domingo, 26 de enero de 2014

RENACER

NOTITARDE, Valencia, 26 de enero de 2014
“El seguimiento de Cristo” (Mt.4,12-23)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El Evangelio de este domingo ubica a Jesús en Galilea, lugar donde él inició su vida pública y comenzó a predicar la Buena Noticia del Reino de Dios. Jesús pide conversión al Reino; es decir, dar el paso hacia Dios Padre, quitar del corazón los sentimientos, pensamientos, esquemas, paradigmas, las convicciones personales que contradicen los valores que nos presenta el Evangelio predicado y hecho vida en la persona de Nuestro Señor, Jesucristo. También, el mismo relato de hoy, nos presenta a Jesús llamando a algunos de sus discípulos. Se da la vocación (el llamado) de los primeros apóstoles al seguimiento radical del Divino Maestro. Jesús se presenta como aquél en quien se cumplen todas las profecías del Antiguo Testamento (Is.9,1-4), así es presentado hoy por el Evangelio de Mateo y por eso es digno de seguir y su palabra convence.
La conversión, que es la transformación que nos pide Cristo en el Evangelio, es una tarea que dura toda la vida; por tanto, es una tarea inacabada, ya que una y otra vez tenemos que revisar nuestros sentimientos y acciones, nuestros deseos y proyectos, nuestros pensamientos y palabras, nuestras “verdades” y teorías, para confrontarlas con aquello que nos pide Dios, con su Palabra que es Palabra de vida eterna, con su mensaje; aunque exigente, pero que amplía nuestro horizonte de comprensión.
Como lo hizo con Pedro, Andrés, Santiago y Juan; Cristo no solo sigue llamando hoy a hombres para que sean sacerdotes, sino que llama a niños, jóvenes, adultos y ancianos para que vivan como sus discípulos en medio del mundo, de la vida familiar y laboral, del entorno académico, político, económico, deportivo…, para que allí realicen sus vidas desde el mensaje del Evangelio y dando testimonio de Jesús en cualquier parte o en cualquier circunstancia. Nosotros, como aquellos primeros hombres, hemos sido llamados, vocacionados a la fe en Cristo como verdadero Dios y verdadero Hombre; hemos sido elegidos no solo para estar con Él, sino para vivir según Él y así contribuir a que otros hombres y mujeres encuentren el camino de la felicidad auténtica que consiste en la unión profunda de Dios con el ser humano. Estamos invitados por nuestra vocación cristiana a lograr que otros se encuentren con Cristo, a “ser pescadores de hombres”; es decir, que otros abracen la fe y comiencen también a ser y vivir como discípulos del Único y Verdadero Maestro, Señor y Salvador que es Jesucristo.
En nuestro país la mayoría de los venezolanos se confiesan cristianos católicos, muchos de nuestros dirigentes hacen lo mismo, pero ¿cuántos de éstos viven y cumplen las exigencias del Evangelio? ¿Cuántos de ellos practican su fe como opción fundamental de vida? ¿Cuántos dejan guiar su vida por los mandamientos de Dios? La respuesta la tenemos cada uno de nosotros, porque a cada uno nos llamó el Señor, cada uno de nosotros somos bautizados y nos declaramos seguidores y discípulos de Cristo. ¿Qué sería de este mundo si todos los que nos llamamos cristianos viviéramos como nos pide Nuestro Señor?
En fin, lo que tiene que vivir un cristiano es aquello que nos enseñó Jesús en su vida, vivir en sintonía con Dios Padre, cambiar nuestra conducta y amoldarla a lo que el Señor nos pide, pero sobre todo viviendo en el amor a Dios y a los hermanos; ésta es la esencia del cristianismo, solo en el amor, por amor y con el amor en nuestras vidas es que podemos transformar nuestra propia existencia, nuestro entorno y contribuir a la vida del mundo. Solo a través del amor se puede vivir el seguimiento de Cristo, porque su vida pública no fue otra cosa que la predicación y la vivencia radical, hasta el extremo de este amor. “Nos amó hasta el extremo”, como dice la liturgia dominical, así debe ser vivido nuestro discipulado y seguimiento de Cristo. El amor es y debe ser el fundamento de toda ética y/o moral.
IDA Y RETORNO: El próximo sábado 1 de febrero, nuestra Arquidiócesis estará de júbilo por la ordenación sacerdotal de dos diáconos: Rafael Paredes de la parroquia Candelaria y Franklin Ramírez de la parroquia Inmaculada Concepción de Montalbán. La ordenación será en la Catedral de Valencia a las 10:00 a.m. presidida y realizada por nuestro arzobispo Mons. Reinaldo Del Prette. Oremos desde ya por éstos dos nuevos sacerdotes y para que Jesús nos siga regalando vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales que sigan haciendo posible la predicación de la Buena Noticia del Reino de Dios. Cuando una Diócesis, parroquia o comunidad de fe tiene vocaciones o genera vocaciones, significa que es una comunidad madura que realmente está a la escucha de lo que le pide Cristo, el Maestro y Señor. Jesús, danos sacerdotes santos, según tu corazón de Buen Pastor.
Bienvenido sea el Padre Alfredo Fermín que acaba de regresar de Roma después de haber culminado su doctorado en teología bíblica y que vendrá a trabajar en la formación sacerdotal.

Cfr. Isabel Vidal de Tenreiro: http://elimpulso.com/articulo/una-luz-resplandecio#
Ilustración: Samia Havia.

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