Mostrando entradas con la etiqueta Esther Stocker. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Esther Stocker. Mostrar todas las entradas

viernes, 4 de septiembre de 2020

AFECTACIÓN ANTROPOLÓGICA


Del misil toponímico

Luis Barragán


Son decidores el Libro del Génesis y hasta “Cien años de soledad” del Gabo. La designación de los lugares deviene pertenencia e identidad.

No se atrevieron al principiar el régimen. Ahora quieren renombrar todo los rincones del país.

Renombrarlos significa la deliberada implosión del sentido de pertenencia y de identidad venezolanos. Es un misil toponímico probado ya con El ävila y el estado Vargas para no mencionar una importante autopista caraqueña.

Lo  pretenden con el estado Miranda en una apuesta de largo plazo. La psicología social y la antropología cultural se ofrecen como un arsenal perverso para la  toponimia  socialista.

Una delicada jugada de laboratorio que fracasará. Los venezolanos somos lo que somos.

27/07/2020:

https://www.noticierodigital.com/2020/07/del-misil-toponimico/

https://qoshe.com/noticiero-digital-ve/luis-barragan/del-misil-toponmico/80285914

https://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=159592

Ilustración: Esther Stocker.

domingo, 24 de mayo de 2020

DEL AULA INVISIBLE

De la virtualidad pontificada
Luis Barragán

Hacia 2019, por ejemplo, hubo una crisis significativa de los servicios de agua, electricidad y transporte en la Universidad Simón Bolívar, parcialmente intervenida por el régimen. En lugar de las naturales diligencias por recobrar las mínimas condiciones de funcionamiento, incluyendo la protesta firme y vehemente de las autoridades, éstas promovieron la tele-educación para coincidir – así – con una dictadura que la asomaba como una  buena herramienta de domesticación.

Por supuesto, una efímera alharaca por la virtualidad que encubrió toda omisión por la defensa activa y efectiva de la autonomía universitaria. Desde entonces, reconociendo la bondad de  las plataformas, recursos y servicios tecnológicos, concluimos que la relación del aula virtual es accesoria al aula presencial, indispensable y principal experiencia para el complejo  proceso de enseñanza.

A propósito de la consabida pandemia, el asunto ha ocupado un espacio estelar en la oferta de la usurpación, pero las realidades inexorablemente se imponen, porque las fallas del  servicio eléctrico, la intermitencia y debilidad de la señal, y el costo de los equipos, contribuyen a la inmensa brecha digital de un país sumergido en la catástrofe humanitaria. En modo alguno, la situación llena los requisitos básicos para la propia existencia de las comunidades virtuales que reseña Nayesia María Hernández Carvajal, en un interesante artículo académico relacionado con la materia (“Comunidades académicas virtuales: dimensiones sociales, pedagógicas y tecnológicas”, en: Extramuros, Facultad de Humanidades – UCV, Caracas, nr. 30/2009).

En fecha reciente, Stefanía Giannini, subdirectora general de Educación de la UNESCO, al prologar un informe técnico del grupo de especialistas coordinado por Francesc Pedrá,   observa el  “experimento más audaz en materia de tecnología educativa, aunque inesperado y no planificado”, en tiempos de pandemia, cuyos resultados en el mundo está pendiente de la debida evaluación, prestándole atención a la brecha en cuestión (“COVID19 y educación superior: De los efectos inmediatos al día después”, UNESCO - IESALC, 13/05/2020). . El estudiantado desasistido, la escasa calidad de los equipos y los problemas de la conectividad, directamente nos remiten al drama venezolano respecto  al aula inevitablemente complementaria que tiende a perder el sentido estratégico de una pedagogía presencial: cierto, tenemos las fortísimas limitaciones de la cuarentena, pero no menos lo es la oferta engañosa de la herramienta digital: prótesis de la inteligencia, al fin y al cabo, imposible de aceptar como la panacea. Además, ni siquiera el recordado auge de los viejos cursos por correspondencia, convirtió a la universidad en el fenómeno postal que los devotos del byte (digital, ni aun cuántico)  supondrían. 

Pontificando sobre la virtualidad, sus promotores callan ante un régimen que esperaba una mayor y más decidida de la autonomía y de la propia existencia de la universidad en lugar de acordarse  con una gobernación usurpadora, como ocurre con la Universidad de Carabobo (https://twitter.com/UCarabobo/status/1263174458195546112), o el silencio de la Universidad Central de Venezuela, por el escabroso descuartizamiento de las yeguas de la escuela de Veterinaria de Maracay (https://twitter.com/VivaLaUCV/status/1263938524824379394). Por cierto, ¿dicen algo los representantes estudiantiles y profesorales de ambas casas de estudios?

domingo, 17 de mayo de 2020

PODER REAL, PODER VIRTUAL

El salvoconducto digital
Luis Barragán

Somos un importante laboratorio para  las novedades del totalitarismo universalmente relanzado. La pandemia ha redondeado la faena por estas latitudes.

Realzamos las virtudes de  la realidad virtual frente a los vicios de una realidad real que deseamos evadir. Ahora callan los promotores universitarios de la virtualidad ante las ruindades tecnológicas que la hacen una experiencia agotadora y frustrante.  

El poder obliga a su ejercicio presencial. Son inevitables los mínimos encuentros personales para todas previsiones y decisiones del caso. 

El Estado de Sitio únicamente los reserva para las camarillas del poder.  Maduro reúne a los suyos en Miraflores y también en la ilegítima sucursal parlamentaria que creó (https://www.noticierodigital.com/2020/05/an-de-parra-instala-comision-que-investigara-vinculos-de-guaido-con-la-operacion-gedeon/). 

Los demás quedan relegados al ciberespacio. Pero quitarles el salvoconducto significa quitárselo a los propios que esperan las líneas digitales de un poder que ante todo  es pastoral. 

jueves, 12 de octubre de 2017

BLOQUEOS

De la crisis institucional  en  dictadura
Luis Barragán

Asistimos a una crisis institucional del régimen que aspira a su definitiva consolidación como una dictadura – no redundamos – irrefutable que cuente con el reconocimiento de la comunidad internacional, por el mínimo y suficiente cumplimiento de ciertas formalidades democráticas, pues, al fin y al cabo, Cuba tiene las suyas, y – a la vez – le permita diligenciar  los recursos financieros que les son tan indispensables para su mera supervivencia: acceso al mercado de las armas, publicidad gubernamental y puntual cumplimiento del servicio de la deuda externa. Y es que, como ocurre con toda dictadura que ha transitado la etapa bonapartista (*), tarde o temprano tendrá que afrontar el caos social y económico que ha generado y agravado, agotado como una herramienta favorable a sus objetivos tácticos.

Significa zanjar las diferencias, negociando y pactando una convivencia estable, entre las distintas e inevitables corrientes internas del poder establecido, procurado el definitivo del dominio del madurismo que ejerce el mandato real de una tal constituyente ideada como un instrumento algo más que complementario. Se abre paso el potencial relevo de los venideros años, capaz de relegar al ya viejo sector militar del PSUV,  olvidado el que soportó al MVR-200, hoy concedidos determinados poderes de negociación  a quienes, años atrás, desempeñaban roles secundarios.

Relevo que pasa del solo dominio de los resortes ministeriales, velando por una retaguardia burocrática, que ahora se exige como vanguardia política, añadido el pronto regreso al poder, emulando más al sandinismo que al peronismo, en el caso de cualquier eventualidad. Luego, la crisis es la del reacomodo al interior de una tripulación que amplía la cabina para el relegamiento de los otrora copilotos, como sucedió con Luis Alfonso Dávila y sucederá con Diosdado Cabello, ya expulsados Jorge Giordani o Héctor Navarro, so pretexto de una carta de navegación vedada a la discusión.

Además, sin que la hipótesis  implique  desmotivación alguna, pretendiendo  aleccionarnos respecto a la capacidad de incurrir en un masivo e impune fraude, como acaeció el consabido 30 de julio, el relevo dice ostentar un poder originario a través de la tal constituyente, aplaudiendo la faena de los comicios regionales reducidos a la única selección de los gobernadores, luego de empujar a una oposición que decidió concurrirlos inconsultamente. Negada la MUD como una instancia de colegiación, celebradas luego unas  primarias de un curioso carácter censitario, sectores de la oposición probarán suerte en unas elecciones sesgadas, semicompetitivas y, por consiguiente, de resultados no garantizados.

La dictadura que, por siempre, se ha dicho participativa y protagónica, ensaya una modalidad de coexistencia de las propias tendencias que la informan, pues, no ha existido jamás un tránsito inocente por el poder, deseándolas regladas por la tal constituyente que también espera por los recursos que afanosamente buscan en el exterior, aspirando a competirlos gracias a la sobrevenida facultad de sancionar el presupuesto público nacional. Dándole algún piso social, surge el nuevo clientelismo a la sombra de las cajas del CLAP, curioso soviet de  los días que transcurren, afincado más en una modalidad de negocios y de la violencia que en su fuerza y eficiencia movilizadora.

La necesidad es la de mantener un conflicto de distintas intensidades, con los adversarios reales o imaginarios trastocados en el enemigo común del antiguo populismo de movilización, sumados los lacayos del imperialismo; asestarle un duro golpe a la unidad opositora, soslayando la vigencia y consumación de los resultados del plebiscito del 16 de julio próximo pasado; y, a la vez, minimizar los riesgos de una creciente deslegitimación, convidándola a unos comicios que acredite una diplomacia que no cuenta, precisamente, con agentes de una comprobada destreza política.

El reto de la dictadura está en lograr su aceptación resignada, comprometida a no expandirse como la cubana posterior a los ’70 del ‘XX, porque – objetivamente – Maduro Moros dista demasiado de Chávez Frías,  ya no dispone de los recursos petroleros que sorteó en el continente, ni el respaldo militante de los gobiernos de Brasil o Argentina, excepto pise más a fondo el terreno delictivo de la comercialización de las armas, las drogas, la manipulación financiera o el terrorismo mismo. Esa resignación tiene una menor significación interna, revalidada por la feroz censura y represión, aguijoneando las rivalidades de una oposición que ayuda a la superior aglutinación política y, acaso, cohesión social de los sectores oficialistas en una forzada y permanente tregua.

La tal constituyente, cual soviet supremo, multitudinario e inoperante, le confiere al relevo una mejor posición para afianzar la fusión PSUV-Estado, reforzando la esfera ministerial, compacta y presupuestada, cuya promesa es la de moldear una institucionalidad en la que quepan todos los afectos. Nada fácil la fusión definitiva, habida cuenta del rol estelar de la corporación castrense, debilitada la petrolera con sus tecnócratas de ocasión, es de suponer que la encabezará – hasta nuevo aviso – Maduro Moros ad infinitum, junto a sus inmediatos colaboradores o elegidos llamados – de plantearse – a la sucesión, forzando a sus más cercanos seguidores a desempeñar una  influencia similar a la de unos señores feudales que sólo velan por sus intereses e, impedidos de transitar libremente el globo terráqueo para los que le sobra dinero, por su propio pellejo.

La redistribución interna de poderes dista de la que hizo Chávez Frías, heredero de las vetustas prácticas del engranaje clientelar y prebendario que supuso la aceptación e incómoda convivencia con factores o grupos sociales y económicos de presión, hasta amilanarlos sin que  jamás los reconociese como actores públicos.  El actual reparto obliga a una simplificación de las instancias de poder, dejando atrás el inútil, complejo y costo dispositivo de gobierno que bien lo ejemplifica el sistema de vicepresidencias ejecutivas, ministerios y viceministerios, protectorados y empresas diversas, fungiendo las embajadas y consulados como medios de compensación personal.

Los resultados de las próximas elecciones regionales, como de las sucesivas que la experiencia autorice, tenderán a preservar una ficción de equiparación de fuerzas, aunque se diga competitiva la dictadura sobre la cual pesa más del 90% del rechazo de la población. Pudiendo excederse más de lo que efectivamente hizo el 30 de julio, cuidó de la polarización estratégica que, insistimos, la compacta ante los adversarios que terminan confundidos, a la vez que la ayuda a maquillarse en los foros internacionales.

Bastándole la formal selección de un número conveniente de gobernadores de oposición, además, los capacitará para rivalizar con  sus referentes nacionales y, aún no seleccionados, de influirlos decisivamente, pues, saldo de la derrota, los habrá consagrados como interlocutores o líderes regionales que posiblemente probarán a la posterior ocupación de una importante alcaldía.  Desactualizada la representación, la postergación de los comicios para los legisladores regionales y concejales, no sólo asegurarán el adicional control de los futuros gobernadores y alcaldes, sino que facilitarán la emergencia de una dirigencia de la oposición local que, en aprietos, no tendrá adversarios cercanos y calificados en sus propias filas.

Aceptando la antigua jerga, poco importará la dramática separación entre el país nacional y el país político, tras avivar una polarización artificial que se traduzca en un modelo de usos múltiples: la cohabitación que, negociaciones por delante, garantice el predominio madurista y, a la vez, ofrezca garantías de supervivencia a sectores de la oposición que, por ahora, la inhabilitación administrativa ensombrece o puede ensombrecer, torpedeada por la anulación frecuente del pasaporte. El reconocimiento de la tal constituyente con el respeto provisional de la Asamblea Nacional, ofrecen una de las variadas pautas de utilidad para el poder establecido que ha sido eficaz en la administración del conflicto.

La crisis nos remite a la de la propiedad institucionalidad del oficialismo en su definitiva fusión con el Estado, siéndole indispensable una oposición que ayude a moldearla. En la era del post-bonapartismo, sabe muy bien que, salvo la pólvora, carece de los recursos materiales y simbólicos necesarios, desconfiando del soporte social que descansa en un lumpemproletariado que, como todo aquel que se precie, tiene por vocación el oportunismo y la deserción.

domingo, 17 de septiembre de 2017

EVANGELIO DEL PERDÓN

Evangelio Dominical: Perdonar
José Martínez de Toda, S.J.

Comentario dialogado al Evangelio que sed proclama el 24° Domingo del Teimpo Ordinario, Ciclo A, correspondiente al domingo 17 de septiembre de 2017.  La lectura es tomada del Evangelio según San Mateo 18, 21-35

"¿Cuántas veces tengo que perdonar? Setenta veces siete"

¿Te cuesta perdonar? ¿Cuántas veces tienes que perdonar?

Esa era la pregunta que Pedro le hizo a Jesús al ver cómo Jesús insistía tanto en el perdón.
¿Hasta siete veces?, preguntó Pedro casi tímidamente ofreciendo un número generoso a Jesús. El siete es un número santo para el pueblo judío que simboliza perfección, totalidad, abundancia, descanso, y completamiento".

Y cuál será la sorpresa de Pedro frente a la respuesta de Jesús, muchísimo más generosa y amplia, y que destroza la cuidadosa construcción de Pedro. "No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete". Jesús no nos está dando una lección de matemáticas, sino una lección de amor y de corazón grande.

Es como si el perdón fuera el oxígeno que respiramos en nuestra atmósfera diaria. Debe haber suficiente oxígeno para irrigar nuestros pulmones, e igual cantidad de perdón para vitalizar y tonificar nuestra vida.

Pedro siente que Jesús quiere que sus discípulos sean generosos al perdonar.

Y Jesús se lo explicó además con una parábola.

¿Cómo es esa parábola?

Es la historia de dos deudores.
El primero le debía al rey 10.000 talentos, algo así como 10.000 salarios anuales de un obrero, o sea una barbaridad de deuda. No tiene con qué pagar, y debe ir a la cárcel o ser vendido como esclavo con toda su familia.
El funcionario le suplica: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo".
El esclavo trata de ganar tiempo. ¿Quién sabe? El rey podría cambiar de opinión, podría morir, o podría ocurrirle algo inesperado.

Movido a misericordia, el señor de aquel siervo le perdonó la deuda.

Por supuesto, el rey es Dios Padre, que nos perdona todo.

Hasta ahora Jesús nos dice lo que debemos hacer imitando al Padre: perdonar.

Pero ahora Jesús nos dice lo que debemos hacer con el hermano necesitado de perdón, amor y misericordia.
Para ello la parábola continúa: El mismo deudor perdonado, al salir de la oficina del rey, se encuentra con un compañero de trabajo, que le debía a él solamente cien denarios, es decir, cien salarios de un día.

El primero le urge a este compañero que le pague todo. Y éste, de rodillas, le repetía la misma frase que el primero le decía al rey: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo".

Pero el primer siervo lo metió en la cárcel para que pagara todo.

El deudor a quien se le había perdonado 10.000 salarios anuales no fue capaz de perdonar 100 salarios diarios.
El punto central es el dramático contraste entre la deuda grande y la pequeña, y entre la compasión del rey y la falta de compasión del primer esclavo. El rey, aunque es un hombre que enfrenta grandes asuntos, fue capaz de identificarse con la situación desesperada del primer esclavo y estuvo dispuesto a hacer concesiones para remediarlo. Ese esclavo, irónicamente, solamente fue capaz de ver la pequeña deuda que se le debía y no estuvo dispuesto a hacer ninguna concesión.

Hace con su compañero todo lo contrario de cuanto el amor misericordioso de Dios ha hecho con él. Cuando Dios es compasivo y bondadoso con nosotros, nosotros somos mezquinos con nuestros hermanos.

Frente a esta desproporción los consiervos le cuentan al Rey lo sucedido.

El rey confronta al siervo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?"

Por eso en el Padre Nuestro Jesús hace que digamos: "Perdónanos como nosotros perdonamos".

El rey revocó su perdón al primer siervo. Esto significa que Dios nos perdona, si nosotros perdonamos.

¿Cuál es el mensaje central de este evangelio?

La palabra "perdonar" sale cuatro veces. Éste es el evangelio del perdón. Perdonar siempre y sin límites. Perdonar todo y para siempre.

El asunto central no es la justicia, sino la reconciliación. Un esclavo tiene una deuda tan enorme que solamente un acto majestuoso de perdón podría borrar.

Jesús nos enseña que el bienestar del hermano es el nuestro, y que en la medida que recibimos, debemos dar.
El corazón es la sede de los sentimientos y las emociones. Nada desgasta y agota más que un sentimiento de odio y de deseo de venganza en nuestro corazón.

Lo que tengo que perdonar es poco comparado con lo que a mí Jesús me perdona cada día.

¿Es fácil perdonar?

El perdón es difícil, tanto recibirlo como darlo. A veces perdonamos, pero no olvidamos. Pero para los seguidores de Jesús el perdonar es una realidad vital, es el corazón del evangelio, es un estilo de vida. Recibir y dar perdón es central en nuestra fe.

Jesús vivió, murió y resucitó para ofrecernos el perdón de Dios. Todo lo que hizo Jesús fue reconciliar el mundo y los hombres con Dios.

Primero, nosotros recibimos el perdón de Dios; y solamente podemos pasar a los demás aquello que hemos recibido. Habiendo experimentado el perdón a manos de Dios y del pueblo de Dios, entonces somos llamados para hacer posible que otros también lo experimenten. Así el círculo del amor de Cristo se extiende cada vez más para abarcar a otra oveja perdida, y a otra y a otra.

¿Qué se requiere para perdonar?

Para perdonar hace falta amor, mucha humildad, oración y disponibilidad.

El evangelio de Jesús es el evangelio del amor y sólo el amor sin límites y sin condiciones puede perdonar.

Fuente:
http://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-perdonar-0
Pieza: Esther Stocker.

domingo, 9 de febrero de 2014

DESENCAPUCHADURA

Del madurato  (y 14-F)
Luis Barragán


Hubo chavismo, manifestación de un movimiento político y social, y, luego, chavezato, poder constituido. Ahora tenemos  el madurato, sin que avistemos el madurismo.

Sustentada en la necropolítica, transitamos otra etapa en la que afloran y prevalecen las características personales de Nicolás, quien parece más un agente cubano que mandatario venezolano, o el tal presidente-obrero de los felicitadores de ocasión, negado el respaldo de los trabajadores que lo sienten ajeno.  Hay un nuevo poder establecido que, con alguna lentitud acelerada, valga el oxímoron, está desplazando los ya viejos intereses que nuclearon a las camarillas, definidos y acuerpados en larga década y media, marcando las otras distancias con los hechos originarios.

Nicolás vive  una experiencia personal de poder, enfatizando que a Capriles “lo tengo trabajando”, metido por ahora en el carril.  Una rara concepción del Estado que pierde sus complejidades en la versión de una jefatura que depende de repentinos e inspirados caprichos verbales, ya que el libreto se impone: el muchacho de mandado, manda.

El radical informalismo  no entiende ni acepta nociones tan elementales como la división de los órganos del Poder Público, subastada la opinión forzosamente favorable entre los opinantes del régimen. Muy escasos son los mecanismos institucionales que emplea, como la liturgia castrense que la sabe indispensable para convencernos de la suprema posición, o la Gaceta Oficial que recoge sus decisiones, pues,  vocea las consignas e increpa al disidente, creyéndose desobligado a cumplir con el mínimo respeto hacia las altas responsabilidades que desempeña y, mucho menos, a dar explicaciones más o menos sensatas y que superen los caracteres de un Tweed vespertino: jamás deseamos descalificar a nadie en términos personales, pero un mal orador y un mal lector de las parrafadas que lo han ocupado en la Asamblea Nacional, a pesar de una diputación privilegiada de años, simplemente ordena y ofende cuando no sabe ni le importa argumentar.

Por más que las emisoras y periódicos gubernamentales expriman la imagen de Chávez Frías, lo incontrovertiblemente cierto es que ya no está, y – en lugar de insistir con él – la atención debemos dispensarla hacia Nicolás Maduro. Ya el chavezato no existe y, fantasmal, el chavismo es – a lo sumo – una nostalgia del pasado absurdamente prorrogado, porque – querámoslo o no – es Nicolás Maduro el que gobierna, se le impone a Diosdado Cabello, a Rafael Ramírez y a todo el alto mando militar.

La inconformidad estudiantil, en las cercanías del bicentenario de la Batalla de La Victoria, es el resultado – mas, no la causa – de una crisis igual e inescrupulosamente reprimida, a pesar de los altísimos costos sociales y económicos que acarrea.  Parto de los laboratorios oficiales, anudándose a un eufemismo del que esperan ciertos rendimientos en el ámbito psico-social,  anuncian para el 14 de febrero un Plan de Pacificación que significativamente “coincide con el Día del Amor, de la Amistad”;  aplicable en todo el territorio nacional, advertidas las bandas criminales respecto al tiempo que se les ha terminado; prometidas normas “muy estrictas”  contra el amarillismo de los medios, curador de los antivalores del capitalismo y el culto a las armas, la violencia y las drogas: "El Plan de Pacificación, una de sus áreas de trabajo muy priorizada es el desarme de todas las bandas (...) No acepto retos contra el Estado, ni contra las instituciones ni contra la sociedad. Que tengan claro quién soy yo: soy un revolucionario, un hombre del pueblo", apuntó Nicolás hace poco, admitiendo que sus colaboradores le pidieron un poco más de tiempo para diseñar la oferta.

Lógicamente, el solo anuncio genera malestar e indignación, pues, porque tácitamente reconoce el monumental fracaso de algo que presentaron como  Patria Segura, concediéndoles mayor tiempo a los homicidas que están sueltos en el extenso territorio, mientras corren los técnicos a remendar el capote.  Las capuchas de la remota militancia, ya no sirven para gobernar. Empero, según la transmisión de Venezolana de Televisión, la Primera Combatienta (SIC) del Táchira pronunció un curioso discurso ante la escasa audiencia que la emisora apenas disimuló, exigiéndole responsabilidades al alcade de la ciudad que ella habita desde hace un año, proclamando que no se entiende con encapuchado, sino con gente que muestre sus nombres y numeración de las cédulas de identidad.

14- F

Además, si olvidan que el ultraizquierdismo nutrió y se valió de la antipolítica para ascender al poder década y media atrás, ni remota idea deben tener de los eventos que experimentó   Caracas casi 78 años atrás. Quizá el Sagrado Fuego de la Patria no tenga todavía  la retórica, el ánimo y la floritura para explicarlos según código de Jacinto Pérez Arcay.

Fallicido Juan Vicente Gómez, 1936 tiene por acento inaugural las exigencias de una apertura política que parecía explicarla el retorno de los exiliados, pero resultaba insuficiente. El reclamo esencial era el de las libertades políticas y alcanzó tal calibre que el gobierno suspendió las garantías constitucionales, censurada la prensa.

La mañana del 14 de Febrero de 1936, fue reprimida ferozmente la protesta popular encabezada por el estudiantado con un saldo de muertos y heridos. La ciudad capital fue el novedoso escenario de la manifestación que, por si fuese poco, enderezó el camino hacia Miraflores y, valga acotar, no rogó el diálogo: Eleazar López Contreras recibió a una delegación, escuchando atentamente al vocero, Jóvito Villalba, que – al parecer – hasta golpeó con su pajilla el escritorio presidencial.

Los dialoguistas del momento actual, aquellos que lo piden y aceptan incondicionalmente reducidos a meros espectadores de un monólogo, no tienen por qué saber minuciosamente todos y cada uno de los eventos que explican nuestro historial republicano, pero sí deben saber o intuir que existen precedentes en las luchas cívicas y populares que piden un mínimo de consecuencia. Por cosas del azar, Nicolás Maduro anuncia un magistral e infalible Plan de Pacificación para el 14 de febrero de 2013, decidido a censurar directa o indirectamente a los medios independientes de comunicación social, ignorando la significación histórica de una fecha que, por cierto, tan anticapitalista él, únicamente la recuerda como el Día del Amor, de los Enamorados o de la Amistad, tan cara a las actividades comerciales.

López Contreras fue un sucesor presto a la transición y, a pesar de hallarse en los supuestos ideológicos del gomecismo, apostó por una cierta apertura que combinó la tolerancia y la represión en desiguales dosis. Luis Ricardo Dávila  (“El Estado y las instituciones en Venezuela [1936-1945]”, Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1988: 80-94),  caracteriza al régimen como propulsor de una democracia evolutiva, afianzada en la gradualidad del ejercicio de los  derechos políticos democráticos, intentando un equilibrio entre el orden y las  libertades; esgrimiendo el legalismo, como “principal norma política del gobierno”, con orden y disciplina; mejoramiento condiciones materiales de los sectores populares, previo reconocimiento de una situación catastrófica; y abogando por un  bolivarianismo político y electoral, imbuido de positivismo.

Luego, el madurato tiene por empeño el retroceso político en relación a los derechos y garantías conquistados por los venezolanos con sobrados sacrificios, violentando la normativa jurídica vigente, generando una pobreza que no se compadece con los ingresos petroleros, y ridiculizando ya a un Bolívar extenuado. ¿La mayor paradoja? Reprimiendo al estudiantado que protesta, en la fecha bicentenaria de la Batalla de La Victoria, y anunciando una extraña pacificación el 14-F, con jóvenes presos y reprimidos, después de casi 80 años de la gesta popular que conmovió a Caracas.

http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/18196-del-madurato-y-14-f
Pieza: Esther Stocker, .
Fotografías: Juanito Martínez Pozueta para el artículo de Analuisa LLovera sobre los sucesos del 14 de Febrero de 1936. Momento, Caracas, nr. 396 del 16/02/64.