su libertad y su integridad física el delito de haber sido fiel a su juramento de servir a Venezuela...No hay poder humano que haga que se perdone tanto daño, tanta ignominia y tanta vergüenza...en que han convertido al ideal del Alférez Mayor!!!!

Fuente:

sábado, 29 de septiembre de 2018

AQUÍ NADA SE HA ACLARADO

Fernando Falcón:

Hoy murió, teniendo casa por cárcel, el coronel José Antonio Omaña Hernandez...su delito, figurar en un libro de los años 60, titulado TO-3, escrito por JVR y firmado por un don nadie, en el cual acusan de torturador a ese oficial, que, para la época del infundio, ni siquiera servía en esa unidad...Estoy esperando Justicia para los asesinos de los 5 cazadores del Batacaza Silva, asesinados a mansalva el 18 de noviembre de 1977, a los asesinos del Soldado José Elías Montiel del Batacaza Campo Elìas el 28 de abril de 1978 o a los asesinos del soldado José Elías Ruiz, de solo 17 años del Batacaza Carvajal, muerto mientras vigilaba una alcabala en el crucero de Aparicio....si, los asesinos, algunos están impunes, otros en el gobierno y otros en la ANC...descanse en Paz, mi coronel Omaña...algún día se aclararán las cuentas!!!!

2709/2018:
https://www.facebook.com/fernandofalconv?hc_ref=ARSK9Cg3ejM4ZRFx5hzPNOOuWF9SDkPFsr5EQgJPdqsZF58AbZQvWFk3015fUzlmMVw&fref=nf

René Augusto Navarro Velasquez:

"La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuan la muerte es, nosotros no somos" (Antonio Machado)
Que decir cuando alguien importante en la vida del pais que nos vio nacer, se nos va. Se le hace un nudo en la garganta a uno y las lagrimas corren en un desenfreno total. Sobre todo por encontrarnos ausentes y no poder acompanar al amigo a su ultima morada.
Ha muerto el Cnel. Jose Antonio Omana Hernandez, con el se nos va un un capitulo importante de nuestra historia.
Egresado en 1960 de la antigua Escuela Miltar de Venezuela en la promocion, Pedro Leon Tottes, ,l,e toco participar en contra de la insurreccion armada de los anos 60 y 70 donde se destaco como un eficiente Oficial. Sus ultimos anos los paso sometido a la venganza de la "jjursticia" ofiicial.
Vuela alto Jose Antonio al encuentro
con nuestro Senor. Siempre te llevare en mi corazon, amigo

28/09/2018:
https://www.facebook.com/reneaugusto.navarrovelasquez?hc_ref=ARS0MKhonY89pPOFr3FpawvGf6grj-ApqJiFnhFfB_UlGyYKOXTG5GARyMUh-IuOZ-c&fref=nf

Breve nota LB: Nos ha impresionado ambas notas. Aqui no se ha aclarado nada. Ni del presente, valiendo la fotografía (tomada de https://www.diariolasamericas.com/america-latina/militares-retirados-exigen-la-guardia-nacional-oir-al-pueblo-n4119743), y mucho menos del pasado, el cual sirve para la sistemática e interesada falsificación del régimen (por ejemplo: http://www.reportero24.com/2012/10/30/mp-acusa-al-coronel-r-jose-a-omana-hernandez-por-desapariciones/; y  http://albaciudad.org/2013/02/iris-varela-imposible-separar-trascendencia-historica-de-la-an-como-escenario/).  Por supuesto, fueron y son hechos dolorosos, pero es la propia historiografía la afectada. Por cierto, no fue posible localizar la portada del libro T-03.

domingo, 4 de marzo de 2018

PRESILLAS

Degradación militar y Estado de Derecho
Luis Barragán

Afectando, entre otros, a Raúl Isaías Baduel, Herbert García Plaza y Juan Carlos Caguaripano, Nicolás Maduro decretó recientemente la degradación y expulsión de un conjunto de militares procesados o en situación de retiro, abriendo otra  sección a la crisis que ha generalizado y agudizado en todos los órdenes. Se ha dicho, no menos curiosa fue la circunstancia de ascender a oficiales ya retirados, como ocurrió en 2013, sin que sepamos aún de la debida y oportuna publicación en Gaceta Oficial.

Históricamente, gracias a un comentario directo y espontáneo consignado en las redes sociales, Fernando Falcón recordaba que la única degradación data de 1903, cuando Cipriano Castro lo decidió respecto al teniente-coronel Matías Farreras, apreciando correctamente el carácter accesorio de la pena en el caso que nos ocupa. Hace poco, concluyendo un trabajo destinado para la revista “Tiempo y Espacio”, hallamos un testimonio de José Giacopini Zárraga sobre la degradación del teniente-coronel Hugo Trejo, en el Palacio Blanco, al día siguiente de su sublevación por  enero de 1958 que, obviamente, quedó sin efecto alguno al derrumbarse la dictadura.

Luego,  ponderada la grave dimensión de la medida, jurídicamente Maduro – el decretante – dijo sustentarse en el artículo 226 y el numeral 5 del artículo 236 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y los artículos 19 y 141 de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (LOFANB). No obstante, además de remarcar su condición de jefe de Estado y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, nuestra torpeza no permite apreciar correspondencia alguna con los textos legales citados, el decreto-ley de 2008 y el que lo reformó por 2011.

Constitucionalmente, el  solo decreto viola el derecho al debido proceso y a la defensa de las personas afectadas que, ya referido, se les impone una pena accesoria, sin que se evidencie la principal, pues, tampoco se trata de una decisión judicial con plena satisfacción de todos los requisitos formales. E, incluso, a juzgar por la motivación del decretante,  hay comisión de delito por su  “sola apariencia” y “presunta inobservancia” de la normativa vigente,  confiriéndole una sorprendente naturaleza y competencia a la condición o carácter que ostenta únicamente como presidente de la República, vale decir, jefe de Estado y Comandante en Jefe, caso éste absurdamente concebido como un grado militar por la LOFANB.

Descartada la aplicación de la Ley de Disciplina Militar, por razones obvias, está el Código Orgánico de Justicia Militar, pues, inadvertido por el decretante, así lo ordena expresa e ineuívocamente el artículo 71 de la LOFANB.  Y, se dirá, el Tribunal Supremo de Justicia está llamado a corregir tamaño entuerto, pero no es difícil corroborar que ha incurrido también en toda una “técnica” parecida, contribuyendo a socavar y a destruir el Estado de Derecho: “Pretender equiparar los postulados filosóficos de la Constitución de 1999 con el socialismo militarista que profesan los epígonos de la hora, no es más que una falacia, un fraude a la ley por representar un cambio deliberado de los fundamentos y normas constitucionales para imponer un ordenamiento favorable a sus intereses”, refirió José Alberto Olivar en un título publicado apenas días atrás (“Entre el ardid y la epopeya”, Negro Sobre Blanco, Caracas, 2018: 270).

Huelgan los comentarios en torno al resto de la motivación de los decretos en cuestión, pues, siendo la misma en ambos casos, a la versión harto caprichosa de la realidad se suma una falta de autoridad moral para la tan particular sentencia suscrita.   Quizá haya ánimo entre los colegas parlamentarios para debatir tan importante asunto, pues, de suyo, constituye un mérito orientar a la opinión pública en torno a materias que se integran a los tabúes impuestos – digamos – culturalmente por el régimen.


Por lo demás,  hay más traza de una obscena factura personal que de juego político, en esta entrega de la Gaceta Oficial. Y, aunque no tengamos relación alguna, personal, política e ideológica, con los afectados, asumimos que es también un asunto ineludible, así haga peso la aldea monotemática en la que nos encontramos.

Referentes:
Decretos nrs. 3298 y 3299 del 28/02/2018:
Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana:
(2008) 
(Gaceta Oficial)
https://es.scribd.com/document/51323617/Gaceta-Oficial-Extraordinaria-N%C2%BA-6020 
Ley de Disciplina Militar:
Código Orgánico de Justicia Militar:
Decretos-Leyes 2015:
Cfr.

sábado, 2 de diciembre de 2017

PEPE GRILLO

Conversaciones privadas
Nicomedes Febres

* Ayer mientras me dedicaba a mis planes de futuros trabajos Anapina mi esposa, mi ángel guardián y a veces también mi Pepe Grillo, me preguntaba si no era disparatado estar dedicado al futuro cuando el país se está hundiendo en el presente. Ella como mujer brillante, comprometida y luchadora tenía dudas por el presente y entonces le conteste y sin mucho meditarlo: es que luchar por el futuro es una manera de luchar por el presente para que no se prolongue en el tiempo y que más pronto sea el pasado. Además, para que el futuro sea mejor que el presente debe ser previsto y estamos como estamos porque en el pasado en Venezuela nunca se previó el futuro. Por convicción detesto con toda mi alma a la utopía que es creer en pajaritos preñados de cualquier tipo y eso me torna al realismo más descarnado, más torvo, pero huyendo del escepticismo y del nihilismo que son las etapas previas a la muerte del alma. Y la esperanza siempre debe acompañarnos y uno debe luchar por ella, pero a conciencia que es caminar por un desfiladero delgado con dos inmensos precipicios a los lados, que son, a la izquierda la utopía, y por el lado derecho el escepticismo. No, hay que ser realista pero con esperanza porque el que carece de esperanza está derrotado de antemano. De esta vamos a salir, no lo duden.
* Antier en la reunión de navidad de mi entrañable amigo Ramón Rivero, reunido con gente inteligente, preparada y buenas personas, que son las virtudes cardinales de mis amigos, porque nada es peor en la vida que tener amigos mala gente o brutos, entonces conversando sobre la situación del país apunté que las únicas características diferentes de este comunismo venezolano a todos los demás de la Historia eran, primero, que este es el único comunismo posterior a la caída del Muro de Berlín y segundo, que aquí el sector militar estaba formado en el anticomunismo antes de la llegada al poder de los comunistas, a diferencia de los viejos partidos comunistas que eliminaban al viejo aparato militar previo y formaban uno nuevo con sus militantes y luego por un proceso antidemocrático natural eliminaban a los civiles y esto aquí, necesariamente debe ser un arroz con mango donde ni ellos mismos saben para donde van, más allá de mantenerse en el poder como casta armada. Pienso que esta purga de los chavistas-ramiristas por rafael ramirez, terminará en un guiso y en un silencio porque a todos les conviene más el silencio que estar prendiendo el ventilador de sus vagabunderías. Advertí que estuviéramos pendientes de que se tratara más bien de una típica jugada de distracción militar donde los perdedores quedarían sentenciados como inocentes, buchones, pero desplazados y viviendo en paz aquí o en el exterior. Al final entre ellos no hay principios sino puro billete. Si alguien quiere conocer de manera amena como eran de amañados los juicios en la antigua Unión Soviética les basta leer el libro El Hombre que amaba los Perros de Leonardo Padura quien hace un retrato magistral de esos juicios.
* En la foto del día están dos entrañables amigos que en medio de las conversaciones de la reunión se dedicaron a cantar un rato. Con el brazo en alto está Carlos Martín La Riva el director de la Escuela de Antropología de la UCV y con chaqueta de cuero Fernando Falcón quien es director del Post Grado de Ciencias Políticas de nuestra universidad. Ambos son unos tipazos buena gente, inteligentes y preparados. Como decían antes los galleros de verdad: son canela fina.

Fuente:

sábado, 24 de diciembre de 2016

BOLÍVAR

Nota de Fernando Falcón

Un gran amigo, de Ciudad Bolívar, Pedro Belisario, me narra lo que se está viviendo...Saludos hermano Fernando Falcón, gracias por la preocupación, no te puedo informar sobre la gente de la Esgrima, realmente no he sabido nada, creo que con ello todo esta normal, la gente de la Esgrima es gente buena, gente sana, los muchachos tiene valores y no los creo capaces de hacer ningún tipo de estos actos, lo que vi estos dos últimos días, no lo había visto jamas en mi vida, lo que salio fue la maldad Fernando Falcón, allí no salio pueblo, salio fue el hampa, el malandraje, el pillaje, la gente buena se quedo en casa, y la gente buena somos la mayoría mi estimado, acabaron con las ferreterías, con las peluquerías, almacenes, talleres de reparación de electrónica, talleres de Vehículos, caucheras, licorerías, panaderías, restaurantes, abastos, Bodeguitas, hasta una agencia de lotería por aquí por mi sector se la llevaron, acaso eso es hambre, o acaso la gente honesta hace eso? malandros hermanos, malandros!!!! y si es verdad lo reconozco los Gobiernos tanto central como regional y municipal son lo principales responsables por las malas políticas, las mafias de la comida y todo lo malo que se te pueda poner en la cabeza, ademas y no haberle puesto un parao a los comerciantes, quienes nos estaban ahogando y en especial los chinos, amen de haber lanzado de manera inoportuna el tema de los billetes de 100, con todo eso que te dije, no se justifica acabar con una Ciudad y con la gente buena de esta hermosa ciudad, y te lo juro, hermano eso solo fue un 5% de la población que salio arrecha a saquear, salieron lo delincuentes, los oportunistas, las viejas sinvergüenzas que tiene un malandro interno escondido, salieron los que no tiene moral, en mi sector la mayoría estaba en sus casas sorprendida por lo que estaba pasando, hermano entrando en valoraciones por que es imposible no hacerlo, esto fue un raterismo y lo mas bajos intereses políticos, indujeron, manipularon y un grupo llevo a otros a esta barbarie, cuando hay hambre se busca comida, no sillas de escritorio, secadores de pelo, rebanadoras de jamón, eso fue la mas baja expresión de la falta de cultura de unos pocos , ese no es el pueblo Bolivarense, y si estamos arrechos con las políticas Gubernamentales, pero no vamos a salir a matar y a saquear, según la prensa sin meter las bodeguitas de los barrios y otros comercios, solo en Ciudad Bolivar , van mas de 400 negocios saqueados y aclarando al amigo Mig Mandrake, no fue todo el estado Bolivar fueron alguno pueblos y/o Municipios por ejemplo en Guasipati, Tumeremo, El Callao En la Paragua, en Santa Elena, pero el resto del estado estaba tranquilo, incluso fernando tu ciudad Upata estaba tranquila y Pto ordaz y San Felix que son las ciudades mas arrecha de Bolivar están sin novedad, lo que paso aquí fue algo puntual, y asi digan que no es asi esto fue inducido hermano, pero eso si Fernando Falcón, fue un desastre, de pana que fue una locura, que te lo cuento y no puedo explicarte todo lo que vivimos estos días aquí!!!!
https://www.facebook.com/fernandofalconv/posts/10154239339602339
Fotografías:http://www.elinformador.com.ve/2015/08/15/aumenta-tension-en-venezuela-por-numerosos-saqueos/#.WF8RgrlEDIU

domingo, 26 de abril de 2015

UN DATO CONTUNDENTE

Una nota facebookeana  de Fernando Falcón:

No se por qué a los venezolanos nos encanta un mito. Harto de la conseja según la cual Marcos Pérez Jimenez conserva aún el promedio más alto obtenido en la Academia Militar, me di a la tarea de buscar sus notas para comprobar el aserto. Pues bien, las encontré y si es cierto que el Alférez Mayor Marcos Pérez Jimenez obtuvo el promedio más alto de su promoción, sus notas distan mucho de ser las más altas de la Historia. A tales efectos, publico las calificaciones y la fuente de donde las extraje...

Oldman Botello:  De los 22 de la lista descollaron, el cuarto lugar, Héctor De Lima Polanco; José Saúl Guerrero Rosales, comandante de la aviación; Carlos Pulido Barreto, Roberto Casanova, ambos hombres de confianza de PJ; Pedro Joé Quevedo, que fue copresidente de la República en la Junta de Gobierno que presidió Larrazábal; José Luis Betancourt, comandate de la guarnición de Maracay a la caída de PJ y cuyo nombre lleva el cuartel de la guardia de la IV División de Infantería; fue gobernador encargado de Aragua; Miguel de la Rosa, de Villa de Cura, general FAV y gobernador de Caracas en 1958. Estos fueron los de más renombre.

Fernando Falcón: Lucia Raynero...no pretendo hacer consideraciones acerca del destino de los estudiantes sobresalientes. Aquí de lo que se trata es de dilucidar un hecho HISTÓRICO...Betulio Nucete Ríos, ciertamente los sistemas de evaluación son distintos. En esa época se calificaba de 1 a 10, por lo que el promedio de MPJ estaría en 18,12 en escala de 1 a 20 y 90,60 en escala de 1 a 100...en cualquier caso son excelentes notas, pero, igualmente, en cualquier caso, distan mucho de ser las más altas en la Historia.



Fernando Falcón: El promedio más alto en la Historia de la Academia, lo tiene el actual Mayor Igbert Marin, Alférez Mayor de la promoción 1999 con 98, 75 puntos, mi coronel Eugenio Marcano Guerra

Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10152879400087339&set=pcb.10152879400917339&type=1&theater

sábado, 14 de junio de 2014

ADSCRIPCIÓN DE HABILIDADES

De Chávez y la perversión del Ejército
Luis Barragán


Pocas dudas caben sobre la trascendencia histórica y política, como la especificidad militar del componente. Más allá de las circunstanciales opiniones de prensa y de los inevitables comentarios domésticos, urge reflexionarlo para una futura transición democrática que garantice su supervivencia institucional.

Por ello, la extraordinaria responsabilidad que pesa sobre la academia, cuyos planteamientos – por cierto – parecen distantes de las acostumbradas deliberaciones políticas y, particularmente, partidistas. Aplaudimos la multiplicación de los aportes, siendo todavía curiosamente insuficiente la literatura que versa sobre el fenómeno castrense.

Para la coincidencia y la discrepancia, Vladimir Petit Medina ha publicado “Chávez y la perversión del Ejército” (Cátedra Pío Tamayo, Caracas, 2014).  La tesis doctoral cuenta con un extenso y detallado marco teórico capaz de multiplicar los medios de prueba, aunque fundamentalmente se afinca en sendas entrevistas semi-estructuradas: ojalá llegue el día que pueda actualizarlos desde la propia intimidad de la corporación armada, accediendo a estudios, documentos, diligencias, expedientes y los otros elementos ahora vedados de la vida castrense y, por siempre, en este lado del mundo,  clasificados  aún para los más sobrios investigadores.

El autor incurre en la novedad de aplicar caras nociones gerenciales y administrativas del liderazgo, patente en el propio e inevitable lenguaje empleado, a un sistema distintivo, cerrado y de las características que sistematiza, como la Fuerza Armada Nacional.  Además, lo sabemos un entusiasta seguidor, colaborador y elaborador de la escuela que estudia el fenómeno del liderazgo, universalizándola entre nosotros,  ejerciendo la docencia en la materia, aunque seguramente no tardará en dar un testimonio bibliográfico de su sólida formación como jurista.

Identifica y adscribe las habilidades de Chávez Frías en el desempeño de la jerarquía que heredó y perfeccionó, centrado en el Ejército. Obligado contexto, el autoritarismo innovado explica el éxito de un liderazgo que sorteó no pocas dificultades, combinando distintas facetas hasta pervertir a la institución, para subordinarla completamente: acotemos, también esas habilidades personales, pacientemente cultivadas o sobrevenidas, dan también noticia de las exigencias nada anecdóticas que comportará – precisamente – liderar la aludida transición.

Lo más importante es que las conclusiones del trabajo en cuestión, susceptibles de un debate que deseamos en los órganos colegiados de la oposición, más que para la ilustración individual de un curioso, se convierten en pautas orientadoras del futuro trabajo. Susceptibles de profundizar, marcando la pauta de otros hallazgos, Petit Medina realiza una excelente contribución al  debate de una materia que, además, sintetiza buena parte de nuestros incomprensibles tabúes.

Identificados con el prólogo de Fernando Falcón,  el libro de marras no debe faltar en la mesa de trabajo de legos y entendidos para darle una   mayor densidad a nuestras posturas ciudadanas.  He acá una oportunidad: la de ver el futuro con una renovada visión y disposición, pues, quince años no pasan en balde.

Fotografía: Además de la portada del libro en cuestión, Román Delgado Chalbaud en el exilio, tomada de la revista Élite, Caracas, abril de 1964. Iniciado el proceso de la definitiva institucionalización de las Fuerzas Armadas, en Venezuela, a partir de 1913,  fue una cabal expresión del oficial que incursionaba exitosamente en los negocios.

domingo, 18 de mayo de 2014

COTO DE CAZA

De la faena represiva
Luis Barragán


Evidentemente, hay una cacería de jóvenes que, por tales, incurren en un delito.  Deseando reforzar el imaginario social de los sesenta, particularmente el insurreccional, parece inevitable para el régimen contrabandear y arrastrar la lejana circunstancia que se tradujo en  una consigna de la difícil década, emblematizada  - entre otros - por el llamado Poder Joven.

Un morral robusto o delgado, zapatos deportivos y bluyín, añadido el rostro de la adolescencia que pugnan por dejar, ofrecen el estereotipo adecuado que el represor cree una inspirada y acabada percepción policial del brutal represor, ahora, desinhibidamente morboso. Empero, es cierto, hasta los llamados adultos contemporáneos resultan candidatos ideales para la aviesa aprehensión, incorporándose ya los abuelos sobre quienes recae la sospecha del auxilio logístico y financiero al estirar las normas vigentes sobre terrorismo o delincuencia organizada.

La franca violación de los derechos humanos que puede muy bien representar el caso de la estudiante tachirense Agnelly Pernía, afortunada sobreviviente como no ocurrió con otros 42 muchachos desde febrero del presente año,  inmediatamente recibe una soporífera versión oficial. Además, la creación de un Consejo de Derechos Humanos de la sola ocurrencia gubernamental que se despacha y se da el vuelto, citando la justa sentencia popular, confunde y aguijonea la candidez de algunos parlamentarios afines que presienten – evadiéndolas – las respuestas de una confidencial angustia experimentada.

La inicial constatación es la de un desproporcionado abuso de la fuerza represiva bajo la responsabilidad de un componente castrense, aunado al empleo de los llamados colectivos. Fernando Falcón, una autoridad en la materia, a propósito de una de las faenas represivas de Altamira, comentaba el 17 de marzo del presente año:  “Un batallón tiene un efectivo de 600 a 700 hombres y un frente de combate aproximado de 3.200 mts. No encuentro explicación a 661 efectivos de tropa para 400mts.” (https://www.facebook.com/fernandofalconv?fref=ts).

La sistemática persecución y captura de los muchachos, facilitada a corto y mediano plazo por las fotografías y videos propios que abundan en cada faena de agresión,  deja muy atrás las tareas que realmente le corresponden al Estado: agotar todos sus esfuerzos de inteligencia para dar con el paradero, detener y deshacer las bandas criminales que azotan a la sociedad.  Vemos con demasiada indignación y tristeza las imágenes de cada estudiante golpeado y esposado que es encaramado en una apresurada motocicleta,  entre dos soldados de la Guardia Nacional, algo vedado para el malandro varias veces homicida que tampoco sabrá de los peligros que podrían correr sus familiares al esperar una decisión hasta altas horas de la noche, completamente desguarnecidos, a las puertas de los tribunales.

Fotografías:
Carlos Becerra / Amnesty International
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10150403606889963&set=pcb.10150403607534963&type=1&theater

domingo, 30 de marzo de 2014

MICHAELLE

José Pulido
1 h ·

A cada rato se mueren los amigos. Uno también se morirá y alguien sentirá la necesidad de decir “a cada rato se mueren los amigos”. Debería dolernos cuando muere cualquier persona, porque se desdibuja un poco el país que uno conoce. Pero cada quien tiene sus dolientes, su carga de tristeza particular y la muerte es inevitable. Cuando muere una persona amiga o una persona que has sentido amiga a través de sus obras, la tristeza abruma y se junta con las otras tristezas que uno carga. A veces me parece que uno es un camposanto de amigos: quienes fallecen se quedan fertilizando nuestro más hondo sentir, transformados en recuerdos, enseñanzas, alegrías. Pero se trata de un camposanto donde el olvido no riega sus yerbajos. Bueno: lo que quiero decir es que la ausencia de Michaelle Ascencio me dolió tan duro, como todos los muertos de marzo juntos.
https://www.facebook.com/jose.pulido.777

Fernando Falcón
Hace 16 horas cerca de Caracas · Editado
Profundamente conmovido y triste por la partida de quien fuera mi gran amiga Michelle Ascencio, con quien compartí tantas cosas en París, Madrid y Caracas y con quien aprendí a aquilatar su inteligencia, don de gentes, sensibilidad y pasión por sus dos patrias, Haití y Venezuela...Paz a su alma y resignación a mi hija putativa y asistente durante tres años, Melissa Barreto Ascencio....
https://www.facebook.com/fernandofalconv?fref=ts

domingo, 9 de febrero de 2014

DEL MITO MIRANDINO

Politeia v.30 n.38 Caracas jun. 2007
La influencia de la formación militar de Francisco de Miranda en su actuación político-militar en Venezuela (1811-1812)
Fernando Falcón

Introducción
El pensamiento político está dotado de una lógica interna mediante la cual la toma de partido por determinadas premisas induce a la adopción de conclusiones congruentes con aquéllas y/o viceversa. En este sentido, es indubitable la relación entre determinadas premisas políticas y sus respectivas conclusiones de carácter militar, cuando se trata de hacer frente a problemas tales como la supervivencia del Estado, las relaciones internacionales, la violencia política y la guerra.
En todo pensamiento político subyace una determinada concepción de la violencia política y de la guerra como su forma más extrema. De igual manera, en todos los niveles del pensamiento militar subyace una determinada idea de la política, fundamentalmente aquella que relaciona la misma con el conflicto (Liddell-Hart,1932). Para la época de formación y actuación de Francisco de Miranda, la estructura de defensa de un Estado, de conformidad con las lecturas ilustradas de finales del siglo XVIII, se desarrollaba como corolario a la organización del Estado. En efecto, Paul Du Chastelet en su Politique militaire ou traite de la guerre (1756) abordaba el problema de la guerra y sus formas en dependencia directa con la estructura del Estado. Henry Lloyd (1777), glosando a Montesquieu en el área militar, establecería las relaciones existentes entre formas políticas y la teoría de la guerra en su Filosofía de la guerra. Guibert en el Essai generale de tactique (1772) plantearía la cuestión en términos que implicaban la necesaria transformación del Estado para llevar a cabo una transformación radical en el Ejército y la Armada.
Del mismo modo, como lo ha demostrado J.A. Pocock (1985) en el campo de la historia intelectual, todo texto de carácter militar puede concebirse como inmerso en un paradigma que crea contextos de significado a las palabras (1985:1-26). La adopción de determinado modelo militar, ya sea político-estratégico, táctico-operacional u organizativo implica en sí mismo un paradigma dentro del cual se mueven los ejércitos y como tal condiciona el pensamiento y el lenguaje. (Fuller, 1979; Boudet, 1967). Desde esa perspectiva, la historia del pensamiento político-militar puede ser definida como "una historia de cambio en el empleo de paradigmas, la exploración de paradigmas y el uso de paradigmas para explorar paradigmas" (Pocock, 1972:23). Siendo Miranda producto de una determinada formación intelectual en el campo político-militar, los aspectos más creativos y originales de su visión en dicho campo deben entenderse como una serie de reacciones y/o adaptaciones basadas en el cuerpo de creencias que heredó y a los que básicamente continuó adhiriéndose. Estas consideraciones jalonan el desarrollo del presente trabajo.
A tales efectos, el propósito de esta contribución es analizar la trayectoria militar de Francisco de Miranda entre 1811 y 1812, fechas de su actuación militar en Venezuela durante la llamada "Primera República". Para el logro de este objetivo dividiremos la presente ponencia en tres partes: en la primera presentaremos el ambiente intelectual militar en que se desarrolla la carrera militar de Francisco de Miranda y los cambios y tendencias prevalecientes en la actividad castrense durante esa época. Una segunda parte estará destinada a describir y analizar la formación y la actuación militar de Miranda, y la tercera parte estará destinada a explicar los factores que incidieron en su actuación pública en Venezuela durante la Primera República. Finalmente, enuncio las conclusiones correspondientes.
La formación militar de Francisco de Miranda en el campo de la práctica, con anterioridad a su actuación militar en Venezuela, puede circunscribirse a tres grandes momentos previos: su proceso de inicio en la vida militar, su experiencia en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, y su actuación militar como comandante de Grandes Unidades de Combate durante las guerras de la Revolución Francesa.
La formación militar de Miranda se inicia con un acontecimiento que si hoy pudiera parecernos desusado, no era tal cosa en la Europa del siglo XVIII. Para la época, la formación normal militar empezaba a temprana edad, entre los 10 y los 16 años, mediante el servicio como cadete en una unidad de Infantería o caballería durante un lapso entre año y medio y dos años, luego de los cuales se ascendía a subteniente o alférez. Para el caso de las llamadas armas facultativas (Artillería e Ingeniería), los cadetes estudiaban dos años en institutos especiales de formación (en España, el de Segovia), los cuales dieron origen a las modernas academias militares. Debe notarse, entonces, que Miranda careció de ese tipo de formación básica.
El futuro precursor compraría en la Corte su grado de Capitán en el Regimiento de Infantería de La Princesa y como tal iniciaría sus actividades militares en las posesiones españolas del norte de África. Participa luego en la defensa de Melilla (1774-1775) contra las fuerzas del Sultán de Marruecos y en la expedición española contra Argel (1775). Allí combatirá contra un enemigo inusual para la época, que cree en el sacrificio de la propia persona en interés de la causa mayor, la religión, y allí asimismo dará la primera prueba de su independencia de criterio, al presentar a sus superiores jerárquicos un plan para romper el sitio que sufrían las tropas españolas y batir al enemigo a campo raso. Esta iniciativa, así como las críticas que expresó sobre la conducción de la expedición a Argel, le granjearon la malquerencia de algunos superiores, en especial del propio comandante de dicha expedición, el mismísimo Conde de O?Reilly.
La mayoría de los biógrafos de Miranda, por no decir todos, se limitan a relatar este incidente como muestra de la gran cantidad de vicisitudes por las que hubo de pasar el futuro precursor. No obstante, nos resulta necesario referirnos a las características del hombre a quien se enfrentó Miranda durante esa época. Alejandro O?Reilly, irlandés al servicio de España, inició el proceso de adaptación de las enseñanzas de las últimas guerras europeas al carácter, idiosincrasia y organización del Ejército de Carlos III. O?Reilly, luego de estudiar convenientemente las organizaciones militares prevalecientes en Austria, Prusia y Francia, recomendó la adopción de la táctica prusiana, lo que implicaba una modificación en la estructura regimental adoptada por Felipe V, para sustituir el antiguo Tercio.
En 1764 finaliza la misión reformadora de O?Reilly, mediante el establecimiento de un sistema de Unidades de Milicia de Infantería, Caballería y Dragones y la promulgación del Reglamento de Milicias de la Isla de Cuba, del 15 de junio de 1764, en donde se dictan las pautas del primer modelo reformista llevado a cabo en territorio americano en materia militar, modelo que se extenderá paulatinamente en el mismo. En 1765 es adoptado en Puerto Rico, hacia 1768 en Venezuela y en el decenio posterior a 1770 en Louisiana, Florida, Nueva Granada, Perú, Quito, Guayaquil, Buenos Aires, Santiago y Paraguay. Es considerado el artífice de la modernización militar llevada a cabo por Carlos III. Tal era la influencia y el hombre con el que se malquistase Miranda.
Un poco después, ya transferido a una nueva unidad táctica, la cual es enviada a La Habana, le permitirá en 1781 acompañar a las tropas españolas que refuerzan el sitio puesto por el general Bernardo de Gálvez a la plaza de Pensacola, ocupada por los ingleses en la Florida occidental. Pese a que su conducta en la toma y capitulación de esa Plaza Fuerte en mayo de 1781 le vale ser ascendido a teniente coronel, el elemento más importante de esa etapa de su formación es el contacto con la nueva forma de hacer la guerra que comenzaba a vislumbrarse hacia el futuro, la guerra hecha por ciudadanos armados contra ejércitos profesionales organizados, en la cual estos últimos saldrían ignominiosamente derrotados. En efecto, las victorias de Saratoga, Yorktown y Pensacola abrirán un camino que más adelante vería Miranda repetirse en el continente europeo.
Su experiencia en Francia será mucho más esclarecedora para comprender el pensamiento militar mirandino. Poco después de ingresar como Mariscal de Campo (general de división) al servicio de la Revolución Francesa, Miranda será actor y testigo de una de las batallas más decisivas del hemisferio occidental, por cuanto traza, sin dudas, la línea divisoria, desde el punto de vista práctico de las dos grandes tendencias teóricas en pugna desde mediados del siglo XVIII ( Wanty, 1967; Schnneider, 1964; Parra-Pérez, 1966). Me refiero a la batalla, o duelo artillero como algunos le llaman, que ocurriría en las cercanías de la población de Valmy (en la frontera franco-belga actual) el 20 de septiembre de 1792.
En este hecho de armas, donde a Miranda le corresponde comandar las tropas del ala derecha, se presentarán ante sus ojos dos acontecimientos de naturaleza insólita que contrastaban con el corpus de su formación militar. En primer lugar, que un ejército sin uniformes, disciplina, carentes de instrucción táctica y mal armados pudiesen derrotar a la máquina militar más letal de Europa, el ejército prusiano, formado bajo el molde de Federico II. No sería Miranda el único testigo notable de este hecho. Junto a él, comandando unidades de tamaño compañía, batallón y brigada se hallaban Jourdan, Lecourde, Oudinot, Victor, Mc Donald, Davout, Saint Cyr, Mortier, Soult, Leclerc, Lannes, Massena, Berthier (quien estuvo en Venezuela en 1783), Suchet, La Harpe, Bessières y Kellermann, todos ellos futuros mariscales de Napoleón (Fuller, 1979:II, 395).
Pero el segundo hecho notorio, tanto de la acción en sí de Valmy como de las parciales y preparatorias acciones de Morthomme y de Briquenay, lo constituían la indisciplina y niveles alarmantes de deserción de las tropas que comandaba, situación sólo corregida por Miranda debido a su energía y carácter como comandante de tropas (Jomini, 1818:7; Fuller, 1979).
Esta situación se repetiría a lo largo de su carrera militar al servicio de Francia. En efecto, en las batallas campales en que Miranda tuvo participación directa, tanto la deserción como la desbandada y desorden de las tropas ante los primeros ataques del enemigo, ocasionaron situaciones de derrota o retirada en Maastrich (donde se vio obligado a levantar el sitio) y Neerwinden, donde la dispersión de las tropas francesas ocasionara la ruptura de la línea y con ello la derrota general.
En cambio, en aquellas ocasiones en las que Miranda deba comandar sitios a fortalezas y ciudades aplicando todas las reglas del arte militar prerrevolucionario, como su vieja experiencia de Pensacola o el exitoso sitio de Amberes, la victoria siempre estará de su lado. De modo que la guerra de fortificaciones y los sitios en regla se convertirán para Miranda en la forma más conveniente de hacer la guerra debido, en primer lugar, a su formación teórica y, en segundo lugar, porque de su experiencia francesa recibiría pruebas incontestables ad nauseam, que el arte militar preconizado por Lloyd y Guibert y puesto en práctica por el ejército de la revolución conllevaba en sí mismo el germen de la indisciplina y la anarquía. Así, para diciembre de 1810, fecha de su retorno a Venezuela, sus convicciones y formación sobre ese particular estarían lo suficientemente cimentadas como para determinar su actuación militar durante la llamada Primera República.
La actuación militar de Miranda en Venezuela
Al proclamarse la Independencia en julio de 1811, casi inmediatamente se produce la insurrección de Valencia, que en primera instancia el gobierno de la Confederación pretende combatir sólo con tropas de milicias de la zona (Caracas y valles de Aragua) al mando de los hermanos Rodríguez del Toro, Francisco como Comandante titular y Fernando en su condición de Inspector de Milicias de la provincia.
De conformidad con la organización adoptada, por otra parte muy similar a la adoptada en la expedición a Coro unos meses atrás, la expedición a Valencia pretendía que la sola presencia de las tropas de la Confederación causaría el arrepentimiento y sumisión de los insurrectos. El resultado fue la adopción por parte de los insurrectos de una defensa de reductos dentro de los límites de la ciudad y cubriendo las principales vías de aproximación, lo que terminó paralizando la ofensiva de la Confederación, ocasionando el reemplazo del Marqués del Toro por Francisco de Miranda en el comando de las tropas (Baralt, 1939:I, 112-126).
Al reemprender la ofensiva sobre Valencia, el ejército al mando de Miranda adopta para el logro de sus objetivos las reglas del asedio a la Plaza y la toma de sitios o reductos de manera paulatina a fin de forzar al enemigo a capitular, es decir, una maniobra típica del pensamiento militar anterior a 1760 (Vauban, 1740; Nicolás de Castro, 1760/1953).
El resultado de las disposiciones tácticas de Miranda fue la prolongación del sitio durante más de quince días sin obtener resultados positivos, por lo que no le quedó al futuro Generalísimo otro expediente, previa celebración de una Junta de Guerra, que ordenar un muy "republicano y revolucionario" asalto a la bayoneta sobre las posiciones fortificadas de los insurrectos. El ataque, si bien exitoso, ocasionó que más de la cuarta parte del ejército de la Confederación resultase muerto o herido, estimándose entre 500 y 700 muertos y entre 700 y 1.500 heridos sobre una base total de 5.000 hombres, que conformaban el Ejército Expedicionario (Baralt, 1939:90-92).
El nombramiento de Miranda como Generalísimo, por defección del Marqués del Toro, quien rechazó la designación en abril de 1812, y las sucesivas disposiciones que en materia militar hizo ejecutar, no hicieron más que profundizar la brecha existente entre las dos formas de conducir la guerra, la tradicional, encarnada por Miranda, y la moderna a la que se acogían la mayoría de los comandantes de unidades que servían a sus órdenes.
En efecto, cuando revisamos la formación intelectual de la época y disponible a la mayoría de los comandantes de unidades tácticas (batallones y escuadrones) del ejército de línea o las milicias de la Confederación en el campo militar, observamos que la mayoría de sus lecturas se referían al período comprendido entre Federico II y la Revolución Francesa, es decir, la época de Guibert y Lloyd, mientras que las lecturas de Miranda pudiéramos ubicarlas en el período anterior, es decir, el comprendido entre los escritos de Montecuccoli y Federico II. Sin que esto implique la adscripción estricta a determinada concepción en el campo militar, el tipo de lectura nos permite analizar la formación de una persona en determinado campo del conocimiento humano.
Así, al analizar la formación de Miranda encontramos que cuanto más se discutía en relación con los sistemas modernos de ataque y defensa, según uno de sus contemporáneos, el precursor, "tanto más se encontraba en oposición con el género de nuestros generales modernos que ganaban batallas y tomaban ciudades separándose de las reglas con las cuales los Turenne, los Condé, los Catinat y tantos héroes franceses y extranjeros habían sabido encadenar la fortuna y asegurar la victoria... Creo que Miranda no habría consentido en ganar una batalla, en tomar una ciudad contra las reglas del arte..." (Champagneaux, s.d.:494). En otras palabras, para Miranda, el arte de la guerra tal como se llevaba a cabo desde 1792, no sólo era ineficaz, sino que conllevaba el germen de la anarquía y la indisciplina. Para los oficiales de la Confederación, en especial a los pertenecientes a la llamada Sociedad Patriótica de tendencia jacobina, el arte militar posguibertiano era el más a propósito para desarrollar las virtudes del republicanismo revolucionario (Serviez, 1832:13-24).
Tales desavenencias, entonces, más allá de lo personal, estaban directamente relacionadas con dos concepciones de la guerra en pugna, tanto desde el punto de vista teórico como en relación con su aplicación práctica en los campos de batalla no sólo en Venezuela, sino también en la Europa de entonces. Mal podían oficiales como Bolívar, Montilla, Ribas, Chatillón, Mc Gregor o Du Caylá, formados intelectualmente bajo Saxe, Guibert y Lloyd, estar de acuerdo con su General, que hacía instruir a los reclutas a la prusiana y recomendaba a los oficiales que leyeran Montecuccoli, Vauban, Feuquieres y Du Puget (Mancini, 1910:377).
De allí, del conflicto entre esos dos modos de vida militares partirán las desavenencias que a posteriori lograrán que el papel de Miranda como jefe militar en Venezuela termine siendo objeto de las mayores polémicas historiográficas.
Distintas razones se han esgrimido para explicar las causas del fracaso de Miranda en el plano militar durante el ejercicio de sus funciones de Generalísimo en la Primera República.
Miranda asume el mando del ejército el 1º de mayo de 1812 y emprende la marcha hacia la zona de operaciones, Valencia y valles de Aragua, enviando destacamentos de avanzada sobre San Juan de los Morros, San Carlos y San Felipe, probables vías de aproximación del enemigo. La organización adoptada por el ejército consistía en dos batallones de infantería de línea (de los tres del ejército veterano aprobado por el Plan de Organización de septiembre de 1810), los tres batallones de milicias de blancos de Caracas, los tres batallones de milicias de los pueblos circunvecinos (El Hatillo, El Valle y Petare) (Falcón, 2006:128-132), un batallón de Zapadores ( Ingenieros de Combate), otro de artillería, dos escuadrones de caballería, una representación de los agricultores de Caracas, organizados en una compañía de infantería y un escuadrón de caballería. Completaba la organización un grupo de extranjeros, mayormente franceses e ingleses, agrupados en una unidad independiente de tamaño inferior a la compañía. En otras palabras, Miranda se hace cargo de un ejército de, aproximadamente, 6.000 hombres, el más grande que hubiese operado para la fecha en el territorio de la antigua Capitanía General. (Para el cálculo del número de efectivos del ejército de la dictadura de Miranda, nos basamos en el Plan de Organización de 1810, a razón de 500 hombres para cada batallón de infantería y 150 hombres por escuadrón de caballería. El Batallón de Zapadores lo calculamos como medio batallón de infantería y las unidades de artillería a razón de ocho individuos por pieza.)
Aunque no se dispone de documentación militar sobre los acontecimientos del período, es posible reconstruir el concepto central de la operación militar. Debido a que Monteverde avanzaba hacia el corazón de la provincia de Caracas, con un ejército constituido principalmente por tropas colecticias y cuya base fundamental de combate tenía que basarse en el choque, debido a la falta de municiones y de tiempo para la instrucción del personal, Miranda establece una línea de operaciones destinada a la creación de líneas de fortificación que pudiesen detener la ofensiva enemiga, a fin de desgastar a las tropas de Coro y pasar luego a la contraofensiva destruyendo al adversario impedido de recibir refuerzos por su lejanía con la base de operaciones, todo ello muy de conformidad con los cánones de la guerra de mediados del siglo XVIII.
Para que pudiese llevarse a efecto este plan, hacía falta la posibilidad de controlar la llave de Puerto Cabello a fin de reforzar a la guarnición de Valencia, emprender operaciones ulteriores sobre la línea San Felipe-Barquisimeto-Coro o bien reforzar eventualmente cualquier avance del grueso del ejército sobre San Carlos o Barquisimeto. Así las cosas, se necesitaba en Puerto Cabello un comandante militar amigo de la ofensiva táctica y no un especialista en fortificación o defensa, lo que a nuestro modo de ver explicaría suficientemente el nombramiento de Simón Bolívar como comandante de la plaza de Puerto Cabello como una de las primeras medidas militares tomadas por Miranda (Austria, 1960:I, 298).
Las operaciones realizadas desde la aproximación a Valencia vía Caracas-Valles de Aragua-Guacara, el posterior repliegue y fortificación de La Cabrera, el establecimiento de Maracay como base de operaciones y la ulterior retirada a La Victoria, donde establecería una posición defensiva basada en artillería de alto calibre y fortificaciones de campaña, nos enseñan un Francisco de Miranda practicando el arte militar anterior a los cambios producidos por las revoluciones norteamericana y francesa, lo que en una guerra donde la opinión pública y las victorias en el campo de batalla, así como la ocupación de ciudades a fin de someter a la población a los dictados del régimen que defendía, tenía que implicar forzosamente, dada la formación intelectual militar de sus cuadros, la posibilidad de una conspiración interna para sustituir al mando principal del ejército, como en efecto ocurrió.
Es en este contexto que debe, a nuestro modo de ver, analizarse la conspiración de La Victoria para prender a Miranda y resignar el mando en una junta de jefes de batallón (Austria, 1960:I, 331-333) y el posterior arresto del precursor, luego de la Capitulación de San Mateo, por parte de oficiales descontentos y su entrega a Monteverde, lo que pone, cronológicamente hablando, punto final a la existencia de la Primera República venezolana.
Es fácil darse cuenta de que la concepción militar predominante, basada en el sistema de milicias propio de la tradición española y del lenguaje y la práctica política de la sociedad comercial, no era precisamente la más adecuada para hacer frente a los desafíos de una agresión exterior, que provenía del mismo seno de la Confederación y que, además, por la naturaleza de la estructura militar adoptada, resultaba el menos apropiado para ser adaptado a las medidas enérgicas y eficaces de una dictadura.
El fracaso del generalísimo Miranda, al ser leído desde esta óptica, presenta nuevas perspectivas. Miranda era un dictador republicano a la antigua con un ejército vertebrado en milicias a la manera de la sociedad comercial: un general que intentaba aplicar, dado su cargo, medidas a la romana en una sociedad cuyo edificio militar se calcaba en un modelo norteamericano con una tradición colonial española, utilizando para ello concepciones militares previas a la adopción de los preceptos teóricos del republicanismo militar, tanto liberal como clásico.
Conclusiones
La organización adoptada por Miranda durante su gestión como Generalísimo de la Confederación se basaba en un modelo similar a la antigua dictadura republicana, pero con un ejército vertebrado en milicias a la manera de la sociedad comercial. Esta peculiar organización trajo como consecuencia inmediata que al intentar aplicar, dado su cargo, medidas propias del republicanismo clásico en una sociedad cuyo edificio militar se calcaba en un modelo norteamericano y, además, con una tradición militar propia del antiguo régimen español, sus medidas se vieran paralizadas por la propia inoperatividad del modelo y la resistencia de los cuadros de mando, formados por las nuevas técnicas adoptadas mundialmente por los ejércitos entre 1760 y 1810.
En este sentido, el mito de Miranda como un incomprendido y sabio militar que fracasa ante la imposibilidad de hacer adoptar la disciplina europea a unas tropas colecticias y mal dirigidas, carece de veracidad y debe revisarse. Miranda, como hemos demostrado en el presente trabajo, intentó aplicar en Venezuela un pensamiento y una táctica militar que para 1812 se encontraban completamente superadas en el plano militar mundial. Paradójicamente, sus cuadros de mando estaban mejor informados sobre los cambios ocurridos en el mundo militar y ello, por supuesto, derivó en tensiones y desencuentros que terminaron paralizando la maquinaria bélica de la confederación venezolana y dieron al traste con el experimento republicano que se iniciaba en Venezuela.

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Reproducciones: Estampilla postal aparte, la pieza es de Iván Candeo.