domingo, 12 de octubre de 2014

GIROS

EL IMPULSO, Barquisimeto, 3 de octubre de 2014
De la Venezuela virtual a la real de Luis José Oropeza
Alberto Castillo Vicci
 
Bajo el título Venezuela: fábula de una riqueza. El valle sin amos, el abogado, escritor y economista, Luis José Oropeza acaba de publicar un ensayo de alto rigor científico en cualquiera de las ciencias que aborda: economía, sociología, política y antropología. En un lenguaje elegante y culto, el doctor Oropeza devela las fábulas y los mitos que han conformado una Venezuela virtual de creernos en algún sentido bendecidos por los dioses, con una descomunal riqueza que nos predestina a ser una potencia, que en el menor de los casos, sino mundial, al menos de nación líder entre nuestros pueblos hermanos de Latinoamérica. Una fantasía alimentada a través de cuatro siglos por colonizadores, autócratas, líderes políticos, escritores, académicos y pensadores a pesar de recurrentes desengaños, en que el actual, para las generaciones presentes, es el más calamitoso. De una Venezuela virtual donde se llevaría a cabo la sociedad utópica, como no pudo lograr la Unión Soviética en 75 años de intento fallido, a una Venezuela real empobrecida, endeudada, dividida, sin instituciones y sin Estado de derecho; donde los parámetros de comparación nos señalan como las de mayor inflación y entre las de mayor inseguridad en el planeta. La Venezuela real es un país asfixiado en el caos. Propone el doctor Oropeza, encontrar en la fragua formativa de nuestro destino, con una orientación más veraz y constructiva, en sus propias palabras, no ficticio, para construir una sociedad donde al fin sea posible convivir mejor en un mayor y compartido bienestar. ¿De dónde viene nuestra atrevida sobre valorada autoponderación? La respuesta nos la van dando página tras páginas el autor de Venezuela: fábula de una riqueza. Comienzan nuestras fantasías virtuales y fábulas de paraíso encontrado en el mito colombino, sigue con el Dorado de los conquista-dores hasta el valle avileño de amos de una tierra nuestra que por embrujo, designios providenciales y por imperativos de su historia está predestinada a la opulencia eterna como ninguna otra en el planeta. Alimentada con fines de vb subyugación por el cinismo político de los tantos caudillos que han ofrecido un patronazgo redentor, como lo plantea el autor, contra todo riesgo o desventura nacional. Pero, la realidad es terca, como lo devela la obra del doctor Oropeza: nunca fuimos ricos, pero tampoco lo llegamos a saber conscientemente. Venezuela: una fábula de riqueza, no es una crítica plañida al venezolano ni al Estado como ente de sostén republicano, sino al Estado que los venezolanos nos hemos dado con el autoengaño de un bienestar sin fundamentos firmes. La prosperidad, para que sea permanente, debemos sustentarla en el ascenso de la gente en los peldaños culturales de la sociedad y en su aptitud para asimilar los conocimientos y tecnologías más actuales y provechosas. Para desprendernos de creencias residuales falsas y crear riquezas fraguadas en los afanes del esfuerzo y el trabajo, como es la Venezuela posible que debemos construir. Por esto y por la erudita argumentación con que sostiene su tesis, evaluando el pensamiento económico de las más acertadas, en cada uno de sus tiempos, de las teorías sobre la riqueza de las naciones; y del análisis de nuestro pensar nacional, contrastado con el pensar y quehacer internacional secular, es de optimismo sensato al que nos reta esta obra, para encender así una luz al final del túnel.

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