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domingo, 22 de noviembre de 2020

LA DESTRUCCIÓN DEL AULA PRESENCIAL Y VIRTUAL

Luis Barragán: El libro es enemigo esencial de este gobierno

Vanessa Davies


El parlamentario e integrante de la Fracción 16 de Julio descarta que el sector editorial esté en crisis por factores externos: “Las camarillas en el poder fracasaron desde muchísimo antes de estas sanciones internacionales”. También sostiene que “se ha lumpenproletarizado al país”. Luis Barragán solicitó la intervención humanitaria de la Unesco para recuperar universidades y conocimiento: “Solos no vamos a poder”

Flanqueado por libros, muchos libros, el diputado Luis Barragán afirma que la muerte de librerías en Venezuela es a propósito. Considera, también, que el gobierno de Nicolás Maduro necesita tomar las universidades privadas. Sutilmente da a entender que quienes ejercen el poder son incapaces de escribir: “Son ágrafos”.

“Lo paradójico es que el libro venezolano no fue derrotado por las tecnologías de la información y de la comunicación, sino desde hace más de 10 años fue derrotado por la depresión deliberada del mercado editorial en Venezuela”, fustiga. “El libro es enemigo esencial de este régimen”.

Barragán insiste en que las sanciones internacionales no son las causantes de la crisis del conocimiento, de la crisis del sector editorial. “La debacle venezolana comienza a partir de 2014”, señala. “La crisis del libro venezolano no es reciente, y mucho menos se puede culpar a las sanciones internacionales, que son sanciones personales, por demás”.

Llama la atención sobre dos fenómenos: Por una parte, la adquisición masiva “por parte de las camarillas que controlan el poder en Venezuela” de imprentas, que han sido usadas “para fines proselitistas”; por otra, lo sucedido con las cadenas estatales de comercialización del libro. Cita el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, exalta su pluralidad, y lo contrasta con el presente.

“Las camarillas en el poder fracasaron desde muchísimo antes de estas sanciones internacionales”, sostiene. Lo atribuye “a la incompetencia, a la negligencia manifiesta y al desprecio que tienen por el libro en Venezuela estas camarillas del poder”, el desprecio “galopante hacia la lectura”. Describe la crisis de la Biblioteca Nacional, la falta de condiciones para la preservación de los libros, la depauperación de los servicios bibliotecarios. “Ni siquiera para la más modesta tarea escolar hay servicios adecuados”.

Universidad como obstáculo

Vincula la situación del sector libro con el destino de las universidades venezolanas. “Hay intención de quebrar a la universidad venezolana”, denuncia. “Se ha lumpenproletarizado al país. La universidad es un obstáculo” para ese proceso. “Esto no es fortuito; es deliberada” la destrucción del conocimiento. “Pasa por el desprecio del libro convencional, por las aplicaciones de las nuevas tecnologías y transita hacia los centros de enseñanza”.

Barragán opina que “más temprano que tarde” las universidades privadas sufren presiones, coacción. “El destino de la universidad venezolana está a merced del proyecto de militarización de las universidades”. Señala que se quiere convertir a la UCV “en jardines hidropónicos”, es “el control absoluto de la universidad por la fuerza, por la vía económica”.

Para el dirigente opositor “existe la doble o triple tentación de echarles mano a las universidades privadas por su infraestructura; dejar a la universidad privada maniatada”, dejarla “para los funcionarios medianos del régimen, si este régimen de prolonga, para que vayan los hijos de los funcionarios que no tengan la oportunidad de enviarlos al exterior”. También se pregunta “si la economía criminal” se mete en el sector educación. “Si son capaces de lavar capitales en el ramo inmobiliario, ¿por qué no son capaces de lavarlos en el sector educativo privado? Es una interrogante que se nos está abriendo en la fracción parlamentaria 16 de julio. Todas hipótesis caben cuando nos encontramos ante un régimen de mafias”. Puede ser un espacio de legitimación de capitales, remarca.

El legislador explica que el sector del conocimiento “es vital para el sostenimiento de un régimen que requiere de la lumpenproletarización, de la quiebra de las clases medias, de liquidar el referente de la movilidad social de la Venezuela rentista, que fue la universidad venezolana”. Según su visión, “se trata de golpear el conocimiento estratégico, la información estratégica, los procesos de enseñanza en Venezuela”.

Quieren tener la universidad “como la fábrica mínima necesaria para ciertas destrezas indispensables en el campo de la economía, pero olvidémonos de la novedad y la profundidad en el conocimiento, que forman parte de toda sociedad libre”. La universidad “es un objetivo de la guerra convencional que se ha emprendido”, acusa. “El solo hecho de chantajear, de extorsionar a la universidad venezolana negándole los recursos necesarios, tratando de arrodillarla, eso indica el propósito”.

Recuerda que el Poder Legislativo designó dos representantes ante el CNU (los académicos Manuel Rachadell y Miguel Albujas) “e inmediatamente fueron perseguidos, desbancarizados. Uno se encuentra en el exilio”. Pero dijo que le llamaba la atención que en la UCV le negaron la pensión a Rachadell, y le negaron el salario a Albujas. “Las autoridades de la UCV alegaron que estaban acatando la decisión del TSJ del 27 de agosto de 2019, aun cuando es írrita la decisión” y “la universidad es autónoma”.

Solos no vamos a poder

Ha solicitado a la Unesco la intervención humanitaria para actualizar el diagnóstico de la situación educativa “y la posibilidad cierta de que, a corto y a mediano plazo, puedan ayudarnos con especialistas e, incluso, con un programa económico de auxilio para meterle el hombro a la universidad venezolana”. La Unesco no ha respondido, y Barragán resalta: “Solos no vamos a poder”, y esgrime las razones: Se necesitan fondos y especialistas.

El diputado evalúa que hay mucho silencio por parte del sector universitario (autoridades, gremios, estudiantes) y por eso “pensamos que la Asamblea Nacional podía ser el espacio de concertación de todas estas fuerzas” para articular el rescate del sector. Han convocado el foro de universidades. “Estamos llamando a que se sienten los líderes universitarios, las autoridades, los gremios estudiantiles, empleados y obreros” para articular esfuerzos “y alzar la voz”. “Es necesario hacer un esfuerzo de motivación y de organización”.

13/11/2020:

https://contrapunto.com/cultura/literatura/luis-barragan-el-libro-es-enemigo-esencial-de-este-gobierno/

Breve nota LB: Concertamos la entrevista por Zoom, pero a una, al otro, o ambos a la vez, la señal hizo sus jugarretas. Concluimos, con un intercambio de audios por WhatsApp.

lunes, 29 de junio de 2020

OCHO RECOMENDACIONES

«Hay que lograr que Guyana y Venezuela negocien directamente una solución práctica”
El historiador Manuel Donís, Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia y docente investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UCAB, considera que no todo está perdido en el caso que la Corte Internacional de Justicia revisará el 30 de junio sobre el Esequibo
Elvia Gómez
 
El pasado 29 de mayo, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) anunció que este 30 de junio iniciará, desde La Haya y vía telemática, las audiencias orales para atender la solicitud del Gobierno de la República Cooperativa de Guyana, que busca poner fin a la antigua controversia territorial con Venezuela por el Esequibo.
Guyana le está pidiendo a la CIJ que desconozca el vigente Acuerdo de Ginebra de 1966 (que establece la vía de negociación amistosa y satisfactoria entre ambos países) y declare como válido y vinculante el Laudo Arbitral de París de 1899 (que le adjudicó el territorio en reclamación al Reino Unido, para entonces en posesión de Guyana como su colonia).
Manuel Alberto Donís Ríos (Caracas, 1950) ha dedicado 34 años al estudio histórico de las fronteras de Venezuela, y particularmente las del Esequibo. Califica al laudo arbitral de París como una “fatídica decisión” que “nos arrebató 159.500 kilómetros cuadrados de territorio”.
A diferencia de quienes le auguran que la CIJ fallará a favor del reclamo de Guyana de adquirir plena soberanía sobre el territorio en reclamación, el experto del Instituto de Investigaciones Históricas “P. Hermann González Oropeza, SJ” de la Universidad Católica Andrés Bello (IIH UCAB), opina que la CIJ “no la tiene fácil” con este caso y cree que hay todavía espacio para recomponer la discusión del diferendo con ganancia para ambas partes.
Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia desde octubre de 2011, Donís obtuvo su Doctorado en Historia en la UCAB con la tesis “Guayana: génesis compleja de una incorporación territorial”, aprobada Summa Cum Laude con mención publicación.
Solo en el último lustro, el profesor, docente e investigador a tiempo completo del IIH UCAB, ha producido cuatro nuevas publicaciones sobre el tema del Esequibo y los límites territoriales entre Venezuela y Guyana.
Con su más reciente libro, titulado “Venezuela y sus espacios marítimos en el Atlántico ayer y hoy” y publicado por abediciones este mismo mes, quiere llamar la atención sobre la necesidad de que exista voluntad política y unidad nacional para optar por la vía bilateral de negociación diplomática.
“Yo quitaría la figura de buenos oficios y colocaría las negociaciones directas, con profesionales de todas las tendencias, dejando de lado la parte ideológica. Se trata de intereses nacionales, es Venezuela y sus espacios geográficos y marítimos lo que está en juego, es el legado para las nuevas generaciones. También habría que hacer un trabajo a través de los medios de comunicación diciéndole al colectivo venezolano que una solución práctica y satisfactoria no conlleva, nunca ha conllevado, que Guyana prácticamente desaparezca del mapa al darnos las tres cuartas partes de su territorio. Los venezolanos hemos resuelto muchos retos y aquí está otro”.
Usted es docente investigador adscrito al IIH-UCAB desde hace mucho. ¿Cuáles son las fortalezas de este Instituto en el conocimiento de las fronteras nacionales?
«Una de las líneas más fuertes del IIH es la historia territorial de Venezuela. Yo ingresé hace 35 años al Instituto, que fue el primero que creó la UCAB, y me transformé en el alumno del padre Hermann González Oropeza, que lo fundó con el padre Pablo Ojer Celigueta, en 1956. Ambos fueron los expertos enviados por Venezuela para recopilar, en los archivos de EEUU, Gran Bretaña y otras partes de Europa, la documentación necesaria para justificar histórica, geográfica, jurídica y cartográficamente la reclamación del territorio Esequibo. Una vez conocido (1949) el memorándum de Severo Mallet-Prevost que nos permitió saber la farsa del laudo de 1899, con autorización de la Compañía de Jesús y de la Cancillería, González y Ojer se dieron a la tarea de buscar la documentación que sirvió para la firma del Acuerdo de Ginebra, el 17 de febrero de 1966 entre Gran Bretaña, la  Guayana Británica y Venezuela. Hermann González y Pablo Ojer microfilmaron y copiaron esa documentación que hallaron en los archivos de medio mundo y que ahora reposa en el Archivo General del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela. Ambos permanecieron por unos 40 años como asesores de la Cancillería venezolana».
Usted termina el libro “Venezuela y sus espacios marítimos en el Atlántico ayer y hoy” con ocho recomendaciones al Poder Ejecutivo para abordar la controversia sobre el Esequibo. Con tanto conocimiento acumulado en el IIH UCAB, ¿han tenido ocasión de hacer llegar sugerencias a la Cancillería en los últimos 20 años?
«Yo fui asesor histórico de la Dirección General Sectorial de Fronteras del Ministerio de Relaciones Exteriores y estuve encargado durante un tiempo de la mapoteca histórica, porque he trabajado la cartografía histórica. Luego, junto con el padre Hermann González, fui asesor histórico de la Cancillería. Eran otros tiempos. No tanto a mí, que estaba comenzando, sino al padre Hermann, nos consultaban sobre diversas áreas. Eso dejó de ser así. Solo el año pasado recibí una invitación del Ministerio de Relaciones Exteriores para asistir a una exposición que iba a hacer el canciller sobre la respuesta que debía dar Venezuela a Guyana, pero me llegó de un día para otro y no tuve ni siquiera la oportunidad de responder. Lamentablemente, cuando se trata de publicaciones de la UCAB, y más en esta área, hay reservas. Somos todos venezolanos y estos son intereses nacionales que deben estar por encima de cualquier otra consideración».
¿Cómo evalúa la estrategia de Venezuela ante Guyana en los últimos 20 años, respecto del período anterior?
«No lo digo yo sino los documentos: el presidente Chávez comenzó bien, protestando cada vez que, de manera unilateral, Guyana violaba el Acuerdo de Ginebra. Desde 1966 hasta 2004, cada vez que ocurría un incidente la Cancillería enviaba la nota de protesta oficial. En 2004 la cosa cambió y se radicalizó en 2007. La reclamación pasó a un segundo plano y privó la conveniencia de ganarse la buena pro de los países de habla inglesa reunidos en la CARICOM. El presidente Chávez dijo, y eso está escrito, que él dejaba de lado la reclamación y que Guyana podía dar concesiones en esa zona, siempre y cuando eso beneficiara a los dos países. Eso le hizo daño a la reclamación y Guyana ha rescatado eso y lo coloca ahora como aquiescencia. La cuestión ideológica ha perjudicado la posición venezolana. Sin embargo, a partir de 2014 hubo detenciones, por parte de la Armada de Venezuela, de embarcaciones de compañías petroleras a las cuales Guyana les otorgó autorización para estudios del fondo marino y submarino en nuestros espacios de la zona en reclamación. Esas concesiones petroleras han dado excelentes resultados y Guyana podría transformarse en un nuevo Kuwait en América Latina. Guyana se olvidó de la hermandad ideológica de los amigos marxistas y logró en el Grupo de Lima que la primera declaración contemplara que Guyana tenía derecho a la Zona en Reclamación».
¿Cómo cree que el contexto político internacional y el cuestionamiento mundial contra Nicolás Maduro afecte el reclamo que la CIJ va a considerar el 30 de junio?
«Como historiador digo que debemos esperar al 30 de junio y ver qué decide la CIJ, que no la tiene fácil. Tiene que decidir primero si es o no competente para este asunto. Luego tendría que contar con el visto bueno de Venezuela. El Gobierno del presidente Maduro ha hecho lo correcto, ha dicho que Venezuela no tiene que comparecer a esa audiencia. El secretario general de la ONU no tenía competencia para, pasando por encima de los seis o siete medios pacíficos contemplados en el Acuerdo de Ginebra, decir que la solución era elevar, como lo hizo, este asunto a la CIJ. Si la Corte Internacional de Justicia llegara a decir que el Laudo de París es válido estaría pasando por encima del Acuerdo de Ginebra que firmaron Guyana, Gran Bretaña y Venezuela. Ese acuerdo está vigente y contempla buscar una solución práctica y satisfactoria para ambas partes. Ahora, como ciudadano, sí estoy preocupado porque, en esta coyuntura en la que nos encontramos de vulnerabilidad total, la CIJ pudiera decidir en contra nuestra, aunque no las tiene todas consigo a pesar de las presiones que pudieran estar ejerciendo la Exxon o los gobiernos».
¿Cree que los jueces de la CIJ pueden ser más vulnerables a las presiones políticas y económicas que apegados al Derecho? ¿Qué dice de eso el registro histórico?
«Claro que están sujetos a presiones de todo tipo. Veamos el ejemplo de la decisión arbitral de 1899 que nos costó el territorio Esequibo. Cuando uno lee cómo se llegó a esa decisión, 5 a 0 en contra de Venezuela, teniendo Venezuela los legítimos títulos sobre el territorio y no teniendo Gran Bretaña ninguno, uno se da cuenta de que aquí las decisiones no son de estricto derecho sino que hay maniobras económicas, presiones de todo tipo. Decía el padre Hermann González que los venezolanos somos dados a creer en el estricto derecho y la buena fe, que cuando hablamos de una nación hablamos de la ‘hermana república’ y resulta que los países tienen in-te-re-ses, lo mismo tienen los tribunales internacionales. El derecho, decía el padre Hermann González, amerita cierto grado de fuerza y cierto grado de malicia para que el país logre su objetivo geopolítico. Pero, que Venezuela no esté en una posición favorable, no significa que todo está perdido. El Acuerdo de Ginebra es válido y es muy claro en el sentido del entendimiento, el arreglo práctico y satisfactorio. Quizás nos haya hecho mucho daño que los gobiernos anteriores no supieron manejar el asunto de ‘soluciones prácticas’ y se le ha dicho a los venezolanos que la reclamación es todo o nada: 159.500 kilómetros cuadrados y ya. No, una solución práctica es ganar y ceder, y una solución práctica puede ser un territorio que Venezuela decida que le conviene, más los espacios marítimos. Eso no necesariamente va a ir contra la totalidad del territorio reclamado, porque el vecino quedaría prácticamente sin territorio. Eso no lo permite la legislación internacional».
¿Cuál solución práctica pudiera ser?
«A como dé lugar la diplomacia tendría que lograr que Guyana y Venezuela se sienten a negociar de manera directa, sin interferencias de terceros y sin politización alguna. Venezuela tiene que salir de la figura de los buenos oficios, que desde 1984 no ha conducido a nada, e ir a negociaciones directas con cosas concretas. Cualquier situación que ocurra, y estoy hablando de los espacios marítimos, lleva a una segunda etapa. Hay que tener gentes calificadas, nacionales e internacionales, con conocimiento a profundidad del tema. Esto no es un asunto histórico, esto es jurídico. Hay que hacerle ver a Guyana la inconveniencia de no resolver este asunto porque necesita darle seguridad jurídica a las compañías que están en el Esequibo explorando y explotando el petróleo. Guyana no puede pretender, en su tesis maximalista, bloquearle a Venezuela su salida al Atlántico, lo ha intentado y trató de torpedear el acuerdo firmado entre Venezuela y Trinidad, en 1990, sobre áreas marinas y submarinas. Así controlaría desde la desembocadura del Orinoco hasta la desembocadura del Esequibo, que es la única salida de Venezuela al Atlántico, vital para la economía, en especial para las empresas básicas de Guayana. Aun en el peor de los casos, logrando que la CIJ le ratifique el laudo de 1899, Guyana tendría que sentarse a negociar con Venezuela las áreas marinas y submarinas en nuestra zona en reclamación. En el caso del mar, pudiera considerarse una explotación conjunta de recursos, del gas y del petróleo en la zona en reclamación».

Consideraciones finales del libro “Venezuela y sus espacios marítimos en el Atlántico ayer y hoy” 
El Gobierno venezolano debe asumir una actitud contundente frente a Guyana.
  • Mantener como criterio claro la falta de competencia del Secretario General de las Naciones Unidas para elevar la reclamación a la Corte Internacional de Justicia.
  • El Acuerdo de Ginebra tiene vigencia y establece los mecanismos para resolver la controversia, pero ante el fracaso de la figura de los Buenos Oficios hay que acudir a los otros mecanismos. Pero con una condición: no para agotarlos todos y volver a empezar. Hay que resolver en el menor tiempo posible la controversia territorial.
  • La delimitación de los espacios marinos y submarinos debe ser resuelto mediante acuerdo entre las partes, previo arreglo de la frontera terrestre.
  • Debe reafirmarse públicamente que la salida libre al océano Atlántico no es negociable.
  • El Gobierno debe pronunciarse de manera contundente sobre los actos unilaterales que ejecute Guyana en la Zona en Reclamación y en el Mar Territorial, Zona Económica y Plataforma Continental adyacentes.
  • La Armada Nacional Bolivariana debe continuar con el patrullaje en la fachada atlántica y espacios marinos de la Zona en Reclamación.
  • Venezuela debe preparar una Comisión especial de expertos y juristas nacionales e internacionales para atender la Reclamación en los actuales momentos.
Fuente:
Para descargar el libro:

domingo, 17 de noviembre de 2019

BOLIBURGUENATO Y LECTORES

De un obscuro objeto del deseo: el libro
Luis Barragán

Hay asuntos fundamentales de la Venezuela cursante que, por demasiado obvios, pierden – paradójicamente -  obviedad.  Quizá el más fundamental de todos, es el cese de la usurpación, cada vez más confundido con las  posturas dizque realistas que reclaman unas elecciones bajo el propio régimen que tiene por reconocido hábito el de falsearlas.

Se ha dicho, por ejemplo, que la tal constituyente, avalada por el tal TSJ, ha aprobado o está por aprobar el presupuesto público para el venidero ejercicio fiscal.  Por supuesto, nadie sabe de sus pormenores, salvo los proponentes y disponentes,  y - menos aún -  de un proceso de discusión entre los distintos sectores interesados, por protagónicos y participativos que se juren, faltando la Asamblea Nacional a algo más que un ritual: el de su consideración para fijar la necesaria responsabilidad de tamaño exabrupto inconstitucional e ilegal.

El fenómeno se extiende a otros ámbitos, como el del libro tradicional y electrónico que está desapareciendo entre nosotros, incluyendo la costumbre de leerlos o, acaso, verlos. Siendo tan cuantioso  y grave el resto de los problemas, se entiende como una obsesión la de reclamarlo junto al galopante aislamiento del país, la quiebra del mercado editorial, la inexistencia de librerías y la supervivencia de aquellas bibliotecas a las que concurren sus enfermizos devotos al mismo tiempo que ampliamos y profundizamos la brecha digital.

Casi religiosamente, año por año, nos colamos en las ferias oficiales del libro y, aunque no hemos alcanzado alguna novedad que justifique el esfuerzo, solemos palpar el ambiente de una actividad burocrática que festeja nuestras carencias, sincerando el retroceso. Puede decirse que a la boliburguesía y al pranato, expresiones emergentes de la amarga experiencia de  siglo, consabida la ostentación de sus extravagancias, dentro y fuera del país, en nada les molesta la actividad marginal de quienes creen legitimar éticamente a la dictadura con la infinita repetición de las consignas, reunirse en sendos conversatorios en los que cuidan de cualquier desliz crítico o malentendido,  y saborear una aproximación con las altas jerarquías del ministerio usurpador del ramo.

Muy atrás quedan los esfuerzos que los sectores público y privado hicieron por estimular la lectura y promover el libro, aún en el país rural y predominantemente analfabeto que fuimos. Muy acá, los escombros de un extraño deseo: el de manipularlo a los fines propagandísticos del régimen que pretende realizar la sociedad de los ágrafos, supervivientes y delatores.

Reproducción: Feria del Libro Venezolano. El Universal, Caracas, 28/11/1943.
18/11/2019:
http://www.opinionynoticias.com/opinioncultura/35954-barragan-l

jueves, 31 de mayo de 2018

domingo, 18 de diciembre de 2016

PRÓXIMA PUBLICACIÓN

La cuestión Esequibo
Luis Barragán


Cierto, hoy estamos bombardeados por  los más variados y agudos problemas que, en medio del hastío y la desesperación, hacen distantes asuntos largamente pendientes como el del Esequibo. En definitiva  la tensión está en la inevitable persistencia de esa variedad y la pretensión gubernamental de reducirnos a una aldea monotemática, arbitrando e imponiendo una agenda unilateral y artificial de discusión.

Insistimos, no entendemos conflicto limítrofe alguno sólo por salvaguardar la integridad del territorio heredado, deslizándonos – incluso – a un ultranacionalismo inexplicable en la era ya retrasada de  la globalización, sino por una amenaza viva y cercana: quedarnos sin suelo propio para soñar y luchar por un mundo mejor. De sumar la displicencia entreguista del régimen respecto a Guyana, con la subasta ecocida del consabido Arco Minero y la militante indiferencia o quizá regocijo frente a la masiva emigración forzada que ha provocado, no dispondremos siquiera de casa propia para abrirla – accediendo – a la nueva universalidad que, con todos sus tropiezo, toca a nuestras puertas.

Luego, actualizar el asunto esequibano cuenta con una inmensa y legítima pertinencia, sobre todo cuando – en días pasados – el Secretario General saliente de la ONU, declaró en torno al plazo de finiquito del Proceso de Buenos Oficios que puede llevarnos a la Corte Internacional de Justicia. Todo acaece en un mes que sintetiza muchos de nuestros sufrimientos, ejemplificando la debilidad que exponemos en términos de seguridad y defensa: la propia dictadura. 

Distintas voces reiteran su preocupación respecto al tema, aunque las consabidas dificultades del mercado editorial evitan una mayor difusión y ponderación especializada de los planteamientos. Sin embargo, por el denodado empeño de sus coordinadores, Claudio Briceño Monzón, José Alberto Olivar y Luis Alberto Buttó, en la comarca donde reina la escasez interesada de papel y tinta, a principios de 2017 circulará un título acaso decisivo en la materia: “La cuestión Esequibo. Memoria y soberanía”, con el patrocinio de las universidades Metropolitana, Los Andes y Simón Bolívar.

Un conjunto de valiosos trabajos, añadido el que modestamente aportamos, explican un libro necesario: La bulla aurífera tras el reclamo territorial con la Guayana Británica 1886-1887 (José Alberto Olivar); El Gran Estado Bolívar y el Territorio Federal Yuruari. Cambios político – administrativos del Guzmancismo (Hancer González); Publicidad limítrofe sobre la controversia Anglo – Venezolana [1895 – 1897]  (Emad Aboaasi El Nimer);  Venezuela y Guyana: el momento de las vías de hecho [1966-1969] (Guillermo Guzmán Mirabal);  Geohistoria de la usurpación de la Guayana Esequiba: Del Acuerdo de Ginebra a la inercial posición del gobierno chavista (Claudio Alberto Briceño Monzón);  Disuasión: el Esequibo en clave Defensa (Luis Alberto Buttó);  Guyana ahora sí está dispuesta a resolver el reclamo Esequibo (Manuel Alberto Donís Ríos); Hugo Chávez y el problema del territorio Esequibo 1999-2012 (Rajihv Morillo Dáger); Esequib(v)o: enunciados para una discusión (LB).  Por lo demás, todo un desafío en la aldea monotemática en la que desean convertirnos.

Permítannos una nota personal: planteado en el pasado período legislativo el problema esequibano, nos dispusimos a estudiarlo a fondo para el debate, consignados dos proyectos de leyes alusivos; e, iniciada la campaña parlamentaria aragüeña, recibimos la invitación de los Dres. Buttó y Olivar para participar en un foro realizado en la sede de la Universidad Simón Bolívar, junto a los Dres. Briceño Monzón, Donís Ríos y Germán Guía.  Atendiéndola,  los Dres. Buttó y Olivar nuevamente nos invitaron a formalizar, profundizar y precisar los apuntes que sustentaron nuestra intervención para el libro en cuestión, diligencia que procuramos cumplir y que, a la vez, sirvió para constatar – como ocurría en el pasado – que no hay tarea parlamentaria alguna, convincente y cabal, si no honra una vital responsabilidad: la del estudio.

Aspiramos a la presentación de “La cuestión Esequibo” para finales de enero o comienzos de febrero del año entrante, con motivo del aniversario del Acuerdo de Ginebra.  Ojalá, las circunstancias y los recursos disponibles autoricen  otras actividades relacionadas, con la participación de la academia y de las organizaciones especializadas de la sociedad civil, cuyos aportes todavía no se ha valorado en su justa dimensión.


18/12/2016:

domingo, 13 de marzo de 2016

ESCOMBROS

EL NACIONAL, 13 de marzo de 2016
Del derrumbe cultural
Fernando Rodríguez 

No debería intentar medirse la salud cultural del país por la vistosa y limitadamente promovida emergencia de algunas instituciones privadas y algunas creaciones artísticas o intelectuales aisladas. Esto, que por supuesto es muy meritorio y permite la supervivencia de la alta cultura, tiene un peso muy restringido en el conjunto de la cultura nacional, más limitado todavía en la actual prevalencia generalizada de antivalores espirituales. Sería improcedente clínicamente limitarnos a ese nivel cada vez más angosto y por ende excluyente, entre otras razones por sus imposibilidades financieras, falta de estructuras político-administrativas pertinentes o capacidad promocional.
Pero aun en esa región cultural, comparada con lo que en ella acontecía hace ya casi dos décadas, son notorias las carencias. Ausencias de políticas públicas para el área y cuando las ha habido han sido farruquianemente monstruosas. Museos y otras instituciones oficiales en estado terminal. Difusión de los productos oficiales más detestables y anodinos culturalmente hablando, orientados por una ideología perversa que recoge el nacionalismo y el patrioterismo más grotescos, el detritus del marxismo, la cursilería populista, el culto a la personalidad con ribetes religiosos, el clientelismo de rigor. En este nivel habría que analizar con más detenimiento, quisiéramos hacerlo, lo concerniente al teatro, la música o al cine que han tenido derroteros peculiares, producto de azares, oportunismo y, en algún caso, de afán y autenticidad.
Pero yo prefería darle mayor fuerza en esta instantánea al evidente y creciente deterioro de unos pocos aspectos que de alguna manera son soportes del entramado cultural nacional. Vinculados a la cultura común.
Por ejemplo, el deterioro de la televisión venezolana, tan omnipresente. Que, por supuesto, siempre fue una baratija en que el comercialismo impune devoró cualquier intención cultural o educadora. Pero ahora es mucho peor. No solo por el manejo indecente de los medios públicos que hizo un foro estelar de La Hojilla, con todo y actuaciones del presidente eterno, sino porque la televisión privada, con excepciones mínimas, no solo ha sido casi siempre servil ante el poder despótico, sino que, otrora rica y hoy pobre de solemnidad, da más lástima que nunca. El cable ayuda, en alguna medida, sobre todo el fútbol.
O la premedita demolición de las universidades y de la investigación científica. Con su interminable sangría de cerebros, decenas de miles, y su consecuente empobrecimiento. O convirtiendo cualquier antro en un recinto académico. Afectando esta vez a millones de jóvenes y las reservas básicas de energía espiritual del país.
O la casi desaparición del libro y todo lo que tiene que ver con el papel, periódicos famélicos cuando no difuntos, ausencia casi absoluta de revistas con alguna vocación cultural. Llegando al extremo de que autores venezolanos publicados en el exterior no llegan al país. Uno de nuestros ensayos más brillantes de los últimos años, Del futuro, de Antonio Pasquali, editado en España, no se leerá en mucho tiempo en el país en que vive su autor. Es una escasez que debilita los sesos, nos hace provincianos y lerdos. El Internet ayuda, es cierto. Las publicaciones, todas, de la UCV se hacen ahora en ese prodigioso soporte y uno bendice los pdf que se multiplican. Alá es grande.
Son algunos ejemplos, dijimos. Pero sobre todo hay que subrayar el clima espiritual omnipresente, lleno de la vulgaridad castrense y populachera, del desprecio contra la meritocracia, de la incesante promoción del odio y la falta de estructuras lógicas y sintácticas (Con el Mazo Dando), del adefesio colocado en la vía pública, del temple de desesperanza anímica inducido, de la estupidez de la cotidianidad que nos devora, la cola y el lamento. De esa plaza pública, con ella y contra ella, es de donde nace y renace eso que llamamos cultura, aunque no lo parezca.

domingo, 6 de septiembre de 2015

NOTICIERO RETROSPECTIVO

- José Ratto Ciarlo. "El testamento de Bergson y el catolicismo". El Nacional, Caracas, 02/09/1943.
- Esteban Emilio Mosonyi. "La causa indígena no está perdida". El Diario de Caracas, 06/09/81.
- Pedro Grases. "A la luz de os nuevos documentos: Bolívar y Sucre en la Constitución de Bolivia". El Nacional, 28/07/77.
- Manuel Bermúdez. "Discursos". El Nacional, 10/01/88. Papel Literario.

martes, 7 de julio de 2015

DEL PAPIRO A LOS PIXELS

El futuro de los libros
José Rafael Revenga

En Londres la  Feria del Libro anual tuvo lugar a partir del pasado 14.04 durante tres días. Es un mega-acontecimiento que reúne a editores,
libreros, autores, creadores de juegos, desarrolladores de apps y lectores. Para todos es un festín cultural lleno de energía creadora pero además es el centro de una febril actividad comercial y promocional. Recientemente se ha convertido en el vórtice de la innovación de cómo se puede crear, formatear, distribuir, compartir y comercializar contenidos intelectuales y gráficos en un mundo volcado a la digitalización multidimensional. Unos 1.700 exhibidores de 61 naciones se disputaron la atención de centenares de miles entusiastas visitantes.[Ver aquí: http://www.londonbookfair.co.uk/]
Durante el primer día de la Feria se desarrolló una serie de exposiciones sobre el tema Publishing for Digital Minds. Entre ellas consideré de especial significado la presentada por Charles Arthur, editor de tecnología de The Guardian de 1995 al 2004 quien analizó el pantagruélico fenómeno de Amazon. [Ver aquí]
Una reciente investigación de Pew Research Center demuestra que en la medida en que crece el uso de las tabletas y de los e-readers aumenta el porcentaje de mayores de 18 años que leen e-books en dichos dispositivos. Entre el 2010 y el 2014 dicho porcentaje aumento de 41%  a 57% en el caso de los e-readers y de 23% a 55% en cuanto a las tabletas. Para el 2015 las cifras preliminares indican que se está llegando al tope de la saturación de dicho mercado lo cual revela que cerca de la mitad de la población encuestada se mantiene fiel al comportamiento de leer libros en el formato convencional.
Adicionalmente, los lectores mas voraces tienden a un uso intensivo de e-readers ya que no pueden desprenderse de la herramienta que encarna un contenido deseable. La casi totalidad de los viajeros frecuentes son usuarios de e-readers.
Hoy en día los e-books representan el 30% de todos los libros publicados pero el porcentaje alcanza el 50% cuando se trata de ficción para adultos. O sea, la migración hacia los e-readers pierde impulso y los vectores de comportamiento parecen mostrar que ambos formatos conviven en forma de complemento o de suplemento. Numerosas firmas editoriales se hacen presentes en ambas dimensiones a la vez que el e-book deja de ser un simple pdf o un scan del formato impreso tal como lo intenta hacer el nuevo startup Canelo Digital Publishing.[Ver aquí]
La misma Amazon se ha encontrado con una meseta en la venta de los e-lectores Kindle. En los EE.UU. y Europa ha colocado solo unos 30 millones dispositivos en un mercado con un potencial de 500 millones de compradores. Otra indicación que el mercado de los libros impresos está sano y vigoroso es la cifra suministrada por Nielsen Research: los consumidores británicos gastaron unos 4 mil millones de dólares en el 2013 en la compra de dichos libros mientras que el mismo indicador para los e-books se acerca a solo unos 600 millones de dólares.
La digitalización rompe barreras mentales, comunicacionales y de modelos de negocios de manera difícil de familiarizarse. Se me viene a la mente wattpad.com, la mayor comunidad de escritores y lectores en el mundo con más de 40 millones de inscritos quienes han consignado 100 millones de escritos en veinte categorías en los cuales los usuarios pasan un total de once mil millones de minutos cada mes. Es una especie de youtube pero dedicada solo a creaciones literarias. El acceso es gratis, es multiplataforma pero predominantemente móvil y está disponible en varios idiomas.  Quienquiera puede someter su escrito.[Ver aquí]
Notas:
1)     Para una adecuada visión del entramado mundo de la creación, publicación, autoría, formato, distribución y hábitos de lectura presentes en el mundo de los libros ver aquí el ensayo del The Economist titulado: “Del Papiro a los Pixels”.
2)     Otro análisis actualizado es la obra “Caos Digital y Medios Comunes” [ver aquí] en la cual se interpreta la transformación digital de las comunicaciones.
3)     Un reciente estudio sobre tendencias y oportunidades en el mundo editorial de digitalbookworld presentado en la Feria Internacional del Libro en Bogotá, 2015.

Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinioncultural/23025-el-futuro-de-los-libros

viernes, 22 de mayo de 2015