jueves, 9 de abril de 2015

CUADERNO DE BITÁCORA

Recientemente, después de postergar por una o dos semanas su discusión, la Asamblea Nacional aprobó un Acuerdo alusivo al 70 aniversario del relacionamiento venezolano con la Federación Rusa. Parece una verdad a medias, porque aperturamos esa relación con Rusia, ciertamente, a propósito de la Unión Soviética, pero - manía de rigor aparte - nos preguntamos dos cosas: una, si no hubo la relación diplomática anterior con la Rusia Imperial; otra, si en propiedad, fue semejante relacionarse con Rusia en el contexto de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), algo que el sentido común nos lleva a concluir, fue diferente. Tuvimos la paciencia de escuchar la sesión parlamentaria y fue ocasión para realzar  el cuño y  bolchevique del régimen venezolano.

Hasta nuevo aviso, entendemos que las relaciones con la URSS se establecieron a mediados de la década de los '40 del XX (no precisamos si con Medina o la Junta Revolucionaria), después rota en el marco de la Guerra Fría. Restablecidas después, de nuevo se rompieron por efecto de la pugna bipolar. Es con el primer gobierno de Rafael Caldera que volvemos a entendernos por la vía diplomática, ocasionando el viaje de Carlos Andrés Pérez (I) a Moscú. Valga la coletilla, tiempos en los que la Agencia de Prensa Nóvosti tenía sede en Caracas y distribuía gratuitamente, entre varias publicaciones, "Índice", como lo mostramos con una nota de 1978.

Acotemos, naturalmente históricas han sido las relaciones del marxismo del patio con la URSS, pero - al referirnos al Estado y su inevitable continuidad - el régimen actual no debe evadir ni esconder las diligencias y los diligenciantes que procuraron el restablecimiento y la normalidad de las relaciones diplomáticas. El problema ha sido de la pereza, creemos, para reinterpretarlas adecuadamente según el canon. Prefieren taparse los ojos e inventarse un aniversario traido por los pelos.

LB

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