El Globo, Caracas, 06/07/1992. Fue nuestro primer artículo publicado por la prensa regular.
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martes, 31 de diciembre de 2019
sábado, 30 de noviembre de 2019
NOTICIERO RETROSPECTIVO
- Ana María Hernández entrevista a la pianita Judith Jaimes. El Unversal, Caracas, 23/07/2000.
- Augusto de Venanzi. "La ciencia en los comics". El Nacional, Caracas, 13/02/1988.
- Alí Brett Martínez, con fotografías de Scotto. "San Juan too lo tiene too lo da". Bohemia, Caracas, nr. 170 del 03/07/66.
- "El Doctor Julio de Armas académico de Medicina". El Nacional, 30/10/65.
- Elio Gómez Grillo. "Hora de udiencia: Los delincuentes en China". El Nacional 15/10/76.
Reproducción: Jóvito Villalba regresa al país. A pesar de la hora (06:00 a.m.), sus partidarios acudieron a Miquetía para recibirlo. Élite, Caracas, nr. 1688 del 01/02/1958.
- Augusto de Venanzi. "La ciencia en los comics". El Nacional, Caracas, 13/02/1988.
- Alí Brett Martínez, con fotografías de Scotto. "San Juan too lo tiene too lo da". Bohemia, Caracas, nr. 170 del 03/07/66.
- "El Doctor Julio de Armas académico de Medicina". El Nacional, 30/10/65.
- Elio Gómez Grillo. "Hora de udiencia: Los delincuentes en China". El Nacional 15/10/76.
Reproducción: Jóvito Villalba regresa al país. A pesar de la hora (06:00 a.m.), sus partidarios acudieron a Miquetía para recibirlo. Élite, Caracas, nr. 1688 del 01/02/1958.
sábado, 22 de septiembre de 2018
TRAS LOS VISIBLES BARROTES
La universidad encarcelada
Luis Barragán
Días atrás, estuvimos en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) de Maracay, constatando las condiciones deplorables en la que se encuentra su sede. Cada pasillo y cada esquina, hacen de las instalaciones ocasión propicia para cualquier emboscada del hampa. E, incluso, las aulas cuentan con una fortísima reja metálica, probablemente más costosa que los viejos pupitres, pizarrones y carteleras que se permiten guardar, punzando la tentación de los bandoleros más audaces.
Pocos vigilantes, desarmados, hacen lo que pueden para proteger el lugar, obviamente, protegiéndose ellos mismos frente a una incursión que parecerá más un acto de rutina, antes que de audacia. Los delincuentes gozan del visado de unas autoridades que, prestas para la persecución política, se declaran incompetentes para todo lo demás, so pretexto de un disminuido presupuesto, salarios deprimentes, armamento desvencijado.
Y es que no hay universidad venezolana que no se encuentre encarcelada, asediada por una particular custodia: la de los hampones también comunes que no se saben parte de un plan maestro. Éste no es otro que el dejar, adicionalmente, a su suerte a los universitarios en manos de bandoleros que ensayan sus más elementales faenas al acecharlos y, a cambio de un disparo gratuito, hacerse de las pocas pertenencias que se permiten en ciudades en las que sobran todas las precauciones personales posibles.
Es la Universidad Central de Venezuela que, faltando poco, a plena luz del día, se ofrece como escenario impune del delito, a veces, por temor o complicidad, facilitado por sus pocos vigilantes, mientras que una argucia judicial ha prohibido un mayor control de los accesos, a través de sendas puertas, contrastando con la celosamente amurallada y protegida sede del Tribunal Supremo de Justicia que decidió menospreciar el llamado de urgencia de la comunidad universitaria. Son extensos los sectores vedados al libre y espontáneo tránsito, cayendo la noche con sus promesa de peligros.
O es la sede del Núcleo del Litoral de la Universidad Simón Bolívar que, visitada en dos oportunidades, aconseja recogerse rápido e irse para evitar el vuelo rasante, tan breve como angustioso, de un motorizado felón que acumula una alta puntuación, aunque no goce de una mención de publicación. O de las universidades privadas, con vigilantes más atentos, en las que podemos resultar sorprendidos, como ha ocurrido, en el más concurrido de sus espacios, presumiendo una gran fortuna detrás de la modesta tarjeta de débito que vio y midió a la distancia por la compra de un sencillo vaso de café.
Así como ignoramos los niveles de hiperinflación, epidemias u otras estadísticas que debe publicar el Estado, existen unas cifras negras de la delincuencia, las que tanto preocupan a los criminólogos, aún más obscurecidas al tratarse de las aulas. El indecible socialismo en marcha, consiguió un mayor control social de las universidades a las que tanto teme, a través del asalto armado y desarmado, relegado el hurto como una curiosidad que ya no lo es en el renglón del homicidio.
Alentando la deserción, hay miedo de ir a la universidad, recibir o dictar clases, quedando cualquier equipo, tan costoso como inmediatamente irremplazable, a la merced de los mercaderes del hampa. Cosas del Estado Comunal, nada quiere de la búsqueda sistemática de la verdad.
Fotografías: LB, UPEL de Maracay (15/09/2018.
24/09/2018:
https://www.lapatilla.com/2018/09/24/luis-barragan-la-universidad-encarcelada/
https://venezuelaunida.com/luis-barragan-la-universidad-encarcelada/
https://noticiasvenezuela.org/2018/09/24/luis-barragan-la-universidad-encarcelada/
http://venezuela.shafaqna.com/ES/AL/1535683
https://www.ccsnoticias.com.ve/category/luis-barragan-la-universidad-encarcelada/
Luis Barragán
Días atrás, estuvimos en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) de Maracay, constatando las condiciones deplorables en la que se encuentra su sede. Cada pasillo y cada esquina, hacen de las instalaciones ocasión propicia para cualquier emboscada del hampa. E, incluso, las aulas cuentan con una fortísima reja metálica, probablemente más costosa que los viejos pupitres, pizarrones y carteleras que se permiten guardar, punzando la tentación de los bandoleros más audaces.
Pocos vigilantes, desarmados, hacen lo que pueden para proteger el lugar, obviamente, protegiéndose ellos mismos frente a una incursión que parecerá más un acto de rutina, antes que de audacia. Los delincuentes gozan del visado de unas autoridades que, prestas para la persecución política, se declaran incompetentes para todo lo demás, so pretexto de un disminuido presupuesto, salarios deprimentes, armamento desvencijado.
Y es que no hay universidad venezolana que no se encuentre encarcelada, asediada por una particular custodia: la de los hampones también comunes que no se saben parte de un plan maestro. Éste no es otro que el dejar, adicionalmente, a su suerte a los universitarios en manos de bandoleros que ensayan sus más elementales faenas al acecharlos y, a cambio de un disparo gratuito, hacerse de las pocas pertenencias que se permiten en ciudades en las que sobran todas las precauciones personales posibles.
Es la Universidad Central de Venezuela que, faltando poco, a plena luz del día, se ofrece como escenario impune del delito, a veces, por temor o complicidad, facilitado por sus pocos vigilantes, mientras que una argucia judicial ha prohibido un mayor control de los accesos, a través de sendas puertas, contrastando con la celosamente amurallada y protegida sede del Tribunal Supremo de Justicia que decidió menospreciar el llamado de urgencia de la comunidad universitaria. Son extensos los sectores vedados al libre y espontáneo tránsito, cayendo la noche con sus promesa de peligros.
O es la sede del Núcleo del Litoral de la Universidad Simón Bolívar que, visitada en dos oportunidades, aconseja recogerse rápido e irse para evitar el vuelo rasante, tan breve como angustioso, de un motorizado felón que acumula una alta puntuación, aunque no goce de una mención de publicación. O de las universidades privadas, con vigilantes más atentos, en las que podemos resultar sorprendidos, como ha ocurrido, en el más concurrido de sus espacios, presumiendo una gran fortuna detrás de la modesta tarjeta de débito que vio y midió a la distancia por la compra de un sencillo vaso de café.

Alentando la deserción, hay miedo de ir a la universidad, recibir o dictar clases, quedando cualquier equipo, tan costoso como inmediatamente irremplazable, a la merced de los mercaderes del hampa. Cosas del Estado Comunal, nada quiere de la búsqueda sistemática de la verdad.
Fotografías: LB, UPEL de Maracay (15/09/2018.
24/09/2018:
https://www.lapatilla.com/2018/09/24/luis-barragan-la-universidad-encarcelada/
https://venezuelaunida.com/luis-barragan-la-universidad-encarcelada/
https://noticiasvenezuela.org/2018/09/24/luis-barragan-la-universidad-encarcelada/
http://venezuela.shafaqna.com/ES/AL/1535683
https://www.ccsnoticias.com.ve/category/luis-barragan-la-universidad-encarcelada/
lunes, 23 de mayo de 2016
¿UNA CAMPAÑA DE AUTO-PROTECCIÓN CIVIL?

Del
instinto de supervivencia
Luis
Barragán
Anunciados
y realizados – de un modo u otro - constantemente, los consabidos ejercicios
militares responden a objetivos eminentemente políticos de orden interno. No
existe un mínimo indicio de invasión de alguna potencia foránea, excepto el que
retóricamente ha inflado el régimen en ya casi veinte años, ni así lo ha
dictaminado el Consejo de Seguridad de la Nación, pues, que sepamos, no ha
celebrado la correspondiente sesión que requiere de la presencia del presidente
de la Asamblea Nacional para la debida conformación del quórum.
La
movilización militar se debe al proceso de convocatoria de un referéndum – ésta
vez – revocatorio que, contemplado nada más y nada menos que en la propia
Constitución de la República, no lo autoriza, pues, si lo hiciese, reconocería
la inexistencia misma de un Estado Constitucional. La adquisición y el empleo de
los llamados “drones”, costosísimos aparatos de alta tecnología, para
supervisar y filmar las movilizaciones ciudadanas a fin de solicitar legítimamente el cumplimiento de los
– subrayemos - trámites administrativos
del revocatorio, confirman el evidente objetivo político.
Peor,
mientras que tales artefactos se estrenan para estas jornadas cívicas y
pacíficas, manchando el firmamento, recabando la información que los servicios
de inteligencia procesarán para la saña represiva, la ciudadanía está olvidada
a su suerte en las inmensas colas para conseguir alimentos y medicamentos. No
hay uno de estos “drones” capaces de advertir las situaciones e identificar a
los delincuentes que actúan a sus anchas cuando las personas desesperan para
obtener una fórmula láctea, una pastilla para la hipertensión arterial o papel
higiénico, así como la fuerza militar – comprobado, la más inadecuada para
estas labores – no impide el asalto a mano armada, el secuestro o la muerte de
alguien que paga por el delito de no contar en el bolsillo con un par de
miserables cigarrillos.
Solamente,
el instinto de supervivencia nos explica a los venezolanos en las calles y en
las colas, procurando evadir milagrosamente al hampa, porque no hay autoridad -
y los colectivos armados no lo son -
capaz de garantizar un mínimo de orden y concierto con la confianza que
una limpia actuación suscita. No
quisiéramos siquiera imaginar un tímido movimiento sísmico, imposible de
imputar a la oposición, aunque seguramente la pobre imaginación oficial dirá
del imperio, así sea el dictador de Corea del Norte el que se entretiene con
sus juguetes nucleares: no contamos con servicios públicos mínimamente
eficientes, aunque todos gozan de la generosidad de un presupuesto que ya está
dilapidado.
Ese
instinto de supervivencia amerita de un apropiado desarrollo y muy bien la
oposición democrática puede iniciar una campaña de orientación en materia de
defensa civil que permita, en circunstancias difíciles y aún desastrosas, preverlas
y superarlas en todo lo posible. Por lo pronto, otra campaña, el de una afinada
prevención del delito, a falta de gobierno, puede encararla, porque en las
calles, como en las colas, coexisten las
personas decentes, pacíficas y honestas, con los delincuentes de la más diversa
ralea,
domingo, 3 de abril de 2016
FUEGO A DISCRECIÓN
Del novísimo toque de queda
Luis Barragán
Vivimos años consecutivos bajo el imperio de la delincuencia, cuyo crecimiento y una cada vez mejor articulación lo delatan no sólo los resultados en vidas humanas tan injustamente truncadas, sino la propia y harto sospechosa impotencia del Estado comprobadamente incapaz de la persecución y del castigo, correspondientes. El solo dato de más de 400 ingresos de cadáveres en la morgue de Bello Monte, en la ciudad capital, en marzo del presente año, es otro suficiente motivo para que renuncie Nicolás Maduro.
Imposible argumentar que todo delito es fruto del estado de necesidad, porque las estadísticas que apenas se conocen, más por el activo seguimiento de sendas y sobrias entidades de la sociedad civil, metodológicamente fundados, que por un Estado que es el gran deudor de la información veraz, procurando desorientarnos, dibujan una suerte de guerra civil. Y ésta, tácita e inclemente, pero eficaz, está muy lejos de sustentarse en el delito famélico, hallando sintonía con el ejercicio de un perverso control social.
El hampa ya industrializada, la que tiene por mejor explicación la complicidad del gobierno que la tolera en los mismos centros penitenciarios, convertidos también en referentes de irradiación gerencial, ha formalizado el toque de queda en los sectores populares y quizá – en pocos días – se extienda a otros en ciudades, pueblo y caseríos. Ha impuesto un horario para el libre tránsito de quienes los habitan, declarando en la práctica un Estado de Excepción que, por cierto, levanta no pocas suspicacias.
Ya hay pérdida de vidas humanas por incumplimiento del toque de queda y estudiantes, trabajadores y buscadores perseverantes de empleo, deben agotar todas sus diligencias para llegar a sus hogares a tiempo y resguardarse frente a las autoridades de facto. El señorío se extiende más allá del barrio adentro y, en los estados Aragua, Carabobo, Sucre y Zulia, como en la ciudad capital, nos reportan, el fenómeno muerde a las urbanizaciones.
Todo esto ocurre bajo la expectativa silenciosa de un gobierno que teme a la protesta social por la pavorosa crisis que ha generado y que autoriza con su abstención, por más descabellado que parezca, tan atípico Estado de Excepción. Obra como una fórmula de amedrentamiento y contención de todas las inconformidades, incurriendo en un terrorismo de Estado por delegación.
Ilustración: Mario Wagner.
Luis Barragán
Vivimos años consecutivos bajo el imperio de la delincuencia, cuyo crecimiento y una cada vez mejor articulación lo delatan no sólo los resultados en vidas humanas tan injustamente truncadas, sino la propia y harto sospechosa impotencia del Estado comprobadamente incapaz de la persecución y del castigo, correspondientes. El solo dato de más de 400 ingresos de cadáveres en la morgue de Bello Monte, en la ciudad capital, en marzo del presente año, es otro suficiente motivo para que renuncie Nicolás Maduro.
Imposible argumentar que todo delito es fruto del estado de necesidad, porque las estadísticas que apenas se conocen, más por el activo seguimiento de sendas y sobrias entidades de la sociedad civil, metodológicamente fundados, que por un Estado que es el gran deudor de la información veraz, procurando desorientarnos, dibujan una suerte de guerra civil. Y ésta, tácita e inclemente, pero eficaz, está muy lejos de sustentarse en el delito famélico, hallando sintonía con el ejercicio de un perverso control social.
El hampa ya industrializada, la que tiene por mejor explicación la complicidad del gobierno que la tolera en los mismos centros penitenciarios, convertidos también en referentes de irradiación gerencial, ha formalizado el toque de queda en los sectores populares y quizá – en pocos días – se extienda a otros en ciudades, pueblo y caseríos. Ha impuesto un horario para el libre tránsito de quienes los habitan, declarando en la práctica un Estado de Excepción que, por cierto, levanta no pocas suspicacias.
Ya hay pérdida de vidas humanas por incumplimiento del toque de queda y estudiantes, trabajadores y buscadores perseverantes de empleo, deben agotar todas sus diligencias para llegar a sus hogares a tiempo y resguardarse frente a las autoridades de facto. El señorío se extiende más allá del barrio adentro y, en los estados Aragua, Carabobo, Sucre y Zulia, como en la ciudad capital, nos reportan, el fenómeno muerde a las urbanizaciones.
Todo esto ocurre bajo la expectativa silenciosa de un gobierno que teme a la protesta social por la pavorosa crisis que ha generado y que autoriza con su abstención, por más descabellado que parezca, tan atípico Estado de Excepción. Obra como una fórmula de amedrentamiento y contención de todas las inconformidades, incurriendo en un terrorismo de Estado por delegación.
Ilustración: Mario Wagner.
04/04/2016
sábado, 8 de agosto de 2015
MEMORIAL DE LA CAÍDA
LA RAZÓN, Caracas.
Joaquín Marta Sosa: “La corrupción es una forma de gobierno”
Carlos Díaz
“Si esto no es dictadura, se parece bastante”, asevera Joaquín Marta Sosa, miembro de la Academia Nacional de la Lengua, escritor, abogado, poeta, periodista y ex presidente de Venezolana de Televisión. “Vivimos bajo un gobierno represivo”, destacó en entrevista con “La Razón”.
“Estamos en una situación crítica, de disyuntiva. Una parte importante de quienes apoyaron al gobierno está considerando ahora otra alternativa que sea democrática, que respete la propiedad privada, que permita a los empresarios realizar un papel fundamental en el crecimiento económico del país –que no los acuse ni acose. Es decir, una alternativa donde la gente pueda ejercer con libertad la soberanía e independencia, donde podamos lograr un país democrático, civilista y republicano”, dice. “Sin embargo, los núcleos más radicales del gobierno no consideran como viable estos elementos. Por tanto, viviremos en conflicto por un tiempo más”, agrega el ex líder juvenil y parlamentario de Copei (1969-1973) y ex diputado del MAS (1974-1978).
“Sin embargo, los núcleos más radicales del gobierno no consideran como viable estos elementos. Por tanto, viviremos en conflicto por un tiempo más”, agregó.
¿Qué significan o reflejan las colas, el desabastecimiento de alimentos y medicinas que se observan a diario en las calles del país?
Esos elementos nos dicen que el gobierno es absolutamente incapaz de hacer que la economía crezca, que sea productiva, que recupere sus estándares. Por el contrario, ha culpado a otros de su ineficacia y se ha encargado de concentrar la cadena de distribución de alimentos y productos básicos. Solo le interesa el efecto electoral de que los pobres sigan votando por ellos mientras los pobres y ricos terminen pareciéndose con el síndrome de las colas, desabastecimiento y alto costo de la vida.
“Estamos en una situación crítica, de disyuntiva”, afirmó el miembro de la Academia de la Lengua, escritor, periodista y expresidente de VTV
Corrupción y el Gobierno
¿El bachaqueo es viveza, necesidad ante la crisis económica o reflejo de cómo la corrupción del gobierno permeó a la sociedad?
Son esas tres cosas. Es una expresión de cómo la degradación corruptora del gobierno ha llegado a la sociedad; es también una opción de mercado, por decirlo de alguna manera, porque el bachaquero obtiene beneficios a partir de la inexistencia de un mercado libre y equilibrado. La escasez genera contrabando y el bachaqueo es una forma urbana de contrabandear los bienes. Otro factor que alimenta este problema es la red oficialista de distribución y comercio porque ha permitido que muchos funcionarios públicos se lucren. Solo hay una manera de extinguir el bachaqueo: que la producción se incremente, que desaparezca la escasez y haya una oferta amplia de los bienes y servicios que necesita la gente.
¿El gobierno está combatiendo a profundidad la corrupción?
La corrupción es una forma de gobierno. Todos los países que han sido regidos por gobiernos autoritarios, autocráticos y hegemónicos terminan utilizando la corrupción como una forma del poder. Esto ocurrió con la Unión Soviética y con Cuba donde los recursos públicos y el combustible se manejaban a través de la corrupción. Esto se corresponde con la naturaleza íntima de todo gobierno de este tipo. Por tanto, reducir las raíces y fuentes de la corrupción pasa por cambiar el gobierno.
“Perdimos El Esequibo”
¿Cómo explica usted que dos documentos fundamentales en la transición institucional derivada de la muerte del presidente Chávez aún se desconocen: el acta de defunción de Chávez y a la partida de nacimiento del presidente Nicolás Maduro, de quien se dice tendría la nacionalidad colombiana o en su defecto la doble nacionalidad, que le impediría el ejercicio legal de la Presidencia?
Ante esa situación lo mínimo que queda hacer es sospechar. No sé si ambos documentos existen y no sé si la realidad cambiaría si los mismos fuesen presentados al país. En cualquier lugar de la Tierra hubiese caído la sospecha sobre alguien que se niegue reiteradamente a mostrar un documento de ese tipo e, inclusive, sería mucho más sospechoso si se niega a hablar del tema para que pase inadvertido y sencillamente se olvide.
“El Estado incurre en ilegalidades, incumple las normas constitucionales”
¿Venezuela es un Estado forajido?
Un Estado forajido comete delitos de diversos tipos y huye permanentemente de la ley. Es decir, incurre en ilegalidades, incumple las normas constitucionales y se pone al margen del paradigma de comportamiento de la comunidad internacional. Esto es un terrible contrasentido porque el Estado debe responsabilizarse de cumplir las normas legales y cuando es forajido no las cumple.
¿Cómo evalúa el desempeño del gobierno de Chávez y ahora de Maduro con el tema del Esequibo?, ¿estamos a punto de perder este territorio o lo perdimos hace tiempo y no nos dimos cuenta?
Ese territorio lo perdimos hace mucho tiempo con el laudo de Ginebra y el cual Venezuela firmó. Se intentaron abrir vías para la recuperación de ese territorio pero ese tratado fue pasado por alto por el gobierno de Chávez y ahora el de Maduro. Intento ser cuidadoso cuando me refiero a temas territoriales y aquellos relacionados con el hipernacionalismo y la soberanía extrema. Sí quisiera que el Esequibo no se convierta en una causa de guerra y ojalá ambos países establezcan un territorio de mutuo acuerdo y cooperación. Pero el gobierno de Maduro, así como lo fue el de Chávez, no sabe trabajar en la línea del equilibrio y, por el contrario, se desentiende del tema.
Delincuencia y violencia
¿Hay beligerancia con los colectivos armados, por qué el gobierno no los desarma?, ¿esto ha incrementado los índices delictivos?
El gobierno no lo desarma porque fue quien les dio las armas. La delincuencia existe en términos inimaginables tiempos atrás porque, sencillamente, el gobierno consideró que los criminales son víctimas de la explotación de la burguesía y de la sociedad de clases. Pasó por alto que todos los estudios criminológicos y de ciencias sociales indican que el mundo del hampa es un territorio que tiene sus propias leyes, que se engendra a sí mismo y a partir de ciertas condiciones. La delincuencia y la violencia son producto de elementos muy específicos de la descomposición de la sociedad, de pérdida del sentido valorativo de la ley y la legalidad.
¿Qué opina de las misiones sociales y especialmente las creadas para abordar el tema educativo?
Eso forma parte de una vieja política del Estado venezolano y en ese entonces se llamaban “operativos” y servían para dedicar recursos masivos para atender a determinado problema del país durante un lapso temporal. Esto indica que las instituciones educativas no funcionan, que las instituciones de salud tampoco, ni aquellas que proporcionan empleo. Por tanto, las misiones se constituyen en operativos que no acaban con los problemas sociales del país. Después de una década y media con las misiones vemos que la educación ni la salud han mejorado. Por ejemplo, la Misión Vivienda ha colocado en manos de la delincuencia una solución habitacional que se suponía era para la gente honrada.
“Este tipo de gobiernos se alimentan de la censura y la autocensura”
¿Cómo fue su experiencia como presidente de Venezolana de Televisión (VTV)? ¿Qué opina de la programación actual de VTV y de programas de opinión tales como La Hojilla y Zurda Konducta?
VTV estaba desasistido por el Estado, su presupuesto era insuficiente y muy bajo, había perdido calidad y competitividad frente a los demás canales. El Estado lo compró pero la verdad es que nunca se interesó por el mismo. Durante mi gestión frente al canal nunca se intentó imponer la línea política del partido, o un pensamiento único. Hoy la televisión pública se ha convertido en televisión privada al ser colocada al servicio de los intereses político-electorales del partido del gobierno.
¿Cuánto gasta el gobierno en propaganda oficialista?, ¿debe haber contraloría social de estos gastos?
Déjeme decirle que el tema de la contraloría social también me resulta sospechoso. El control sobre unas estructuras, instituciones y funcionarios debe estar en manos de la Contraloría General de la República y las demás instituciones; el resto es pura demagogia, ineficiencia e ineficacia. Es por ello que las irregularidades administrativas y la corrupción han crecido.
¿Qué opina del periodismo que se realiza desde las instituciones del Estado venezolano?, ¿es un periodismo acorde a las necesidades de la población?
Eso no es periodismo, sino publicidad y propaganda política.
“Aplican el silencio”
¿Qué opina del discurso del presidente Maduro?, ¿qué recomendación le da al Presidente de la República para mejorar su lenguaje?
Mire, yo no puedo darle recomendaciones al Presidente Maduro. La tontería, el insulto, la banalidad y el mal hablar son formas predominantes del discurso del Presidente Maduro y antes con Chávez.
¿El gobierno ha democratizado el espectro radioeléctrico en estos últimos quince años?
No, lo ha hecho más hegemónico. Estos son gobiernos que se creen dueños de la verdad y que aplican el silencio frente a los temas que les resultan incómodos.
“Aplican el silencio frente a los temas que les resultan incómodos”
¿Debe regresar al aire RCTV?
Sin duda, ya debería estar en el aire. Y, además de RCTV, todo aquello que el espectro radioeléctrico ha perdido en pluralismo radiofónico, pluralismo televisivo y pluralismo en los medios impresos.
¿Cómo analiza la situación de los presos políticos?
Todo preso por razones políticas, morales o por libertad de conciencia constituye el clamor más fuerte e inocultable ante la justicia. Nadie debe permanecer detenido por lo que piensa, por expresar su pensamiento, por ejercer su libertad. El preso político expresa que quien lo detuvo no es demócrata sino represor.
“Memorial de la caída”
¿Qué libro está preparando actualmente?
En octubre publicaré mi nuevo poemario y el cual llevará el título de “Memorial de la caída”. Tiene una alta carga política porque es hijo de este tiempo.
¿Está militando en algún partido político?
No tengo militancia política salvo participar en la oposición democrática, civilista y republicana.
¿Considera participar como candidato a las elecciones del 6 de diciembre?
No, de ninguna manera. Tengo 75 años de edad y de los cuales he dedicado 58 a la vida política, primero como dirigente estudiantil, como miembro de movimientos políticos y gremiales. De manera que considero que ha concluido mi militancia activa. Son las generaciones jóvenes quienes deben encargarse del camino que al país le queda por recorrer. Debemos colaborar para que ese relevo se produzca de una manera importante.
Arrinconan a la libertad de expresión
¿Hay autocensura en los medios?
Imagino que en medio de la situación que estamos viviendo cualquier persona que opine puede terminar presa. Por tanto, la gente se comporta comedida y cautelosa hasta llegar a la autocensura. Además, este tipo de gobiernos también se alimenta de la censura y la autocensura, es decir, expresión de la negación de la libertad y de la represión.
¿Existe libertad de expresión?
La libertad de expresión ha sido arrinconada poco a poco. Aquí los únicos que tienen plena libertad de expresión son quienes forman parte del gobierno y los incondicionales del oficialismo. Tampoco ejercen la libertad de expresión como tal sino expresar los intereses oficialistas. No es libertad sino repetición, reiteración.
¿Qué opina de la situación de los medios impresos ante la dificultad de adquirir papel periódico?
Obviamente es una situación muy precaria y revela el interés del gobierno de no preservar la pluralidad de los medios. Piensan que mientras menos medios existan, mejor; y si son incondicionales, mejor.
Fuente:
http://www.larazon.net/2015/07/26/joaquin-marta-sosa-la-corrupcion-es-una-forma-de-gobierno/
Joaquín Marta Sosa: “La corrupción es una forma de gobierno”
Carlos Díaz
“Si esto no es dictadura, se parece bastante”, asevera Joaquín Marta Sosa, miembro de la Academia Nacional de la Lengua, escritor, abogado, poeta, periodista y ex presidente de Venezolana de Televisión. “Vivimos bajo un gobierno represivo”, destacó en entrevista con “La Razón”.
“Estamos en una situación crítica, de disyuntiva. Una parte importante de quienes apoyaron al gobierno está considerando ahora otra alternativa que sea democrática, que respete la propiedad privada, que permita a los empresarios realizar un papel fundamental en el crecimiento económico del país –que no los acuse ni acose. Es decir, una alternativa donde la gente pueda ejercer con libertad la soberanía e independencia, donde podamos lograr un país democrático, civilista y republicano”, dice. “Sin embargo, los núcleos más radicales del gobierno no consideran como viable estos elementos. Por tanto, viviremos en conflicto por un tiempo más”, agrega el ex líder juvenil y parlamentario de Copei (1969-1973) y ex diputado del MAS (1974-1978).
“Sin embargo, los núcleos más radicales del gobierno no consideran como viable estos elementos. Por tanto, viviremos en conflicto por un tiempo más”, agregó.
¿Qué significan o reflejan las colas, el desabastecimiento de alimentos y medicinas que se observan a diario en las calles del país?
Esos elementos nos dicen que el gobierno es absolutamente incapaz de hacer que la economía crezca, que sea productiva, que recupere sus estándares. Por el contrario, ha culpado a otros de su ineficacia y se ha encargado de concentrar la cadena de distribución de alimentos y productos básicos. Solo le interesa el efecto electoral de que los pobres sigan votando por ellos mientras los pobres y ricos terminen pareciéndose con el síndrome de las colas, desabastecimiento y alto costo de la vida.
“Estamos en una situación crítica, de disyuntiva”, afirmó el miembro de la Academia de la Lengua, escritor, periodista y expresidente de VTV
Corrupción y el Gobierno
¿El bachaqueo es viveza, necesidad ante la crisis económica o reflejo de cómo la corrupción del gobierno permeó a la sociedad?
Son esas tres cosas. Es una expresión de cómo la degradación corruptora del gobierno ha llegado a la sociedad; es también una opción de mercado, por decirlo de alguna manera, porque el bachaquero obtiene beneficios a partir de la inexistencia de un mercado libre y equilibrado. La escasez genera contrabando y el bachaqueo es una forma urbana de contrabandear los bienes. Otro factor que alimenta este problema es la red oficialista de distribución y comercio porque ha permitido que muchos funcionarios públicos se lucren. Solo hay una manera de extinguir el bachaqueo: que la producción se incremente, que desaparezca la escasez y haya una oferta amplia de los bienes y servicios que necesita la gente.
¿El gobierno está combatiendo a profundidad la corrupción?
La corrupción es una forma de gobierno. Todos los países que han sido regidos por gobiernos autoritarios, autocráticos y hegemónicos terminan utilizando la corrupción como una forma del poder. Esto ocurrió con la Unión Soviética y con Cuba donde los recursos públicos y el combustible se manejaban a través de la corrupción. Esto se corresponde con la naturaleza íntima de todo gobierno de este tipo. Por tanto, reducir las raíces y fuentes de la corrupción pasa por cambiar el gobierno.
“Perdimos El Esequibo”
¿Cómo explica usted que dos documentos fundamentales en la transición institucional derivada de la muerte del presidente Chávez aún se desconocen: el acta de defunción de Chávez y a la partida de nacimiento del presidente Nicolás Maduro, de quien se dice tendría la nacionalidad colombiana o en su defecto la doble nacionalidad, que le impediría el ejercicio legal de la Presidencia?
Ante esa situación lo mínimo que queda hacer es sospechar. No sé si ambos documentos existen y no sé si la realidad cambiaría si los mismos fuesen presentados al país. En cualquier lugar de la Tierra hubiese caído la sospecha sobre alguien que se niegue reiteradamente a mostrar un documento de ese tipo e, inclusive, sería mucho más sospechoso si se niega a hablar del tema para que pase inadvertido y sencillamente se olvide.
“El Estado incurre en ilegalidades, incumple las normas constitucionales”
¿Venezuela es un Estado forajido?
Un Estado forajido comete delitos de diversos tipos y huye permanentemente de la ley. Es decir, incurre en ilegalidades, incumple las normas constitucionales y se pone al margen del paradigma de comportamiento de la comunidad internacional. Esto es un terrible contrasentido porque el Estado debe responsabilizarse de cumplir las normas legales y cuando es forajido no las cumple.
¿Cómo evalúa el desempeño del gobierno de Chávez y ahora de Maduro con el tema del Esequibo?, ¿estamos a punto de perder este territorio o lo perdimos hace tiempo y no nos dimos cuenta?
Ese territorio lo perdimos hace mucho tiempo con el laudo de Ginebra y el cual Venezuela firmó. Se intentaron abrir vías para la recuperación de ese territorio pero ese tratado fue pasado por alto por el gobierno de Chávez y ahora el de Maduro. Intento ser cuidadoso cuando me refiero a temas territoriales y aquellos relacionados con el hipernacionalismo y la soberanía extrema. Sí quisiera que el Esequibo no se convierta en una causa de guerra y ojalá ambos países establezcan un territorio de mutuo acuerdo y cooperación. Pero el gobierno de Maduro, así como lo fue el de Chávez, no sabe trabajar en la línea del equilibrio y, por el contrario, se desentiende del tema.
Delincuencia y violencia
¿Hay beligerancia con los colectivos armados, por qué el gobierno no los desarma?, ¿esto ha incrementado los índices delictivos?
El gobierno no lo desarma porque fue quien les dio las armas. La delincuencia existe en términos inimaginables tiempos atrás porque, sencillamente, el gobierno consideró que los criminales son víctimas de la explotación de la burguesía y de la sociedad de clases. Pasó por alto que todos los estudios criminológicos y de ciencias sociales indican que el mundo del hampa es un territorio que tiene sus propias leyes, que se engendra a sí mismo y a partir de ciertas condiciones. La delincuencia y la violencia son producto de elementos muy específicos de la descomposición de la sociedad, de pérdida del sentido valorativo de la ley y la legalidad.
¿Qué opina de las misiones sociales y especialmente las creadas para abordar el tema educativo?
Eso forma parte de una vieja política del Estado venezolano y en ese entonces se llamaban “operativos” y servían para dedicar recursos masivos para atender a determinado problema del país durante un lapso temporal. Esto indica que las instituciones educativas no funcionan, que las instituciones de salud tampoco, ni aquellas que proporcionan empleo. Por tanto, las misiones se constituyen en operativos que no acaban con los problemas sociales del país. Después de una década y media con las misiones vemos que la educación ni la salud han mejorado. Por ejemplo, la Misión Vivienda ha colocado en manos de la delincuencia una solución habitacional que se suponía era para la gente honrada.
“Este tipo de gobiernos se alimentan de la censura y la autocensura”
¿Cómo fue su experiencia como presidente de Venezolana de Televisión (VTV)? ¿Qué opina de la programación actual de VTV y de programas de opinión tales como La Hojilla y Zurda Konducta?
VTV estaba desasistido por el Estado, su presupuesto era insuficiente y muy bajo, había perdido calidad y competitividad frente a los demás canales. El Estado lo compró pero la verdad es que nunca se interesó por el mismo. Durante mi gestión frente al canal nunca se intentó imponer la línea política del partido, o un pensamiento único. Hoy la televisión pública se ha convertido en televisión privada al ser colocada al servicio de los intereses político-electorales del partido del gobierno.
¿Cuánto gasta el gobierno en propaganda oficialista?, ¿debe haber contraloría social de estos gastos?
Déjeme decirle que el tema de la contraloría social también me resulta sospechoso. El control sobre unas estructuras, instituciones y funcionarios debe estar en manos de la Contraloría General de la República y las demás instituciones; el resto es pura demagogia, ineficiencia e ineficacia. Es por ello que las irregularidades administrativas y la corrupción han crecido.
¿Qué opina del periodismo que se realiza desde las instituciones del Estado venezolano?, ¿es un periodismo acorde a las necesidades de la población?
Eso no es periodismo, sino publicidad y propaganda política.
“Aplican el silencio”
¿Qué opina del discurso del presidente Maduro?, ¿qué recomendación le da al Presidente de la República para mejorar su lenguaje?
Mire, yo no puedo darle recomendaciones al Presidente Maduro. La tontería, el insulto, la banalidad y el mal hablar son formas predominantes del discurso del Presidente Maduro y antes con Chávez.
¿El gobierno ha democratizado el espectro radioeléctrico en estos últimos quince años?
No, lo ha hecho más hegemónico. Estos son gobiernos que se creen dueños de la verdad y que aplican el silencio frente a los temas que les resultan incómodos.
“Aplican el silencio frente a los temas que les resultan incómodos”
¿Debe regresar al aire RCTV?
Sin duda, ya debería estar en el aire. Y, además de RCTV, todo aquello que el espectro radioeléctrico ha perdido en pluralismo radiofónico, pluralismo televisivo y pluralismo en los medios impresos.
¿Cómo analiza la situación de los presos políticos?
Todo preso por razones políticas, morales o por libertad de conciencia constituye el clamor más fuerte e inocultable ante la justicia. Nadie debe permanecer detenido por lo que piensa, por expresar su pensamiento, por ejercer su libertad. El preso político expresa que quien lo detuvo no es demócrata sino represor.
“Memorial de la caída”
¿Qué libro está preparando actualmente?
En octubre publicaré mi nuevo poemario y el cual llevará el título de “Memorial de la caída”. Tiene una alta carga política porque es hijo de este tiempo.
¿Está militando en algún partido político?
No tengo militancia política salvo participar en la oposición democrática, civilista y republicana.
¿Considera participar como candidato a las elecciones del 6 de diciembre?
No, de ninguna manera. Tengo 75 años de edad y de los cuales he dedicado 58 a la vida política, primero como dirigente estudiantil, como miembro de movimientos políticos y gremiales. De manera que considero que ha concluido mi militancia activa. Son las generaciones jóvenes quienes deben encargarse del camino que al país le queda por recorrer. Debemos colaborar para que ese relevo se produzca de una manera importante.
Arrinconan a la libertad de expresión
¿Hay autocensura en los medios?
Imagino que en medio de la situación que estamos viviendo cualquier persona que opine puede terminar presa. Por tanto, la gente se comporta comedida y cautelosa hasta llegar a la autocensura. Además, este tipo de gobiernos también se alimenta de la censura y la autocensura, es decir, expresión de la negación de la libertad y de la represión.
¿Existe libertad de expresión?
La libertad de expresión ha sido arrinconada poco a poco. Aquí los únicos que tienen plena libertad de expresión son quienes forman parte del gobierno y los incondicionales del oficialismo. Tampoco ejercen la libertad de expresión como tal sino expresar los intereses oficialistas. No es libertad sino repetición, reiteración.
¿Qué opina de la situación de los medios impresos ante la dificultad de adquirir papel periódico?
Obviamente es una situación muy precaria y revela el interés del gobierno de no preservar la pluralidad de los medios. Piensan que mientras menos medios existan, mejor; y si son incondicionales, mejor.
Fuente:
http://www.larazon.net/2015/07/26/joaquin-marta-sosa-la-corrupcion-es-una-forma-de-gobierno/
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lunes, 14 de abril de 2014
MEMORANDUM
Últimas Noticias, Caracas, 20 de diciembre de 2013
Delincuencia
Elio Gómez Grillo
La delincuencia venezolana en los comienzos del siglo XX y hasta la mitad de la centuria, poco más o menos, continuará siendo eminentemente rural. En el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez, que se prolonga durante veintisiete años, a partir del 19 de diciembre de 1908 hasta el 17 de diciembre de 1935, cuando muere el dictador, se inician en 1912 en Venezuela las primeras exploraciones organizadas en busca de yacimientos petrolíferos en tierra venezolana.
El primer yacimiento petrolífero importante se descubre en el país dos años después, en 1914, en Mene Grande. A partir de entonces la vida venezolana comienza a girar en torno al petróleo.
En el curso de los veintisiete años de permanencia de la feroz dictadura gomecista, fueron muy bajas las cifras de la delincuencia común en Venezuela. La represión oficial, verdaderamente cruel, llevada con saña hasta extremos sádicos, intimidaba permanentemente a la población nacional, incluyendo a malhechores comunes, quienes se abstuvieron de prácticas delictivas que se castigaban añadiendo, al encierro carcelario común, las más bárbaras torturas y la muerte consiguiente.
Esa represión, esas torturas y esa muerte, las sufrieron sobre todo los opositores políticos del régimen. Las cárceles estaban plenas de ellos y la prisión caraqueña denominada La Rotunda se convirtió en el símbolo escalofriante del suplicio carcelario que padecía el país. Se estima que, en general, los calabozos gomecistas fueron padecidos, durante esos veintisiete años, por unos treinta y ocho mil prisioneros, muchos de ellos venezolanos excelsos, grandiosos. Y esos treinta y ocho mil prisioneros los hubo cuando Venezuela era un país que durante esos años albergaba una población que osciló apenas entre los dos y los tres millones de habitantes.
Pieza: Gao Quiang y Gao Zhen.
Delincuencia
Elio Gómez Grillo
La delincuencia venezolana en los comienzos del siglo XX y hasta la mitad de la centuria, poco más o menos, continuará siendo eminentemente rural. En el gobierno dictatorial de Juan Vicente Gómez, que se prolonga durante veintisiete años, a partir del 19 de diciembre de 1908 hasta el 17 de diciembre de 1935, cuando muere el dictador, se inician en 1912 en Venezuela las primeras exploraciones organizadas en busca de yacimientos petrolíferos en tierra venezolana.
El primer yacimiento petrolífero importante se descubre en el país dos años después, en 1914, en Mene Grande. A partir de entonces la vida venezolana comienza a girar en torno al petróleo.
En el curso de los veintisiete años de permanencia de la feroz dictadura gomecista, fueron muy bajas las cifras de la delincuencia común en Venezuela. La represión oficial, verdaderamente cruel, llevada con saña hasta extremos sádicos, intimidaba permanentemente a la población nacional, incluyendo a malhechores comunes, quienes se abstuvieron de prácticas delictivas que se castigaban añadiendo, al encierro carcelario común, las más bárbaras torturas y la muerte consiguiente.
Esa represión, esas torturas y esa muerte, las sufrieron sobre todo los opositores políticos del régimen. Las cárceles estaban plenas de ellos y la prisión caraqueña denominada La Rotunda se convirtió en el símbolo escalofriante del suplicio carcelario que padecía el país. Se estima que, en general, los calabozos gomecistas fueron padecidos, durante esos veintisiete años, por unos treinta y ocho mil prisioneros, muchos de ellos venezolanos excelsos, grandiosos. Y esos treinta y ocho mil prisioneros los hubo cuando Venezuela era un país que durante esos años albergaba una población que osciló apenas entre los dos y los tres millones de habitantes.
Pieza: Gao Quiang y Gao Zhen.
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jueves, 17 de mayo de 2012
CONFINADOS
EL UNIVERSAL, Caracas, 6 de Mayo de 2012
El síndrome Torre Confinanzas
Bandas armadas, carros robados, drogas, subametralladoras, un templo, un cementerio...
JUAN MARTIN ECHEVERRÍA
En Latinoamérica los movimientos presuntamente revolucionarios se producen después de una larga gestación y el común denominador es que se trata de sociedades que aún no están consolidadas; por ello, se esgrime la igualdad aplastando la libertad y todas estas ideas terminan a corto plazo convertidas en el engendro de la violencia, sin libertad y sin igualdad, en manos de los bárbaros. Por eso hemos insistido en que la violencia aunque rinda dividendos en los primeros tiempos, acaba por voltearse contra quien la promueve, de allí que sea nefasta la permisividad de las autoridades a las invasiones, que esconden la imposibilidad de resolver la prioridad de la vivienda: imagínense centenares de millones de dólares perdidos en este infierno, cuando podría culminarse la Torre Confinanzas generando empleo en la construcción y luego crear millares de puestos de trabajo permanentes.
Contrasta la altura del edificio y su majestad a pesar de las malas condiciones en que se encuentra, con su interior convertido en "tierra de nadie", con bandas armadas, carros robados que se desarman, drogas, subametralladoras, La Electricidad de Caracas otorgando contratos de servicios, un templo evangélico y un cementerio donde se disuelven con cal los cuerpos. ¿Cómo se ha permitido que a poca distancia del MRI y de la FGR, una oleada delictiva afecte la zona de la Candelaria donde sus habitantes son víctimas indefensas de múltiples delitos? ¿Estamos en presencia de una absoluta ausencia del Estado o hay un criterio de pasividad para ganar simpatías y votos a costa de la calidad de vida y la tranquilidad de ciudadanos trabajadores y honestos que viven en las cercanías?
La realidad es que hay demasiados edificios invadidos, ante la crisis de la vivienda y el escaso entusiasmo del régimen en construir, ahora en cambio se quieren hacer viviendas en los estacionamientos, sin tomar en cuenta los servicios, costos, tecnología y capacidad de los constructores, sino simplemente para crear en la gente la posibilidad de ganar la lotería. Mientras tanto la violencia anida en los edificios invadidos, donde en las luchas internas los perdedores lo pagan con la vida y los victimarios disfrutan de una notoria impunidad. Bastaría proceder a un censo elemental y rutinario, para determinar quién tiene antecedentes por delitos de violencia, si trabaja o no, está capacitado en algún oficio, en fin, es útil para la sociedad; aparte de requisar las armas de fuego.
El Estado ha ido entregando soberanía en porciones significativas de la Gran Caracas, también autoridad, pero a costa de quienes pagan impuestos, trabajan, contribuyen a levantar una familia y son factores fundamentales para nuestro crecimiento y consolidación como nación. Lo repetiremos hasta el cansancio, los secuestradores tienen derechos humanos, los homicidas y por supuesto los invasores, sin embargo no pueden dejarse a un lado el derecho de propiedad, el derecho a la vida, el derecho al debido proceso y el conjunto de garantías constitucionales que conforman la estructura esencial de la Constitución de 1999.
Fotografía: http://ciudadevolutiva.com/tag/torre-confinanzas/
El síndrome Torre Confinanzas
Bandas armadas, carros robados, drogas, subametralladoras, un templo, un cementerio...
JUAN MARTIN ECHEVERRÍA
En Latinoamérica los movimientos presuntamente revolucionarios se producen después de una larga gestación y el común denominador es que se trata de sociedades que aún no están consolidadas; por ello, se esgrime la igualdad aplastando la libertad y todas estas ideas terminan a corto plazo convertidas en el engendro de la violencia, sin libertad y sin igualdad, en manos de los bárbaros. Por eso hemos insistido en que la violencia aunque rinda dividendos en los primeros tiempos, acaba por voltearse contra quien la promueve, de allí que sea nefasta la permisividad de las autoridades a las invasiones, que esconden la imposibilidad de resolver la prioridad de la vivienda: imagínense centenares de millones de dólares perdidos en este infierno, cuando podría culminarse la Torre Confinanzas generando empleo en la construcción y luego crear millares de puestos de trabajo permanentes.
Contrasta la altura del edificio y su majestad a pesar de las malas condiciones en que se encuentra, con su interior convertido en "tierra de nadie", con bandas armadas, carros robados que se desarman, drogas, subametralladoras, La Electricidad de Caracas otorgando contratos de servicios, un templo evangélico y un cementerio donde se disuelven con cal los cuerpos. ¿Cómo se ha permitido que a poca distancia del MRI y de la FGR, una oleada delictiva afecte la zona de la Candelaria donde sus habitantes son víctimas indefensas de múltiples delitos? ¿Estamos en presencia de una absoluta ausencia del Estado o hay un criterio de pasividad para ganar simpatías y votos a costa de la calidad de vida y la tranquilidad de ciudadanos trabajadores y honestos que viven en las cercanías?
La realidad es que hay demasiados edificios invadidos, ante la crisis de la vivienda y el escaso entusiasmo del régimen en construir, ahora en cambio se quieren hacer viviendas en los estacionamientos, sin tomar en cuenta los servicios, costos, tecnología y capacidad de los constructores, sino simplemente para crear en la gente la posibilidad de ganar la lotería. Mientras tanto la violencia anida en los edificios invadidos, donde en las luchas internas los perdedores lo pagan con la vida y los victimarios disfrutan de una notoria impunidad. Bastaría proceder a un censo elemental y rutinario, para determinar quién tiene antecedentes por delitos de violencia, si trabaja o no, está capacitado en algún oficio, en fin, es útil para la sociedad; aparte de requisar las armas de fuego.
El Estado ha ido entregando soberanía en porciones significativas de la Gran Caracas, también autoridad, pero a costa de quienes pagan impuestos, trabajan, contribuyen a levantar una familia y son factores fundamentales para nuestro crecimiento y consolidación como nación. Lo repetiremos hasta el cansancio, los secuestradores tienen derechos humanos, los homicidas y por supuesto los invasores, sin embargo no pueden dejarse a un lado el derecho de propiedad, el derecho a la vida, el derecho al debido proceso y el conjunto de garantías constitucionales que conforman la estructura esencial de la Constitución de 1999.
Fotografía: http://ciudadevolutiva.com/tag/torre-confinanzas/
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lunes, 8 de agosto de 2011
BARAJANDO EL TIRO

EL NACIONAL, Caracas, 06 de Abril de 1997
Astucia policial
RAMON HERNANDEZ
Ya tengo siete calcomanías y el zumbido de un balazo a ras de la oreja; también el porte de armas, el carnet ad honoren, la sombra del bigote chorreado, las municiones y el frasquito de agua de valeriana. Exhibo un crucifijo que me resguarda de maldiciones y dos escapularios con la virgen del Carmen, de un lado, y la del Pilar, del otro, pero a nadie enseño las dos estampitas de José Gregorio Hernández, una sin sombrero, ni las dos ramas de ruda y la penca de sábila que llevo en el fondo del maletín. He decidido cuidarme. Pondré una alcabala en mis sueños y una garita con alambre de púas en sus alrededores. Contrataré una compañía de serenos para que protejan mis pasos, mi mayor capital, y un par de guardaespaldas para espantar las habladurías. Toque antes de entrar.
Frente a la casa de Dios, en Vista Alegre, ante los ojos de todos, cuatro malvados vestidos de ley y pasamontañas esperan a su víctima, que viene atrasada. Piden la identificación. Este es, teniente. Manos arriba, ¨dónde tienes la plata? Y aflojan un coñazo en el hígado y un culatazo contra el costillar. Asalto, infierno y llanto. En la oficina, están enterados de cada intersticio, de las facturas por pagar y de la ausencia de ánimos de venganza. Registran y castigan. Amenazan. Ausente en calor y opaco, el cañón se aloja sin sentimientos sobre la ceja. Con el uniforme de la Guardia Nacional no se levantan sospechas: pasa por un operativo. Todo calculado, hasta el lenguaje: apúrate, cabo. Todo preconcebido, menos el faltante, el dinero, se peló el datero. Apunte y siga.
Caracas se ha llenado de alcabalas y de pasos restringidos. Vivimos detrás de una muralla, tras las rejas, encerrados, enchufados a la televisión y ahuyentados de los parques y otras sombras al aire libre. Las asociaciones de vecinos y las empresas de vigilancia privada han levantado muros y cercas, controles, barreras y alto, no pase, para obviar asaltos, hurtos, secuestros y asesinatos con premeditación y alevosía. Pero el hampa siempre salta la verja, como cualquier gato, como un ratón, y se lleva las cadenas de oro, el diamante que dejó la abuela, un televisor, los cubrecamas, el VHS y un fajo de dólares, siempre encuentran divisas. Todavía no se llevan los cuadros de Trómpiz y Villaparedes ni los volúmenes de la Enciclopedia Británica empastada en cuero. Son ladrones de sobrevivencia, de ratos libres y días francos, con un modus operandi que bordea la ridiculez y el desencanto. Tan vacuos que ni los perros les ladran. Ni respire.
Desde que la televisión era en blanco y negro, y El Llanero Solitario y su amigo tonto se peleaban la audiencia con Patrulla de caminos, y sobre todo ahora -cuando los videoclips se dirigen a un público que debe ser virtual, nunca me tropiezo con ese tipo de gente en las aceras del Centro ni en los pasillos del Metro; si existen permanecen insondables detrás de los muros y las garitas que promueven las alcaldías-, los enemigos del entretenimiento y el ocio estéril, Pasquali, me oyes, han venido diciendo que la TV es una escuela para la delincuencia, que de las series hollywoodenses los malandros sacan las ideas para asaltar bancos o mantener con éxito una situación de rehenes en una verdadera tarde de perros. Guau.
Podría servir para unos y otros, y si así ocurriera -ojalá- llegaríamos a tener no sólo una delincuencia refinada y colindante en el crimen perfecto, sino que, con la práctica de resolver delitos cada vez más sofisticados, el éxito de nuestros detectives provocaría envidia al propio Holmes. Seríamos una exquisitez de país y no esta balurdería delincuencial en la que nos hemos convertido, aunque Edgar Sánchez diseñe en su propia mano alzada los uniformes de los policías municipales. Apártese, que voy sin frenos.
Frente a cualquier supermercado -todo el mundo lo sabe- en quince minutos y hasta menos puede extraviarse el más atornillado aparato de sonido de cualquier automóvil. No importa que alarmas tenga ni cuánto ruido haga, los cinco policías que custodian treinta metros más allá no se darán por enterados y si son requeridos alegarán que no pueden abandonar su punto de vigilancia, que llamen a una patrulla. Diga coño.
En cualquier serie televisiva, no importa lo mala que sea, lo insulso de su argumento ni cuan bobos sean los agentes policiales, cuando el mismo hecho ocurre más de una vez, inmediatamente montan una operación, mas no un operativo, y sin mayor despliegue publicitario capturaron al hampón, al sádico o al malentretenido. Aquí un ladrón se especializa en atracar a pellizco limpio a señoras gordas y mayores de cincuenta años que transiten de Gradillas a Sociedad, y no habrá una policía gorda mayor de cincuenta años que lo capture infraganti cuando la pellizque ahí, en donde se forma el caucho, donde duele que jode. Bachata.
Frente al supermercado de Santa Rosa de Lima, un choro estuvo robando hasta cinco reproductores de carros Sierra diarios, entre 5:00 a 7:00 de la tarde, durante más de dos años y nunca la policía se ocupó de aprenhederlo. El que lo sustituye ya lleva seis meses en lo mismo y está dispuesto a negociar el punto. Claro, lo vende caro, lo seguro se paga, igual que la tranquilidad. Lo normal en los alrededores del Centro Integral de esa urbanización, donde no ocurre ninguna de las cuarenta muertes de un fin de semana caraqueño, es que usted se baje a comprar una docena de huevos y luego de escandalizarse con los precios que ahí cobran se escandalice todavía más al darse cuenta que le han roto el vidrio con el mismo ladrillo de siempre y le han sustraído el reproductor y el maletín con el expediente de la señora Attas, pero nadie vio nada ni escuchó la alarma que casi nos deja sordos a todos, todavía.
En este lado del trópico y con esas experiencias criminales, escribir para la serie negra no encuentra alicientes en la cotidianidad. La realidad es tan fofa como la imaginación: todos los crímenes son perfectos y no porque sean extremadamente bien planeados y limpiamente ejecutados, sino porque a nadie importan. Una señora puede ir con las manos arribas media cuadra y no despierta sospechas de que se trate de un asalto. Para todos es un operativo policial. De esos thrillers tenemos ejemplos realmente escalofriantes: cuando los saqueos del 27, 28 y 29 de febrero de 1989, la Policía Metropolitana en un alarde de eficiencia superlativa, llegaba a los negocios antes que los saqueadores, rompía las puertas, se llevaban los cuerpos del delito -televisores, lavadoras, neveras y lomitos- y, apenas se iban, llegaban los habitantes de los cerros. Nadie sospechó nada extraño, aunque en los países que regularmente nos ponen de ejemplo y con cuerpos policiales mucho más eficientes, las patrullas y sus sirenas ineluctablemente llegan después de cometido el delito, nunca antes, como fue la hazaña del grupo Ceta y la Brigada Especial. Barajo el tiro.
Ningún escritor criollo vestiría en sus novelas a los asaltantes con uniformes de la Guardia Nacional, no por pudor ni por respecto, sino porque sería demasiado real para ser ficción, y tan sencillo como poner conos en cualquier bocacalle y asaltar a los conductores después de exigirle la identificación. No se calle, grite.
Cuando un periodista preguntó una vez por qué no había vigilancia en los alrededores del túnel La Planicie, el comandante le respondió, con la mayor naturalidad: Porque hay muchos malandros. Ese es el mejor principio para una novela, deseche el de la mujer que mató al marido con una pierna de cordero congelada y después se la sirvió horneada al detective que investigaba el asesinato, con lo que desapareció el arma del delito. Si va en un ascensor y se monta Batman, Supermán o el Chapulín Colorado, huya; si no, usted será la próxima víctima. Reparo cajas de seguridad y candados que no abren.
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