Por un motivo sobrevenido de
trabajo, tuvimos que hacer referencia en días pasados a Josep Stalin. Volvió a nuestro espíritu un
viejo y casi olvidado libro que, como canción que nos remite a alguna vivencia
o a alguna época, vimos la primera vez
con pausado deleite (sobre todo por la calidad del autor). Incluso, recordamos
el inicial interés por abordar la etapa de apogeo en el poder, pero resultó
interesantísima y decisiva la primera, la de su infancia y juventud, formación
y aprendizaje. Luego de buscar por los rincones de una estantería y un depósito
exiguo, al fin hallamos el ejemplar. No da tiempo de releerlo, pero – lleno de
notas, subrayado hasta el hastío – nos ha sido fácil mirotearlo. “Stalin.
Biografía política” (Ediciones Era, México, 1965) de Isaac Deutscher, lo creemos de obligatoria
lectura para aquellos que, creyéndolo desterrado, lo encuentran casi
inadvertidamente representado en experiencias políticas que no son precisamente
las ordinarias o normales. Citemos el índice para apreciar la densidad de la obra:
infancia y juventud, clandestinidad socialista, ensayo general, Koba se
convierte en Stalin,1917, la guerra civil, secretaría general, el gran cambio,
los dioses tienen sed, política exterior y Comintern, el generalísimo, Teherán,
Yalta, Potsdam, dialéctica de la victoria, los últimos años. Tomada al
azar, esta cita angustia, por ejemplo: “La
colectivización degeneró en una operación militar, en una cruel guerra civil”
(303). Hemos buscado otro motivo gráfico, pues, pérdida la cubierta, apenas
quedan las tapas negras del ejemplar en casa.
Entendemos que hay un renovado interés por Stalin. E,
incluso, hace poco nos llamó la atención que una joven en el metro leyese un
libro cuya portada exhibía el rostro de Stalin. Hemos manoseado uno que otro título
que pretende reivindicarlo, pero nuestra prioridad (y el bolsillo) apunta a
otras opciones.
LB
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