EL NACIONAL, Caracas, 2 de noviembre de 1998
Desempleo y empleo precario
Maricarmen Pérez R. *
El problema del desempleo está ocupando en la actualidad el ámbito político, económico y social, por la serie de efectos e incertidumbres que genera en el mundo laboral. Esta problemática permite observar una de las más graves manifestaciones de los cambios y reestructuraciones que se han operado en las economías de los países desarrollados y, en buena medida, también en los países en vías de desarrollo. Durante los últimos años se ha llevado a cabo un continuo proceso de reestructuración económica y entre las principales características de este proceso se encuentra la flexibilización del mercado de trabajo, flexibilización de salario y empleo, como una fuerte tendencia que trae consigo un marco jurídico que institucionaliza toda una serie de formas "atípicas de empleo o de relaciones de trabajo" que el derecho del trabajo protector había considerado como formas no institucionales.
Los efectos de la reestructuración económica sobre el sector laboral pueden evidenciarse a través de los significativos despidos como consecuencia del cierre de plantas y la adquisición de tecnologías sofisticadas; la inestabilidad laboral es producto también de las modificaciones del marco jurídico laboral, que en el caso de Venezuela contempla la existencia de la contratación a tiempo determinado y por obra determinada, para contrarrestar la crisis que confronta el sector empresarial. Esto se ha traducido en un deterioro del empleo.
El Estado a medida que legaliza e implementa las políticas de ajuste económico "compensa los costos sociales" generados por éstas sobre el empleo a través de la creación de empleos flexibles o precarios, los cuales no resuelven a fondo el problema del empleo; al contrario, profundizan la pobreza y el estándar de la calidad de vida. La fuerza de trabajo o la población económicamente activa expulsada del sector formal se canaliza hacia el sector informal o hacia diferentes tipos de empleos precarios. El problema, entonces, no es el desempleo sino también el tipo de empleo y las condiciones precarias de las nuevas formas de contratación que afectan la estabilidad laboral.
Durante la década de los noventa se ha llevado a cabo un interesante debate sobre la incidencia del programa de ajustes económicos sobre el mercado de trabajo. La globalización y la tendencia hacia la desregulación y liberalización de los mercados han generado serias preocupaciones sobre la pérdida de dinamismo del empleo urbano y la precariedad del empleo en la región latinoamericana, particularmente en Venezuela. Una baja tasa de desempleo no expresa la inexistencia de pobreza sino una "cierta estabilidad en los mercados" pero una alta tasa de desempleo significa un grave problema tanto sociopolítico como económico.
El desempleo no es un fenómeno nuevo, pero sí sus niveles alarmantes y la precariedad del empleo existente. Las cifras de desempleo en Venezuela tienen discrepancias, porque las tasas de desempleo son obtenidas por diferentes instituciones públicas y privadas nacionales e internacionales a partir de sus respectivos criterios, métodos y mediciones; aun así coinciden en indicar que el desempleo ha seguido una tendencia creciente desde 1991. Sin embargo, la preocupación actual no es sólo que la tasa de desempleo haya sido elevada durante el período 1991-1996, en comparación con el período 1985-1990 -las tasas promedio para ambos períodos son muy parecidas- sino también un problema aún más agudo, que es el que está relacionado con la calidad del empleo existente que no es medida por estas tasas de desempleo.
Por otra parte, las tradicionales políticas de empleo asociaban el aumento de éste con el crecimiento económico, la inversión y el carácter de las innovaciones tecnológicas y organizacionales que tienen lugar en las diferentes unidades de producción. La realidad de hoy día revela en primer lugar, una disociación entre crecimiento económico y empleo. El desempleo crece cuando los esfuerzos de ajuste parecen ser recompensados con un crecimiento relativamente mayor y la tendencia creciente del desempleo y el empleo precario pueden terminar debilitando los fundamentos de las políticas de ajuste estructural. En segundo lugar, revela que no cualquier inversión genera empleo, las inversiones en su gran mayoría no se dirigen hacia la creación de nuevos establecimientos productivos que contribuyan en la generación de empleos y en tercer lugar, la introducción de nuevas tecnologías sofisticadas racionalizan el proceso de producción y distribución como de la administración, eliminando puestos de trabajo.
El empleo precario y los niveles alarmantes de desempleo tienen múltiples causales, pero no se puede obviar su asociación al modelo neoliberal. La crisis y la aplicación de las políticas de ajuste han contribuido a profundizar y preservar las desigualdades en cuanto a la distribución del ingreso y generación de empleo.
La inseguridad, inestabilidad y precariedad en el mercado laboral: en el empleo, en el puesto de trabajo, en el lugar de trabajo y en los ingresos son aspectos que se hacen presentes en un sistema laboral flexible, por lo tanto es el trabajador quien corre el mayor riesgo e incertidumbre en esta encrucijada laboral, la cual debe ser afrontada urgentemente no sólo por el sector laboral (sindicatos y trabajadores) sino también por el Estado y por todos aquellos que nos encontramos inmersos en esta encrucijada que es el mundo del trabajo.
* Socióloga, candidata a magister en ciencias políticas, Cepsal, Universidad de Los Andes, Mérida
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