EL IMPULSO, Barquisimeto, 20 de diciembre de 2013
La ciudad como tema - Chinos y no tan chinos
Claudio Beuvrin
Yo creía que el asunto de la identidad nacional era un problema sentido profunda y sinceramente por nuestros gobernantes rojos rojitos, empeñados en borrar nuestras simpatías por todo lo que no sea estrictamente nacional y en particular por todo lo que provenga de los Estados Unidos pero parece que la cosa no es nada fácil pues ni siquiera los cubanos, tras más de cincuenta años de estricto control cultural han logrado cancelar la admiración y el apetito que ellos sienten por los productos típicos del capitalismo norteamericano. Claro que les dan sucedáneos, pero no es lo mismo: unaMcCastro no se parece a una McDonald ni la Cuba-cola es una Coca-Cola. Traigo esto a colación porque el anterior gobierno municipal aprobó para el centro de la ciudad la creación de un barrio chino, dada la abundante presencia de chinosy sus muchos comercios que hay en el centro de Barquisimeto. El asunto trajo la protesta de los comerciantes criollos argumentando queeso altera los elementos de la identidad urbana tradicional y porque ellos ya estaban ahí mucho antes que los chinos. Si esta iniciativa se lleva adelante prontoveremos como las fachadas del centro de la ciudad, deterioradas tras años de decadencia económica, se recubrirán de colores rojo y dorado, con dragones y lámparas propios de la cultura china: tendremos pues nuestro propio barrio chino, un ítem a añadir a nuestros recursos turísticos. El más famoso de los barrios chinos está en San Francisco, el Chinatown, un barrio que comenzó a formarse en 1840 a medida que el hambreempujaba a los chinos a emigrar a la costa oeste norteamericana. El barrio ayudó mucho a los emigrantes recién llegados a asentarse y adaptarse a su nueva situación. Barrios con una alta concentración de inmigrantes o de grupos sociales específicos los hay en todas partes. En Nueva York sigue existiendo la"Little Italy”, conformada hoy por los bisnietos de los italianos que llegaron en los primeros años del siglo pasado.Las morerías y las juderíasque existían en las ciudades españolas medievales son otros ejemplos. El tema de la identidad es tratado con mucha seriedad por sociólogos y politólogos que ven en la intolerancia a las diferencias una fuente de discriminación, conflictos, exclusión y guerras. Las personas muy nacionalistas rechazan–y agreden- cualquier cosa que ellos consideren que atentan contra los rasgos identitarios de su país o su región, sin darse cuenta que toda identidad está en constante evolución. La respuesta a los nacionalistas fanáticos es afirmar que lo democrático no es que todos seamos igualessino que todos seamos todo lo diferente que queramos y podamos ser.Recuerdo a un profesor radical de historia de la arquitectura que al referirse a las viviendas de los campos petroleros recalcaba mucho que esas edificaciones eran extrañas a la tradición arquitectónica nacional, lo cual es cierto, pero obviaba decir que esas viviendas aportaban enseñanzas extraordinarias mostrando como se adapta exitosamente a las duras condiciones climáticas, una lección que las petroleras habían aprendido de sus experiencias en la India y que nosotros no aprendimos y que nosotros no copiamos, desafortunadamente. Es curioso saber que en la propia China están creando ciudades a imitación delas europeas. Unade ellas esTianducheng, que incluye una Torre Eiffel, edificios con mansardas, plazas, paseos, fuentes, etc., similares a las existentes en Francia, Incluyendo estatuas y grupos escultóricos con mujeres desnudas, con traseros redondos, muy a la francesa, no a la china. Debo aclarar que no tengo nada contra los chinos, a los que considero tienen una virtud que es extraña a nuestra identidad nacional y que bien quisiera para nosotros: trabajan como unos chinos. Y si ellos quieren dotarse de un escenario urbano que imite sus ciudades, para sentirse como en casa, pues no veo en ello ningún problema principista, a menos que ese barrio chino sea una evidencia del proceso de neocolonización que la boliburguesía ha pactado con el imperialismo chino a cambio de unos realitos. Nuestras ciudades están llenas de ranchos: ¿debemos dejarlos tal como están considerando que son parte esencial de la identidad nacional?
Ilustración: Dalia Ferreira.
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