(DIPUTADO BARRAGÁN).– Señor Presidente, colegas
Parlamentarios:
La bancada democrática de
la oposición, por supuesto, es parte del
pueblo venezolano que venera, valora la herencia y siente el orgullo del legado
de la obra del Maestro Armando Reverón, pero - ya a estas altas horas de la
noche, intentando sintetizar nuestra
exposición - no podemos menos que llenarnos
de perplejidad por los términos en que está planteado el Acuerdo leído con
anterioridad. Sobre todo, porque parece un ensayo de economía política de las
artes venezolanas, apuntando a aspectos que fuerza la interpretación del
pasado, intentando asimilar a un pintor que es patrimonio de los venezolanos,
en las hormas del proyecto del socialismo rentístico, y por tal, mercantil venezolano.
Es necesario decir que,
incluso, si no escuchamos mal, hasta invocaron el nombre de Alfonso Guerra como
vocero, portavoz del socialismo, que se supone inspira al que está en boga,
cuando todos conocemos que Alfonso Guerra fue expresión de la socialdemocracia
española que tuvo la experiencia de gobierno con Felipe González. Pero, además,
en este proyecto nos presentan a Armando Reverón como un descubrimiento del
Gobierno: basta la declaratoria formal, solemne de Nicolás Maduro para que nos
enteremos que existe Armando Reverón. Y Armando Reverón lo conoce, lo aplaude
este país desde hace muchísimos años atrás, y no ahora con el descubrimiento
que hacen los funcionarios culturales del Gobierno que le van a Presidente de
la República con esta novedad.
Además,
hay cosas curiosas. Aficionado a la vieja prensa, hemos visto, por ejemplo, que
hasta durante la dictadura de Pérez Jiménez, en 1954, Armando Reverón conmovió
a todo el país con su muerte, y no hubo voz venezolana que no sintiera, por
aquel entonces, la tristeza que daba su desaparición (*). Pero ahondemos un
poco más en este paradójico cuadro que nos presenta el proyecto de Acuerdo.
Curioso,
en el ejercicio de las libertades culturales, hay personas ineludiblemente
ligadas a la trayectoria y a la obra de Armando Reverón: es Sofía Ímber, a
quien saludamos - por cierto, desde la bancada democrática de la oposición por
sus 90 fructíferos años - una de las
primeras voces que descubrió el talento de Armando Reverón. Si mal no recuerdo,
además, en una modesta nota de Últimas
Noticias de 1949 (*) , ella aseguraba: “no sé por qué, pero me gusta”. Y
desde allí Sofía Ímber le aportó al país una perspectiva y una visión de
Armando Reverón que, por entonces no
conocíamos, cuando estábamos aún en los moldes de Tito Salas, de Arturo
Michelena y de Tovar y Tovar.
Es
ineludible vincular a Armando Reverón, por favor, en este ensayo de economía
política que se nos presenta de la trayectoria pictórica de nuestro país,
mencionar - por ejemplo - a Alfredo Boulton
y su famoso documental que, por cierto, lo proyectó más allá que muchos
pintores de la época. Es ineludible, como ahora, hablar de Diego Rísquez, quien le dedicó en el 2010 una película. Es
ineludible vincular a la obra de Armando Reverón con los críticos que
edificaron, precisamente, una visión, una perspectiva de profundidad. Pero no
me pongan a Armando Reverón como coautor de “El Capital”, porque no es así, y
no pueden forzarlo como un héroe de este socialismo mercantilista y rentístico,
cuando no ocurre, ni ha ocurrido jamás en la historia cultural de nuestro país,
que falseen el pasado de tal modo, pretendiendo manipularlo.
¿Qué
pretenden en el fondo de este Acuerdo? Confiscar toda la obra que está en manos
privadas de Armando Reverón. ¿Por qué no averiguan qué hizo Farruco Sexto con
los museos nacionales y con el patrimonio pictórico venezolano?, que es más
importante, trascendente y decisivo para determinar, incluso, una de la
características fundamentales del Gobierno actual.
El
debate de Armando Reverón tiene otras fronteras: vean la entrevista que le hizo
María Elena Ramos a Jesús Soto, y lo que él habla de la luz en la obra de
Armando Reverón (**). Decir Armando Reverón, por cierto, es decir Juanita
Carrizales. Y esto tampoco podemos olvidarlo: que ahí está Juanita, ahí están
Armando y Juanita, en la memoria del pueblo venezolano, presente en el pueblo
venezolano, que ustedes no pueden borrar de un solo plumazo por un Acuerdo
burocrático y circunstancial.
Este
planteamiento del Acuerdo, a todas luces le falta equilibrio y no expresa la
pluralidad de la
Asamblea Nacional, por lo que me permito, con la venia del
Presidente, proponer que se difiera este punto hasta conformar una comisión de
parlamentarios del Gobierno y de la oposición para que le podamos rendir el
justo homenaje que merece Armando Reverón del pueblo venezolano, y nosotros,
representantes de la soberanía popular, no podemos falsificar, precisamente, a
un pintor que todavía arroja luces sobre nuestro sendero, que es el sendero de
la libertad y de la democracia que quizás ustedes todavía no avizoren.
Es todo, señor Presidente. (Aplausos).
(*)
Puede verse: http://lbarragan.blogspot.com/2012/09/reverencia.html
(**)
Chequeada la nota, hallamos: Sofía Imber. "Muy raro... Reverón,
pero a mí me gusta". El Nacional, Caracas, 11/03/49. Cfr. http://lbarragan.blogspot.com/2012/09/noticiero-retrospectivo_2001.html
(**) Nos
referimos a: María Elena Ramos, "Diálogos con el arte. Entrevistas
1976-2007", Equinoccio, Caracas, 2007
Breve
nota adicional LB: Al no pertenecer ya a la Comisión Permanente de
Cultura, no pensaba intervenir en el debate. Luego de leer el Proyecto de
Acuerdo, sin que hubiese algún parlamentario inscrito de la oposición, decidí
hacerlo debido al esperpento propuesto. Publicado con una nota adicional, en: http://opinionynoticias.com/opinioncultural/19277-de-una-intervencion-reveroniana
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