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lunes, 14 de junio de 2010

Política y archivística


EL NACIONAL - LUNES 14 DE JUNIO DE 2010 CULTURA/4
El foro del lunes
ELÍAS PINO ITURRIETA El historiador dice que el problema con los archivos es cultural y no político
«Chávez se está llevando el evangelio del culto al héroe»
El presidente de la Academia Nacional de la Historia considera que el mayor peligro que corren los documentos de Bolívar y Miranda es convertirse en herramientas de la política del siglo XXI
MICHELLE ROCHE R.

Hace una semana cesó la responsabilidad que tenía la Academia Nacional de la Historia sobre los 283 tomos del archivo de Simón Bolívar y los 63 volúmenes correspondientes a los de Miranda, según lo establecido en el decreto número 7375, publicado en la Gaceta Oficial del 13 de abril.

El anuncio del traslado de los documentos causó sorpresa entre los miembros de la Academia, pues ningún funcionario del Gobierno los había contactado previamente para informarles sobre la decisión. Sin embargo, no tuvieron problema en acatar lo dispuesto por el Ejecutivo.

Así, las gestiones para la mudanza comenzaron puntuales la primera semana del mes de mayo, cuando se formaron dos grupos (uno por cada organismo involucrado en el proceso) para evaluar el estado de los originales.

Mientras tanto, Carmen Bohórquez, viceministra de Cultura para el Desarrollo Humano, señaló: "De ahora en adelante todos los venezolanos y nuestroamericanos tendremos acceso a esa memoria de nuestras naciones, de valores de libertad, justicia y emancipación general". Ese fue el talante de las declaraciones de los miembros del Ministerio de la Cultura a este respecto durante los dos meses que duró el proceso.

El sábado de la semana pasada se firmó el acta que oficializó la entrega de ese patrimonio histórico al Archivo General de la Nación. La relación incluye el inventario y reporte de lo que hizo la Academia Nacional de la Historia con los originales mientras estos permanecieron bajo su custodia, así como datos de cuántas personas los usaron para sus investigaciones.

Menos de 24 horas después de la firma, funcionarios del Ministerio de Cultura trasladaron los papeles del Libertador y de Francisco de Miranda al Archivo General de la Nación. Fueron metidos en guacales y transportados en vehículos de seguridad del Banco Central de Venezuela.

"La última información inesperada de esta historia surgió el mismo sábado que firmamos el acta. Nos anunciaron que irían a la Academia Nacional de la Historia a las 5:00 de la mañana para llevarse los materiales. Resolvimos que ya no era responsabilidad nuestra, pues el decreto nos ordenaba entregarlos, pero no transportarlos, de manera que no presenciamos ese capítulo del itinerario", recuerda Pino Iturrieta, presidente de la institución.

Ese mismo día la Academia recibió una carta firmada por Bohórquez en la que le expresaba el "reconocimiento de la Comisión Presidencial para la Conmemoración del Bicentenario de la Expedición Libertadora de Francisco de Miranda" por el apoyo brindado.

Solicitaban permiso también para copiar el busto del Generalísimo que está en el Palacio de las Academias con el propósito de obsequiarlo a Trinidad.

Ante estos acontecimientos, el presidente de la Academia Nacional de la Historia pondera las consecuencias y los verdaderos motivos del traslado de los originales.

--El mes pasado, Carmen Bohórquez, viceministra de Cultura, expresó que ahora los archivos de Miranda y Bolívar sí serían accesibles al pueblo, ¿es que antes no lo eran? --Afirmar que la tenebrosa Academia Nacional de la Historia había secuestrado estos materiales es una ridiculez. Yo quisiera ver pronto las colas de usuarios en los alrededores del Archivo General de la Nación con intención de leer los documentos. Quienes buscan estos textos tienen un interés especial en ellos: son historiadores, politólogos, sociólogos o estudiantes.

--¿Cree que es una manera de usar la historia con fines populistas? --En este sentido, el decreto 7375 es mucho más explícito porque dice que la memoria debe mirarse de nuevo en su relación con las luchas populares de la actualidad, que comienzan en la Independencia o en la Preindependencia, es decir, en la época de Miranda y Bolívar. Allí hay un propósito de naturaleza política expresado directamente por el Presidente de la República.

--¿Es posible que con esta medida se cambie la historia? --Por supuesto que no. Hay maneras de acercarse al pasado que en cada época son diferentes. La gente del siglo XXI ve distinto el pasado a como lo vio la de principios del siglo XX o del siglo XIX, no sólo porque cada posteridad hace un propio reclamo, sino porque la historiografía va cambiando ella misma y te obliga a mirar distinto las cosas. De manera que sí es posible pensar en la existencia de una memoria que se va reelaborando progresivamente. Ahora, de allí a que el Presidente de la República diga que el 19 de Abril de 1810 fue un fenómeno cívico-militar hay una gran distancia, en ese caso tergiversó por completo lo que sucedió. Eso no es una visión nueva de la historia, eso es un escándalo. El 19 de Abril de 1810 es una victoria civil y su único protagonista militar fue Vicente Emparan, la víctima.

--No es casual que esto ocurra en el año del bicentenario...

--Claro que no, en el caso de Bolívar hay una liturgia y un culto alrededor del personaje.

El Presidente de la República se está llevando los originales del evangelio del culto al héroe, y estos, en las manos del nuevo profeta, son susceptibles de cualquier interpretación. Ya no se trata de un problema histórico sino de uno religioso; tampoco de enfrentar a la Academia con el Archivo General de la Nación, sino de trasladar los originales de las sagradas escrituras a la nueva iglesia cuyo pontífice es Chávez.

--¿Cuál es el mayor riesgo que corren los archivos ahora? --Los enemigos de los documentos antiguos están perfectamente identificados: el clima, el descuido, los roedores y el paso del tiempo. Los archivos de Miranda datan de la segunda mitad del siglo XVIII y los de Bolívar de la primera mitad del siglo XIX.

Por razones físicas, son susceptibles de desaparición. Ése es su peligro fundamental.

Agreguémosle a ese riesgo la politiquería. Los documentos pueden estar al borde de una conspiración que los convierta en herramientas de la política del siglo XXI, cuando sólo son testimonios de lo que pasó entre 1750 y 1830.

--¿Existen copias de estos archivos en otras partes? --Sí, completas. Hay en las universidades venezolanas y en la Academia de Historia de Colombia y en la de Ecuador, así como en la Biblioteca del Congreso de la ciudad de Washington, donde hay unos juegos completos de digitalización en el caso de Miranda y de microfilmes en el caso de los de Bolívar. Así, cualquier interesado puede acercarse a una de estas copias para ver en qué medida se está tergiversando la historia.

jueves, 3 de junio de 2010

Del insulto ilustrado


Procacidad ilustrada
Luis Barragán


Las descalificaciones, insultos u ofensas personales, lograron reemplazar todo argumento para dirimir las diferencias políticas.

Estas licuan otras pasiones, aún las más bajas, que creímos una vez definitivamente desterradas, pero vuelven hasta autorizar el propio regreso y sublimación del llamado canibalismo político, en los predios gubernamentales y opositores.

La agresión verbal ya no pertenece al redil de las manipulaciones emocionales, donde los seguidores de una u otra postura adquieren cierto sentido de identidad a falta de motivos más nobles y trascendentes. Es tal la descomposición, que los sectores más ilustrados libran una batalla con las peores armas de las que disponen, sobre todo cuando se trata del ejercicio y la conservación del poder.

Por ejemplo, el traslado de los papeles de Bolívar y Miranda al Archivo General de la Nación, suscita una lógica discusión que los decisores tratan de evadir sistemáticamente, incluyendo la curiosa circunstancia de la Academia Nacional de la Historia como una instancia misma del Estado. El asunto no estriba en las ventajas o fortalezas de uno u otro destinario, sino en la oportunidad que ha ofrecido para que se disparen los resortes del absurdo.

En efecto, en una y otra ocasión, Luis Felipe Pellicer se ha referido ya no al debate que versa sobre el traslado, sino a quienes manifiestan su disconformidad. Pretendiendo darle sobriedad al diferendo, toma a Germán Carrera Damas o Elías Pino Iturrieta, cita sendas parrafadas de antiguos textos, a objeto de señalarlos – por si fuera poco – como traidores, apelando por añadidura a los más escatológicos símiles que dicen prodigarle la prestancia de un sarcasmo, una ironía, una humorada talentosa.

Desconoce que llegan a las orillas de los remates de libros, las piezas más insólitas procedentes de las arcas bibliotecarias del Estado y, en lugar de hacer algo para impedirlo, como autoridad pública que es, Pellicer hace un lance espectacular: llegarán al caraqueño puente de las Fuerzas Armadas para construir otros puentes, permitiendo más adelante que las Lina Ron de este país discutan la cosa. Lo irónico está en que el director del Archivo General tuvo ocasión de exponer in extenso, como debe ser y es posible que sea, en un reconocido diario de la oposición.

La inteligencia puede causar estragos, tratándose del poder al que tercamente se aferra. Y, por cierto, bastará con apreciarlo a propósito la política museística en la nueva era de Farruco Sesto.

Fuente:
http://www.analitica.com/va/politica/opinion/1858215.asp