miércoles, 30 de agosto de 2017

BIBLIOCIDIO



Hacia la sociedad ágrafa

Luis Barragán

En todo lo que le es posible, las novelas de Leonardo Padura reportan la viva cotidianidad cubana. A la implacable dictadura se suman las estrecheces que ya no sorprenden al venezolano, respirándolas con la tristeza que suele amasarlas.

Un título en particular, “El hombre que amaba a los perros”, trata de la conocida tragedia de Trotsky. El autor rinde testimonio de todas las limitaciones bibliográficas que sorteó para concebir y desarrollar una obra interesante, sobre todo por la recreación de Mercader, agradecido y condecorado en privado, en la Unión Soviética de sus postreros años.

El lector más o menos avisado, puede percatarse de esas limitaciones y dibujar la situación real del mercado editorial cubano, si es que puede llamársele tal. Excepto los textos escolares de dudosa calidad, interesadamente ideológicos, las bibliotecas públicas y privadas deben velar por un promontorio gigantesco de propaganda por el que se cuela uno que otro viejo e insigne libro.

Ya no es mucha la distancia con la Venezuela actual, galopantemente aislada de cualquier novedad científica, técnica o literaria, quebradas cada vez más las librerías, por cierto, también reducidas a precarias papelerías de ocasión. Las bibliotecas públicas están atiborradas del basural oficialista que rinde culto a la personalidad del consabido antecesor en pugna con un sucesor que no aporta las más elementales ideas que el mero ejercicio del poder suscita.

El régimen que dijo superar el analfabetismo en tan corto tiempo, todo un decir, aspira y nos conduce a la sociedad de ágrafos que le es tan indispensable.  Por ello, en el momento más inesperado, cortará o reducirá dramáticamente la interconectividad, privándonos de los magníficos PDF gratuitos que todavía llegan a través de la red de redes, pues, no hay divisas para otras exigencias.
28/08/2017:

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