La doble ironía
Luis Barragán
La directiva del congreso del PSUV, disfrazado de constituyente, en sesión
continua, intenta cumplir con el encargo miraflorino de barrer con la Asamblea
Nacional. A todas luces, apenas, se trata de una tarea complementaria a la
convocatoria y manipulación de las elecciones regionales y el afianzamiento de
la cúpula militar, en el marco de una
paciente estrategia diseñada para blindar a una dictadura que tiembla con las
calles que inexorablemente ha perdido, peligrando el propio y atrevido modelo
de negocios en el que ha convertido al Estado o lo que queda de él.
Preferida antes una vía repentina y brutal, ensaya el cierre del parlamento
por goteo, buscando – ante todo – desmoralizarlo, en medio de la indiferencia
del país que lo votó. En mejores
condiciones, estrenándose el régimen hacia 1999, no le fue fácil hacerlo,
debido a la firme resistencia de los otrora senadores y diputados, a pesar de
las represalias, ocurriendo sólo al refrendarse la Constitución, por lo que,
trapeando la puñalada, hoy combina el asedio y ataque terrorista de sus grupos
militares, la pausada ocupación militar del resto del Capitolio Federal, con
decretos de una infame asunción dizque de las funciones legislativas,
establecimiento de un tribunal comunista de inquisición que aplicará
mediáticamente el suero de la verdad, o las otras trompadas que la gavilla
pueda idear.
A pesar de todos los errores, fallas, equívocos y acusaciones, la actual
Asamblea Nacional ha marcado un precedente histórico, pues, sin presupuesto ni
salarios, los muchos impedidos de transportarse aéreamente, ya automóviles
personales para surcar las carreteras, con limitaciones al hospedarse en la
ciudad capital, no abandonan su trabajo. Por cierto, entendemos, la ocupación
del Palacio Legislativo no es la que concede nuestra legitimidad, sino los
millones de votos que hicieron posibles 112 – no, 109 – curules. Sin
embargo, moviéndonos en el terreno de
las percepciones, desarmados y pacíficos, debemos defender la sede en todo lo
posible para que no se confunda con una cobarde entrega.
La tal constituyente ocupó el hemiciclo protocolar, atravesó un parabán y a
la Guardia Nacional, aunque – por la visita de los embajadores – en la última
sesión cuidó de retirarlos momentáneamente, planeando invadir el resto de los
espacios al pasar las horas. Y, aunque sorprendió al mismo personal chavista
que laboraba en el lugar, expulsándolo, se hizo del Museo Boliviano, sin el
inventario de bienes, dibujando un vulgar asalto a lo que será el escenario del
previsto tribunal de sus tormentos. Sin embargo, saben muy bien que fracasarán,
dependiendo del filo de las bayonetas – por definición – ajenas, pues, la
historia suele ser mordaz, implacable y burlona.
Una doble ironía con rango, fuerza y valor de ley, como la de gravitación
universal, los angustia: las dictaduras suelen violentar las constituciones que
se dan y las dictaduras suelen superarse
con las mismas constituciones que se dieron.
Claro, nadie dijo que la cosa es fácil.
21/08/17:
http://www.entornointeligente.com/articulo/10500035/VENEZUELA-Luis-Barragan-La-doble-ironia
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