Inseguridad: verdades ineludibles
Luis Barragán
Hay verdades ineludibles que colman nuestra paciencia frente al gobierno nacional, servido de una perversa herramienta de control social. Jamás habíamos alcanzado semejante nivel de inseguridad personal que, como lo ha señalado la Conferencia Episcopal Venezolana, en uno de sus documentos, retrata una particular guerra civil.
Insisten en la corresponsabilidad del Estado y de la sociedad en esta y otras materias donde el oficialismo se encuentra en severísimas dificultades, cuales predicadores de la palabra a la que – por torpeza – no hemos accedido. Irrefutable, el ciudadano común ha cumplido con su parte, agotando todas las diligencias y adoptando todas las previsiones posibles para evitar perder la vida o sufrir una gravísima lesión, hundiéndose en la anónima manipulación de las estadísticas.
Recordemos que uno de los más claros propósitos de la consabida y fracasada reforma constitucional, fue el de transferir los problemas más intrincados al confuso universo comunal que diseñaron. Incuestionable, no tratamos de un circunstancial aprieto vecinal, sino de un trastorno que adquiere peligrosos visos estructurales que lo desbordan, urgido de la atención y actuación especializada del Estado al que tributamos.
Militarizado el problema, empeora distorsionando la específica naturaleza de la corporación castrense. Indiscutible, ella ha perdido el monopolio legítimo de las armas aún más sofisticadas que empuña el hampa ante una sociedad evidentemente indefensa.
Hampa que expone novedosas modalidades operativas y gerenciales y, permisiva, convierte la rutina en una hazaña del morbo. Irrebatible, existe una angustiosa tendencia delictiva del ascenso social que amerita de la opinión actualizada de sociólogos y criminólogos, yendo más allá del solitario y demencial victimario que abunda en la literatura y en el cine.
Faltando poco, pretenden la (auto) censura de los medios independientes de comunicación. Indudable, hay cambios en el reporterismo de sucesos que, por cierto, satisface – por lo menos – la necesidad de perfeccionar nuestras prevenciones, arribando a un inadvertido y diario protocolo hogareño.
http://www.noticierodigital.com/2014/01/inseguridad-verdades-ineludibles/
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