El contraste con el pasado más y menos remoto, es dramático. Acá se sabían de las cifras en relación a las reservas internacionales, epidemias, inflación, escolaridad, delincuencia. Para 1948, la prensa publicaba lo que teníamos en oro. Y, sobre todo, con una prensa libre y una efectiva división de los órganos del Poder Público, la polémica no tardaba si los guarismos lucían contradictorios. El tal socialismo del siglo XXI nos conduce, ya estamos padeciéndola, hacia la sociedad de la desinformación (LB).
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