viernes, 10 de enero de 2014

NOTICIERO RETROSPECTIVO

- María Elena Ramos. "Aprender a ver". El Nacional,Caracas, 07/11/1982. Papel Literario.
- Juan Calzadilla. "Etapas en la obra de Manuel Quintana Castillo". El Universal, Caracas, 29/08/95.
- Miguel Otero Silva. "La figuración poética de Héctor Poleo". Resumen, Caracas, nr. 39 del 04/08/74.
- Eduardo Arroyo Lameda. "El octavo arte". El Nacional, 03/12/65.
- Rafael Viloria. "De los exhibidores depende ahora el cine venezolano". Momento, Caracas, nr. 25 del 04/01/57.

Reproducciones: Rodrigo Rodríguez y su obra. Tomado de: David Pachano, con fotografías de Carlos Flores. "Rodrigo Rodríguez, nuevo valor del arte cinético". Élite, Caracas, nr. 2238 del 17/08/1968.


Post-data

Rodrigo Rodríguez, artista cinético: "Soy hacedor, un vago muy ocupado"

Rodrigo Rodríguez es un artista plástico que ha permanecido callado y apartado del mundo cultural, aunque trabajando sin parar. En el año 1970, en el XXVIII Salón Arturo Michelena obtuvo el segundo premio, el "Andrés Pérez Mujica", por una escultura que presentó, compleja y moderna, a la vez.
Su trabajo se encuentra dentro del cinetismo y sus obras, producto de una búsqueda muy suya, tienen la oportunidad de formar diferentes figuras porque las ha diseñado de tal forma que se puede mover una de las láminas con los dedos, sobre el panel fijo, produciéndose un desglose de miles de formas, que hacen un juego óptico, cargado de maravilla y exaltación.
Fue Saturno Rojas, dueño de la Galería Espacio Chroma, quien lo trajo a Valencia, después de mucho buscarlo. Resume su obra de la siguiente manera: "Rodrigo Rodríguez, ausente de salones y exposiciones, dedicado en su taller al estudio sistemático del comportamiento de las tramas; llevándolas al máximo de posibilidades ópticas y logrando incluso potenciar el "efecto moiré" al extremo de crear un disconfort visual, resultante de la vibración e interacción de dos planos paralelos, que se funden e intercambian posición. Esto se logra por movimiento del espectador y/o por manipulación del panel frontal de la obra, obligando al observador a dirigir la visión alternativamente de izquierda a derecha, movimiento en el cual se producen dos bandas horizontales paralelas en blanco y negro.
Rodrigo pertenece al numeroso grupo de artistas que al igual que la historiadora Anna Moszynska piensan que una vez más "El Arte tiende a ser más construido que creado".
¿Cómo logra usted llegar a esta producción cinética que próximamente presentará en Valencia?
Soy un poco irreverente con respecto al arte. El cinetismo lo aprendí en un taller que tenía en Barquisimeto donde pintaba sobre tela, pero un día vino un amigo mío, y me mostró unos documentales de Soto y un libro. Me gustó mucho e impresionó la obra de Soto, que hasta ese momento ignoraba que existía, porque yo sólo estudié un par de años en la Escuela de Barquisimeto. Con el proyecto de Soto me entusiasmé y le pedí al bodeguero que estaba cerca de la casa que me guardara las cajas de cartón. Empecé a pintar la parte lisa y la otra en forma de ranuras, lo cóncavo y convexo, y así fue como comencé. De esta manera me dedico cien por ciento a ello y fui abandonando las otras formas de expresión artística.
Luego vine a Caracas y comencé a comprarme materiales acrílicos. Del cinetismo puedo decir que soy autodidacta porque no tuve escuela. Me gustó y empecé a experimentar.
¿Cómo nacen las variaciones, esas piezas que son dos juegos y que juegan con el movimiento?
Tengo círculos y rombos que se mueven en una forma, pero hay diseños que son iguales, que completan diferentes. El nombre de "Variaciones sobre un mismo diseño", emulando un poco el término musical. Prácticamente soy autodidacta en el cinetismo, siempre investigando, con el objetivo de ir indagando e ir modificando mi obra.
Eso es un poco para no repetirse...
Sí, justamente. Yo duré, a raíz de la muerte de mi esposa, me quedé trabajando veinticinco años en el Instituto Nacional de Obras Sanitarias, antiguo Inos, ahora Hidrocapital. No asistí a galerías ni salas de exposiciones, iba del trabajo a mi casa. Pero como trabajaba en una estación de bombeo, al encenderlas, sólo tenía que estar pendiente, por lo cual esta labor me permitía diseñar e hice infinidad de bocetos que, ahora, ya jubilado, puedo llevarlos a la práctica. No tengo ahora necesidad de exprimirme el cerebro haciendo nuevos conceptos porque como hice tantos a lo largo de tantos años, lo que hago es copiarlos, apenas modificando el color.

¿Por qué usted ha permanecido apartado, como un ermitaño?
Yo no estoy en una cueva, pero sí tiene razón porque yo trabajo muy calladamente, no voy a lugares culturales porque en esos lugares empiezan a compararme y a pedirme explicaciones que me cuestan mucho dar.
¿Cómo sobrevive si no se conoce su labor?
De la pensión y de los amigos. Hace como tres o cuatro años expuse en San Antonio de los Altos.
La obra suya además tiene otro ingrediente y es que todo lo hace usted en forma manual...
Sí. No sabría decir si es una ventaja o desventaja. Hago todas las líneas, haciendo las tiras, usando y cambiando colores. Soy un artesano del cinetismo.
¿Conoció al maestro Soto o algún otro maestro del cinetismo?
A ninguno conocí personalmente. Estudié la obra de Soto y Cruz Díez y eso me afianzó para desarrollar la mía. Aunque aparezco en un libro de Educación Artística de Millán, donde los mencionaban a ellos, a Juvenal Ravelo, Enrique Khron y yo. Hay gente que no me conoce porque la verdad es que he estado mucho tiempo trabajando, pero escondido.
¿Por qué es importante el arte, tener esa llama encendida?
A mí no me gusta que me digan artista. Soy un hacedor de cosas. Yo no puedo vivir sin otra profesión que no sea ésta. Soy un vago muy ocupado. Todo eso me llena. Cuando yo trabajaba, trabajaba poco. Me pagaban por descansar en el Inos, prácticamente, porque el resto del día, una vez encendidas las bombas de agua, lo pasaba realizando mis dibujos y mis proyectos. Me pagaban hasta las utilidades. Cuando me empecé a dedicar a la actividad plástica nadie me pagaba beneficios extras. No expongo en galerías porque me dan fobia, algunas. Algunas galerías se benefician de nosotros, enormemente.
¿Qué es lo que a usted no le gusta del mundo del arte: los halagos, la compraventa?
Le voy a contar una cosa. Tengo tres premios desde que comencé a trabajar. En el último salón nacional compartí el premio Sociedad Amigos del Museo. No me gusta siquiera ganarme premios porque yo sé como llegan ellos a uno. Siempre un amigo es el que influye para que a uno le den un premio.
¿Cómo siente el arte en Venezuela?
Siento muy mal la actividad plástica, se lo digo con mucha franqueza. Hay un ministerio de Cultura y sé que invirtieron en literatura porque el anterior ministro era poeta, según me dijeron. Debió de serlo por la buena inversión que sobre esa materia se hizo. Pero me pregunto: ¿por qué si el Estado es el gran garante de la cultura no vuelve a establecer un gran nacional, con ramificaciones en todos los estados, para que los artistas plásticos puedan participar y expresarse? Entiendo también que hay como una directriz pero yo no puedo estar toda la vida viendo retratos de Miranda, negritos tocando tambor... ¿y las demás tendencias? Abstractos, paisajistas y todas esas cosas... Entiendo que ellos tienen razón en culturizar... pero hay que darle al pueblo variación, más ahora que hasta las computadoras son guiadas por obras de arte. Por eso es que yo me retraigo.

Rodrigo Rodríguez nació en Carora, Edo. Lara, en 1932. Cursó estudios en la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar. Barquisimeto, Lara. Ha participado en los Salones (1962) Salón Julio A. Arce. Barquisimeto. (1966) Joven Pintura del Pez Dorado. Caracas. Joven Pintura UCV. Caracas. (1967) Salón Anual Ateneo de Coro, Falcón. XXV Salón Arturo Michelena. Valencia. Salón Oficial de Aragua, Maracay. Salón D' Empaire de Pintura. (1968) XXIX Salón Oficial de Arte Venezolano. (1969) XXX Salón Anual de Arte Venezolano. (1970) XXVIII Salón Arturo Michelena. Valencia.
También realizó exposiciones individuales en diversas ciudades.
Ha obtenido los siguientes reconocimientos: Premio Museo de Bellas Artes en su último salón oficial en 1969. Premio Andrés Pérez Mujica XXVIII Salón Arturo Michelena en 1970 y el Premio Chevron Oil Co. Maracaibo.
Su obra está representada en el Museo de Arte Moderno, Mérida. El Museo Jesús Soto, Ciudad. Bolívar y en el Ateneo de Valencia (Notitarde, 06/12/2008, Confabulario).-

http://azulfortaleza.blogspot.com/2008/12/rodrigo-rodrguez-artista-cintico-soy.html


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