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domingo, 24 de mayo de 2020

LLEVA DEMASIADO BARRO EN SUS BOTAS

Evangelio Dominical: Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos
José Martínez de Toda, S.J.

Ascensión del Señor. Este domingo 24 de mayo, la Liturgia de la Iglesia Católica celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor.  el P. José Martínez de Toda nos comparte su comentario dialogado sobre el texto del Evangelio (Mt 28, 16-20) que se proclama en esta festividad de la Ascensión.

"Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos"

¿Cuándo fue la Ascensión?

El evangelio y los Hechos de los Apóstoles dicen que la Ascensión fue 40 días después de la Resurrección. Ese día Jesús asciende y sube al cielo por su propio poder.

Pero antes Jesús dejó a sus discípulos un mensaje importante.

¿Cuál es ese mensaje?

S. Lucas nos transmite este mensaje final de Jesús antes de llevarlos al sitio de la Ascensión.

¿Cuál es mi misión hoy y ahora en América Latina? ¿Qué significa predicar el Evangelio hoy día? ¿Qué es lo más urgente?

Se puede resumir en tres opciones:

- 1ª. Opción – El servicio de la fe y la promoción de la justicia. Dice el Papa Benedicto XVI:

"Como he tenido ocasión de reiterar a los obispos latinoamericanos reunidos en el santuario de Aparecida, «la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (2 Corintios 8, 9)». De ahí que resulte natural que quien quiera ser verdadero compañero de Jesús comparta realmente el amor a los pobres. Nuestra opción por los pobres no es ideológica, sino que nace del Evangelio." (Audiencia de Benedicto XVI a los miembros jesuitas de la Congregación General 35 el 21 de febrero de 2008).

2ª. Opción - Diálogo con la cultura. Estamos en un cambio de época con grandes cambios culturales:

- en niños, jóvenes y adultos,

- en todas las instituciones: familia, escuela, política, arte,

- en todos los grupos sociales: mujeres, indígenas, minorías.

Es necesario mantener un diálogo con ellos en sus diversidades subculturales para hacer presente el evangelio en todos ellos.

3ª. Opción - Diálogo interreligioso: con los evangélicos y los de otras religiones.

¿Qué se requiere para cumplir la misión?

Comprometerse realmente con todas las consecuencias.

Así aparece en esta historia de "El barro":

El ministro le miró y le dijo: "No voy a leer este informe hasta que no vea barro".

- "¿Qué barro?", le preguntó el manager.

- "El barro en sus botas de recorrer todos esos campos", le contestó el ministro. "No quiero oír nada de usted sobre los mercados rurales hasta que no pueda decirme qué clase de cerveza beben esos agricultores, qué hacen sus hijos después de la escuela y de qué hablan esas gentes cuando salen el domingo de la iglesia".

- "Pero este informe está basado en una investigación muy seria", replicó el analista.

- "Barro, quiero ver barro en sus botas. A propósito, ¿tiene por casualidad un par de botas?"

- "No", dijo tímidamente el manager.

- "Salga de mi oficina y no vuelva hasta que no haga lo que le he dicho".> Félix Jiménez, escolapio.

¿Aplicó Jesús en sí mismo esta leyenda del barro?

Completamente. Jesús nació entre el barro de la cueva y pesebre de Belén. Sus padres fueron inmigrantes que huyeron a Egipto. Después en la vida pública, Jesús no se quedó en la cima del monte Tabor, disfrutando de la Transfiguración, sino que bajó, se manchó con nuestro barro, y murió en la cruz, rompiendo la frontera que separaba el cielo de la tierra.

Hoy día Jesús vive entre nosotros, es nuestro constante compañero de camino, pero tal vez no lo reconocemos, porque lleva demasiado barro en sus botas.

¿Y qué nos recuerda el Espíritu Santo?

Que tenemos la misión de hacer crecer el Reino de Dios: Reino de paz, de justicia y de amor.

¿Pero cómo puede uno solo influir en la conversión del mundo?

Por supuesto, cada uno pone su granito de arena, –con oración honda y perseverante, y con acción humilde, lúcida y comprometida.
He aquí lo que me contó una ardilla:

El esfuerzo de cada uno de nosotros puede ser de tan poco peso, como el de un copo de nieve. Pero juntando los esfuerzos de todos, y sobre todo con la ayuda del Espíritu Santo, seremos capaces de romper la gruesa rama del pecado, del mal y de la injusticia, que crecen en nuestro mundo de hoy.

24/05/2020:
Ilustración: Georges Rouault.

sábado, 26 de mayo de 2018

LA REALIDAD ES TRINITARIA

Evangelio Dominical: Santísima Trinidad
José Martínez de Toda, S.J.

Comentario dialogado sobre el Evangelio que se proclama en la festividad de la Santísima Trinidad, ciclo B, correspondiente al domingo 27 mayo 2018.  La lectura es tomada del Evangelio según San Mateo 28, 16-20.

“Hagan discípulos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo )

 Hoy es la fiesta de la Santísima Trinidad.

¿Es importante la Trinidad?

Tan importante que la palabra ‘Trinidad’ se escucha con frecuencia.

- Hay personas que se llaman -Trini-, de Trinidad.

- Hay un país cerca de Venezuela, que se llama Trinidad-Tobago. Son dos islas muy juntas, que llevan esos nombres. En Caracas hay una urbanización con ese nombre también. Seguramente en otros países también.

- Simón Bolívar era muy devoto de la Santísima Trinidad.

- S. Ignacio de Loyola era también muy devoto de la Santísima Trinidad. Así aparece en los Ejercicios, en su Diario Espiritual…

La Trinidad siempre ha sido importante en la Iglesia.

Es una característica del cristianismo. Los dioses de las diversas religiones han sido siempre individualistas y personalistas.

Pero Jesús nos revela, como a sus amigos, la comunidad de las tres divinas personas.

La Trinidad es el modelo de vida para la Iglesia y la humanidad.

¿Es importante a nivel sacramental?

Invocamos amorosamente a la Trinidad en los momentos más importantes: cuando recibimos un Sacramento:

- Cuando nos bautizan o nos confirman.

- En la Misa: al principio, al fin y durante toda ella.

- En la Confesión

- En la boda

- En la ordenación de un diácono o sacerdote; en la consagración de un obispo.

- En la unción de los Enfermos.

- En el bautismo.

 ¿Y en la vida ordinaria?

- Al levantarnos hacemos la señal de la cruz, invocando la Trinidad.

- Lo mismo al acostarnos.

- Lo hacemos al bendecir la comida.

- Y, con especial amor, cuando nuestras hijas e hijos nos piden la bendición, y les decimos: “Que Dios te bendiga”, y dibujamos en el aire la cruz con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

- Cuando nos damos un susto, nos santiguamos e invocamos a la Santísima Trinidad. Pero también, cuando recibimos una muy buena noticia: en momentos de gran alegría, o de especial esfuerzo para cumplir con nuestro compromiso cristiano.

  ¿Cómo se distinguen entre sí las tres Divinas Personas?

S. Agustín (354-430 d. C.) al principio se sentía confundido por no entender bien el misterio de la Santísima Trinidad.

 
- “Quiero echar el agua del mar en este hoyo de arena”. S. Agustín le dijo:

- “Es muy difícil que el agua del inmenso mar quepa en ese hoyo”. El niño respondió:

-   “Más difícil es aún que tú entiendas el Misterio de la Santísima Trinidad”.

Ese niño era un ángel del Señor.>

 San Agustín entendió así este misterio trinitario: en él hay tres personas y un solo Dios verdadero:

- Un Padre/Madre, que me crea y me regala una maravillosa naturaleza y con quien puedo yo relacionarme como hijo.

- Un Hijo Amado, que me redime. Jesús es Dios en la historia, en la carne, en el servicio fiel del Reino de Dios, en el sufrimiento. Jesús es Dios hecho imagen visible y palpable, lloró con lágrimas como las mías, amó con un corazón como el mío, trabajó con manos como las mías, y sufrió con un cuerpo como el mío. Jesús es más que el retrato de Dios, es la presencia de Dios entre los hombres. Jesús es el centro de la vida de los cristianos, es el amor de nuestra vida; nuestra inspiración, nuestro camino.

- Y el Espíritu Santo, el vínculo de amor, que mantiene unidos a Padre e Hijo. El Espíritu Santo es Dios guiándonos a la fe, limpiándonos del pecado, dándonos plenitud y salvación. Es el huésped del corazón. Él nos hace sentir la presencia amorosa de Dios que nos guía –alentándonos o advirtiéndonos- en la búsqueda constante y en la realización fiel de su voluntad.

-  Y nosotros nos hacemos sus hijos adoptivos en el bautismo por la sangre de Cristo; somos hechos a su imagen y semejanza, y entre nosotros somos hermanos.

Así está constituida la gran Familia de Dios. Y nuestra vocación, nuestra misión, consiste en hacernos, cada vez más, hijos de Dios y hermanos entre nosotros.


¿Cómo se suele representar a las tres divinas Personas?

El mejor cuadro es el del pintor ruso del siglo XV, A. Rublëv, titulado “Trinidad”. En él aparecen tres jóvenes vestidos con túnicas parecidas, que conversan sentados en círculo sobre una mesa de poca altura, donde hay una copa con vino. Representan la armonía y la comunión entre los tres.

Despedida

Les invitamos a la Misa, a la Eucaristía, sacramento del amor. Allí conoceremos un poco más a estas tres divinas personas, que son nuestro modelo de convivencia. Ahí nos seguiremos disponiendo para ser más hondamente templos suyos y para vivir esa dichosa vocación unitaria y de comunión con mayor fidelidad.

Fuente:
https://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-santisima-trinidad-4
Cfr.
Marcos Rodríguez: http://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/984-no-es-posible-expresar-lo-trascendente.html
Enrique Martínez Lozano:http://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/273-la-realidad-es-trinitaria.html 
Ilustración: Andrés Rublëv / copia.

PREGUNTA SUGERIDA

NOTITARDE, Valencia, 26 de mayo de 2018
Caminando con Cristo
Creo en Dios uno y trino (Mt. 28, 16-20)
Joel Núñez Flautes

La Iglesia Católica celebra hoy la solemnidad de la Santísima Trinidad. Los cristianos católicos, todos los domingos, confesamos nuestra fe (el credo) en Dios que es Uno y Trino a la vez. Misterio no inventado por la Iglesia, sino que Jesucristo, viniendo al mundo nos reveló la existencia de un Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Él nos dio a conocer como es Dios en esencia y como se da a conocer al mundo. Es una realidad que sólo por la fe podemos entender, ya que con nuestra razón limitada no podemos comprender a plenitud las verdades sobrenaturales. En el Nuevo Testamento vemos la presencia de la Trinidad (aunque no aparezca esta palabra como tal) manifestada en: la Anunciación en la que se percibe claramente la acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Lc. 1,30.32.35), la manifestación de Dios en el momento del Bautismo de Jesús (Mc.9,1-10), las palabras de Jesús sobre su Padre y El Espíritu Santo que enviará (Jn. 1,1 ; 10,10.38 ; 14,11 ; 17,11.16.21.26, etc.) y como lo dice el evangelio de hoy donde leemos que Jesús envía a sus apóstoles a bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; es decir, en nombre de Dios Uno y Trino. San Pablo, el gran apóstol cristiano, el misionero por excelencia, confiesa su fe trinitaria (Rm. 8,9-11.15.26 ; 2Cor. 1,21-22 ; 13,13 ; Filp.2,6 ; Gál.4,6 ; Ef. 3, 14-20 etc.). El cristianismo, por tanto, manifiesta su fe monoteísta (un solo Dios) al reconocer el ser de Dios en una única esencia o naturaleza divina y tres personas que conforman esa unidad perfecta que llamamos Santísima Trinidad.

La solemnidad que hoy celebramos, nos sugiere la pregunta ¿Quién es Dios en sí y para mí? Nos ayuda a responder esta pregunta, Nuestro Señor, Jesucristo que es el revelador perfecto de lo que es Dios en sí mismo y Dios es amor.

IDA Y RETORNO: Abramos nuestro corazón a Dios Uno y Trino.

Fuente:
http://www.notitarde.com/caminando-con-cristo-8/
Cfr.
Isabel Vidal de Tenreiro: http://www.notitarde.com/gran-misterio/
Homilía del Padre Carlos Salazar: https://www.youtube.com/watch?v=_VJeipnqVmk&feature=youtu.be
Ilustración: Miguel de Herrera.

domingo, 13 de mayo de 2018

SINCERIDAD

NOTITARDE, Valencia, 12 de mayo de 2018
Caminando con Cristo
Las ascensión del Señor (Mt. 28, 16-28)
Joel Núñez Flautes

La Iglesia celebra hoy la solemnidad de la Ascensión del Señor a los cielos. Evento real, que expresa un dato de fe y significa el paso glorioso de Cristo resucitado al Padre. Es decir, el retorno a la gloria del Padre de donde descendió y que viene a coronar todo el ciclo de su vida terrena: Encarnación (por obra del Espíritu Santo y aceptación de María), vida pública y desarrollo de la misión que Dios Padre le encomendó, muerte y resurrección.

Cristo es exaltado a la derecha de Dios Padre y junto al Padre y al Espíritu Santo es constituido Señor y Rey del universo. Hay dos cosas, que aparte del acontecimiento mismo de la Ascensión de Cristo resalta en el evangelio de hoy: Primero, la confianza que Jesús tiene en sus apóstoles, ya que antes de regresar al cielo, les delega aquello que Él mismo recibió del Padre: anunciar la llegada del Reino de Dios. Los envía, por tanto, a evangelizar, a proclamar la Buena Nueva de la Salvación. Jesús les envía a predicar el evangelio al mundo entero y a hacer que los hombres se bauticen para lograr así convertirse en discípulos de Cristo y pertenecer a la comunidad de los creyentes que es la Iglesia, querida y fundada por Él.

Le toca ahora a la Iglesia hacer que los hombres acepten el mensaje del evangelio y por la fe alcancen la salvación, traducida en vida eterna. Segundo, la obediencia de los once que se convierten en testigos de la Resurrección y Exaltación de Jesús a los cielos. Ellos se convencieron de que Cristo había resucitado y se alegraron por su promesa que siempre estaría con ellos hasta el fin del mundo, como realmente lo está presente en la Eucaristía, en la fracción del pan.

IDA Y RETORNO: Venezuela necesita de nuestra oración y acción, busquemos lo mejor para el país y no contribuyamos con el mal. Acerquémonos a Dios y busquemos con sinceridad su rostro. No nos dejemos engañar ni manipular por los que hacen el mal.

Ilustración: Carl Heinrich Bloch.
Fuente:
http://www.notitarde.com/caminando-con-cristo-6/
Cfr.
Marcos Rodríguez: http://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/984-no-es-posible-expresar-lo-trascendente.html

miércoles, 7 de junio de 2017

ÁGAPE

La idea de Dios desde nuestra cultura actual
Marcos Rodríguez

En años pasados hicimos un pequeño repaso teológico sobre el dogma de la Trinidad. Este año me voy a dedicar a hablar simplemente de Dios. No es que sea más fácil, pero puede ser más útil.
Es verdad que la Biblia dice en las primeras líneas que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, pero, en realidad, es el hombre el que está fabricando a cada instante un Dios a su medida.
Es verdad que nunca podremos llegar a un concepto adecuado de lo que es Dios, pero no es menos cierto que muchas ideas de Dios pueden y deben ser superadas. Si ha cambiado nuestro conocimiento de la realidad, y ha cambiado nuestra manera de entender al hombre, será lógico que cambie también nuestra idea de Dios. El Dios antropomórfico tiene que dejar paso a un Dios cada vez menos cosificado.
Todas las teologías surgieron de una experiencia personal y de una elaboración racional que siempre se hace desde una filosofía de la vida, determinada por un tiempo y una cultura. También la primitiva teología cristiana se desarrolló en el marco de una cultura y una filosofía, la griega. Pudo ser muy útil a través de la historia, pero no tenemos por qué atarnos a ella y negarnos a buscar otras maneras de comprender a Dios.
Debemos superar la idea de un Dios “todopoderoso”, que tiene todo sometido bajo sus pies, y puede hacer y deshacer a capricho la realidad terrena. Un Dios al que debemos temer, porque guarda estrecha cuenta de nuestras fechorías.
Es falso el Dios que premia y castiga; en contra de lo que nos pide a nosotros Jesús en el evangelio: “amad a vuestros enemigos”. Un Dios que premia a los amigos y manda al infierno a los enemigos, no tiene nada de extraordinario; eso mismo hacemos todos los seres humano.
No es cierto que Dios nos pida humillación y sacrificios, sobre todo cuando hemos fallado. Falso un Dios que está al acecho para ver lo que hacemos, y según nuestras obras, reaccionará Él después.
En realidad, siempre que nos atrevemos a decir Dios es… estamos expresando una idea, es decir, un ídolo. Estoy cada vez más convencido de que el ateo sincero está más cerca del verdadero Dios, que los teólogos que creen haberlo atrapado en sus intrincados conceptos.
Hoy podemos comprender que Dios no se identifica con la creación, pero tampoco es nada separado de ella. De la misma manera que no podemos imaginar la Vida como algo separado del ser que está vivo. No podemos imaginar lo divino separado de todo ser creado, que, por el mero hecho de existir, está traspasado de Dios. En los últimos tiempos muchos pensadores llaman a esa conexión inextricable, “no dualidad”.
Tampoco podemos decir que está donde actúa, porque tampoco puede actuar de una manera causal a semejanza de las causas segundas. La acción de Dios no podemos percibirla por los sentidos ni ser objeto de ciencia. Dios es acto puro y lo que hace se identifica con lo que es. Lo está haciendo todo de una vez, por lo tanto no puede empezar a hacer algo o dejar de hacer lo que está haciendo.
El Dios de Jesús no es el aliado de unos pocos que le caen en “gracia”. No es el Dios de los buenos, de los piadosos, de los religiosos ni de los sabios. Es el Dios de los excluidos y marginados, de los enfermos y tarados; incluso de los irreligiosos inmorales y ateos.
Esta es una verdad que nos cuesta mucho aceptar a “los buenos”. El evangelio no puede ser más claro al respecto: “las prostitutas y los pecadores públicos os llevan la delantera en el Reino de Dios.
El Dios de Jesús no aporta nada a los buenos que ya están salvados, pero llena de esperanza a los malos que necesitan salva­ción. "No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores". El mensaje de Jesús escandalizó, porque hablaba de un Dios que se da a todos sin que tengamos que merecerlo. Para todo el que se cree bueno, eso es una muy mala noticia.
Para nosotros, es sobre todo la experiencia que Jesús tuvo de su Abba, lo que nos debe orientar en nuestra búsqueda. Jesús no se propuso inventar una nueva religión ni un nuevo Dios. Lo que intentó con todas sus fuerzas, fue purificar la idea de Dios que tenía el pueblo judío en su época. Ese esfuerzo le costó la vida.
Jesús en todo momento quiere dejar claro, que su Dios es el mismo del Antiguo Testamento. Eso sí, tan purificado y limpio de adherencias idolátricas, que da la impresión de ser una realidad completamente distinta.
La forma en que Jesús habla de Dios como amor-salvación para los hombres se inspira directamente en su experiencia personal.
Naturalmen­te esa vivencia no hubiera sido posible sin hacer suyo el bagaje religioso heredado de la tradición bíblica. En ella se encuentran ya claros chispazos de lo que iba ser la revelación de Jesús.
La experiencia básica de Jesús fue la presencia de Dios en su propio ser. Descubrió que Dios lo era todo para él y decidió corresponder siendo él mismo todo para Dios. Tomó concien­cia de la fidelidad de Dios y respondió vitalmente a esta toma de concien­cia.
Al atreverse a llamar a Dios "Abba", Jesús abre un horizonte completamente nuevo en las relaciones con el Absoluto. Descubrió el Absoluto, en cada una de sus criaturas, sobre todo en los oprimidos.
La base de toda experiencia religiosa reside en la condición de criaturas. El hombre se descubre sustentado por la permanente acción creadora de Dios. El modo finito de ser uno mismo, demuestra que no se da a sí mismo la existencia, por lo tanto, es más de Dios que de sí mismo. Sin Dios no sería posible nuestra existencia. El reconoci­miento de nuestra limitación es el camino para llegar a la experiencia de Dios. Él es el único verdadero y sólido fundamento sin el cual, nada existe.
Jesús descubre que el centro de su vida está en Dios. Pero eso no quiere decir que tenga que salir de sí para encontrar su centro. Descubrir a Dios como fundamento, es fuente de una inesperada humanidad. La experiencia personal de Dios será el camino para la manifestación de la más alta humanidad.
Esta idea de Dios supone un salto sobre la idea del Antiguo Testamento. Allí Dios era el Todopoderoso que hace un pacto al modo humano, y observa desde su atalaya a los hombres para ver si cumplen o no su “alianza”, y reacciona en consecuencia. Si la cumplen, los ama y los premia, si no la cumplen, los reprueba y castiga.
En Jesús, Dios actúa de modo muy diferente. Él es don absoluto e incondicional. Él es ágape y se da totalmente. Es el hombre el que tiene que reaccionar al descubrir lo que Dios es para él. La fidelidad de Dios es lo primero y el verdadero fundamento de una actitud humana.
En las últimas décadas, los científicos en general han dado un vuelco en la manera de afrontar el problema de Dios. Del rechazo frontal de los últimos siglos, se ha pasado a la consideración de que la ciencia no lo explica todo, ni mucho menos. Detrás de todos los avances increíbles, sigue estando el misterio de los orígenes y de por qué la realidad es como es y no de otra manera. A pesar de todo, seguimos sin poder explicar el origen del universo, la vida, la inteligencia, etc.
Pero sería completamente falso el creer que Dios está ahí, porque lo necesitamos para explicar la realidad. Sería seguir en la dinámica de los seres del Paleolítico. Precisamente porque no necesitamos a Dios para cubrir nuestras necesidades materiales, estamos en mejores condiciones para encontrar al verdadero Dios.
Hoy se está debatiendo un tema interesante sobre Dios. ¿Es Dios persona? La mayor dificultad para hablar de Dios como persona, la encontra­mos en el mismo concepto de persona que lejos de ser una constante a través de la historia, ha experimentado sucesivos y profundos cambios de sentido.
Desde el "prosopon" griego, traducido al latín por “persona”, y que era en el origen la máscara que se ponían en el teatro para que “resonara” la voz; pasando a significar el personaje que se representaba. Al final terminó significando el individuo físico. El sentido moderno de persona, es el de yo individual, conciencia subjetiva, es decir, el núcleo más íntimo del ser humano.
En los últimos años se está hablando del ámbito transpersonal. Creo que va a ser uno de los temas más apasionantes de los próximos decenios. Si el hombre está anhelando lo transpersonal, es ridículo seguir encasillando a Dios en un concepto personal, que limita el propio ser.
La clásica definición de Boecio [individua sustantia, racionalis natura], es un poco ridícula, porque pretende aplicar a Dios la individualidad y la racionalidad propia del hombre.
Dios no puede ser un "tú" en el mismo sentido que lo es otro ser humano. Dios sería más bien la realidad que posibilita el encuentro con un tú; es decir, sería como ese tú ilimitado que se experimenta en todo encuentro humano con el otro. Pero a Dios nunca se le puede experimentar directa­mente como tal tú, sin el rodeo del encuentro con un tú humano.
No se trata pues, de evitar a toda costa el vocabulario teísta (nos quedaríamos sin lenguaje sobre Dios), sino exponer con suficiente claridad el carácter analógico de todo lenguaje sobre Dios. Toda nuestra vida religiosa quedará afectada por estas ideas que acabamos de exponer, desde la oración hasta la esperanza en la vida futura.
Meditación-contemplación
La mejor pista nos la da Jesús: “yo y el Padre somos uno”.
Bien entendido que esto lo dijo como ser humano.
Jesús sigue siendo Jesús y Dios sigue siendo Dios,
pero toda diferencia ha desaparecido.
…………………..
En su evangelio, Juan pone en boca de Jesús, uno y otra vez:
”Yo soy…”
Es la definición que da Dios de sí mismo desde la zarza.
Lo que sustituye, en cada caso, a los puntos suspensivos
no tiene importancia.
Lo importante es que ha descubierto su ser.
…………….
Este es el único camino para conocer a Dios.
Descubrir que lo que Él es y lo que soy yo se identifica.
Solo si llego a descubrir lo que soy,
puedo llegar a vivir lo que es Dios.
Fuente:
http://www.feadulta.com/anterior/Ev-mt-28-16-20-MR.htm
Ilustración: Gustave Doré.

domingo, 28 de mayo de 2017

COMPROMISO CONSECUENTE

Evangelio Dominical: Ascensión del Señor
José Martínez de Toda, S.J.

Ascensión del SeñorComentario dialogado al Evangelio que se proclama el Domingo de la solemnidad de la Ascensión del Señor, ciclo A, correspondiente al domingo 28 de mayo de 2017.  La lectura es tomada del Evangelio según San Mateo Mt 28, 16-20

"Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos"


¿Cuándo fue la Ascensión?
El evangelio y los Hechos de los Apóstoles dicen que la Ascensión fue 40 días después de la Resurrección. Ese día Jesús asciende y sube al cielo por su propio poder.
Pero antes Jesús dejó a sus discípulos un mensaje importante.

¿Cuál es ese mensaje?

S. Lucas nos transmite este mensaje final de Jesús antes de llevarlos al sitio de la Ascensión.


¿Cuál es mi misión hoy y ahora en América Latina? ¿Qué significa predicar el Evangelio hoy día? ¿Qué es lo más urgente?

Se puede resumir en tres opciones:


- 1ª. Opción – El servicio de la fe y la promoción de la justicia. Dice el Papa Benedicto XVI:
"Como he tenido ocasión de reiterar a los obispos latinoamericanos reunidos en el santuario de Aparecida, «la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (2 Corintios 8, 9)». De ahí que resulte natural que quien quiera ser verdadero compañero de Jesús comparta realmente el amor a los pobres. Nuestra opción por los pobres no es ideológica, sino que nace del Evangelio." (Audiencia de Benedicto XVI a los miembros jesuitas de la Congregación General 35 el 21 de febrero de 2008).

2ª. Opción - Diálogo con la cultura. Estamos en un cambio de época con grandes cambios culturales:
- en niños, jóvenes y adultos,
- en todas las instituciones: familia, escuela, política, arte,
- en todos los grupos sociales: mujeres, indígenas, minorías.
Es necesario mantener un diálogo con ellos en sus diversidades subculturales para hacer presente el evangelio en todos ellos.

- 3ª. Opción - Diálogo interreligioso: con los evangélicos y los de otras religiones.

¿Qué se requiere para cumplir la misión?

Comprometerse realmente con todas las consecuencias.
Así aparece en esta historia de "El barro":

El ministro le miró y le dijo: "No voy a leer este informe hasta que no vea barro".
- "¿Qué barro?", le preguntó el manager.

- "El barro en sus botas de recorrer todos esos campos", le contestó el ministro. "No quiero oír nada de usted sobre los mercados rurales hasta que no pueda decirme qué clase de cerveza beben esos agricultores, qué hacen sus hijos después de la escuela y de qué hablan esas gentes cuando salen el domingo de la iglesia".
- "Pero este informe está basado en una investigación muy seria", replicó el analista.

- "Barro, quiero ver barro en sus botas. A propósito, ¿tiene por casualidad un par de botas?"
- "No", dijo tímidamente el manager.

- "Salga de mi oficina y no vuelva hasta que no haga lo que le he dicho".> Félix Jiménez, escolapio.

¿Aplicó Jesús en sí mismo esta leyenda del barro?

Completamente. Jesús nació entre el barro de la cueva y pesebre de Belén. Sus padres fueron inmigrantes que huyeron a Egipto. Después en la vida pública, Jesús no se quedó en la cima del monte Tabor, disfrutando de la Transfiguración, sino que bajó, se manchó con nuestro barro, y murió en la cruz, rompiendo la frontera que separaba el cielo de la tierra.

Hoy día Jesús vive entre nosotros, es nuestro constante compañero de camino, pero tal vez no lo reconocemos, porque lleva demasiado barro en sus botas.

¿Y qué nos recuerda el Espíritu Santo?

Que tenemos la misión de hacer crecer el Reino de Dios: Reino de paz, de justicia y de amor.

¿Pero cómo puede uno solo influir en la conversión del mundo?

Por supuesto, cada uno pone su granito de arena, –con oración honda y perseverante, y con acción humilde, lúcida y comprometida.

He aquí lo que me contó una ardilla:


El esfuerzo de cada uno de nosotros puede ser de tan poco peso, como el de un copo de nieve. Pero juntando los esfuerzos de todos, y sobre todo con la ayuda del Espíritu Santo, seremos capaces de romper la gruesa rama del pecado, del mal y de la injusticia, que crecen en nuestro mundo de hoy.

Fuente:
http://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-ascension-del-senor-3
Cfr.
Marcos Rodríguez: http://www.feadulta.com/anterior/Ev-mt-28-16-20.htm
Ilustración: Pietro Perugino.

ACONTECIMIENTO DE FE

NOTITARDE, Valencia, 28 de mayo de 2017
 “Caminando con Cristo”
La Ascensión de Nuestro Señor (Mt. 28,16-20)
Joel de Jesús Núñez Flautes

El acontecimiento de la Ascensión expresa una verdad de fe y el cumplimiento del ciclo de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, que vino del Padre para enseñarnos las verdades del Reino, para que aprendiéramos a llamar a Dios Papá y para que vivamos como hijos suyos, hermanos los unos de los otros. Con su Ascensión al cielo, después de cumplir lo que el Padre le había encomendado, que era morir y resucitar para liberarnos del pecado y de la muerte eterna, asciende a la diestra de su Abba amado para señalarnos cuál es el destino final de cada cristiano, de cada ser humano que acepta su llamado de salvación.

La Ascensión le recuerda al hombre que es llamado a la vida futura, que su patria definitiva está en el cielo; que Dios lo llama a la trascendencia, porque su esencia como persona no se agota en lo material, corporal o físico, su vida se abre al horizonte de la gracia, de los dones de Dios que lo ayudan a sobreponerse y superar las cosas de este mundo y a aspirar a bienes mayores, que en definitiva tienen como meta la contemplación de Dios cara a cara. De Dios venimos, Él nos ha creado por mediación de Cristo, que es el Hombre perfecto y hacia Él nos dirigimos, hacia Él peregrinamos.

La Ascensión es una invitación para que el cristiano pueda superar las cosas efímeras de este mundo; viviendo con los pies en la tierra, trabajando por transformar la realidad que le rodea, pero sin perder de vista el horizonte de la vida eterna que le aguarda y que se convierte en estímulo para la vida cotidiana. El cristiano necesita trascender al materialismo, al consumismo, al placer, al tener y al poder; debe aspirar a los bienes imperecederos, esos que no pasan, y debe poner todo su empeño en conquistarlos, para así ganarse el cielo, que no es otra cosa que vivir eternamente junto a Dios.

IDA Y RETORNO: No desfallezcamos en nuestra oración y trabajo por Venezuela. Oremos con fe y constancia, la victoria es de Dios.

Fuente:
http://www.notitarde.com/la-ascension-de-nuestro-senor-mt-2816-20-483723-/columnistas-del-dia/2017/05/27/1060990
Ilustración: Gustave Doré.

domingo, 31 de mayo de 2015

AMOR-SALVACIÓN

La idea de Dios desde nuestra cultura actual
Fray Marcos (Rodríguez)

En años pasados hicimos un pequeño repaso teológico sobre el dogma de la Trinidad. Este año me voy a dedicar a hablar simplemente de Dios. No es que sea más fácil, pero puede ser más útil.
Es verdad que la Biblia dice en las primeras líneas que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, pero, en realidad, es el hombre el que está fabricando a cada instante un Dios a su medida.
Es verdad que nunca podremos llegar a un concepto adecuado de lo que es Dios, pero no es menos cierto que muchas ideas de Dios pueden y deben ser superadas. Si ha cambiado nuestro conocimiento de la realidad, y ha cambiado nuestra manera de entender al hombre, será lógico que cambie también nuestra idea de Dios. El Dios antropomórfico tiene que dejar paso a un Dios cada vez menos cosificado.
Todas las teologías surgieron de una experiencia personal y de una elaboración racional que siempre se hace desde una filosofía de la vida, determinada por un tiempo y una cultura. También la primitiva teología cristiana se desarrolló en el marco de una cultura y una filosofía, la griega. Pudo ser muy útil a través de la historia, pero no tenemos por qué atarnos a ella y negarnos a buscar otras maneras de comprender a Dios.
Debemos superar la idea de un Dios “todopoderoso”, que tiene todo sometido bajo sus pies, y puede hacer y deshacer a capricho la realidad terrena. Un Dios al que debemos temer, porque guarda estrecha cuenta de nuestras fechorías.
Es falso el Dios que premia y castiga; en contra de lo que nos pide a  nosotros Jesús en el evangelio: “amad a vuestros enemigos”. Un Dios que premia a los amigos y manda al infierno a los enemigos, no tiene nada de extraordinario; eso mismo hacemos todos los seres humano.
No es cierto que Dios  nos pida humillación y sacrificios, sobre todo cuando hemos fallado. Falso un Dios que está al acecho para ver lo que hacemos, y según nuestras obras, reaccionará Él después.
En realidad, siempre que nos atrevemos a decir Dios es… estamos expresando una idea, es decir, un ídolo. Estoy cada vez más convencido de que el ateo sincero está más cerca del verdadero Dios, que los teólogos que creen haberlo atrapado en sus intrincados conceptos.
Hoy podemos comprender que Dios no se identifica con la creación, pero tampoco es nada separado de ella. De la misma manera que no podemos imaginar la Vida como algo separado del ser que está vivo. No podemos imaginar lo divino separado de todo ser creado, que, por el mero hecho de existir, está traspasado de Dios. En los últimos tiempos muchos pensadores llaman a esa conexión inextricable, “no dualidad”.
Tampoco podemos decir que está donde actúa, porque tampoco puede actuar de una manera causal a semejanza de las causas segundas. La acción de Dios no podemos percibirla por los sentidos ni ser objeto de  ciencia. Dios es acto puro y lo que hace se identifica con lo que es. Lo está haciendo todo de una vez, por lo tanto no puede empezar a hacer algo o dejar de hacer lo que está haciendo.
El Dios de Jesús no es el aliado de unos pocos que le caen en “gracia”. No es el Dios de los buenos, de los piadosos, de los religiosos ni de los sabios. Es el Dios de los excluidos y marginados, de los enfermos y tarados; incluso de los irreligiosos inmorales y ateos.
Esta es una verdad que nos cuesta mucho aceptar a “los buenos”. El evangelio no puede ser más claro al respecto: “las prostitutas y los pecadores públicos os llevan la delantera en el Reino de Dios.
El Dios de Jesús no aporta nada a los buenos que ya están salvados, pero llena de esperanza a los malos que necesitan salva­ción. "No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores". El mensaje de Jesús escandalizó, porque hablaba de un Dios que se da a todos sin que tengamos que merecerlo. Para todo el que se cree bueno, eso es una muy mala noticia.
Para nosotros, es sobre todo la experiencia que Jesús tuvo de su Abba, lo que nos debe orientar en nuestra búsqueda. Jesús no se propuso inventar una nueva religión ni un nuevo Dios. Lo que intentó con todas sus fuerzas, fue purificar la idea de Dios que tenía el pueblo judío en su época. Ese esfuerzo le costó la vida.
Jesús en todo momento quiere dejar claro, que su Dios es el mismo del Antiguo Testamento. Eso sí, tan purificado y limpio de adherencias idolátricas, que da la impresión de ser una realidad completamente distinta.
La forma en que Jesús habla de Dios como amor-salvación para los hombres se inspira directamente en su experiencia personal.
Naturalmen­te esa vivencia no hubiera sido posible sin hacer suyo el bagaje religioso heredado de la tradición bíblica. En ella se encuentran ya claros chispazos de lo que iba ser la revelación de Jesús.
La experiencia básica de Jesús fue la presencia de Dios en su propio ser. Descubrió que Dios lo era todo para él y decidió corresponder siendo él mismo todo para Dios. Tomó concien­cia de la fidelidad de Dios y respondió vitalmente a esta toma de concien­cia.
Al atreverse a llamar a Dios "Abba", Jesús abre un horizonte completamente nuevo en las relaciones con el Absoluto.  Descubrió el Absoluto, en cada una de sus criaturas, sobre todo en los oprimidos.
La base de toda experiencia religiosa reside en la condición de criaturas. El hombre se descubre sustentado por la permanente acción creadora de Dios. El modo finito de ser uno mismo, demuestra que no se da a sí mismo la existencia, por lo tanto, es más de Dios que de sí mismo. Sin Dios no sería posible nuestra existencia. El reconoci­miento de nuestra limitación es el camino para llegar a la experiencia de Dios. Él es el único verdadero y sólido fundamento sin el cual, nada existe.
Jesús descubre que el centro de su vida está en Dios. Pero eso no quiere decir que tenga que salir de sí para encontrar su centro. Descubrir a Dios como fundamento, es fuente de una inesperada humanidad. La experiencia personal de Dios será el camino para la manifestación de la más alta humanidad.
Esta idea de Dios supone un salto sobre la idea del Antiguo Testamento. Allí Dios era el Todopoderoso que hace un pacto al modo humano, y observa desde su atalaya a los hombres para ver si cumplen o no su “alianza”, y reacciona en consecuencia. Si la cumplen, los ama y los premia, si no la cumplen, los reprueba y castiga.

En Jesús, Dios actúa de modo muy diferente. Él es don absoluto e incondicional. Él es ágape y se da totalmente. Es el hombre el que tiene que reaccionar al descubrir lo que Dios es para él. La fidelidad de Dios es lo primero y el verdadero fundamento de una actitud humana.
En las últimas décadas, los científicos en general han dado un vuelco en la manera de afrontar el problema de Dios. Del rechazo frontal de los últimos siglos, se ha pasado a la consideración de que la ciencia no lo explica todo, ni mucho menos. Detrás de todos los avances increíbles, sigue estando el misterio de los orígenes y de por qué la realidad es como es y no de otra manera. A pesar de todo, seguimos sin poder explicar el origen del universo, la vida, la inteligencia, etc.
Pero sería completamente falso el creer que Dios está ahí, porque lo necesitamos para explicar la realidad. Sería seguir en la dinámica de los seres del Paleolítico. Precisamente porque no necesitamos a Dios para cubrir nuestras necesidades materiales, estamos en mejores condiciones para encontrar al verdadero Dios.
Hoy se está debatiendo un tema interesante sobre Dios. ¿Es Dios persona? La mayor dificultad para hablar de Dios como persona, la encontra­mos en el mismo concepto de persona que lejos de ser una constante a través de la historia, ha experimentado sucesivos y profundos cambios de sentido.
Desde el "prosopon" griego, traducido al latín por “persona”, y que era en el origen la máscara que se ponían en el teatro para que “resonara” la voz; pasando a significar el personaje que se representaba. Al final terminó significando el individuo físico. El sentido moderno de persona, es el de yo individual, conciencia subjetiva, es decir, el núcleo más íntimo del ser humano.
En los últimos años se está hablando del ámbito transpersonal. Creo que va a ser uno de los temas más apasionantes de los próximos decenios. Si el hombre está anhelando lo transpersonal, es ridículo seguir encasillando a Dios en un concepto personal, que limita el propio ser.
La clásica definición de Boecio [individua sustantia, racionalis natura], es un poco ridícula, porque pretende aplicar a Dios la individualidad y la racionalidad propia del hombre.
Dios no puede ser un "tú" en el mismo sentido que lo es otro ser humano. Dios sería más bien la realidad que posibilita el encuentro con un tú; es decir, sería como ese tú ilimitado que se experimenta en todo encuentro humano con el otro. Pero a Dios nunca se le puede experimentar directa­mente como tal tú, sin el rodeo del encuentro con un tú humano.
No se trata pues, de evitar a toda costa el vocabulario teísta (nos quedaríamos sin lenguaje sobre Dios), sino exponer con suficiente claridad el carácter analógico de todo lenguaje sobre Dios. Toda nuestra vida religiosa quedará afectada por estas ideas que acabamos de exponer, desde la oración hasta la esperanza en la vida futura.
Meditación-contemplación
La mejor pista nos la da Jesús: “yo y el Padre somos uno”.
Bien entendido que esto lo dijo como ser humano.
Jesús sigue siendo Jesús y Dios sigue siendo Dios,
pero toda diferencia ha desaparecido.
…………………..
En su evangelio, Juan pone en boca de Jesús, uno y otra vez:
”Yo soy…”
Es la definición que da Dios de sí mismo desde la zarza.
Lo que sustituye, en cada caso, a los puntos suspensivos
no tiene importancia.
Lo importante es que ha descubierto su ser.
…………….
Este es el único camino para conocer a Dios.
Descubrir que lo que Él es y lo que soy yo se identifica.
Solo si llego a descubrir lo que soy,
puedo llegar a vivir lo que es Dios.

Fuente:
http://www.feadulta.com/anterior/Ev-mt-28-16-20-MR.htm
Cfr. José Martínez de Toda (SJ): http://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-trinidad
Ilustración: Josef Albers, "Homage to the Square: Early Yellow" (1951). Modificación (LB), mediante el escáner de mano. 

UNIDAD PERFECTA

NOTITARDE, Valencia, 31 de mayo de 2015
Creo en Dios Uno y Trino (Mt. 28,16-20) 
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flaute 

La Iglesia Católica celebra hoy la solemnidad de la Santísima Trinidad. Los cristianos católicos, todos los domingos, confesamos nuestra fe (el credo) en Dios que es Uno y Trino a la vez. Misterio no inventado por la Iglesia, sino que Jesucristo, viniendo al mundo nos reveló la existencia de un Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Él nos dio a conocer como es Dios en esencia y como se da a conocer al mundo. Es una realidad que solo por la fe podemos entender, ya que con nuestra razón limitada no podemos comprender a plenitud las verdades sobrenaturales. En el Nuevo Testamento vemos la presencia de la Trinidad (aunque no aparezca esta palabra como tal) manifestada en: la Anunciación en la que se percibe claramente la acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Lc. 1,30.32.35), la manifestación de Dios en el momento del Bautismo de Jesús (Mc.9,1-10), las palabras de Jesús sobre su Padre y El Espíritu Santo que enviará (Jn. 1,1; 10,10.38; 14,11;17,11.16.21.26, etc.) y como lo dice el evangelio de hoy donde leemos que Jesús envía a sus apóstoles a bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; es decir, en nombre de Dios Uno y Trino. San Pablo, el gran apóstol cristiano, el misionero por excelencia, confiesa su fe trinitaria (Rm. 8,9-11.15.26; 2Cor. 1,21-22; 13,13; Filp.2,6; Gál.4,6; Ef. 3, 14-20 etc.). El cristianismo, por tanto, manifiesta su fe monoteísta (un solo Dios) al reconocer el ser de Dios en una única esencia o naturaleza divina y tres personas que conforman esa unidad perfecta que llamamos Santísima Trinidad.
Ida y Retorno: Este miércoles 3 de junio, a las 9:00 am, en la FACE de la UC, miembros de la Capellanía nos reuniremos con parte del personal de esa facultad, que profesa la fe cristiana católica, para reflexionar, orar y diseñar un plan de acción pastoral.

Cfr.
José Antonio Pagola: http://www.feadulta.com/anterior/Ev-mt-28-16-20-Pag-B.htm
Isabel Vidal de Tenreiro: http://elimpulso.com/articulo/buena-nueva-4
Ilustración: Andres Hernandez (1886).

domingo, 1 de junio de 2014

ACONTECIMIENTO

NOTITARDE, Valencia, 01 de junio de 2014
"Caminando con Cristo"
La ascensión de nuestro señor (Mt. 28,16-20)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El acontecimiento de la Ascensión expresa una verdad de fe y el cumplimiento del ciclo de la vida de Nuestro Señor, Jesucristo, que vino del Padre para enseñarnos las verdades del Reino, para que aprendiéramos a llamar a Dios Papá y para que vivamos como hijos suyos, hermanos los unos de los otros. Con su Ascensión al cielo, después de cumplir lo que el Padre le había encomendado, que era morir y resucitar para liberarnos del pecado y de la muerte eterna, asciende a la diestra de su Abba amado para señalarnos cuál es el destino final de cada cristiano, de cada ser humano que acepta su llamado de salvación.
La Ascensión le recuerda al hombre que es llamado a la vida futura, que su patria definitiva está en el cielo; que Dios lo llama a la trascendencia, porque su esencia como persona no se agota en lo material, corporal o físico, su vida se abre al horizonte de la gracia, de los dones de Dios que lo ayudan a sobreponerse y superar las cosas de éste mundo y a aspirar a bienes mayores, que en definitiva tienen como meta la contemplación de Dios cara a cara. De Dios venimos, Él nos ha creado por mediación de Cristo, que es el Hombre perfecto y hacia Él nos dirigimos, hacia Él peregrinamos.
La Ascensión es una invitación para que el cristiano pueda superar las cosas efímeras de éste mundo; viviendo con los pies en la tierra, trabajando por transformar la realidad que le rodea, pero sin perder de vista el horizonte de la vida eterna que le aguarda y que se convierte en estímulo para la vida cotidiana. El cristiano necesita trascender al materialismo, al consumismo, al placer, el tener y al poder; debe aspirar a los bienes imperecederos, esos que no pasan y debe poner todo su empeño en conquistarlos, para así ganarse el cielo, que no es otra cosa que vivir eternamente junto a Dios.
Dentro de este contexto la vida cristiana, la condición de discípulos misioneros de Cristo es y debe ser testimonio de los bienes sobrenaturales. Un cristiano es en medio del mundo signo y testimonio de aquellos bienes que deben ser amados, preferidos, buscados y alcanzados por los hombres. Viviendo en el mundo, pero sin ser del mundo, el creyente en Cristo es como una señal que atestigua que hay valores, virtudes, tesoros  que llenan verdaderamente el corazón humano y le dan auténtico sentido a la existencia del hombre. La vida cristiana en sus vocaciones específicas como es el matrimonio, laicado comprometido, la vida religiosa y/o sacerdotal; todo esto querido y establecido por Cristo con aquella y desde aquella comunidad de apóstoles, es un ejemplo en medio del mundo de lo que el hombre está llamado a realizar y alcanzar desde su cotidianidad. El cristiano, con su vocación particular de vida, vive en el mundo, invitado a inculturarse en medio de sus hermanos los hombres; pero siempre con su corazón y mente puesta en Dios, que lo ilumina y guía para que pueda ser feliz en esta vida y luego pueda alcanzar la vida eterna, por los méritos de Jesús en la cruz.
El evangelio de hoy recoge tres cosas importantes: 1. Los apóstoles adoraron a Jesús antes que ascendiera al cielo y, por tanto, lo reconocieron como Dios y Señor; igual al Padre, de su misma condición divina. 2. Jesús que recibió pleno poder del Padre los envía a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es decir, en nombre de Dios Uno y Trino. Les revela, una vez más, que Dios es Uno en tres personas. 3. Les hace una hermosa promesa: "Yo estaré con ustedes, todos los días, hasta el fin del mundo" y esto lo realiza por medio de su Espíritu Santo y por su presencia viva en la Eucaristía, cuando les mandó: "Hagan esto en memoria mía" (1Cor.11, 25). Es decir, cada vez que lo celebren yo estaré allí en medio de ustedes.

IDA Y RETORNO: Desde esta columna y desde la Capellanía  de la UC, felicitamos a la rectora Yessy Divo de Romero, por haber sido homenajeada por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas al colocar su nombre en un Auditorio de usos múltiples que bendije en esa sede. Felicitamos al Dr. David Rutman, Decano de dicha Facultad, y a todos sus colaboradores por este merecido homenaje en vida a la ciudadana, profesional, docente, esposa, madre, abuela,  cristiana católica, amiga y rectora ejemplar que se ha ganado este significativo tributo. Bendiciones para todos en nuestra UC.
Felicito también a toda la Directiva, técnicos, gerencia y sobre todo a los muchachos del Equipo Trotamundos que han llegado a la final y han llenado de alegría a todos sus seguidores con éste paso importante. Ahora rumbo al campeonato. Dios les bendiga, a Él sea la Gloria y a Él dedicamos éste logro significativo que tanto anhelaba la fanaticada carabobeña. Que Él mismo acompañe al Equipo en esta nueva etapa: La final.
Twitter: @padrejoel95
Ilustración: Guillermo Colmenares.

ESCUELA

Lo esencial del credo
José Antonio Pagola

A lo largo de los siglos, los teólogos cristianos han elaborado profundos estudios sobre la Trinidad. Sin embargo, bastantes cristianos de nuestros días no logran captar qué tienen que ver con su vida esas admirables doctrinas.
Al parecer, hoy necesitamos oír hablar de Dios con palabras humildes y sencillas, que toquen nuestro pobre corazón, confuso y desalentado, y reconforten nuestra fe vacilante. Necesitamos, tal vez, recuperar lo esencial de nuestro credo para aprender a vivirlo con alegría nueva.
«Creo en Dios Padre, creador del cielo y de la tierra». No estamos solos ante nuestros problemas y conflictos. No vivimos olvidados. Dios es nuestro «Padre» querido. Así lo llamaba Jesús y así lo llamamos nosotros. Él es el origen y la meta de nuestra vida. Nos ha creado a todos sólo por amor, y nos espera a todos con corazón de Padre al final de nuestra peregrinación por este mundo.
Su nombre es hoy olvidado y negado por muchos. Nuestros hijos se van alejando de él, y los creyentes no sabemos contagiarles nuestra fe, pero Dios nos sigue mirando a todos con amor. Aunque vivamos llenos de dudas, no hemos de perder la fe en un Dios Creador y Padre pues habríamos perdido nuestra última esperanza.
«Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor». Es el gran regalo que Dios ha hecho al mundo. Él nos ha contado cómo es el Padre. Para nosotros, Jesús nunca será un hombre más. Mirándolo a él, vemos al Padre: en sus gestos captamos su ternura y comprensión. En él podemos sentir a Dios humano, cercano, amigo.
Este Jesús, el Hijo amado de Dios, nos ha animado a construir una vida más fraterna y dichosa para todos. Es lo que más quiere el Padre. Nos ha indicado, además, el camino a seguir: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo». Si olvidamos a Jesús, ¿quién ocupará su vacío?, ¿quién nos podrá ofrecer su luz y su esperanza?
«Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida». Este misterio de Dios no es algo lejano. Está presente en el fondo de cada uno de nosotros. Lo podemos captar como Espíritu que alienta nuestras vidas, como Amor que nos lleva hacia los que sufren. Este Espíritu es lo mejor que hay dentro de nosotros.

Escuela de Jesús

La situación que se vive hoy en nuestras comunidades cristianas no es nada fácil. En nuestro corazón de seguidores de Jesús surgen no pocas preguntas: ¿dónde reafirmar nuestra fe en estos tiempos de crisis religiosa? ¿qué es lo importante en estos momentos? ¿qué hemos de hacer en las comunidades de Jesús? ¿hacia dónde hemos de orientar nuestros esfuerzos?
Mateo concluye su relato evangélico con una escena de importancia excepcional. Jesús convoca por última vez a sus discípulos para confiarles su misión. Son las últimas palabras que escucharán de Jesús: las que han de orientar su tarea y sostener su fe a lo largo de los siglos.
Siguiendo las indicaciones de las mujeres, los discípulos se reúnen en Galilea. Allí había comenzado su amistad con Jesús. Allí se habían comprometido a seguirlo colaborando en su proyecto del reino de Dios. Ahora vienen sin saber con qué se pueden encontrar. ¿Volverán a verse con Jesús después de su ejecución?
El encuentro con el Resucitado no es fácil. Al verlo llegar, los discípulos «se postran» ante él; reconocen en Jesús algo nuevo; quieren creer, pero «algunos vacilan». El grupo se mueve entre la confianza y la tristeza. Lo adoran pero no están libres de dudas e inseguridad. Los cristianos de hoy los entendemos. A nosotros nos sucede lo mismo.
Lo admirable es que Jesús no les reprocha nada. Los conoce desde que los llamó a seguirlo. Su fe sigue siendo pequeña, pero a pesar de sus dudas y vacilaciones, confía en ellos. Desde esa fe pequeña y frágil anunciarán su mensaje en el mundo entero. Así sabrán acoger y comprender a quienes a lo largo de los siglos vivirán una fe vacilante. Jesús los sostendrá a todos.
La tarea fundamental que les confía es clara: «hacer discípulos» suyos en todos los pueblos. No les manda propiamente a exponer doctrina, sino a trabajar para que el mundo haya hombres y mujeres que vivan como discípulos y discípulas de Jesús. Seguidores que aprendan a vivir como él. Que lo acojan como Maestro y no dejen nunca de aprender a ser libres, justos, solidarios, constructores de un mundo más humano.
Mateo entiende la comunidad cristiana como una "escuela de Jesús". Seremos muchos o pocos. Entre nosotros habrá creyentes convencidos y creyentes vacilantes. Cada vez será más difícil atender a todo como quisiéramos. Lo importante será que entre nosotros se pueda aprender a vivir con el estilo de Jesús. El es nuestro único Maestro. Los demás somos todos hermanos que nos ayudamos y animamos mutuamente a ser sus discípulos.

http://www.feadulta.com/anterior/Ev-mt-28-16-20-Pag-B.htm
http://www.feadulta.com/anterior/Ev-Pag_A_22-asc.htm
Ilustración: Norman Bluhm.

domingo, 3 de junio de 2012

MODELO PARA VIVIR


San Mateo,  28: 16-20

En su homilía de hoy (*), el Padre José Martínez de Toda (SJ) recogió fundamentalmente la reflexión escrita que se encuentra en la red: http://www.homiletica.org/PDF/aahomiletica012978.html, enfatizando a la Trinidad como modelo para vivir, la experiencia de San Francisco de Javier al bautizar a más de 300 mil personas en La India. Hizo mención de un trabajo que realizó sobre la teología de la comunión que creemos haber hallado en la red (www.iglesia.cl/documentos.../01092010_1156am_4c7e77b868874.p.), aunque será necesario disponer de tiempo para leerlo (*).

Luego de emplear un buen recurso didáctico (el Espíritu Santo está en todos y en todo, en nuestra cultura,  como en el nombre de pila de Bolivar, la urbanización de la Gran Caracas, la isla caribeña, etc.), esbozó la tremenda novedad de un Dios y tres divinas personas, frente a las otras religiones. Contó la anécdota de San Agustín en una playa, preocupado por el tema, quien encontró a un niño intentando trasladar el mar a un pequeño agujerito: difícil no era para el Espíritu Santo, le respondió éste (***)

Espíritu Santo es un misterio. Vehículo de amor que está en nuestra vida cotidiana.

Dt 4, 3234, 39-40
Salmo 32
Rom 8, 14-17

(*)    Hoy, en la misa anterior a la del Padre Martínez de Toda, fue distribuída la reflexión quie hace José Antonio Pagola sobre la Santísima Trinidad: http://www.imdosoc.org/?tag=jose-antonio-pagola&paged=5

(**)    Promete ser interesante, por cierto, la mención que se hace en: http://es.scribd.com/doc/53624642/Revista-Iberoamericana-de-teologia-Ribet-06

(***)    Isabel de Tenreiro aclara la anécdota de San Agustín: http://www.notitarde.com/notitarde/plantillas/columnista.aspx?idart=1655157&idcat=9852&tipo=2


Ilustración: Kgainez

APORTE

NOTITARDE, Valencia, 3 de Junio de 2012
Alabanza y honor a la trinidad (Mt. 28, 16-20)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

Hoy, litúrgicamente, los cristianos católicos celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad; es decir, adoramos y tributamos honor al Dios Uno y Trino revelado en Cristo, Nuestro Señor. Creemos en un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es uno de los misterios centrales de la fe cristiana. Misterio que no significa algo oculto, oscuro, sino grande, fascinante y que por la razón no lo podemos comprender del todo; sin embargo, no deja de ser cierto y verdadero; ya que hay verdades que sólo por la fe podemos conocer y experimentar y quien cree en Cristo y le cree a Cristo acepta la revelación que Él mismo hizo de Dios y que jamás antes nadie dio a conocer.

Hoy cuando celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, nos preguntamos ¿Quién es Dios? ¿Cuál es su rostro verdadero? ¿Qué aporta a la existencia del hombre el creer en Dios?

Los evangelios no fueron escritos como recetarios o como libros científicos o como cronologías exhaustivas para responder preguntas con exactitud científica; son libros que hablan de una experiencia de fe entorno a una persona que reconocemos como Dios y Hombre verdadero y que nos reveló con sus palabras y acciones el rostro de Dios, Uno y Trino a la vez. Es así, que si bien en la Biblia no aparece la palabra Trinidad (palabra que fue acuñada por la Iglesia en los concilios cristológicos de los primeros siglos de la era cristiana); sin embargo, aparece su manifestación o revelación en los labios del Señor; como por ejemplo el evangelio de hoy donde Jesús, antes de subir al cielo dice a sus apóstoles "vayan y bauticen en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt.28,19) y no es la única vez que aparece esta manifestación trinitaria de Dios en los evangelios; la vemos actuando en el momento de la Anunciación (Lc. 1,30.32.35), en el momento del Bautismo de Jesús (Mt. 1,9-10), en las palabras de Jesús sobre el Padre y el Espíritu Santo (Jn.1,1; 10, 10.38; 14, 11,etc.). San Pablo en sus cartas manifiesta y hace confesión de su fe en la Trinidad y predica honor y alabanza a Dios Uno y Trino (Rm.8,9-11; 2Cor.13,13; Filp.2,6; Gál.2,9, etc).

El Dios de los cristianos es un Dios amor y vive en una comunión de amor y nos revela que lo más auténtico de ser persona es vivir en el amor y en relaciones construidas en el amor y la unidad. Dios Padre envió a su Hijo al mundo para rescatarnos de la muerte y el pecado y su nacimiento como hombre, su venida a la tierra fue por obra del Espíritu Santo que hizo posible que la Virgen María (mujer escogida por Dios para ser la Madre del Redentor) engendrara en su seno al autor de la vida.

Jesús a lo largo de su vida pública nos reveló un Dios de amor y un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo a la vez; un solo Dios en tres personas distintas y con sus palabras y acciones nos enseñó lo grande de la fe, el saber de donde venimos y hacia donde vamos, que el Dios amor que Él nos ha revelado en su persona es un Dios de vida, que da vida plena en este mundo, llena de paz, da amor y felicidad auténtica y garantiza vida eterna. La existencia del hombre junto a Dios y abierta a una comunión de vida con la Trinidad; comunión que se realiza en la persona que es bautizada, es entrar en la dimensión del amor perfecto, del amor que redime, sana y salva. Desde el bautismo el cristiano aprende a relacionarse con el Dios Uno y Trino, se ve movido e impulsado a buscar los valores y los bienes que lo transforman en una persona nueva y siempre renovada. Quien acrecienta su condición de bautizado todos los días; es decir, quien vive como un verdadero discípulo de Cristo y como un auténtico hijo de Dios; viviendo en el amor, realmente es feliz y encuentra el sentido de la vida y la razón para su existencia que no es otra que el amor mismo y lo descubre y conoce en ese Dios amor que nos ha creado y salvado en Cristo y que nos ofrece vida eterna.

La Santísima Trinidad sigue actuando en la Iglesia y por medio de los sacramentos que ella dispensa en nombre de Cristo. Ella es constantemente renovada, santificada y purificada por la acción constante de Dios Uno y Trino que la impulsa a ser misionera, a dar razones de la fe en medio de la humanidad; para que sean muchos los que alcancen la salvación.

IDA Y RETORNO: El pasado Domingo, día del Seminario en Venezuela, día de Pentecostés, 5 seminaristas de Valencia recibieron el ministerio del acolitado (Richard Escalona, Rafael Paredes, Eduardo Pereira, Luís Pérez y Wilfredo González, 1 el ministerio de lector (Marquiz Castillo) y 3 realizaron la Admisión de las Órdenes (Greivin Fagundez, José Padrón y Luís Méndez). Estos ministerios los reciben como preparación al sacerdocio y la Admisión paso que se da al comenzar los estudios de teología y como compromiso de formarse integralmente de cara al servicio de la Iglesia, el Pueblo de Dios. Pidamos al Señor que siga bendiciendo a nuestra Iglesia de Valencia con santas vocaciones y con la fidelidad de todos los consagrados y consagradas a Él.

Ilustración: Monumenta 2012, Buren
Puede verse: http://www.notitarde.com/notitarde/plantillas/columnista.aspx?idart=1655157&idcat=9852&tipo=2

lunes, 6 de junio de 2011

AMPLITUD DE HORIZONTES


San Mateo, 28: 16-20

En su homilía de ayer, el Padre Lauro Núñez comentó sobre las ausencias humanas revulsivas (SIC). Hay tareas insospechadas, las que parecen imposibles y hasta incapaces de asumir, como les tocó a los discípulos. La alegría se transforma en misión, tarea y responsabilidad. La ausencia no se percibe como drama.

La Ascensión, es una manera literaria para llegar al Misterio, lenguaje que lo expresa, pues el cielo no está arriba ni abajo. Jesús presente con otro modo de existencia, distinta a la física. No podemos conocerlo, el Misterio desborda nuestro pobre lenguaje. Destaca tres aspectos: la invitación a subir el monte, a hacerse responsable y a sentir su presencia.

Por una parte, según la Biblia, las grandes teofanías o manifestaciones de Dios ocurren en el monte. Resonancia bíblica importante. Cuando subimos a las montañas más altas, el horizonte se hace inmenso. El camino de la vida tiende a acortar la mirada. La subida amplía el horizonte de la misión apostólica. La restauración del Reino de Dios no será como lo creían los apóstoles (mesiánico,poder, etc.). Andan despistados, mirada rastrera pequeña. Hay que mirar omo dios mira, y no con la visión egoísta, posesiva.

Por otra, Dios confía en nosotros, nos hace responsables. Físicamente no se pueden apoyar en Jesús. Vayan y enseñen. Algunos titubean, dudan, están las dificultades y persecuciones.

Finalmente, sentir la compañía de Jesús, su presencia. Sin Él no somos capaces de evangelizar. Hay muchas maneras de hacerlo, aunque el Padre Lauro resalta dos: la oración que va más allá de los rezos, la que brota del corazón, sentida, descubriendo su presencia. E, inseparable, está el rostro de Jesús, el que nos dejó, no importa si desfigurado por el pecado, el vicio, la maldad, el sufrimiento, la pobreza. A Él también lo deasfiuraron. Y nos dejó ese rostro.

Lacasta

De acuerdo con nuestros apuntes, el Padre Alvaro Lacasta (04/05/08), señaló que somos peregrinoas, estamos en peregrinación; tensión espiritual, no nerviosa o que haga daño; día de alegría y esperanza, Jesús se va, pero permanece en nosotros; debemos incentivarnos en la esperanza de ver un día el rostro de Jesús; frecuentemente, bienes de este mundo nos entusiasman demasiado; Dios quiere que seamos felices; la miseria entró con el pecado, no fué su voluntad; espejismo, todos buscan la felicidad y muchos por mal camino (San Agustín); ayudar a recuperarse como peregrinos, gozar de las realidades no terrenas, suscitado o fomentando por el Espíritu Santo; Pedírlo: se ve creyendo, se siente esperando, se reconoce amando. Existe otro mundo y hacia allá vamos. Y no en forma mágica, sino desde el corazón mismo de la vida misma.

Ilustración: José Campos Biscardi

domingo, 5 de junio de 2011

PREVER EL DESTINO (IM) PREVISTO


NOTITARDE, Valencia, 5 de Junio de 2011
La Ascensión del Señor (Mt. 28, 16-20)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

Como lo confesamos los cristianos católicos todos los domingos que Jesús de Nazareth que nació de María Virgen por obra y gracia del Espíritu Santo, el Hijo de Dios, que creció y vivió como un hombre verdadero, padeció, se sometió a la muerte y resucitó al tercer día, subió a los cielos y ahora está a la derecha del Padre como se lo había manifestado a sus apóstoles y discípulos y es eso lo que hoy, litúrgicamente, celebramos. Este Jesús resucitado que asciende hacia el Padre, se manifestará al final de los tiempos para juzgar a vivos y muertos.

El texto del evangelio de hoy nos relata que los apóstoles al ver a Jesús resucitado "lo adoraron"; es decir, lo reconocen como Dios verdadero, merecedor de culto y alabanza, igual al Padre a donde el mismo manifestaba que regresaba. Jesús, con el poder recibido de su Padre eterno, delega ahora en ellos la responsabilidad de ir al mundo entero a proclamar la Buena Noticia de la Salvación y a hacer que abran sus corazones al Dios Uno y Trino y lo reciban en sus vidas por medio del bautismo. La fe, la conversión y el bautismo serán la garantía de ser discípulos de Cristo e hijos de ese Dios Amor revelado en su persona. No sólo les da su poder y el mandato misionero, sino que les promete que estará con ellos hasta el fin del mundo. Será una nueva forma de estar con ellos a través del Espíritu Santo que junto con el Padre enviará sobre la Iglesia y a través de la Eucaristía, su Cuerpo y su Sangre, su vida entera donada como alimento espiritual para el cristiano.

Como dice el texto de Los Hechos de los Apóstoles que hoy leemos en la misa (Hch.1, 1-11), que cuando los apóstoles reciban el don del Espíritu Santo que vendrá sobre ellos, saldrán a dar testimonio de Cristo hasta los confines del mundo, comenzando por Jerusalén. De hecho sucedió así, después de la Ascensión de Cristo, aguardaron la llegada del Espíritu Santo y luego de este acontecimiento (Pentecostés) salieron a predicar con valentía que Cristo estaba vivo y fueron bautizando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para abrir a los hombres a la amistad con el Dios verdadero revelado en Cristo Jesús.

Jesús asciende al cielo, regresa al Padre, no para abandonarnos, sino para mostrarnos el camino que conduce a nuestro destino, para prepararnos un lugar en la vida eterna y para al final mostrarse totalmente a los hombres y consumar la obra que el Padre le ha encomendado: conducir a la humanidad hasta su fin último, que no es la muerte, sino la vida eterna. Hablando en términos científicos, este sería el último peldaño de la evolución humana, su máxima expresión; el llegar a Dios, el contemplarle cara a cara y vivir para siempre con Él y esto no es un mensaje vacío, no es una promesa estéril o alienante, es Palabra de Dios atestiguada con la sangre de Cristo, con su muerte en la cruz y sobre todo con su Resurrección y Ascensión al cielo.

Mientras seguimos en este mundo, mientras vamos de camino y peregrinamos hacia la Casa del Padre, necesitamos vivir nuestra fe, dar testimonio de nuestra vida cristiana y cumplir la misión que el Señor nos ha encomendado, sembrar la semilla para que la gracia de Dios, su amor y su mensaje fructifique en el corazón y la mente de tantas personas que andan en búsqueda de la felicidad, de la paz, de la libertad, del amor y no saben como encontrar el camino o se extravían ante tantas ofertas engañosas que al final lo que dejan es soledad, tristeza, depresión y muerte. Estamos invitados los cristianos a proclamar al mundo que Dios está vivo, que Dios ama al ser humano, que lo quiere feliz y realizado, que le ofrece una vida en su amor y que todo esto es posible si creemos en Jesús, si hacemos caso a su Palabra, al mensaje que vino a dejarnos. Necesitamos dar testimonio de una vida cristiana auténtica para que los que no tienen fe, no conocen a Dios, viven confundidos o se han alejado, pueda saber lo que hace Dios e
n la vida de quien abre su corazón a Él.

Miremos al cielo, anhelemos la vida eterna, sepamos cual es nuestro destino, pero con los pies en la tierra, viviendo a plenitud cada día que Dios nos regala, haciendo el bien, tendiendo la mano al pobre, amando y dejándonos amar, siendo felices y ayudando a los otros a ser felices, a encontrar a Dios que ama al hombre.

Ida y retorno: Total repudio, rechazo y condena a quienes están cometiendo el sacrilegio, el irrespeto y manifestando su intolerancia religiosa al destruir imágenes cristianas que significan mucho no sólo para los que tienen fe, sino para aquellos que aman la cultura y reconocen las tradiciones y los símbolos que identifican a un país, a una región o un pueblo. Nunca en Venezuela habíamos llegado a esta barbarie, a este primitivismo y atentado contra lo más sagrado que tenemos los venezolanos. A los católicos nos toca estar, como María, de pie, con firmeza, orando sabiendo que Dios escucha las súplicas de su pueblo y exigiendo que cosas como éstas no queden impunes, que se haga justicia.

Ilustración: Gehard Richter