"Esto fue uno de los rasgos no sólo más sobresalientes, sino además primeros de la acción de aquellos jóvenes. Ellos podían haber seguido un liderazgo carismático. Aspirantes no faltaban, entre los envejecidos héroes de la emigración liberal. Pero además ellos contaban con líderes propios que desde el primer momento mostraron fluida oratoria, capacidad de liderazgo y también algo necesario en un país en un momento en que el culto del macho era más poderoso que una revelación divina: tenían mucho coraje físico"
Manuel Caballero
(Sobre la llamada Generación de 1928, en: "Las crisis de la Venezuela contemporánea", Monte Ávila Editores, Caracas, 1998: 52)
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