1.- EL NACIONAL, Caracas, 1837: Como vemos, hubo un “El Nacional” en el siglo XIX. Quizá alguien podrá aclararnos qué es o fue “tomar institución”, suponiéndolo el ejercicio efectivo de las responsabilidades eclesiásticas. Presumimos que se trata de un antepasado del hoy célebre pintor colombiano, metido – precisamente – en un lío gordo: la conspiración. “Franquear” el correo, declarado éste “franco” o no, es un término en desuso, tanto como la correspondencia postal que todavía encuentra una justificada utilidad en otros países, menos, en Venezuela. Somos un referencia de cualquier quiebra de los servicios.
2.- EL LIBERAL, Caracas, 1841: se deja constancia que el coronel Parédes (SIC), por lo que nadie puede comerse otro cuento. De Mérida a Pamplona, o viceversa, más política que postalmente hay un paso. El Colejio (SIC) Independencia, avisa con antelación al aproximarse la Semana Santa. Así tendrán tiempo de reservar sus boletos o disponer de sus propios vehículos de tracción animal, aquellos que envían a sus muchachos a cursar estudios en la lejana Caracas. Se trata de los exámenes anuales. Quién sabe, a lo mejor con la visita viene el otro aviso: aumento de la matrícula. De haberse enterado a tiempo Carlos Lanz, tal como hizo durante el siglo XXI, proyecta una alternativa en el ministerio de Educación que acaba con el cobro de matrícula y con el colegio mismo, en un país de analfabetas. Además, todos compartirán una idea de este XXI: las mentiras del poder sobre la completa erradicación del analfabetismo.
3.- DIARIO DE AVISOS Y SEMANARIO DE LAS PROVINCIAS, Caracas, 1851: Es el nombre completo del medio. El Dr. Pablo Alavedra tiene la amabilidad de llamar a concurso para distintas cátedras. Como vemos, son distintas las materias, incluyendo una de atractivo nombre: Lugares teológicos. Como podrá apreciarse, Su Excelencia, no otro que el presidente de la República, incurrió en una razzia académica, pero – al menos – no menos amable fue al llamar a concursar a otros. Obviamente, no podía saber de la fórmula del XXI venezolano: acabas con la propia universidad, estrangulándola desde distintos ámbitos, siendo los más importantes el económico-financiero y el judicial. Antes llegaban mercancías francesas, ahora, hay crisis humanitaria. ¿Cómo sería de grande y hermosa la casa en la esquina de Madrices? Además, el que la haya ocupado el Dr. C. Elizondo, parece todo un aval.
4.- DIARIO DE AVISOS, Caracas, 1854: Otro colegio llama a presenciar los exámenes anuales. La invitación parece general, de libre acceso o algo parecido, respecto – eso sí - “á todos los amantes de la instrucción pública”. Serían más los aspirantes a ese amor lejano, suponemos, en un país tan injusto, empobrecido, como el de mediados o todo el XIX. Camino a Guatire, apurruñado en un pañuelo, alguien perdió cien pesos. Lástima que no nos percatamos, como ahora, del aviso completo, en la otrora pesquisa de los educativos. El llamado es a las personas de “buena conciencia” para restituir el dinero, del cual obtendrá una gratificación. Además de la satisfacción de no quedarse con lo que no es suyo. La sola apelación a la “buena conciencia”, indica algo diferente. Muy pocos o a nadie se le ocurriría hoy una nota semejante. No sólo porque jamás le devolverían el dinero, sino porque el hampa organizada tomaría nota del monto manejado y extraviado, siendo fundamental “visitar” a la eventual víctima para los fines consiguientes.
5.- EL NACIONAL, Caracas, 1948: Buscaremos en las redes sociales a Adolfo Odnoposoff. Algo debe quedar de él. Es un buen ejercicio para el ocio, si es que hay conexión y electricidad. El par de conciertos, junto a la Huberman, en la emisora radial, por supuesto, lo suponemos en vivo. Y lo decimos porque también pudo tratarse de colocar el long-play correspondiente. En todo caso, llama la atención la promoción de la marca de cigarrillos, por entonces tan popular, y – ante todo – que hubiese audiencia para un cellista. Y, al publicitarlo en la diaria prensa, que hubiese familiaridad con sus nombres. En esta era de los medios digitales, no ocurre. Además, Venezuela no es mercado para nadie. PD: Adolfo y Berta, sin contenido: https://www.youtube.com/channel/UCIyxaAHrFP365wAZUIk_Waw y https://www.youtube.com/channel/UCnJbczVLZGwn66GJCt8OVdA
6.- EL NACIONAL, Caracas, 1986: Consenso lo hay, respecto a que la Venezuela socialista acabó con la oferta cultural. Muchísimo menos, la generalidad de las personas conoce el nombre de intérpretes, directores y compositores de un género tan latoso. A un precio accesible y con la debida publicidad del caso. Por cierto, puede decirse, fueron los años del maestro Pablo Castellanos. Nos habituamos a escucharlo en la José Félix Rivas en conciertos que hoy extrañamos. Ya son varias las décadas transcurridas.
7.- DIARIO DE AVISOS, Caracas, 1851: Otra nota colegial. Quizá el firmante de la nota sea el abuelo de Pablo Acosta Ortíz. El señor Splieth asegura un plazo para aprender a leer (así entendemos por traducir) y otro para hablar el alemán. Además, puede perfeccionar el idioma. Además, hubo una calle Margarita entre Veroes y Las Ibarras. No estaba la avenida Urdaneta, sino una calle larga hecha de callejuelas, entre esquinas y esquinas. ¿Seguirá ahí?
(LB)
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