jueves, 20 de julio de 2017

DE OCUPADOS TÍMPANOS



Aures habent et non audient

Guido Sosola

La tal constituyente dice acercarse y, aunque tienen oídos, sus envalentonados promotores dicen no escuchar. Al violentar la Constitución que los legitimó alguna vez, independientemente de lo que creamos respecto a aquél 1999, pierden lo poco que les queda en esa rifa lanzada por Nicolás Maduro para mantenerse a como dé lugar en el poder, abrir algunas puertas para que otros de los suyos regresen al ruedo político e, incluso, los más ingenuos partidarios prueben la pequeña ventana que se les ofrece para acceder o intentar acceder a todo lo que se les ha negado por estos años, por más que el fanatismo haya sido su mejor estandarte.

Las grandes mayorías del país, firmes y decididas, aunque sientan el peso macabro de la represión, saben que están ganando la pelea, a un precio demasiado alto, comprendiendo que la existencia misma de la República está en juego, ya que – en definitiva – es la existencia propia.  Al momento de suscribir estas notas, no está clara la programación de los actos oficiales, añadido el desfile militar que, con todo, fue tradición por esta fecha. Y es que poco importa, ya a que los sordos del poder establecido   nada les importa, siendo los que han ultimado la independencia venezolana sobre la cual huelga comentar en un siglo XXI al que nos falta todavía por llegar.

El plebiscito convocado por la oposición para el 16 de julio venidero, está acuñado por un 5 de Julio que estamos aprendiendo a reivindicar, ya lejos de los privilegios y comodidades que el petróleo prodigó. Venezuela no nació de un barril de  pólvora, sino – precursora continental – lo hizo a través de un Congreso General. Vale decir, nació de un acto de deliberación. Y, con todas sus fallas, con una Constitución que, a nuestro juicio, esencialmente ha sido la misma, modificada veinte y tantas veces a lo largo de la historia, de las más avanzadas para la  época: ¿quién puede pedirle que ipso facto la Carta de 1811 permitiese la elección universal, directa y secreta de los gobernantes, que superara por decreto el modo de producción esclavista, que previera el cambio climático y el habeas data?

Disculpándonos por la digresión,  fue un paso fundamental  de la civilidad de entonces, la que luego se tragó la guerra, extraordinariamente valiente, e, incluso, con un diputado disidente, como José Vicente de Maya, proveniente de La Grita, que interpretó su representación como un simple y estricto mandato. Quienes declararon la independencia, no cupieron todos en el celebérrimo cuadro de Juan Lovera, hecho muy después, mas hicieron historia. Y quizá porque, en un momento determinado, en la vida política no están todos los que son ni son todos los que están.

El acto unitario de la oposición por el cual convoca al plebiscito, con sus Maya agazapados o abiertos, se acerca bastante al de aquél 5 de Julio y, cuando la historia consiguiente hable, estarán todos los que son y serán todos los que  están, en la calle y en el tintero infatigablemente, pensando y haciendo.  Demasiado diferentes a los realistas de esta hora, sí, los que pelean por los reales que quedan en las bóvedas del Estado, que ensayan con una lotería destinada al fracaso: la tal constituyente. Demasiados cercanos a los presos y perseguidos de ahora.

Reproducción y breve nota GS: Desfile militar en el hipódromo de El Paraíso. El Universal, Caracas, 1913. Evidentemente, la Oradora de Orden, Inés Quinterro, erró al referirse a los desfiles milutares alusivos del 5 de julio, propio de los años '40.

05/07/2017:

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