“Juan Vicente Gómez protagoniza uno de los capítulos más toscos de la parejería. El dictador se muestra convencido de su rol de albacea y heredero de las glorias bolivarianas, hasta el punto de entregarle al culto uno de los fetiches más reconocidos (…) El tirano que promueve sepulcrales silencios, tortura, roba y ordena asesinatos sin cuento no vacila en presentarse como un continuador y protector de Bolívar (…) La amalgama alimenta perversiones como la de relacionar el gobierno enfático con el régimen propuesto por el personaje durante la Independencia. O como la vinculación de la prepotencia de los mandatos personales y la trascendencia de los fenómenos militares con su ideario”
Elías Pino Iturrieta
(“El divino Bolívar. Ensayo sobre una religión republicana”, Los Libros de la Catarata, Caracas, 2003: 199 s.)
Reproducción: Portada. Billiken, Caracas, 03/07/1920, nr. 30.
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