domingo, 5 de abril de 2015

CANTINFLÉICOS

El difunto y el arquetipo venezolano
Nicomedes Febres

* En el artículo de ayer me causó gracia todo lo relativo a la discusión sobre el arquetipo venezolano. He meditado mucho sobre ello y creo que eso no existe. No es igual un andino a un oriental, ni un maracucho a un caraqueño. Ni es lo mismo, un venezolano de los años 1920, a uno de los años 1960 o 1980, o uno de la actualidad. Tampoco un habitante actual de las zonas urbanas se parece a un hombre proveniente del campo venezolano. La gente como el difunto, claro, sin su maldad y sevicia, la conocí como arroz en el llano cuando era un adolescente. Son seres que no son de mala índole, son taimados, responden preguntando o repitiendo la última palabra de la pregunta, desconfían, apelan con frecuencia al sarcasmo, y es probable que su composición étnica este muy vinculada a la cultura indígena, pues fueron desplazados a la periferia del país por los conquistadores que les arrebataron lo más importante: la mayoría de sus mujeres, que se adaptaron mucho mejor al dominio del español, porque a las mujeres las seducen los poderosos. Por eso es que en el llano casi no hay negros. Como bien lo apuntaba Picón Salas, una de nuestras fallas como nación es no comprender la cosmogonía de nuestros ancestros indígenas, porque en este país, salvo los Boulton, el que no tira flecha, toca tambor. Cuando entran en confianza, los llaneros son generosos, fantasiosos, fatalistas, y cuando saben poco más allá del conocimiento intuitivo de la naturaleza, todo les parece fácil o posible. Del llano era Luis Herrera, un presidente culto como ninguno y que a lo sumo apelaba al sarcasmo o al refranero popular cuando era vilipendiado. De un poco más adentro en el llano era el difunto. Un ignorante de toda materia, ni a lector de solapas de libro llegaba, con un inmenso deseo de sobresalir, cuentero como todo fantasioso, manipulador, ególatra, ladino como pocos, y su narcisismo le permitió desenvolverse con holgura porque ni notaba los disparates que decía o hacía. El tipo carecía de cualquier ideología, todo lo amoldaba a sus intereses que no eran otros que el poder por el poder mismo. Como todo obsesionado por poder, carecía de escrúpulos morales pues decidió quemar sus naves, rasgo que se fue afincando en el curso del tiempo porque además, no tenía quién lo refrenara y le aconsejara algo de cordura y responsabilidad. Nadie de los que lo rodeaban, pues son unos forajidos todos, le contradecía, pero todos lo engañaban, porque en el fondo ni ellos mismos creen que esto es una revolución, pues ni a “merienda de negros” llega. El difunto fue solo un vehículo para que esta caterva de forajidos nacionales y extranjeros se acomodaran en el poder y como se les acabaron los reales para seguir engañando al pueblo y no tienen habilidades especiales, como lo reconoció diosdado cuando dijo que todos ellos eran un atajo de locos, tratan inútilmente de exprimirle el jugo al recuerdo del difunto. Pero deseo no preña. Siéntense con ellos y hablen cara a cara y oigan y verán que dentro de ese pueblo chavista hay cantidad de gente desencantada y esperando otra vez por un mesías con nuevas ofertas y por eso esta dirigencia chavista fondeada de dinero mal habido evita que este pueblo tenga algún tipo de trato con el resto de los venezolanos que adversamos al régimen. Es por ello que nosotros propiciamos el diálogo y ellos le huyen como el diablo al agua bendita. Solo los prejuicios de algunos de nosotros, que nos encierran en nuestro propio corral nos impiden consolidar la inmensa mayoría que ya somos, pero debemos empezar a entender lo necesario que es el proceso de ruptura del gueto que propicia el liderazgo opositor.
* La foto del día es de tres eminentes médicos venezolanos; de izquierda a derecha el doctor Enrique Tejera, bacteriólogo y sanitarista, fue ministro de sanidad luego de la muerte de Gómez y descubridor de la cepa para el cloranfenicol, el segundo antibiótico existente luego de la penicilina, José Pepe Izquierdo, fue emérito cirujano y jefe de la cátedra de Anatomía de la UCV por décadas, preciosista dibujante y traductor de Shakespeare, y Enrique Toledo Trujillo, ministro de sanidad de la época de Gómez y excelente cirujano, que sustituyó a Luis Razetti en la jefatura de la cátedra de cirugía cuando se jubiló. Yo no investigo en la historia de la medicina nacional porque hay maravillosos colegas haciéndolo y confío en su trabajo. En este caso, la fotografía me encontró a mí. Cualquier comparación con los coroneles activos y el resto de los bates quebrados que en estos quince años que han sido ministros de sanidad, es una ofensa.

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Día memorioso
NF

* Anoche cené con Anapina en casa de mis hermanos Zoraida y Carlos y con Alirio Rodríguez y Alicia y con Edgar Sánchez y Yolanda: todos viejos amigos y aparte de ser ambos premios nacionales de Arte y parte importante de la historia cultural de nuestro país, son además gente muy culta y reflexiva. Rememoramos viejas historias que son parte de la historia del arte venezolano, nunca publicadas, y que probablemente se pierdan, porque por alguna razón que ignoro, los jóvenes del mundo del arte de aquí no se interesan por la historia del arte de su propio país, ni siquiera lo estudian y están solo pendiente de lo que hacen sus compañeros de generación en Estados Unidos y Europa. Presumo que se debe a la tendencia efebocrática que rige la sociedad de consumo desde el progreso de la globalización y tuvo su arrollador comienzo en la década de los años 1960, cuando los jóvenes de entonces, como manadas, establecieron patrones de consumo de carácter generacional y gregario, que predominaron como el segmento con mayor poder de compra. Hablamos anoche también mucho de literatura, uno de esos amores, que debí deje de lado en algún momento de mi vida, pues siendo un niño, mi madre me enseñó el valor de la lectura, por lo que a los 15 años, junto a mis amigos, casi todos muertos jóvenes, nos intercambiábamos los libros. A esa edad ya había leído a Tomás Mann, Herman Hesse, Dostoievski, Ayn Rand, Dickens, a mis amados A. J. Cronin, Samuel Shellabarger, Wilde, Kipling, Hugo, los Dumas y pare de contar y que me pasearon por el tiempo y por la geografía. Luego caí en manos de la amante más exigente, dominante y posesiva que existe, que es la Medicina, que me prohibió leer a nadie distinto a ella, salvo algunas infidelidades ocasionales y fue así como cayeron en mis manos García Márquez, Cabrera Infante y Vargas Llosa por citar tres. Pero como la medicina vive conmigo en un mundo que es necesario conocer más allá de sus límites, me dediqué con ahínco y con interés cartográfico a estudiar Ciencias Políticas, mucho más tolerante que la bendita Medicina, que seguía exigiendo ser la “primera dama”. Todo esto junto al primer deber que me enseñó mi padre, que era vivir y luchar, que es infinitamente divertido y apasionante, por lo que siempre me he identificado más como un hombre de acción que como un “intelectual”, término que me produce cierta urticaria, pese a los regaños de mi entrañable amiga Soledad Mendoza. Para colmo de males, mi maestro el viejo Domínguez Sisco, me presentó una nueva amante que fue el Arte y como para el “viejo” la responsabilidad, era también una norma de vida, me pidió que lo hiciera con la excelencia que acostumbrábamos. Hace cosa de tres años, un día, deseoso de entretenerme y cometer una infidelidad, compre en Khalatos un libro llamada Kafka en la Orilla de un autor japonés llamado Haruki Murakami. La obra era sublime, pero por temor a su inmensa seducción y estando escribiendo el capítulo final de mi propio libro Crónicas de las Mujeres que inquietan a los Hombres, decidí con gran pesar suspender el libro de Murakami en el penúltimo capítulo como una forma de no dejarme atrapar de nuevo por la literatura, y por ello ignoro el final de ese maravilloso libro. Siempre me arrepentiré de esa decisión, pero es bueno ser polígamo, pero no tanto, porque eso sería orgiástico y afectaría a mi propio trabajo, tomando en cuenta además mis amores secretos con la Historia de Venezuela. Lo que sí creo que es que, quién lee vive el doble o el triple del que no lo hace y es más feliz. Además, como no sabemos cuánto vamos a vivir, lo seguro es que la vida dentro de la cultura es mucho más extensa que la juventud, y ser viejo e ignorante es sinónimo de dura sobrevivencia, pero no de vida. Por eso la felicidad plena solo es posible en un Estado de Bienestar Cultural.

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González&Cardoso abogados
NF

* De Felipe González supe en los días previos a la muerte del general Franco en 1975, mientras el caudillo español agonizaba durante semanas enteras, pues los médicos lo mantenían vivo artificialmente hasta que se resolviera la situación de la transición española. El diálogo indispensable transicional requería de la presencia del joven abogado andaluz líder del PSOE que tenía prohibida su entrada en España y el fuerte sector militar conservador se manifestaba contrario a su presencia allá y a la de Santiago Carrillo, el viejo secretario del Partido Comunista Español. Entre el rey Juan Carlos y Adolfo Suarez consiguieron el milagro de desarmar los espíritus belicosos del estamento militar y así, de subversivo ingresó Felipe González en España, escondido en el avión presidencial de CAP. Lo demás es historia y los políticos venezolanos contribuyeron en mucho a esa transición, que fue modelo de tolerancia y respeto, luego de una férrea dictadura iniciada en 1939 hasta 1975. Pocos años después, González sería Presidente del gobierno español y basado en la estructura de progreso creada por Franco, comenzó a suceder el milagro político y económico español, al igual que en Chile después de Pinochet, y la razón es que las dictaduras de derecha, como no se sienten poseedoras de la verdad absoluta ni aspiran crear a un hombre nuevo, se ven a sí mismas como estados de excepción hasta que se pueda reimplantar la democracia y el gobierno civil con políticos serios. Fernando Henrique Cardoso, el expresidente de Brasil, pasó parte de su exilio en los años 1970 y 1980 durante la dictadura militar brasileña, en Venezuela como profesor de la UCV. Era un socialista social demócrata que fue profesor nuestro en Ciencias Políticas y autor de libros famosos sobre América Latina y su progreso económico. Cardoso fue el hombre que sembró, cuido, regó y abonó el bienestar brasileño durante los 8 años que fue presidente de su país y cuando le correspondía recoger la inmensa cosecha del bienestar de su patria no pudo ser de nuevo presidente por impedimento constitucional. De allí que Brasil eligió al bate quebrado de Lula, quien agarró aquél mango bajito sembrado por Cardoso y le atribuyeron falsariamente el “milagro brasileño”, que terminó en despilfarro y corrupción. Tanto González como Cardoso gozan de un respeto inmenso en todo el mundo político del planeta por ser hombres sensatos y gobernantes exitosos de países importantes, amén de políticos fogueados. Parece un disparate que maduro o cabello los descalifiquen u ofendan con palabras destempladas o insultos. Detrás de esos estadistas de verdad está casi todo el estamento político del planeta, y representan un punto de inflexión en la presión contra el despotismo del actual gobierno venezolano porque si se involucraron aquí fue porque vieron razones morales de déficit democrático de peso para intervenir. Tampoco pretendan que González y Cardoso digan palabras destempladas, ellos practican aquello de que calladitos son más eficaces y eficientes.
* Gracias a la ayuda de mis amigos Vasco Szinetar y José Rafael Lovera he podido leer múltiples menús de varios restaurantes italianos de Caracas en la primera mitad del siglo y en ninguno aparece la pizza como una oferta gastronómica. Debieron consumirse puertas adentro de la comunidad italiana, pero como parte de esa oferta pública gastronómica dominada más por la idea de la trattoria que por la de restaurante, es probable que se haya extendido puertas afuera hacia los años 1940 y 1950 en Caracas. La foto es de la pizzería Squarciarelli en la calle Las Ciencias de Los Chaguaramos en esos años.

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Cantinflas habemus
NF

* Esto ya da pena ajena, las declaraciones del señor maduro son dignas de Cantinflas, pero hay que buscar el detalle, porque como en la película del genio mexicano, “ahí está el detalle”. Los insultos y recules de maduro contra Obama, que pasan de ofensas personales, hasta casi el recule inspirado en requiebros amorosos, que no son de hombre circunspecto, nos demuestran que maduro no es hombre serio, ni se respeta a sí mismo, cosa que a mí me importa un rábano. Recula porque lo presionan los militares para que el gobierno norteamericano no se meta con sus reales mal habidos y piensan que si maduro deja de lado la bronca, ellos podrán tener más control del dinero producto de sus delitos. El baile boteadito de maduro de un paso para adelante y otro para atrás, no es producto de una estrategia maquiavélica sino signo de las contradicciones de intereses dentro del mismo régimen. El espíritu general ñangara del gobierno es profunda y visceralmente antinorteamericano, producto más de una sumatoria de resentimientos y fracasos personales que de otra razón; sin embargo no responde a una ideología, pues para construir una ideología se requiere lecturas, reflexión, argumentos, contrastación con la realidad, conformación de una estructura intelectual sólida y alternativa pero que, con las fantasías, creencias mágicas, opiniones tontas, alteraciones hormonales y lugares comunes que expresa el régimen no han podido construir ni una hipótesis coherente. De allí las re-definiciones periódicas de este gobierno: el cursi “árbol de las tres raíces” y su juramento del samán de Güere, de una vacuidad y cursilería militar sorprendentes, el bolivarianismo ramplón, la “tercera vía”, el socialismo del siglo XXI, el narcocomunismo, el radicalismo musulmán y pare de contar. Pero su paraíso espiritual sigue siendo Disneyword, su sueño existencial Weston, y su diversión máxima un centro comercial en el “imperio”.

Así como en 15 años no hay un solo aspecto en lo que haya mejorado la vida venezolana, tampoco hay un solo argumento teñido de algo de sensatez que hayan propalado ni debatido. Ni siquiera con el aporte de la “legión extranjera” de mercenarios argentinos, chilenos y uruguayos como Ceresole, la vieja Haenecker y Eduardo Galeano; de franceses como Ramonet y su club de chulos, de los malandros españoles de Podemos, que son todos unos busca vidas, han podido elaborar una frase coherente. Y si hablamos de los venezolanos, la situación es peor, pues ni uno solo de sus sicarios culturales merece el menor respeto. Aquí son todos unos “busca pan”, unos “tírame algo” que han estado con todos los gobiernos anteriores para tener una beca o un puesto burocrático. La abyección de la intelectualidad chavista criolla lo personifica una frase que oí en la campaña de legitimación del difunto, organizada por farruco, el Nerón caraqueño, en el teatro Teresa Carreño cuando una señora muy entrada en años de apellido Terán, poetisa según entiendo, le dijo al difunto “Mi comandante, yo era chavista ya, antes de usted nacer”, frase que se me quedó grabada y acto que mandé a grabar para que quede de testimonio de estos tiempos de ignominia.
*la imagen del día es de la botica del Rosario, llamada así por quedar en esa esquina caraqueña de la parroquia Santa Rosalía, cercana al Nuevo Circo. Es una publicidad ingenua de los años 1930 y cuando las boticas se dedicaban a vender productos preparados por los médicos como el del doctor Pastor Oropeza, el padre de la pediatría venezolana, que es el autor de la receta que es la otra foto, de cuando los teléfonos de Caracas tenían cuatro números.

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