Las nuevas fuerzas sociales
Luis Barragán
En días pasados, asistimos a una reunión de amigos deseosos de conversar sobre los problemas actuales. Llamó la atención una referencia aparentemente inoportuna sobre la necesidad de indagar en torno al bloque histórico que ha de formarse en Venezuela, remitiéndonos obviamente a Gramsci.
La respuesta inmediata fue la de que no había tiempo para la especulación teórica, al lado de la otra que advirtió sobre la formación en curso de ese bloque - naturalmente social - urgido de descubrir e interpretar para una respuesta política cónsona. Enderezada la tertulia, hubo una breve consideración del fenómeno estudiantil al que asistimos y que creemos importante transmitir brevemente.
La protesta estudiantil de cuño muy diferente a la que emergió con el consabido cierra de Radio Caracas TV, no constituye una expresión exclusiva de los sectores más privilegiados de la población, tal como obstinadamente la desea el gobierno nacional. Por la procedencia social de sus dirigentes, asistimos a una hazaña de los sectores medios y más empobrecidos ante la implacable represión.
Ciertamente, hay un reconocido esfuerzo en las universidades privadas, cuyas comunidades lucen más organizadas y coherentes que las públicas, pero – de un lado – aquéllas no anidan ni constituyen el monopolio de los más altos estratos, convertidas en opciones legítimas para las familias que incurren en meritorios sacrificios por sostener y alentar a sus hijos; y – por el otro – éstas, democratizadas, también exponen la presencia de un estudiantado que muy supuestamente no tiene necesidades básicas que cubrir. Luego, hay un cruce o encuentro de variados sectores sociales, coincidentes en el más vigoroso testimonio de contestación que hemos tenido en década y media de penoso régimen.
Por lo demás, esa conjunción de fuerzas, lógico resultado de las mayorías sociales que se oponen al gobierno nacional, únicamente desconocidas por un sistema electoral perverso, resumiendo el drama, invoca valores y principios que pudiesen sorprender, pues, son las realidades y las urgencias de una adecuada interpretación las que enseñan, quebrados los partidos y demás cuerpos intermedios como agencias de socialización política por estos. Cualquier muchacho que empina su coraje frente a las agresiones gubernamentales, convincentemente contesta y arguye por fines perdurables y compartidos, como la libertad y la democracia, el deseo de vivir en un país tranquilo y seguro, el rechazo a emigrar forzosamente, la posibilidad de un desarrollo económico con justicia social, entre otros referentes que trazan un altruismo, una solidaridad, una valentía y – en definitiva – una dignidad que creímos perdida por siempre.
Nuevas, novedosas e innovadoras fuerzas se levantan a la sombra represiva de un gobierno. Tratamos del soporte de una transición democrática, anunciado por la poderosa protesta estudiantil, que muy bien conoce el angustiado gobierno, el único que puede sufragar los estudios especializados y actualizados del caso.
Fotografía: Susana Benko, pieza de Jesús Soto (Cubo Negro, Caracas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario