Evangelio Dominical: Sobre el agua
José Martínez de Toda, S.J.
Comentario al Evangelio que se proclama el 19° Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo A, correspondiente al domingo 13 agosto 2017. La lectura es tomada del Evangelio según San Mateo 14, 22-33.
"¡Señor, sálvame!"
¿Se puede caminar sobre el mar?
Un turista quería darse ese paseo, y el de la barca le dijo que el precio era 50 dólares.
-"¡Cincuenta dólares!", exclamó el turista. "Ahora me explico por qué Jesús fue caminando.">
¿Cómo ocurrió eso?
Inmediatamente después de la multiplicación de los panes (Mt 14,13-21), Jesús mete a sus discípulos en la barca a toda prisa para que vayan a la otra ribera, mientras él despedía a la gente y se enteró en el monte.
Dice el texto paralelo en Juan: "Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo" (Jn 6,15).
La gente, al ver la multiplicación de los panes, se dijo: "¡Por fin tenemos un Mesías poderoso que será nuestro rey y nos librará del yugo opresor!". Y lo quieren proclamar rey.
Pero ésta no era la intención de Jesús al multiplicar los panes. El milagro no tenía un motivo político. Lo hizo para mostrar que el Reino del amor, del servicio, de la fraternidad y del compartir estaba ya aquí con Él.
Además, Herodes ya se había fijado en Jesús de forma poco amigable (14:1-12). Si ahora, la multitud habla de hacerlo rey, Herodes se pondría aún más celoso.
Por eso hace que sus discípulos se vayan en seguida a la otra orilla, para que no caigan en la misma tentación de proclamarlo rey.
Y al quedarse "apartado" y "solo", se va al monte a orar. Allí estuvo orando desde el atardecer hasta la madrugada. Jesús recurre a la oración en los momentos difíciles. Quería aprender del Padre lo que debía hacer y decir en aquel momento.
Acude a su Padre para conservar su auténtica identidad de Hijo y reforzar su proyecto, que es el del Padre, muy distinto al de las pretensiones humanas.
¿Y cómo les fue a los Apóstoles en el mar?
Mal. La barca era sacudida por grandes olas, porque además el viento era contrario.
La barca ya estaba lejos, a unos seis kilómetros de la costa, casi en medio del mar.
Los discípulos comienzan a sentirse impotentes, y temen un naufragio inminente.
Pero Jesús viene como en su rescate caminando sobre el mar poco antes de la madrugada.
¿Cómo reaccionan los discípulos?
Cuando los discípulos ven a Jesús sobre las olas en medio del mar, sienten miedo de Él. Pocos días antes Herodes había decapitado al Bautista. Al ver ahora a Jesús caminando sobre el mar, piensan que es un fantasma, el espíritu del asesinado: "¿Será que Herodes asesinó a Jesús, como a Juan el Bautista?". Pero Jesús les grita:
"¡No tengan miedo! ¡Soy yo!"
La frase "soy yo" es el nombre de Dios (Éxodo 3:14). Es la identidad de Jesús, como Hijo de Dios (4:3, 6; 8:29; 14:33; 26:63; 27:40, 54), Emmanuel, Dios con nosotros (1:23).
Al oír esto, Pedro salta de alegría, reconoce a Jesús y le grita:
– "Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua". Y Jesús le consiente:
– Ven.
Pedro baja de la barca inmediatamente, y echa a andar sobre el agua hacia Jesús. Pero, al sentir la fuerza del viento, le entra miedo, empieza a hundirse y grita:
– "¡Señor, sálvame!" (Son palabras del salmo 69,2 ss.)
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
– ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
Y Jesús «lo asió de la mano». Es el fortalecimiento y seguridad de Jesús.
La presencia salvadora de Dios no consiste en que no haya tempestades, sino en que Dios se hace presente en medio de ellas.
Jesús y Pedro suben juntos a la barca y la tempestad se calma. Jesús hace que el viento amaine.
Y los discípulos le confiesan: "Verdaderamente Tú eres el Hijo de Dios".
¿Tiene alguna simbología la tempestad?
En las películas, cuando se acerca una tragedia, ponen la escena de noche y en medio de una tormenta de lluvia y truenos.
En la Biblia la lluvia, la tempestad y la noche son también símbolos de inseguridad, angustia y muerte. Así aparece en los salmos (cf. Sal 18,16ss; 32,6; etc). Las aguas son el símbolo de la furia, de las fuerzas del mal, de la sed de venganza y pasión.
En la literatura bíblica, el mar frecuentemente es representado como el lugar donde habitan las fuerzas demoníacas y hostiles a Dios. Tener dominio sobre el mar es prerrogativa de Dios.
Mateo había identificado a Jesús antes como Emmanuel, Dios con nosotros (1:23), y ahora lo presenta como algo sobrenatural, sugiriendo que Jesús de alguna manera es Dios.
Cuando todos los medios humanos fracasan, es cuando acudimos con fe a Dios, y muchas veces nos ayuda en esos momentos críticos de forma casi milagrosa.
¿Qué podemos aprender de este evangelio?
1-La barca parece representar a la iglesia, golpeada por las tentaciones, pruebas y persecuciones. Es uno de los símbolos más antiguos de la Iglesia. Jesús aparece como el defensor de la Iglesia, que salva a los que claman a Él en fe. Este pasaje nos da mucho consuelo.
2-Aquí se ve la importancia de la fe. Mientras Pedro se fía de Jesús, camina sobre el agua. Pero se hunde en el momento que duda, cuando tiene miedo y ya no se fía de Jesús.
3- Jesús está presente en medio de la tormenta. Esto nos da seguridad: "¡Confíen, soy yo, no tengan miedo!"
4-Todos estamos llamados a caminar al encuentro de Jesús.
Fuente:
http://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-sobre-agua-0
Cfr.
Isabel Vidal de Tenreiro: http://www.elimpulso.com/opinion/buena-nueva-confiamos
Mons. Antonio José López Castillo: http://www.elimpulso.com/opinion/arquidiocesana-confiemos-siempre-dios
Ilustración: Horacio Cardozo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario