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domingo, 19 de julio de 2020

ACOGER AL LOBO FEROZ

Domingo 16A TO
19 julio 2020
“Dejen crecer el trigo y la cizaña” (Mt 13, 24-43)
(Diálogo sobre el Evangelio de hoy: Cizaña)
José Martínez de Toda, S.J.

Es bonito crecer. Unos crecen más, otros menos. ¿Por qué?



En las estanterías vi frascos de amor, de fe, de salvación, de todo. Le dije al ángel:

- ¿Cuánto valen esos frascos?

- “Nada, son gratis. Los dones de Dios son todos gratis”. Y le dije:

-Dame, por favor, bastante amor de Dios, perdón de Dios, una bolsa de esperanza, un frasco de fe y una caja de salvación.

El ángel entró a la trastienda-almacén, y salió con una cajita diminuta. Le pregunté:

-“¿Eso es todo?”  El ángel me explicó:

-Ahí está todo. Dios no da nunca frutos maduros. Él sólo da pequeñas semillas que cada cual tiene la obligación de cultivar.> (Félix Jiménez, escolapio)

Dios siembra su semilla. Pero el misterio de crecer es nuestra tarea, nuestra responsabilidad y nuestra libertad, por supuesto, contando siempre con su ayuda amorosa.

Jesús nos cuenta dos parábolas sobre el crecimiento.

¿Cuáles son esas parábolas de Jesús sobre el crecimiento?

Dice: “El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza.

La semilla de mostaza es muy pequeña: la de la mostaza negra no supera el milímetro de diámetro. Pero, cuando nace la planta, llega a medir tres metros de altura. Es una de las mayores hortalizas (v. 32). Hasta las aves del cielo se posan en sus ramas. Ello simboliza la apertura del reino de Dios a todos, y quiere decir también que ofrece seguridad y protección. 

Por su parte, la parábola de la levadura también describe cómo se hará grande el reino de los cielos. La levadura actúa de una forma callada y sin pretensiones en la harina, y hace fermentar una gran cantidad de ella para cocer y convertirla en pan.

Así ocurre con el reino de Dios: una vez “escondida la levadura” en la harina, se da un proceso incesante de crecimiento, que la lleva a la plenitud. Nuestras vidas responsables son grano de mostaza que el Señor ha escondido en el jardín de su creación, y son levadura que hace crecer y fermentar la humanidad. Pero no todo crece sin problemas.

¿Qué problemas hay?

Jesús cuenta la parábola de la cizaña:

<“Un hombre sembró buena semilla en su campo; pero apareció también la cizaña. ¿Qué hacer? ¿Cortarla? ¿Y si resulta que cortamos también espigas de trigo? Pues ella de pequeña se parece mucho al trigo. Y el amo de la mies dijo a sus obreros:

“Mejor no. Déjenles crecer juntos hasta la siega, y entonces  arrancaremos primero la cizaña y la quemaremos, y el trigo lo guardaremos en el granero”>.

La cizaña, de pequeña como semilla, se parece al trigo, y es casi imposible distinguirlos.  A medida que las plantas crecen, las raíces de las malas hierbas y las del trigo se enroscan, de tal forma que es casi imposible separarlas, y cualquier intento de arrancar las malas hierbas de la cizaña también arrancará el trigo. 

La separación, sin embargo, es necesaria, porque la cizaña es amarga y algo tóxica.  La solución común es trillar los granos e irlos separando a mano, pues la cizaña en este estado, es ya de un color diferente.

¿Qué significa esta parábola?

Jesús nos lo dice: el campo es el mundo, lleno de buenas y malas hierbas.

Pero esta parábola nos enseña el modo de proceder de Dios con ellas.

El Reino de Dios está abierto a todos. Todos tienen la oportunidad de germinar y dar buen fruto. Dios envía su lluvia sobre buenos y malos.

Nuestra tentación es eliminar cuanto antes a los malos y al diferente.

Pero Dios, el dueño del campo, nos invita a ser tolerantes y a no ser fanáticos.

Dios confía en el ser humano y le da muchas oportunidades. La primera lectura de hoy dice: “El poder y la soberanía de Dios le hacen perdonar a todos. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia” (cfr. Sab 12,16-18).

            Así Dios nos enseña a ser justos, humanos y perfectos.

            Jesús nos dice: “Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto”.

Dios es “misericordioso y clemente, lento a la cólera y rico en piedad” (cfr. Sl 85,15). Santiago nos exhorta a imitar el estilo de Dios: “Sean todos prontos para escuchar, lentos para hablar y tardos para la ira. Porque la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere” (St 1, 19-20).

Pero Dios terminará la historia con justicia, y los santos finalmente serán liberados de todo abuso y opresión. 

También nos envía el Espíritu Santo para ayudarnos a ver la mala hierba dentro de nosotros mismos, y nos da tiempo para eliminarla de nuestra vida.

¿Qué ejemplos hay de quienes quisieron eliminar a los que no pensaban como uno?

-Los hijos de Zebedeo. Ellos querían que bajara fuego del cielo y quemara a aquella aldea samaritana, que no quería que Jesús pasara por ella, cuando subía a Jerusalén.

-El joven Saúl, que llegó a ser S. Pablo. Él se autoimpuso su programa personal de eliminar la cristiandad, simplemente porque pensó que era algo malo.

En cambio, S. Francisco de Asís no mató al lobo feroz, sino que lo acogió.

¿Qué aplicaciones tiene la parábola para la vida ordinaria?

-          Un esposo haría bien en ser paciente con su esposa imperfecta y una esposa en tener paciencia con su esposo imperfecto. 

-          Los padres harían bien en ser pacientes con sus hijos imperfectos y los hijos en serlo con sus padres imperfectos. 

-          Los jefes harían bien en ser pacientes con sus empleados imperfectos y los empleados en ser pacientes con sus jefes imperfectos. 

Sin embargo, conviene que los padres y supervisores enseñen y disciplinen con cariño y respeto a aquellos bajo su cuidado.   

(*) Enviada por correo electrónico.
Ilustración: Givi Siproshvili.

“ Dejadlos crecer juntos ”
(San Mateo, 13: 24-30)
Fr. Javier Garzón Garzón (*)

Introducción

Avanza el mes de julio. La atención de medio mundo está puesta en la pandemia del coronavirus, que en algunos rincones del planeta está en su punto más álgido, y en otros amenaza con peligrosos rebrotes… Lloramos a quienes se fueron o han sufrido la enfermedad y miramos con miedo esa crisis económica de la que avisan, y que repercutirá directamente en muchos hogares, quizás en los nuestros, y seguro que en los de los más débiles. Como siempre...

La realidad, cuando nos asusta, despierta en nosotros lo peor que guardamos dentro. Es como si necesitáramos encontrar culpables, no solo en la esfera pública sino también en nuestro entorno más cercano. El mal humor o el enfado, en ocasiones empujan a la crispación o al odio, tantas veces alentado desde las sombras más oscuras.

Nos rodea el mal, y hay momentos en que lo percibimos de una forma casi evidente: en el misterio de un virus tan pequeño y cruel, en las relaciones sociales tensas e interesadas, en la desesperanza que nos ciega para mirar al futuro. Convivimos con el mal y no sabemos cómo abordarlo.

Nadie, a lo largo de los siglos, ha logrado una explicación convincente sobre su origen: filósofos, teólogos o las distintas ramas del saber humano lo han intentado. Tampoco el Evangelio da una respuesta sobre su procedencia. Pero sí nos da claves para saber convivir con él. La comunidad de Mateo, cincuenta años después de la Pascua, se sorprendía de que el Reino no triunfase sobre el mal y su poder. El libro de la Sabiduría (medio siglo antes) también se hacía preguntas similares… Jesús tiene una respuesta, para entonces y para ahora: deben convivir juntos. Pues aunque el mal tiene efectos evidentes, el Reino de Dios crece desde lo pequeño y sin hacer ruido: esas semillas no se perderán sino que crecerán a su tiempo.

(*) Convento Santo Tomás de Aquino - 'El Olivar' (Madrid)

Ilustración: Joseph Brickey.
19/07/2020:
Cfr.

sábado, 27 de junio de 2020

CRITERIOS

Evangelio Dominical: Discípulo verdadero
José Martínez de Toda, S.J.

Comentario dialogado sobre el evangelio que se proclama el 13° Domingo del tiempo ordinario, ciclo A, correspondiente al domingo 28 de junio 2020.  La lectura es tomada del evangelio según San Mateo 10, 37-42

“Discípulo verdadero” 

¿Qué nos caracteriza como cristianos?

Ser como Jesús. Lo más importante en el cristiano es amar a Dios y al prójimo como a sí mismo. Así respondió Jesús, cuando le preguntaron: “¿Cuál es el precepto más importante?” (Mc 12, 28-31)

Éste es un camino bello. Pero es difícil, exigente, y tiene muchos aspectos. Es un recorrido, que hay que aprender a hacerlo. Debemos ser discípulos de Jesús. Discípulo es la persona que ha identificado su vida con la de Cristo.

Hoy el evangelio presenta cinco criterios del discípulo de Jesús. Son bastante exigentes.

¿Cuáles son esos criterios?

El primero es: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí;
y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.”

Esto es tremendo. ¿Amar a Jesús verdaderamente es amarlo más que a su propia familia? En realidad en el evangelio hay ejemplos de ello:

-Jesús a los 12 años se queda en el Templo. Sus papás lo encuentran después de tres días de búsqueda. Y le regañan. Pero Él responde: “¿No sabían ustedes que yo debo estar en los asuntos de mi Padre?” (Lc 2, 41-49).

-El papá del Hijo Pródigo regaña al hijo mayor, porque no acepta a su hermano pródigo: “Estaba perdido y ha sido encontrado.” (Lc 15, 11-32).

-La Virgen María y algunos parientes visitan a Jesús, que está predicando a las multitudes, y quieren saludarlo. Los discípulos le informan a Jesús. Y Él responde: “¿Quién es mi madre y mis parientes? El que haga la voluntad de mi Padre.” (Mc 3,31-35). Y por cierto, la Virgen Madre cumplió a maravilla la voluntad de Dios.

También en nuestra vida familiar real nos encontramos con disyuntivas:

-El que va de misionero a tierras lejanas debe abandonar su familia.

-A veces un familiar tiene un puesto público. Pero, si no respeta los derechos humanos de la ciudadanía, sus parientes se lo echan en cara también en público. La justicia está sobre el amor a la familia.

Jesús ciertamente debe ocupar un lugar central en la vida de toda persona cristiana. Esto requiere el encuentro personal y la identificación total con Él, como se exige, por ejemplo, en los Ejercicios Espirituales de S. Ignacio. Todo lo demás queda relativizado.

Pero vivir como Jesús puede requerir llevar una cruz pesada, como la cargó Jesús. ¿Nos exige Jesús llevar la cruz como Él la llevó?

Éste es el segundo criterio para ser discípulo verdadero de Jesús. Él dice: “El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.”

Tomar cada uno/a su cruz significa amar y vivir como lo hizo Jesús. Es un cambio en la escala de valores. Si queremos crecer, madurar y caminar hacia nuestro ideal y destino definitivos, debemos asumir la vida en su totalidad; porque ella tiene alegrías, penas, salud, enfermedad, satisfacciones, contrariedades...

La propuesta de Jesús requiere atención, esfuerzo, renuncia de lo que esclaviza y deshumaniza..., para ganar libertad, alegría y humanidad.

¿Qué es lo más importante en la vida?

Aquí entraría el tercer criterio para ser discípulo verdadero de Jesús. Jesús dijo: “El que quiera conservar su vida, la perderá, y el que la pierda por mí, la conservará.”

Conservar la vida es preocuparse de los propios intereses, ambiciones y seguridades,
desinteresarse de los demás, ser esclavos de las apariencias, perder la compasión, renunciar a la trascendencia...
Y perder la vida es arriesgar, compartir, darse a los demás, vivir con austeridad y solidaridad, no buscar ni necesitar aplausos...

El modelo siempre es Jesús, seguir su ejemplo, sus criterios, sus valores, su coherencia, su decisión de ser Hijo. Vivir como vivió Él es vivir la vida en plenitud.

 ¿Cómo nos deberíamos relacionar con los demás?

Aquí Jesús en su cuarto criterio del buen discípulo es muy enfático: “El que recibe a Ustedes, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta;  el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.”

Acoger es abrir puertas, escuchar, dialogar, dar nuestro tiempo, nuestra ayuda, nuestra amistad; ser hospitalarios, acogedores y solidarios.

¿Son acogedoras nuestras familias y nuestras comunidades? ¿Soy yo persona acogedora?

¿Nuestras iglesias y Misas son lugares de encuentro y bienvenida? Gandhi, entusiasmado con Jesús al leer los evangelios, quiso un día entrar en una iglesia cristiana y participar en su culto. Pero no le permitieron entrar. Se disgustó tanto, que jamás quiso volver a pisar una iglesia.
¿Ocupan en ellas los primeros puestos las personas pobres, las mal vistas y marginadas por la sociedad? ¿Realmente vemos en ellas al mismo Jesús y actuamos en consecuencia?

¿Cuál es el último criterio del buen discípulo de Jesús?

Jesús dice: “Y quien dé un vaso de agua a uno de estos pequeños por ser discípulo mío, les aseguro que no se quedará sin recompensa.”

La mayoría de las veces lo que los demás esperan y necesitan de nosotros no son milagros, ni gestos solemnes, sino un detalle, una atención, una mano tendida, una palabra amable, un vaso de agua fresca.

Es verdaderamente rica la persona que es capaz de regalar algo de sí mismo a los demás. Es dar sin buscar recompensa, sin esperar nada a cambio.

Lo que nos caracteriza como cristianos no es un libro ni una doctrina ni la mera proclamación verbal de un mensaje, sino actuar como Jesús actuaría.

Fuente:
https://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-discipulo-verdadero-0
Ilustración: Joseph Brickey.
Papa Francisco: https://www.youtube.com/watch?v=IyDjik4AsJ8
Homilía Mons. Munilla:
https://www.youtube.com/watch?v=LtoczXGOJ8E

domingo, 10 de mayo de 2020

CAZA DE CITAS

"... Es obvio que aunque el pensamiento filosófico podía encaminarse hacia el Dios encarnado, esto no bastaba para hacerme creer en él. Era preciso que me fuese atestiguado y que ese  testimonio se me impusiese. Creí en la fe de los demás antes de atreverme a decir que esa fe era mía. Primero tenía que franquear un umbral, y ese umbral es lo que llamamos conversión"

Gabriel Marcel

("Incredulidad y fe, Ediciones Gudarrama, Madrid, 1971:169)

Ilustración: Joseph Brickey.

domingo, 19 de agosto de 2018

MILAGROSO SACRAMENTO

NOTITARDE, Valencia, 18 de agosto de 2018
Caminando con Cristo
Jesús es el pan de vida eterna (jn, 6,51-58)
Joel Núñez Flautes

Continuamos hoy la narración del “Discurso del Pan de Vida” que Jesús realizó en la sinagoga de Cafarnaúm y donde repetidamente se llama a sí mismo el “Pan de Vida” y donde de manera expresa y clara dice: “El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo” y también dice: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”. “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”. Estas palabras del Señor no son un lenguaje simbólico, sino real, Cristo está anunciando a sus interlocutores el milagro y sacramento de la Eucaristía, cuando en la última Cena va a decir tomando el pan y el vino en sus manos: “Tomen, coman, esto es mi Cuerpo y tomen y beban esta es mi sangre” (Mt. 26, 26-30 ; Mc. 14, 22-25 ; Lc. 22, 19-20 ; Cor. 11, 23-25). Las palabras que Jesús dirigió a los judíos, sus contemporáneos, anunciaban el milagro del sacramento del altar y deja claro que el cristiano para tener vida tiene que comer y beber el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Palabras que fueron para ellos escándalo, les resultaba un lenguaje duro y difícil de entender y por eso preguntan: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? En el Antiguo Testamento cuando se sacrificaba el cordero pascual se asperjaba la sangre sobre el pueblo en señal de vida y bendición y se comía la carne, que significaba entrar en comunión con Dios. Cristo se presenta ante sus interlocutores como el nuevo Cordero, como el Hijo de Dios; ahora quien coma su carne y beba su sangre permanece unido a Él, entra en comunión profunda con su persona y tiene ya garantizada la vida eterna.

¿Cómo será posible comer y beber la sangre de Cristo? Utilizando el pan y el vino, que con el poder de Dios serán transformados en el Cuerpo y la Sangre del Señor.

IDA Y RETORNO: Venezuela necesita de nuestra oración y de nuestra toma de conciencia para lograr un cambio positivo que beneficie a todos por igual. Pjoel_15895@hotmail.com

Fuente:
http://www.notitarde.com/caminando-con-cristo-11/
Cfr.
Marcos Rodríguez: http://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/943-darse-a-los-dem%C3%A1s-sin-trucos-de-magia.html
Isabel Vidal de Tenreiro y el dogma de la Asunción de la Vírgen María: http://www.elimpulso.com/opinion/opinion-dogma-inutil
Ilustración: Joseph Brickey.