lunes, 31 de julio de 2017

DIARIO BYTE, DIARIO



Fatuous sinistram

Guido Sosola

Indignado por los resultados oficiales de la tal constituyente, inmediatamente intentamos razonar nuestro enojo en las redes sociales. E, incluso, agradecimos una nota de solidaridad del dirigente democristiano chileno Humberto Burotto, siempre tan expresamente consecuente con el pueblo venezolano, aunque – es el caso - produjo algunas contradictorias reacciones de sus compatriotas de evidente afiliación marxista.

Se dijo, por ejemplo, de la celebración de una jornada masivamente concurrida que subrayó la vocación pacifista de lo que ha sido y es una dictadura, citando un portal – por cierto – desconocido entre nosotros. Cierto, no debimos engancharnos en una polémica fatua, propia de los escasos caracteres en boga, porque – eso creemos – es demasiado evidente que la sola jornada generó una inmensa represión con un saldo inconcebible de muertos y mal heridos, la soledad de los escasos centros de votación contrastó con la multitudinaria asistencia al consabido plebiscito opositor de inédito cuño del 16-J, desembocando en una adulteración gigantesca de las cifras que Nicolás Maduro todavía no logra ni logrará justificar, pretendiendo instalar su espuria asamblea constituyente.

No entendemos todavía cómo esa izquierda marxista internacional puede tragarse la versión de un socialismo del siglo XXI, de la guerra económica y de todo lo demás que ha inventado con el auxilio  de los servicios cubanos de inteligencia. Sobrando el testimonio de una tragedia, recurren a las más obscenas simplificaciones, negados a indagar en las fuentes independientes para ponderar adecuadamente la situación de un país petrolero que no sólo, increíblemente, ha quebrado por obra del único gobierno que ha tenido en la presente centuria, sino que exhibe tasas impresionantes de homicidios prematuros y violentos, hundido en la corrupción y el narcotráfico, propagando la censura y el bloqueo informativo.

Si fuere el caso, podría esa izquierda borbónica, como la llamó Teodoro Petkoff, por lo menos intentar un análisis que pudiera transitar a los Ralph Miliband, Tony Negri, César Rendueles o Fred Moseley, por citar algunos nombres, para entregarnos alguna aproximación más sobria de la capilla ideológica, cada vez menos escuela, ofreciendo una interpretación válida para el debate necesario. A guisa de ilustración, la dictadura venezolana, cuyo nivel de sofisticación ha perdido para sincerarse como una experiencia de la barbarie, tiene por soporte el lumpen-proletariado que ha producido tan insignemente, muy lejos de algún arraigo en la carcomida clase obrera que la ha padecido y desprecia, con el soporte de un Estado Cuartel. Y quien dice lumpen, dice fascismo.

Lo  peor es que, por diferentes que sean las realidades, cualquier pueblo del mundo puede vivir esta enorme estafa que sufrimos los venezolanos, aunque – lo sabemos – nadie aprende en cabeza ajena, según la sentencia popular. Ojalá recapaciten esos sectores que hasta involuntariamente, llevan a Stalin en la más íntima de sus fibras.

01/08/2017:

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