EL NACIONAL - Domingo 19 de Enero de 2014 Papel Literario/5
Ramón J. Velázquez un testigo de la historia de Venezuela
ILDEFONSO MÉNDEZ SALCEDO
Conocí a Ramón J. Velásquez en 1982, cuando solía viajar a Mérida,
invitado por la Escuela de Historia de la Universidad de los Andes, a
disertar ante estudiantes y profesores sobre la historia de Venezuela.
Recuerdo que eran jornadas interminables, que disfrutábamos
por igual, tanto el expositor como los asistentes a sus conferencias.
El entusiasmo por conocer y revisar la historia venezolana fue creciendo
de tal modo que la Universidad le encargó al ilustre visitante la
organización de un ciclo de conferencias, que muy pronto se transformó
en dos, con el título de Historia y balance del siglo XX venezolano, los
cuales se realizaron entre 1985 y 1986, con la presencia de notables
historiadores y personalidades, quienes disertaron sobre los aspectos
más importantes en lo político, militar, económico, social y cultural.
Allí aprendimos a valorar el conocimiento y la experiencia del doctor
Velásquez, quien exponía los temas con la familiaridad del estudioso y
testigo de los hechos analizados. El reconocimiento de la institución
anfitriona no se hizo esperar, pues ese mismo año, cuando el historiador
llegaba a sus 70 años, la Universidad de los Andes le otorgaba el
título de Doctor Honoris Causa en Historia.
Desde entonces, seguí
frecuentando al doctor Velásquez en mis viajes a Caracas. Cuando iba,
casi siempre pasaba por su despacho en el Congreso Nacional en solicitud
de algún libro o de una asesoría para emprender cualquier
investigación. Como era de esperarse, el anfitrión siempre me atendía
con deferencia, obsequiándome el libro solicitado y algún otro
adicional, así como los consejos pertinentes para empezar mis
indagaciones.
Posteriormente, durante mi etapa de permanencia en la
capital del país, entre 1992 y 2006, continué visitándolo. Nunca faltaba
a sus conferencias. Recuerdo que nuestra amistad se vio reforzada con
tres hechos importantes en mi vida profesional: el inicio de mis
estudios en la Maestría en Historia de Venezuela, en la Universidad
Católica Andrés Bello (1992); mi ingreso al equipo de redacción del
Diccionario de Historia de Venezuela, en la Fundación Polar (1993); y la
publicación de mis dos primeros libros, Seis temas de historia
venezolana y Dos estudios sobre Montesquieu y Bolívar (1995). A esos
hechos se fueron sumando otros, de los cuales, quiero referirme a dos en
particular: mi incorporación, por invitación suya, a la Comisión
Editora de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses (1996) y la
elaboración de mi tesis doctoral en Historia, en la Universidad Católica
Andrés Bello (2005-2008), de la que fue profesor-tutor.
A mediados
de 1996 fui invitado junto con otras personas a formar parte de la
Comisión Editora de la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses,
entidad que había sido creada por un grupo de intelectuales, encabezado
por el doctor Velásquez, para conmemorar los cuatrocientos años de la
fundación de San Cristóbal.
Durante varios años nos reunimos de
manera periódica en su despacho del Congreso Nacional. Entre los
miembros más asiduos estaban Manuel E. Carrero, Ana Lucina García
Maldonado, Marcos Fuenmayor Contreras, Fabricio Vivas, Gonzalo
Villamizar y Beltrán Cova. Deisy Bracho actuaba como secretaria. Nos
manteníamos en contacto permanente con la subcomisión establecida en San
Cristóbal.
Entre otras tareas, nos ocupábamos de considerar las
propuestas de nuevos trabajos o reediciones, plantear proyectos de
investigación que pudieran convertirse en publicaciones, hacer las
diligencias necesarias para la obtención de recursos, corregir las
pruebas de los libros en proceso de impresión y distribuir los títulos
publicados entre las instituciones y personas que los solicitaran.
Aunque lo más grato de estas reuniones eran los temas de conversación,
casi siempre enfocados en la historia venezolana de los siglos XIX y XX,
sobre los cuales discurría el ilustre anfitrión con familiaridad,
respondiendo nuestras preguntas y escuchando los comentarios que le
hacíamos.
En cuanto a mi tesis doctoral en Historia, titulada Pedro
Grases: claves para el estudio de una obra de investigación histórica,
elaborada entre 2005 y 2008, debo mencionar varios hechos previos. Entre
1993 y 1998 tuve la suerte de organizar el archivo privado de don Pedro
Grases (1909-2004), el gran humanista catalán a quien tanto le debe la
historia de la cultura en Venezuela. El doctor Velásquez, como amigo y
admirador de Grases, siguió con interés el trabajo de ordenación de
aquel archivo, posiblemente, el más voluminoso que haya formado un
intelectual en nuestro país. Luego, en el año 2002, un grupo de
discípulos, amigos y familiares de Grases, decidimos constituir la
Fundación que lleva su nombre con el fin de promover y divulgar su
legado intelectual. Entre los fundadores de la institución estuvo el
doctor Velásquez, quien nos orientó en los primeros proyectos y
publicaciones. Durante años he conversado con él sobre la importancia de
la obra realizada por Grases. Juntos revisamos los aspectos centrales
de esa inmensa labor intelectual. Vimos mis esquemas de trabajo, leímos
lo escrito por otros autores, escogimos los hitos fundamentales de su
obra y consideramos lo registrado en el epistolario. Y fuimos armando el
esquema definitivo de la monografía que debía presentar como tesis
doctoral ante la Universidad Católica Andrés Bello. Al final, el trabajo
realizado obtuvo la máxima calificación, siendo publicado por la
Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses el año 2009, con motivo del
centenario del nacimiento de Grases.
Ahora se me presenta la
oportunidad de reunir en este volumen mis escritos sobre la vida y la
obra de Ramón J. Velásquez, a quien tanto le debemos los venezolanos por
su afán de servicio. Y en mi caso particular, deseo expresar mi
reconocimiento a uno de mis maestros en el campo intelectual. Esto lo
hago pensando en las nuevas generaciones. Para que aprendan a conocer el
nombre y la trayectoria de este venezolano de excepción, quien ha sido
testigo, y en muchos casos protagonista, de los cambios experimentados
por nuestro país durante los siglos XX y XXI.
(*) NOTA El texto
publicado es el prólogo del libro Ramón J. Velázquez. Un testigo de la
historia de Venezuela, publicado por la Fundación de Estudios
Históricos, San Cristóbal, 2013.
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