CAMINAR, TENDIENDO CAMINOS
NOTITARDE, Valencia, 8 de diciembre de 2013
La conversión es vida en Cristo (Mt.3,1-12) / Joel de Jesús Núñez Flautes
Éste segundo domingo de adviento nos presenta la figura de Juan El
Bautista, que como un verdadero profeta, al estilo de Isaías, con una
personalidad coherente, recia, firme, austera; que se presenta como
servidor de la verdad y del Mesías que ha de venir, sincero y
transparente; que con su manera de vivir testimonia que lo más
importante es estar de cara a Dios, dirigir nuestros pasos hacia Él,
aceptar sus enseñanzas, abandonar la vida de pecado y acercarse a la
fuente de la Salvación, de salud, de paz, esperanza, fe y sobre todo
amor que nos ofrece Dios en su Hijo Jesús que viene para llenarnos con
la presencia de su Espíritu Santo, que es como fuego que enciende y
dinamiza nuestras vidas y las transforma con su poder.
Juan
Bautista, como el último de los profetas invita a una conversión, a un
cambio de vida para poder recibir los beneficios de Dios, dejar atrás el
camino de la oscuridad, del mal, para poder recibir los dones que
vienen de lo alto y que se nos hacen cercanos, palpables y certeros en
Jesús, nuestro Dios y Salvador.
El reino de Dios se ha hecho
visible y cercano en la persona de Cristo y quien quiera entrar en la
dinámica del amor de Dios que da plenitud a la existencia humana;
necesita convertir su vida; es decir cambiar, dejar a un lado el mal y
optar por el bien, por lo noble y lo santo. La conversión no es una
lucha de un día, no es sólo un momento puntual, es una lucha constante,
porque a diario el cristiano está tentado, son muchas las fuerzas
adversas que buscan o pretenden apartarlo del camino de Dios. Quien
quiera cambiar su vida no lo puede hacer solo, necesita tener la ayuda
del mismo Dios; esa ayuda ya se nos ha dado desde el día del bautismo y
se actualiza cuando un cristiano busca momentos para estar a solas con
Dios en la oración; cuando reconociendo que volvió a caer y se dejó
vencer por el mal se acerca al sacramento de la confesión para retomar
el camino, cuando se acerca con fe a recibir el Cuerpo y la Sangre de
Cristo que es alimento de vida eterna y que recibimos en cada misa,
cuando meditamos y luchamos por hacer vida la Palabra de Dios, cuando se
vive la caridad como expresión auténtica de que se es cristiano,
discípulo de Cristo y que cumple su mandato que es el amor hecho vida,
servicio, perdón, donación, encuentro, comunión, fraternidad, intimidad
con Dios, atención a los más pobres y necesitados y llevar a la Buena
Noticia a quien no la conoce, no con odio, imposiciones fanáticas o
proselitismos como si se tratara de competencias o con pretensiones
mercantilistas, sino al estilo de Cristo que vino a revelar el inmenso
amor de Dios para cada ser humano y por cada ser humano que existe en
este mundo.
El adviento nos prepara a la Navidad, a celebrar el
encuentro con Cristo que nace en un pesebre y que nos invita a preparar
nuestra vida, nuestro corazón para que Él pueda nacer dentro de nosotros
con el fuego de su Espíritu. Aprovechemos éste tiempo de adviento para
revisar qué cosas tenemos que cambiar a nivel personal, entorno a
nuestra familia, en medio de nuestras relaciones laborales, allí donde
frecuentemente desempeñamos nuestras actividades; revisar cuáles son
nuestras oscuridades, qué mal me está dominando y no me deja avanzar en
el camino espiritual, no me deja seguir con radicalidad y santidad tras
los pasos de Jesús.
La vida es una oportunidad para convertirnos,
para dirigir nuestros pasos a Dios, recibir sus beneficios y disfrutar
de su presencia en este mundo y luego alcanzar vida eterna. No perdamos
el tiempo en cosas que no nos hacen crecer como seres humanos y menos
como cristianos, busquemos aquello que nos realiza como personas y nos
ayuda a ser auténticos cristianos. La tarea no es fácil ante un mundo y
una sociedad que predica antivalores y va detrás de falsos dioses; pero
el cristiano sabe que si abre su vida a Dios podrá vivir día a día un
progreso en su conversión o un continuo crecimiento en la santidad, en
la amistad con Cristo Jesús, El Salvador.
IDA y RETORNO: Yo voy a
votar. Hoy es un día para contribuir con Venezuela, con la democracia,
eligiendo a los alcaldes que estarán muy cerca de los problemas que
aquejan a nuestras comunidades; problemas que nos tocan vivir a diario
como ciudadanos; por eso sal a votar, no te quedes sin ejercer éste
derecho y deber; vota según tu conciencia, sabiendo que esa persona que
elijas como alcalde es la que crees trabajará por todos, sin distinción
alguna y que tiene realmente vocación de servicio. Que Dios bendiga hoy a
Venezuela y a nuestra democracia. Que todo transcurra en paz y sea de
beneficio para todos.
Felicitamos al Padre Luís Manuel Díaz,
vicerrector del Seminario, que ha sido elegido con el 99% de los votos
como individuo de número de la Academia de la Historia del Estado
Carabobo.
8 de diciembre de 2013. 2 domingo de Adviento (A). Mateo 3, 1-12
Recorrer caminos nuevos / José Antonio Pagola
Por los años 27 o 28 apareció en el desierto del Jordán un profeta
original e independiente que provocó un fuerte impacto en el pueblo
judío: las primeras generaciones cristianas lo vieron siempre como el
hombre que preparó el camino a Jesús.
Todo su mensaje se puede concentrar en un grito: “Preparad el camino
del Señor, allanad sus senderos”. Después de veinte siglos, el Papa
Francisco nos está gritando el mismo mensaje a los cristianos: Abrid
caminos a Dios, volved a Jesús, acoged el Evangelio.
Su propósito es
claro: “Busquemos ser una Iglesia que encuentra caminos nuevos”. No
será fácil. Hemos vivido estos últimos años paralizados por el miedo. El
Papa no se sorprende: “La novedad nos da siempre un poco de miedo
porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos
nosotros los que construimos, programamos y planificamos nuestra vida”. Y
nos hace una pregunta a la que hemos de responder: “¿Estamos decididos a
recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos
atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido capacidad de
respuesta?“.
Algunos sectores de la Iglesia piden al Papa que
acometa cuanto antes diferentes reformas que consideran urgentes. Sin
embargo, Francisco ha manifestado su postura de manera clara: “Algunos
esperan y me piden reformas en la Iglesia y debe haberlas. Pero antes es
necesario un cambio de actitudes”.
Me parece admirable la
clarividencia evangélica del Papa Francisco. Lo primero no es firmar
decretos reformistas. Antes, es necesario poner a las comunidades
cristianas en estado de conversión y recuperar en el interior de la
Iglesia las actitudes evangélicas más básicas. Solo en ese clima será
posible acometer de manera eficaz y con espíritu evangélico las reformas
que necesita urgentemente la Iglesia.
El mismo Francisco nos está
indicando todos los días los cambios de actitudes que necesitamos.
Señalaré algunos de gran importancia. Poner a Jesús en el centro de la
Iglesia: “una Iglesia que no lleva a Jesús es una Iglesia muerta”. No
vivir en una Iglesia cerrada y autorreferencial: “una Iglesia que se
encierra en el pasado, traiciona su propia identidad”. Actuar siempre
movidos por la misericordia de Dios hacia todos sus hijos: no cultivar
“un cristianismo restauracionista y legalista que lo quiere todo claro y
seguro, y no halla nada”. “Buscar una Iglesia pobre y de los pobres”.
Anclar nuestra vida en la esperanza, no “en nuestras reglas, nuestros
comportamientos eclesiásticos, nuestros clericalismos".
http://creereenti.blogspot.com/2013/12/ja-pagola-recorrer-caminos-nuevos.htm
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