domingo, 20 de agosto de 2017

SOBRECARGA


Canibalismo político
Luis Barragán

Tras el atentado de Barcelona, Xavier Vidal-Folch suscribió un texto para El País de Madrid, por el cual demanda una mayor sensatez, eficacia y unidad de las distintas corrientes políticas frente a la situación que confronta España.  Sin embargo, interpretando un sentimiento generalizado, por lo demás, tan justo como urgente, lo percibimos todavía como un planteamiento etéreo (*).

Algo semejante ocurre en Venezuela,  según el lugar común cultivado por  los más variados intérpretes, analistas y comentaristas que abren – quizá involuntariamente -  su equipaje personal al tratar de abordar cada coyuntura. Probable reminiscencia del viejo mito de la unidad de la familia venezolana que sirvió de pretexto para cualesquiera aventuras golpistas, no tienen por costumbre la de profundizar en el análisis, prefiriendo flotarlo con sus intuiciones, prejuicios y ocurrencias.

Tenemos la impresión que, en el fondo, se pretende la imposible uniformidad, efectismo y dogmatismo, por obra y fuerza de las circunstancias que suelen prolongarse. Cierto, hay emergencias inaplazables que requieren del consenso necesario, concreto y confiable, pero éste no depende de la imposición a rajatabla de una línea, o el iluminismo mediático de los más osados, sino de reglas, procedimientos y compromisos que acojan y sinteticen el inevitable pluralismo político.

Vidal-Folch, a quien leemos con cierta regularidad para la coincidencia y la discrepancia, nos debe una consideración más profunda del problema, cosa que ya no la pedimos de otros que garabatean las redes en este rincón del mundo.  Los partidos, incluyendo a los voceros que reclaman una condición de independientes, como el sector especializado de la sociedad civil en el ámbito político, ejemplifican la anomia que nos embarga, pues, reacios a la discusión ordenada y organizada, optan por una competencia desleal que los lleva al burdo canibalismo que una vez dijimos desterrar al reiniciar la experiencia de la democracia representativa al finalizar los cincuenta del XX venezolano.

El problema esencial, además de la terrible realidad de una dictadura, no estriba siquiera en el dilema que ella colocó, detonando la acera opositora con los comicios regionales, sino en la imposibilidad de una consulta y discusión interna, la unilateral decisión de los factores que en 2015 se beneficiaron de unas jornadas valientes, como las de 2014 que por entonces renegaron, incurriendo en un canibalismo despiadado. Es válido e indispensable alzar las banderas de la sensatez, eficacia y unidad, pero – entre nosotros – el planteamiento obliga a enunciar los específicos asuntos que esconde el llamado, como – entre los españoles – habrá condiciones, elementos y factores encubiertos, urgidos de ventilar.
Pieza: Maurizio Cattelan.


20/08/2017:

No hay comentarios:

Publicar un comentario