sábado, 21 de diciembre de 2013

VERSADOR SOBRE EL HORIZONTE

EL NACIONAL - Domingo 06 de Octubre de 2013     Papel Literario/1
Libro homenaje a Demetrio Boernser
TOMÁS STRAKA

Las tormentas de Europa Central expulsaron a muchas de sus mejores cabezas en la primera mitad del siglo XX. Fue el altísimo costo, individual y colectivo, que pagaron aquellos países por los sueños de grandeza y las utopías supremacistas de algunos de sus líderes y de muchos de sus pueblos. Derrumbado el antiguo régimen de sus Kaiser ­el alemán y el austrohúngaro­ en algunos casos no reencontraron el camino de la paz, la libertad y la prosperidad hasta después de 1989.
Una hecatombe de la que, tal vez, el mundo Occidental fue el gran ganador. Universidades, orquestas y museos ingleses, australianos y norteamericanos se llenaron de científicos, artistas y filósofos, algunos de ellos los mejores del mundo.
En ese contexto, Latinoamérica tuvo también su cuota, muy especialmente Venezuela que rápidamente le abrió las puertas a los refugiados, primero los judíos centroeuropeos ­como atestiguan las gestas de El Caribia y el Koenigstein­ y a los republicanos españoles, después a los de un piélago inmenso de nacionalidades.
Uno de esos inmigrantes es Demetrio Boersner (Hamburgo, 1930), en cuyo honor acaba de aparecer América Latina: identidad e integración. Libro homenaje a Demetrio Boersner. El volumen recoge los trabajos presentados en las XII Jornadas de Historia, organizadas en mayo de 2012 por el Instituto de Investigaciones Históricas Hermann González Oropeza, sj y el Centro de Investigación y Formación Humanística, ambos de la UCAB. Teniendo como contexto el Bicentenario de las Cortes de Cádiz, con su primer proyecto de unidad entre la "España Europea" y la "España Americana", así como la reunión de la I Cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), entre el 16 y el 18 de mayo de 2012, reunió a especialistas de diversas instituciones latinoamericanas para analizar los desafíos históricos y actuales de la integración regional. No podía haber una mejor oportunidad para homenajear al profesor Boersner, que acababa de jubilarse y que ha dedicado su vida al estudio y el ejercicio de la diplomacia latinoamericana. Plenamente activo a sus 83 años, preocupado por los destinos de Venezuela y del mundo; fiel a sus valores y sus luchas, vayan acá algunos párrafos que redactamos para la presentación de su libro-homenaje: Demetrio Boersner nació en el seno de una familia socialista, de padre judío y madre cristiana, en Hamburgo, en 1930.
De tal manera que su tiempo, su lugar, su etnia y sus ideas resumen alguno de los conflictos políticos e ideológicos más grandes del siglo XX. La combinación de socialista y judío (agnóstico, pero judío), tan común en Europa Central y que tantos nombres legó a la historia de las ideas, en especial a la de las ideas de izquierda (pensemos sólo en Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, Eduard Berstein y Karl Kautsky, por no nombrar al mismísimo Karl Marx), parece tener en Boersner un representante fidedigno en Venezuela.
De hecho, es un socialdemócrata doctrinario, más cerca de Kautsky que del Programa de Godesberg, que aún cita a Marx y sobre su base aspira a un régimen que por igual garantice las libertades y la igualdad.
Huyendo de los nazis la familia decide emigrar. Su padre, con el seudónimo de Wolfram Dietrich, había publicado una biografía del Libertador Simón Bolívar en 1934, lo que le allanó la amistad con el cónsul de Venezuela en Hamburgo. Gracias a él consiguen un destino en Venezuela, adonde llegan los Boersner en 1939 a bordo del legendario vapor Orazio, que nos conectaba con el mundo.
Demetrio tiene 9 años y desde entonces ha sido un venezolano a carta cabal. Todas las grandes causas del país han contado con su compromiso, resuelto y desinteresado. En 1952 se graduó en Estudios Internacionales y en 1957 en el doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad de Ginebra. Durante los siguientes años esa formación la desplegaría en la cátedra (llegó a jubilarse como profesor titular de la Universidad Central de Venezuela), en la prensa (aún mantiene columnas en dos periódicos caraqueños), en el servicio diplomático (fue embajador en Austria, Suecia y Rumania) y en la lucha política, que tal vez ha sido el eje que le da sentido a su vida.
Boersner es el más importante teórico de la socialdemocracia que hay actualmente en Venezuela. Tiene en su haber el importante ¿Qué es el socialismo democrático? que, con prólogo de Carlos Andrés Pérez, publicó en 1988. Desde que volvió de Europa militó en el ala izquierda de Acción Democrática. Son años de deslinde en el seno del partido, por lo que en 1967 es de los que se separan con Luis Beltrán Prieto Figueroa para formar el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), donde continua con su importante actividad político-intelectual. Pero, a mediados de la década de 1970, cuando el MEP deriva ideológicamente hacia la esfera del socialismo soviético, mientras algunos de sus militantes comienzan a manifestar prácticas indistinguibles de las que acusaban en AD, decide renunciar. Seguirán años de trabajo académico y de funciones diplomáticas. También de acercamiento al Centro Gumilla y su labor investigativa y social.
Mantiene desde entonces una muy leída columna en la revista SIC; pero ese vínculo traería también otra consecuencia, esta espiritual: su conversión al catolicismo. No significó un cambio en sus convicciones: al contrario, fue una ampliación de horizontes, una profundización en los compromisos. El agnóstico y marxista socialdemócrata pasa a ser católico, pero igualmente marxista profeso de una adscripción en la socialdemocracia que no se erosiona con el vaciamiento ideológico y el pragmatismo que siguen a la Caída del Muro de Berlín y el neoliberalismo. Sigue escribiendo, viajando, pensando, dando clases. Si alguna vez pensó en retirarse, con la llegada de Hugo Chávez esto se descartó. Su compromiso por una alternativa socialista y democrática, opuesta a las tentaciones totalitarias de izquierda del mismo modo en que se oponga a los zarpazos neoconservadores, se revivió con igual o tanta intensidad que antes. Por eso, para nuestra fortuna, lo tenemos hoy con sus ochenta y tantos años más activo y militante que nunca. Dos columnas en la prensa, conferencias, clases en postgrado, un trabajo de militante en el partido Un Nuevo Tiempo, dan fe de esto.
Sin embargo, la fama internacional le viene como historiador de las relaciones internacionales. Un libro más bien corto, sencillo, pensado con ánimo divulgativo, abrirá todo un espectro que nadie antes había tratado: el de la diplomacia de la región vista de manera orgánica. Hablamos de su clásico Relaciones internacionales en América Latina: breve historia, publicado por primera vez por Nueva Sociedad en 1982 y continuamente reeditado desde entonces. A lo largo de todo el continente es el texto obligatorio con el que se forman los futuros diplomáticos e internacionalistas. Es el abecé donde todos debemos comenzar para después ir hacia indagaciones más específicas; es en buena medida el estudio iniciador, iniciático y fundamental del tema.
Experto y teórico de las relaciones interamericanas, antiimperialista confeso, socialista, demócrata, diplomático, pocos homenajes resultan más oportunos en este Bicentenario de Cádiz, definido por las grandes iniciativas integracionistas de la Celac y Unasur. Cada una de las angustias y batallas de Boersner tienen algo que ver con estas iniciativas. Una América libre y democrática, cuyos primeros gritos se dieron en Caracas, Bogotá, Tunja, Cartagena y Cádiz doscientos años atrás; una América unida; una América al margen de tutelajes imperiales y de chantajes ideológicos de quienes se presentan como antiimperialistas para postrarla con nuevas cadenas: eso es la tradición que Boersner encarna y eso es precisamente lo que hemos querido estudiar y celebrar en el libro que se presenta en estas líneas.
Ilustración: Chema Madoz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario