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jueves, 16 de julio de 2020

HISTORIA DE UNA EMBARCACIÓN


Del origen republicano
Luis Barragán

Otro es el contexto en el que irrumpe el ciclo virtual de las actividades de la Fundación Rómulo Betancourt, en el tránsito de una cuarentena que promete prolongarse. Las distintas tele-conferencias, nos tientan al ejercicio de dos vicios inevitables frente a los hechos decisivos del pasado por siempre a redescubrir: el uno, hacer historia contra-factual, suponiendo que los sucesos pudieron generar otras consecuencias; y, el otro, el de la extrapolación de los eventos a un presente en el que, sencillamente, no caben. Sin embargo, uno y otro, ayudan a aguzar la imaginación y a desmantelar los mitos de una actualidad – digamos – predispuesta.

La profesora Carole Leal, erudita de los ácaros que aprisionan infinidades de documentos que ojalá sobrevivan a los días que corren, logró una magnífica y también erudita disertación (04/07/2020), sobre nuestra primera revolución, reacia a la nomenclatura tradicional de nuestros períodos históricos. Hemos creído, por siempre, en la preexistencia exacta de una nación al tocar  nuestras puertas aquellos acontecimientos que consagraron el 19 de abril de 1810, cuando formalmente ya estábamos integrados a la corona, cuyo titular era el padre común de acuerdo a la mentalidad de entonces; esto es, dejamos de ser colonia.

Nada redundante, fueron políticos nuestros orígenes republicanos, no sólo por  la emergencia de los nuevos planteamientos que aportaba, desde la curul, el diputado Álamo. A favor del derecho natural racionalista, por cierto, en un Congreso Constituyente que la tradición lo exhibe todavía débil y timorato (devenido prejuicio secular, a nuestro parecer), sino por las distintas negociaciones prácticas que supuso llegar posteriormente a la Independencia. Acotó la Dra. Leal, que la rica polémica de los congresistas ha sido subestimada a favor del encendido proselitismo de la Sociedad Patriótica, otro de los clubes políticos que esperan por la atención de los historiadores, recordando – nos permitimos – con nostalgia, los setenta tomos de documentos que todavía esperan en el Archivo General de la Nación; aunque, el politólogo también está llamado a concurrir, no todos estuvieron de acuerdo con la independencia inmediata, por lo que hay que reexaminar los modos adquiridos por un consenso después perfeccionado con sangre derramada.

En la exposición, destacaron dos datos relevantes, como la conformación de la Junta  Suprema Conservadora  de los Derechos de Fernando VII y sus intensas y rápidas negociaciones con otras provincias que supieron de divisiones y de las amenazas del empleo de la fuerza. Y a estas diligencias, sumemos la elección de dos grados para  los diputados, la evidencia del sufragio de dos negros libres, por ejemplo, como el propio reglamento redactado por Roscio.

Pudo frustrarse o tomar un inimaginable derrotero la Venezuela de entonces, en provecho de las circunstancias ibéricas de consecuencias impredecibles, pero también – apuntemos – que la distorsión, pérdida u olvido de importantes fuentes, nos domicilian en una versión de uso y abuso para el presente. Y ése, en pena era digital, pierde el soporte de sus evidencias con asombrosa rapidez, confundiéndonos: hacer política para la efectiva recuperación de nuestra Independencia, lo que fuerza a la negociación para la salida del régimen que la ha entregado, con dos notas igualmente inevitables, como la de las negociaciones colaboracionistas para que se quede (sin sincerar las capitulaciones) y el empleo de la fuerza  para que salga.

Fotografía: Iván Méndez.
Captura de imagen: Escena de "Miranda regresa" de  Luis Alberto Lamata (2007):
16/07/2020:

lunes, 15 de junio de 2020

CAZA DE CITAS

"El problema mayor durante el primer semestre de 1811 es el del Congreso. Para resolver el contradictorio conflicto que crearon al insurgir contra la Junta de Sevilla y mantener al mismo tiempo su mentirosa fidelidad a Fernando VII, los gobernantes de Caracas habían convocado para marzo de 1811 un Congreso de Diputados de las regiones. Se arrojaba un poco al arbitrio de aquella asamblea la suerte, nombre y destino que tomarían las provincias venezolanas. Aun pudiera decirse que dos estilos, dos concepciones de la política, iban a chocar en ese Congreso; y los señores caraqueños dejaban a la magia del número lo que no podía decidir un Ejecutivo colegiado"

Mariano Picón-Salas

("Miranda", Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas, 2016: 204)

Ilustración: https://www.el-carabobeno.com/dia-hoy-1811-fue-primer-congreso-venezuela/

lunes, 24 de julio de 2017

LOS DELIBERANTES SACRIFICADOS

EL UNIVERSAL, Caracas, 9 de julio de 2017
Fundamentos de Venezuela Independiente
José Félix Díaz Bermúdez

Cuando los fundadores de Venezuela Independiente resolvieron establecer a la República lo hicieron avalados en el sagrado e inobjetable principio de la soberanía nacional y el derecho de los pueblos a su propia dignidad y conservación, a superar los males que les afligen y asegurar su existencia por encima de antiguas dominaciones que impiden o limitan su prosperidad y bienestar.

Basta leer con detenimiento las declaraciones esenciales de nuestro nacimiento político en especial las que se redactaron en el año de 1811 emanadas de pensadores ilustrados y de los actos del Congreso para entender el alcance de sus resoluciones, los hechos que las motivaron, la necesidad de las transformaciones, los objetivos y las finalidades que persiguieron para apreciar rectamente la naturaleza, el espíritu, el carácter, el propósito y razón en virtud de las cuales surgió la patria libre.

Entre los memoriales trascendentes que se redactaron en ese tiempo singular se encuentra por ejemplo la: “Alocución que dirigió en Congreso Federal de 1811 a los pueblos” de fecha 23 de diciembre de ese año con motivo de la aprobación de nuestra primera Constitución.

Celebrando la marcha progresiva que desde el 19 de abril de 1810 había sostenido Venezuela para lograr su independencia definieron entonces nuestros forjadores cuales fueron nuestros propósitos: “El interés general de la América, puesto en acción por vuestro glorioso ejemplo, el patriotismo guiado por la filantropía y la libertad ayudada por la justicia…” motivaciones estas que inspiraron ese supremo hecho con sentido eminente de civilización política alejada de los: “horrores de la anarquía” y de las “pasiones revolucionarias” que posteriormente tanto nos han amenazado.

Al presentar como lo hicieron ante el pueblo lo que denominaron: “el gobierno que os ofrecen vuestros representantes” ese no era otro sino la Constitución, mandato superior y caracterizador de la República y que por encima de los intereses de los hombres y de la voluntad arbitraria de los gobiernos puede contener y definir: “vuestros derechos y vuestros deberes, proporcionaros la garantía social y con ella la libertad y la felicidad” cuando es valorada, defendida y observada.

Al considerar los formadores de la Patria que el voto de los pueblos expresado el 5 de julio de 1811 fue a favor de: “la independencia política y la felicidad social” advertían que para conservarlos se requería la unión de los venezolanos como: “una sola familia por los intereses de una patria” condición indispensable que previeron para alcanzar y consolidar verdaderamente tan magnos resultados.

Otra de las más elevadas expresiones del importante documento fue la indicación de cómo la libertad entonces fue obtenida no por medio del hecho violento de las armas sino: “por medio de la Constitución” como acto de integración y voluntad política, entendimiento y compromiso general de un pueblo soberano y libre.

Otro significativo texto denominado: “Observaciones Preliminares con que se publicó en Londres la Constitución Federal de los Estados Unidos de Venezuela de 1811” se destaca en nuestra historia republicana. En el mismo se define con argumento inobjetable el derecho del pueblo a su libertad y a su propia conservación cuando se le amenazan sus valores, se atenta contra sus principios, sus logros y conquistas, sus derechos irrenunciables y su propia existencia ética y política alegando consideraciones esenciales tal y como lo hicieron nuestros fundadores al citar, por ejemplo, el pensamiento de Gaspar de Jovellanos quien reconoció el derecho del pueblo de: “defenderse a sí mismo, y de consiguiente adquiere un legítimo aunque extraordinario derecho de insurrección”, o también de Locke quien explicaba como: “los grandes desaciertos en los que administran” son los que desencadenan las revoluciones o, finalmente, la afirmación de Montesquieu quien resaltaba que: “las naciones solo pueden salvarse por la restauración de sus principios perdidos”.

Por último, como corolario de los fundamentos doctrinarios de nuestra República, tal y como lo señala el preliminar de la Constitución de 1811, a nombre de Dios mismo y por decisión de nuestro pueblo, “deseando establecer entre nosotros la mejor administración de justicia, procurando el bien general… sostener nuestra Libertad e Independencia Política…” entre otras, se fijaron las condiciones del Pacto Federal venezolano: la defensa mutua de sus intereses, la preservación de sus valores políticos, la división de los poderes que: “no podrá jamás hallarse reunido en sus diversas funciones” como rechazo a la opresión, al despotismo y a la tiranía y la determinación de los deberes y  subordinación al pueblo de la autoridad general, obligaciones que “inviolablemente” debían respetar los gobernantes y defender los ciudadanos por mandato superior de la Ley y de la Soberanía Nacional.

Fuente:
http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/fundamentos-venezuela-independiente_660397
Ilustración: Juan Lovera.

lunes, 29 de junio de 2015

PASAJE HISTÓRICO

Érase la plena independencia
Guido Sosola


Marcando una pauta continental, la independencia venezolana arrancó de la plenitud de la deliberación inicialmente municipal. Luego de los consabidos acontecimientos de 1810, creado el principal partido de propulsión, no otro que la Sociedad Patriótica, tuvimos un congreso constituyente.

Congreso que el 5 de julio de 1811 no sólo declaró la independencia plena, sino que parió una Constitución que, para su tiempo, fue expresión de una modernidad que llegaba con retraso. Carta ésta que, con el indebido anacronismo de siempre, fue tan mal juzgada por todos los que legítimamente, por ejemplo, aspiraban a la definitiva liquidación de la esclavitud, aunque señalaba el camino para hacerlo – por cierto – adelantándose quizás a los modos de producción.

El caso está en que ese Congreso reivindicó la deliberación de todos los sectores alfabetizados y semialfabetizados de la injusta sociedad de entonces, siguiendo el ritmo que la política – fundamento de la experiencia -  reportaba con pasión.  Prontamente, asomada la guerra que nos tragaría por completo, quedó pulverizada – por lo menos – en la dimensión que había alcanzado.

Un par de  obras de Giovanni Meza Dorta, “Miranda y Bolívar. Dos visiones” (Bid&Co., Caracas, 2007) y “El olvido de los próceres. La filosofía constitucional de la Independencia y su distorsión producto del militarismo” (Jurídica Venezuela, Caracas, 2012), rompe el esquema. Lo que se vivió como extraordinaria y viva deliberación, concluirá como el apogeo de las irremediables dictaduras que, so pretexto de la guerra, molieron muchísimas e innovadoras posibilidades.

La pérdida de la Primera República supuso el sacrificio de toda la civilidad que aportó a su construcción, luego del golpe de Estado contra Francisco de Miranda. Los posteriores congresos constituyentes, algunos de ellos de dudosa representación y hasta de asistencia (o quórum), nunca supieron de la vivacidad de la polémica del parlamento de 1811 que también – motivo de celebración por el coraje de manifestarlo, aunque discrepemos – añadió la negativa de un diputado, procedente de La Grita  para tamaña declaración, salvando Maya el voto.

Reproducción: Realizaciones del Ministerio de Obras Púlicas, sede de la Cancillería. Billiken, Caracas, nr. 76 del 21/05/1921.
Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionnacional/23020-erase-la-plena-independencia