De la infopolítica en boga
Luis Barragán
03/03/14
“Las nuevas tecnologías cuestionan
la importancia de los emplazamientos
geográficos (los equipamientos tradicionales
del poder) en la definición de las relaciones
sociales y de las entidades culturales”
Alejandro Piscitelli (*)
Consabido, las actividades decisivas de la oposición cuentan con la ventaja de una militante interconectividad, pues no existen oportunidades para la promoción radiotelevisiva, escaseando el papel periódico para una prensa amenazada y censurada. Y no sólo la concurrencia ha sido masiva y espontánea, sino que, convincentemente participados, los eventos convocados adquieren también significaciones insospechadas.
Por ejemplo, la herramienta ha sido fundamental para la Movida Parlamentaria trastocada en Ciudadana. Las exitosas asambleas que arrancaron en Caracas y en las principales ciudades del país el 2 de febrero del presente año, intensificándose la protesta posteriormente, así lo ratifican.
Las redes sociales van más allá del legítimo relacionamiento personal y recreativo, adquiriendo otras dimensiones que las justifican: no hay mundo virtual, si no se prolonga en el mundo real. La llamada infopolítica o ciberpolítica adquiere una incontestable importancia, permitiéndonos lidiar con las insustituibles realidades que nos agobian.
Además, el sostenido intercambio personal admite y permite la identificación con determinados valores y principios, sustentando sendas comunidades digitales. Y éstas, además, cuales agencias de socialización política que, en lugar de complementar, reemplazan a los partidos en crisis, han permitido el descubrimiento o renacimiento del ideario democrático en las generaciones más recientes, aparentemente desinformadas por todos estos años.
El fenómeno todavía es incomprendido por un gobierno que ha dado testimonio suficiente de su ineficacia en las redes, pues, apenas logra sostener algunas páginas escasamente dinámicas y efectivas, sin que sepamos ya de la utilidad y rendimiento del par de satélites artificiales orbitados. Además, algo más que una excentricidad, gobierna por Twitter, evitándose una libérrima rueda de prensa, las indispensables formalidades de Estado o cualesquiera otras explicaciones que naturalmente se les exigen.
Cuenta con una exacta vocación policial que se resigna a la contaminación y distorsión de la mensajería contraria, esmerándose en una distinta y asfixiante actividad de contrainteligencia cuando no logra localizar físicamente, perseguir, aprehender y sentenciar al usuario que se le opone. Empleando el lenguaje militar, el gobierno se empeña en una guerra de posiciones a la vez que la oposición hace la de movimientos.
El gobierno enfrenta en las redes a líderes creíbles y con capacidad de convocatoria que, además, valga el pleonasmo, demuestran su coraje físico en el mundo real. Desubicado el poder establecido, incompetente para atisbar el otro relacionamiento social y político, creyéndolos líderes por decreto, apela a las convicciones y mecanismos convencionales, añadida la investigación que ha abierto CONATEL en torno a determinados portales digitales.
Ya no tan nuevas, Piscitelli ejemplifica una reflexión precursora que la infopista suscitó una veintena de años atrás. Y valga el contraste: la sancionada Ley Orgánica de Cultura, aún sin promulgarse, no contempla el ciberespacio a pesar que oportuna y fundadamente lo propusimos en el seno de la comisión parlamentaria correspondiente.
(*) “Ciberculturas. En la era de las máquinas inteligentes”, Paidós, Buenos Aires, 1995 : 108.
Fuente: http://opinionynoticias.com/opiniontech/18437-de-la-infopolitica-en-boga
No hay comentarios:
Publicar un comentario