José Martínez de Toda, S.J.
Comentario dialogado al Evangelio que se proclama el 21° Domingo del Tiempo ordinario, ciclo A, correspondiente al domingo 27 de agosto de 2017. La lectura es tomada del Evangelio según San Mateo 16, 13-20
"¡Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo!"
¿Te ha tocado alguna vez comprometerte con algo o alguien?
-¿Qué me quiere decir?, le preguntó el sacerdote. El negociante le respondió:
-En los negocios, si usted quiere triunfar, tiene que conseguir que la gente firme en la línea al final de la página; si no, pronto estará fuera de los negocios.> (Félix Jiménez, escolapio). También al amor entre novios culmina con un compromiso escrito que hay que firmar.
En el evangelio de hoy la firma la puso Pedro, cuando dijo afirma ante todos con plena autoridad: - "¡Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo!"
Una declaración como la de Pedro requiere compromiso. Cuando uno ha dicho 'Cristo', 'Mesías', uno está comprometido a seguirlo, sin importar a dónde pueda guiar ese seguimiento. Cuando nos bautizamos, nos inscribimos en el libro de la parroquia. Allí queda nuestro nombre con testigos y todo.
Mesías significa "ungido." Los judíos sólo ungían a los sacerdotes, a los profetas, y a los reyes. De esta forma Pedro reconoce que Jesús es sacerdote, profeta, rey e Hijo de Dios.
¿Cómo ocurrió esto?
Un día Jesús estaba en Cesarea de Filipo (v. 27a), al norte y al pie del Monte Hermón.
Y preguntó a sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?".
A esta especie de 'encuesta de opinión', los discípulos respondieron: "Unos dicen que Juan el Bautista; otros que Elías; otros que alguno de los profetas" (vv. 27-28).
Como diciendo: "Jesús es un Gran Hombre, pero no el Mesías."
Para muchos el Mesías, como sucesor de David, sería un militar, que echaría fuera de Palestina al ejército romano, restableciendo la gloria de Israel y abriendo paso a una edad de oro. Y veían que Jesús no se inclinaba por el poder ni la fuerza.
Pero Jesús quiere aclarar este punto con sus discípulos, y les pregunta de nuevo: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"
Como diciendo: "¿Soy un simple hombre, o soy el Mesías?"
¿Qué responden los apóstoles a esta segunda pregunta?
Pedro se convierte aquí en vocero de los apóstoles. Y da la respuesta correcta:
- "Tú eres el Cristo, el Mesías, el hijo de Dios vivo». (v. 29).
La respuesta de Pedro suscita admiración y gozo en Jesús.
Jesús felicita a Pedro por su respuesta, y le asegura que lo que él ha dicho es por una revelación directa de Dios. Es fruto de una fe sin ambigüedades.
¿Qué es para tí Jesús?
Muchos no han oído hablar de Él. A otros no les interesa. Para muchos probablemente Jesús es un personaje histórico famoso, un líder, un idealista, un reformador, un Jesús Superstar...
Para mí y para muchos Jesús es el Señor, el Dios de nuestras vidas, el tesoro escondido y precioso por el que vamos dando gota a gota nuestras vidas, la respuesta a muchos interrogantes, el Maestro Camino, Verdad y Vida, la suprema razón de nuestro existir...
Jesús es lo mejor que ha existido a todo nivel. Jesús fundó la civilización del amor, dejando atrás la cultura de la venganza, del 'ojo por ojo y diente por diente'. Él representó un avance en la civilización, y aún el mundo no ha llegado a los niveles exigidos por Él. Nos falta mucho camino como individuos y miembros de la sociedad. Nuestra misma democracia podría mejorar mucho, si siguiéramos sus consejos.
La confesión de fe firme y abierta de Pedro le ofrece a Jesús la ocasión para manifestar la misión que quiere confiar a su discípulo, a Pedro.
¿Qué misión confía Jesús a Pedro?
En la cultura judía el nombre indicaba la misión recibida de Dios.
Por eso Jesús le cambia el nombre. Antes se llamaba 'Simón'. Ahora lo llamará 'Pedro', es decir, Piedra, Roca. Y le dice: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y las puertas del infierno – no prevalecerán contra ella – no la derrotarán».
¿A qué 'piedra' se refiere Jesús aquí?
Los protestantes interpretan la frase diciendo que la roca es la fe que Pedro muestra cuando hace esta confesión. Los católicos pensamos que aquí se refiere directamente a Pedro, que, lleno de fe, es la roca, sobre la que Jesús construiría su iglesia.
En años recientes ha existido un movimiento hacia el centro en estas dos interpretaciones. Muchos están ahora más dispuestos a reconocer el lugar especial de Pedro.
Ciertamente, Jesús es el líder principal de este nuevo pueblo de Dios, la piedra angular (Mt 21, 42). Y Pedro está al lado, pues sobre él Jesús erige la Iglesia.
La palabra "iglesia" (del griego ekklesia) significa asamblea, reunión.
¿Cómo se entiende que Jesús sea la piedra angular?
Los arquitectos podrían explicarlo mejor.
Jesús construye su Iglesia, y Él es el globo o piedra angular, y los demás somos los globos o ladrillos del edificio, unos con más responsabilidad que otros.
Y el Señor confiere a Pedro la misión de "atar y desatar", dándole "las llaves del Reino de los cielos". "Las llaves" indican la función de discernir, de juzgar y perdonar, según la voluntad de Dios, revelada por Jesús al servicio del reino de las Bienaventuranzas (cf. Mt 5, 3-8).
Es un "poder" de servicio dado a Pedro, y en él a la Iglesia, para la salvación y liberación de los hombres.
Fuente:
http://radioevangelizacion.org/noticia/evangelio-dominical-cesarea-filipo-1
Cfr.
Isabel Vidal de Tenreiro: http://www.elimpulso.com/opinion/buena-nueva-siquiera-demonio
Ilustración: Monica Hansebakken.
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