La política del acontecimiento forzado
Luis Barragán
De una muy sutil distinción, hay eventos, sucesos, acontecimientos y situaciones reales, asombrosamente reducidos a la anécdota efímera, circunstancial y banal. Comprobando la eficacia de la maquinaria propagandística y publicitaria, los hechos palpables y sonantes que adquieren una progresiva importancia, relacionándose con un todo, quedan reducidos a un incidente el para olvido, a la espera de otro ciclo perverso.
La estridente petición y concesión de la consabida ley habilitante, cuya urgencia no se tradujo en una inmediata, extraordinaria y concreta iniciativa gubernamental, halló continuidad en la no menos bulliciosa recolección de firmas y la cumbre panameña. Vale decir, se impuso el espectáculo despreciando los problemas padecidos por la población condenada al desabastecimiento, censura e inflación, y el derecho mismo de comprenderlos.
A modo de ilustración, invocada la unidad nacional frente al imperialismo, se dice amenazada la soberanía, seguridad y defensa de la nación, pero – tratándose de la materia – el oficialismo no respondió sobre el asunto harto conocido que está pendiente con la vecina Guyana. El diputado Andrés Velásquez lo planteó responsable y seriamente en la más reciente sesión de la Asamblea Nacional, proponiendo – incluso – una reunión con el alto mando militar, a puertas abiertas o cerradas, a objeto de clarificar nuestra postura, pero supo del insulto como respuesta, concebida la solicitud como una burda trampa desestabilizadora ordenada desde el norte, desconocido y caricaturizado el principio constitucional de corresponsabilidad de la sociedad civil y el Estado en tan delicado ámbito: lo peor, el oficialismo subrayó que es un problema heredado, como si bastara para relevarlo de toda atención, ignorando las diligencias que los ya remotos gobiernos democráticos agotaron para encaminar la solución con mayor sentido patriótico ante los que hoy rasgan sus vestiduras desde las alturas del poder.
Por muy vivas, sentidas y acuciantes sean las realidades, el régimen las procura perecederas al inventarse una sucesión de acontecimientos que maquillan audazmente la dramática situación que nos aqueja. Gracias a la esmerada sobresaturación noticiosa, cualquier evento sirve para una versión épica que, alérgica a toda argumentación, pretende el olvido de los problemas que ha agravado.
La gesta gubernamental remite a una sempiterna cultura ultraizquierdista, predecesora de lo que ahora se conoce como antipolítica, supeditada al espectáculo que – por cierto – condiciona y genera reacciones adversas desde su propia perspectiva, acaso redondeando lo que hace poco llamó Josep Ramoneda el partido-acontecimiento, en las páginas de El País de Madrid. Reacciones también – las redes sociales lo demuestran - banalizadoras que esperan, al concluir el encuentro continental de Panamá, las otras ocurrencias que fuercen – distorsionándolos - políticamente los acontecimientos: ¿el aumento de la gasolina, por ejemplo?
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2015/04/la-politica-del-acontecimiento-forzado/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=1084602
Reproducción: Nelson Castro (El Globo, Caracas,05/11/1996).
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