De un máximo canal
Luis Barragán
En su sesión de ayer, la Asamblea Nacional consideró y aprobó un acuerdo en homenaje a Paúl del Río o Máximo Canales, protagonista de dos hechos francamente espectaculares, el secuestro de un famoso futbolista y de una embarcación, durante los difíciles años sesenta. Por supuesto, el proyecto dio una versión que, juzgamos, siendo tan excesivamente interesada y sectaria, no refleja al país pural y complejo que somos.
Respetamos – lo dimos – los planteamientos del diputado ponente y creímos innecesario y contraproducente, insistir sobre la significación y las consecuencias de la consabida insurrección armada de décadas atrás. Preferimos comentar sobre el artista que descubrimos, paradójicamente, a través de la revista “Resumen”, cuyo reportaje llevó un hermoso título (“Instrucciones para trascender”, siendo muchachos, o las veces que vimos su obra en galerías (quizá la “Viva Zapata”); y, por supuesto, el Cuartel San Carlos.
Dos o tres años atrás, visitamos la histórica prisión colonial y nos sorprendió la literal ruidad en la que se encontraba, afecta por una remodelación parcial, mas no una debida restauración, imputable a la era de Farruco Sesto. Tuvimos ocasión de hablar con él brevemente, y la escasez de recursos con los que contaba la fundación presidida por Canales.
Obviamente, nos vino a la mente la muy distinta circunstancia que vivió el diputado Richard Blanco, preso en un centro penitenciario ara delincuentes comunes que convierte al San Carlos en casi un rissort. Sin embargo, cuidamos de no empañar el tributo.
Seguídamente, recordamos – cual sección parlamentaria de obituarios – desapariciones físicas recientes como la de Leonardo Montiel Ortega y Julián Pacheco, referentes también ineludibles de la Venezuela contemporánea. No fue posible que la Asamblea Nacional les dispensara un minuto de silencio a ambos, así de simple: sólo hay un máximo canal, el del gobierno que dice sus precursores.
Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/22188-de-un-maximo-canal
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