NOTITARDE, Valencia, 12 de enero de 2014
"Caminando con Cristo"
El bautismo del señor (mt. 3, 13-17)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
Con la fiesta litúrgica que la Iglesia celebra hoy, donde recuerda el Bautismo de Jesús por manos de Juan Bautista en el Jordán, se cierra el tiempo de Navidad.
El domingo pasado celebramos la solemnidad de la Epifanía o manifestación de Dios a los Reyes Magos, que declaraba a Jesús Rey de los judíos, Mesías y Salvador. En la fiesta que hoy celebramos se proclama a Jesús como Hijo de Dios en carne mortal, que comienza su vida pública en medio de Israel.
Tan significativo fue el hecho del Bautismo de Jesús, que los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) lo narran de manera especial. Resaltan los evangelios, como lo vemos en el texto de Mateo que hoy leemos, que Jesús al ser bautizado a orillas del río Jordán fue declarado Hijo Amado de Dios Padre: "Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco".
Debemos decir, que en tiempos de Jesús era conocido y practicado el bautismo de inmersión a la par del rito de circuncisión. El bautismo que dispensa Juan es más ético, de conversión y purificación de los pecados y no tanto legal, como se realizaba en el Templo de Jerusalén o la sinagoga. Ahora bien, si Jesús es el Hijo de Dios, igual a nosotros menos en el pecado, ¿De qué debía purificarse? ¿Qué pecado tenía que serle perdonado? Por eso, El Bautista ante la insistencia de Jesús de recibir el bautismo, primero se rehúsa, con lo cual expresa la realidad de la dignidad de Jesús y le dice expresamente que es él quien se debe dejar bautizar. Pero, Jesús, se somete al bautismo para significar la llegada del tiempo mesiánico, el cumplimiento de lo que había anunciado su precursor San Juan Bautista. Se deja bautizar para que se manifieste el poder de Dios Padre y para que todo el pueblo que se agolpaba a las orillas de aquel río contemplara, que Dios había enviado a su propio Hijo, como Mesías. Se somete al bautismo para significar y decretar ahora que él trae la fuerza del Espíritu Santo que santificará la vida de aquellos que reciban y acepten su mensaje de salvación. Él viene ahora para bautizar con agua y Espíritu Santo.
También de manera hermosa, el Bautismo del Señor, viene a ser una señal clara de la misión que el Padre Eterno le encomendó. Siendo inocente, se mete en la fila de los pecadores y esto recuerda lo que sucederá en El Calvario. Cristo viene para morir por todos los pecadores, se deja matar como el peor de los criminales, para demostrarle al mundo el inmenso amor de Dios Padre por la humanidad. Así, que el bautismo de Cristo será también un programa de vida, una dirección a seguir para rescatar a la humanidad extraviada.
Celebrar hoy el bautismo de Cristo, es recordar también nuestra condición de bautizados. También nosotros fuimos "sumergidos" en el agua del bautismo para morir al pecado y renacer bajo la fuerza del Espíritu Santo, como hijos amados de Dios. Tenemos la tarea y el compromiso de hacer de nuestra vida cristiana; mientras dure nuestro peregrinar aquí en la tierra, un servicio al reino de Dios. Que nuestros pensamientos, sentimientos y acciones vayan siempre guiados por los mandamientos de Dios; que sean la norma de nuestras vidas. Y los cristianos sabemos que la ley de Dios se resume en el amor que tiene una triple dirección: Amar a Dios y al prójimo como a uno mismo. Es decir, para amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mí mismo, debo primero quererme y aceptarme como hijo amado de Dios.
Imitemos, por tanto, a Cristo que vino al mundo a hacer el bien, nos vino a hablar del amor de Dios, a estar cerca de los más pobres y necesitados, de los enfermos y de los tristes, de los pecadores y olvidados. Hoy más que nunca el mensaje de Cristo sigue vigente y así la tarea del cristiano; sobre todo en la Venezuela que nos toca vivir, que demanda por cristianos que pongan en práctica su condición de bautizados; es decir, de vivir como verdaderos discípulos de Cristo y auténticos hijos de Dios.
IDA Y RETORNO: Me preguntan ¿Qué hacer ante la situación de crisis moral, económica, política y social que vive Venezuela? Ante todo como cristianos orar y vivir de acuerdo a los principios del Evangelio. Dios es fiel y nunca abandona ni deja de escuchar las súplicas de sus hijos. Dios siempre viene en defensa de los que lo invocan con fe y su poder se manifiesta. Hay que orar y vivir haciendo el bien. En segundo lugar, que cada uno, según su vocación de vida y su lugar de trabajo procure dar, cada día, lo mejor de sí, viviendo en responsabilidad, honestidad, servicio, y buscando transformar el entorno donde le toca vivir; con fe, esperanza y amor. El cristiano católico nunca debe "tirar la toalla", necesita ser perseverante y constante en medio de las dificultades, sabiendo que nunca está ni va solo por la vida; tiene a Cristo y va con Él que nos ha revelado el amor de Dios Padre y nos fortalece con su Espíritu Santo. Oremos por Venezuela y confiemos siempre en el amor de Dios que no defrauda.
Ilustración: Billiken, Caracas, nr. 768 del 15/12/ 1934.
Cfr. Isabel Vidal de Tenreiro: http://elimpulso.com/articulo/buena-nueva-dios-bautizado#
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