domingo, 22 de diciembre de 2013

(DES) ALUMBRAR

Falsa oscuridad
Luis Barragán


Hay valores y principios de profundidad que nos explican como pueblo, familia y persona.  Creyentes o no en Dios,  en el otro y en los otros, nos realizamos como personas, portadores de una dignidad por la que siempre es necesario combatir, reivindicando sus distintas dimensiones en cada acto de la vida que “es, entonces, una elección realizada y muchas alternativas desechadas o pospuestas”, en “una prueba de libertad y de racionalidad y un afrontamiento de compromiso y de responsabilidad”, según refiere Pedro Paúl Bello (“Lo humano”, Caracas, 1987).

Involuntariamente, testificamos o protagonizamos un proceso de demolición, adulteración o re-explicación de esos valores y principios que, además, sintetizamos en los textos constitucionales que versan sobre la inevitable convivencia.  Proceso que afecta, además, nuestra vocación por la libertad que libera, sojuzgados abierta o imperceptiblemente.

 La burda acuñación publicitaria del amor que no se reconoce, vive y experimenta,  aparentándolo en los extremos de una Razón de Estado que nos violenta,  demuele al otro y a los otros, adulterándonos.  El poder establecido se convierte en la única frontera y dique de una dislocación personal y colectiva, imponiéndose y prolongándose como el solitario tribunal de nuestra emoción, reflexión y conducta. Sin embargo, a pesar de la oscuridad que falsea, hay valores y principios que nos alumbran, persistentes e irreductibles, en la búsqueda y alcance de las puertas de una entera realización humana en la libertad que trasciende.

Inapagable vocación,  nos empinamos en las circunstancias más difíciles, defendiendo cada acto de vida que,  hoy como nunca antes, debe recuperar a la familia y su fundamental sentido. Jamás el Estado y quienes lo abusan y controlan, con sus invectivas  pueden reemplazar esa escuela que alumbra.

Las festividades navideñas, sentidas en la radical intimidad de nuestra vocación como pueblo, familia y persona,  nos llaman a la meditación comprometida.  Podemos andar en medio de las oscuridades impuestas, si hay valores y principios capaces de conducirnos, concediéndonos las llaves hacia la libertad que libera.
Pieza: Regina Silveira, "Quimera".

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