Evangelio Dominical: Juan Bautista
José Martínez de Toda, S.J.
La segunda semana de Adviento está a las puertas. El P. José Martínez de Toda S.J. (Venezuela) nos comparte su comentario dialogado sobre la lectura del Evangelio que se proclama el domingo 8 de diciembre, que corresponde al 2º Domingo de Adviento del año A (Mt 3, 3).
"Preparen el camino del Señor"
¿Es importante arrepentirse?
Fíjate en esta historia:
<Érase una mujer que fue expulsada del cielo. Al salir le dijeron que sería admitida de nuevo, si traía el regalo más querido por Dios.
Trajo gotas de sangre de un patriota que murió en la batalla. Trajo el dinero que una pobre viuda había dado a los pobres. Trajo la Biblia de un famoso predicador. Trajo el polvo de los zapatos de un famoso misionero. Trajo muchas reliquias de santos.
Ninguno de esos regalos era el que más le agradaba a Dios.
Un día vio a un niño que jugaba en una fuente. Un hombre a caballo se apeó para apagar su sed y, al ver al niño, recordó la inocencia y la alegría de su infancia. Miró al agua y vio el reflejo de su cara arrugada y endurecida, y toda su vida sucia y malvada pasó por su mente. Lágrimas de arrepentimiento llenaron sus ojos y regaron sus mejillas.
La mujer cogió una de esas lágrimas, la llevó al cielo y fue recibida con gran alegría por los ángeles y por Dios.> (Félix Jiménez, escolapio)
He aquí otra historia más corta:
<Érase un padre cuyo hijo estaba en la cárcel y a quien visitaba todas las semanas durante los últimos seis años. El hijo se negaba a recibirlo. Pero un día, siempre hay un día, el hijo le abrió todas las puertas, incluida la de su corazón. Este fue el mejor regalo de toda su vida.>
Fue otro hijo pródigo, que llenó de felicidad el corazón de su padre.
Dios también espera ese milagro de muchos de sus hijos.
Esto es lo que predicaba Juan el Bautista a los judíos: "Arrepiéntanse. Reformen sus vidas".
No ha habido un profeta en Israel por cuatrocientos años, y la gente está ansiosa de escuchar a un profeta.
¿Cómo se presenta Juan el Bautista?
No ha habido un profeta en Israel por cuatrocientos años, y la gente está ansiosa de escuchar a un profeta.
"Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura".
Iba vestido igual que Elías (2 Reyes 1:8). Los judíos esperaban que Elías regresara antes de la venida del Mesías (Malaquías 4:5), y la vestidura de Juan le identifica como el que cumple esa profecía.
La vestidura y dieta de Juan indican que él se ha adaptado a la vida del desierto. Su modesto estilo de vida también sirve de una protesta viviente contra todo egoísmo y desenfreno, frivolidad, descuido, y la falsa seguridad con la que mucha gente se apresura hacia su perdición.
Juan se presenta como un profeta.
¿Cómo era el bautismo de Juan y qué bautismo nuevo promete?
La gente que venía a escucharlo, confesaba sus pecados y Juan los hundía en las aguas del Jordán. Era un símbolo de limpieza y de renacimiento, de empezar de nuevo: del agua nace la vida. Estaban convencidos de que así preparaban la llegada del Mesías.
Pero Juan les anuncia el nuevo bautismo que traerá el Mesías:
"Yo les bautizo con agua para que Vds. se conviertan; pero el que viene detrás de mi puede más que yo, y no merezco llevarle las sandalias. Él les bautizará con Espíritu Santo y fuego".
Jesús bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. El Espíritu Santo llegará en Pentecostés (Hechos 2:38), y vendrá con fuego refinador, que destruye las impurezas y deja solo lo puro.
Muchos fariseos y saduceos se presentan también para ser bautizados.
Y Juan los llama "raza de víboras", hipócritas. No han mostrado 'frutos dignos de arrepentimiento'... De nada les sirven los ayunos... "Lo único que vale es la justicia y las obras del amor. Arrepiéntanse de sus pecados".
¿Y qué responden aquellos fariseos y saduceos?
Siempre encuentran explicaciones a su manera de vivir, siempre encuentran una justificación de sus pecados.
Por ejemplo, ellos dicen: "Tenemos a Abrahán por padre". Y se quedaban tan tranquilos.
Juan les avisa que su conexión con Abraham no les salvará.
Ya la segur está puesta á la raíz de los árboles" (v. 10).
A la hora de arrepentirnos, ¿conviene saber cuál es el pecado peor?
"Homo homini lupus" ("el hombre es un lobo para el hombre"), escribió el comediógrafo latino Tito Macio Plauto (254 a. C. - 184 a. C.).
Y todos repetimos: "El pez grande se come al chico"
En la sociedad hay dos tipos de personas: los opresores y los oprimidos. La línea divisoria puede ser el género, la etnia, la raza, la clase social...
Un grupo aparece como el lobo y el otro como el cordero.
¿Y cómo sería en este contexto el 'reino de los cielos', prometido por Juan y traído por Jesús?
Precisamente la Primera Lectura de hoy, de Isaías, nos presenta una escena idílica:
"El lobo habitará con el cordero, el puma se acostará junto al cabrito, el ternero comerá al lado del león y un niño chiquito los cuidará. La vaca y el oso pastarán en compañía y sus crías reposarán juntas, pues el león también comerá pasto, igual que el buey.
El niño de pecho jugará sobre el nido de la víbora, y en la cueva de la culebra el pequeñuelo meterá su mano". (Is 11, 1-10).
El reino de los cielos, al que nos invita Isaías, Juan el Bautista y Jesús, es que todos podemos estar bien sin necesidad de que haya vencedores y vencidos.
Para estar bien, no se requiere eliminar a los demás.
El texto de Isaías podría terminar así: "Y todos desde entonces vivieron felices", mientras oramos: "Venga a nosotros tu Reino", este Reino descrito por Isaías.
Fuente:
https://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-juan-bautista-4
Ilustración: Ramón Chirinos detalle (FIA 2013).
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sábado, 7 de diciembre de 2019
domingo, 9 de enero de 2011
hijos, discípulos, templos, miembros

NOTITARDE, Valencia, 9 de Enero de 2011
El bautismo de El Señor (Mt. 3,13-17)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
Celebramos hoy la fiesta del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo, con lo cual cerramos el tiempo de Navidad. Esta fiesta nos relata el acontecimiento que sucedió a las orillas del Jordán, cuando Jesús fue bautizado por Juan y se destaca los hechos maravillosos que ocurrieron en ese momento, con lo cual se pone de manifiesto que el tiempo mesiánico está presente y ha sido inaugurado en la persona de Jesús, el Cristo. El bautismo representa una nueva manifestación de Jesús al pueblo de Israel, ya que antes, en su nacimiento, se había presentado a Israel y al mundo en su epifanía. En ese día se manifestaba a los reyes magos, al pueblo de Israel y al mundo entero como el "rey de los judíos" y el Mesías Salvador anunciado por los profetas. Ahora, al comenzar su ministerio y vida pública en Israel, a través de su bautismo es proclamado ante el pueblo judío, como el Hijo de Dios en carne mortal. Jesús se manifiesta como el Ungido, el Mesías o Cristo, el Hijo de Dios, el Señor que vencerá a la muerte y el pecado con su resurrección, el Salvador de toda la humanidad. Pues su bautismo no es un bautismo de conversión, ya que Él es igual a nosotros menos en el pecado, sino que anuncia su Pasión, Muerte y Resurrección (Hb.4,15).
El bautismo de Jesús es narrado por los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), pero no por Juan que implícitamente lo supone (1, 29-34). Así el bautismo de Jesús representa un acontecimiento histórico y al mismo tiempo una profesión de fe de las primeras comunidades cristianas que contemplan a Jesús como el Hijo de Dios encarnado y los evangelistas con el lenguaje apocalíptico y el estilo de las grandes manifestaciones de Dios en la historia, presentan y dan relieve a la fe de aquellos que siguieron a Jesús y creyeron en sus palabras y acciones y que a la luz de la resurrección comprendieron en plenitud.
El bautismo de Juan era un bautismo penitencial y preanunciaba el bautismo cristiano que otorga la dignidad de Hijo de Dios y el don del Espíritu Santo a quien lo recibe. En efecto, el acontecimiento que sucede en el Jordán pone ya de manifiesto la presencia de la Trinidad (El Padre, el Hijo y El Espíritu Santo), ese Dios Uno y Trino manifestado y revelado en Cristo y por el que ahora y en su nombre serán bautizados muchos.
Al Jesús solicitar el bautismo a Juan está reconociendo entre otras cosas su autoridad moral y su autoridad profética, aquella de ser el precursor del Señor y quien señalaría al Mesías entre los hombres.
En el Bautismo de Jesús Dios se manifiesta a los hombres, el Padre habla y presenta la alta investidura de aquel hombre Jesús que el pueblo contempla, el cual no es un simple hombre, sino el Hijo de Dios enviado a anunciar la buena noticia de la salvación a toda la humanidad. El Espíritu Santo se posa sobre Él como señal de su habitual permanencia y como garantía que los tiempos mesiánicos han sido inaugurados y que queda superado el bautismo de Juan y ahora bajo el signo del agua recibirán los hombres el don del Espíritu Santo.
Nosotros hemos sido bautizados en el nombre de la Trinidad, hemos recibido el Espíritu Santo de Dios, con lo cual hemos sido convertidos en hijos de Dios; estamos sellados por su amor y gracia. El bautismo nos recuerda que debemos morir al pecado y vivir en la condición de hijos amados de Dios y al mismo tiempo nos recuerda nuestra misión en el mundo; al estilo de Jesús. Para esta urgente, necesaria y difícil tarea Dios nos fortalece con su Espíritu Santo para poder manifestar al mundo el camino que conduce a la felicidad plena y a la vida eterna.
Nuestro bautismo es un signo de la predilección de Dios, de su amor por nosotros, no es una carga, sino un don que nos garantiza la amistad y estrecha vinculación con el Dios amor revelado en Cristo. Por eso, nuestra respuesta tiene que ser una respuesta de amor a Dios y a toda la Iglesia, a toda la comunidad de bautizados, nuestros hermanos, especialmente los más pobres.
Por el bautismo somos Hijos de Dios, discípulos de Jesucristo, templos del Espíritu Santo y miembros de la gran familia de la Iglesia Católica, como siempre lo recuerda el Cardenal Urosa.
Ida y retorno: oremos por nuestros obispos que están reunidos en Asamblea Ordinaria para que la luz del Espíritu Santo les ilumine y puedan seguir guiando al pueblo de Dios a ellos encomendado y puedan orientarlo en estos momentos difíciles que vive nuestra patria. Que la Iglesia siga siendo en medio del mundo ese faro de luz que indica a los hombres donde se encuentra el camino que conduce a la salvación.
La próxima semana hablaré sobre el tema del aborto y el por qué la Iglesia se opone a ello, respondiendo así a varias preguntas que algunos de mis lectores me han realizado sobre el tema. Adelanto que Dios es un Dios de vida y el ser humano tiene una gran dignidad que comienza desde el mismo momento de la concepción. Todos tenemos derecho a vivir, esto es fundamental.
Ilustración: http://www.creativeexchange.org.uk/deirdre.html
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Joel de Jesús Núñez Flautes,
San Mateo 3: 3-13
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