El triángulo estrangulador del petróleo
José Rafael Revenga
Tres puntos de estrangulamiento ponen en peligro a la
Península Arábiga como exportadora de petróleo:
· -
Irán y Arabia Saudí se disputan el control sobre
el Canal de Suez –acceso al Mediterráneo-, el estrecho de Ormuz -acceso al
Golfo Pérsico- y el estrecho entre Yemen y Somalia –acceso al Mar Rojo-.
· - Las milicias chiíes hutíes apoyadas por Irán, el
ISIS y Al-Qaeda se reparten el territorio yemení y comparten el mismo blanco
militar: la monarquía saudí.
·
- El Reino saudí abandona su postura pasiva y se
convierte en actor protagónico en el Medio Oriente
·
El gran diseño de Irán: controlar las ciudades
santas de La Meca y Medina actualmente en territorio saudí
La rebelión de los chiís hutíes en Yemen logra poner en fuga
al gobierno interino presidido por Mansour Hadi y apoyado por Arabia Saudí y
desencadena un proceso similar a la partición de Siria en un territorio
militarmente dominado por los rebeldes y un gobierno autoritario atrincherado
en la defensa de sus bastiones.
Yemen está a corta distancia de convertirse en una nueva
Siria con el agravante que su ubicación en la frontera suroeste colindante con
el reino saudí se presta como plataforma ideal para socavar las bases de dicha
monarquía. En ambos casos se hace presente la amenaza de los grupos yihadistas
terroristas de Al Qaeda y los sunís radicales del Estado Islámico quienes
demarcan sus propios enclaves injertados en medio de una caótica guerra civil.
El diseño a largo plazo, por lo menos del ISIS, y
ciertamente de Irán, es arrebatarle a Arabia Saudí la custodia de los sagrados sitios de La Meca
y Medina. En la acelerada desestabilización y recomposición del mapa geopolítico del Medio Oriente
después de la ingenuamente etiquetada “primaveras árabes”, es válido preguntar
cuál sería la realidad de un gobierno fundamentalista transnacional en control
del mayor productor de petróleo.
La importancia petro-estratégica de Yemen no debe ser
subestimada. Sus costas bordean el estrecho de
Bab el-Mandeb por medio del cual transitan diariamente unos cinco
millones de barriles de crudo lo cual lo convierte en uno de los cruciales puntos de estrangulamiento
(chokepoints) del tráfico marítimo global y por ende del suministro energético
vital para Europa y los EE.UU.
El estrecho en cuestión controla el acceso al Mar Rojo y por
lo tanto al Canal de Suez y a su importante oleoducto Sumed el cual desemboca
en el Mediterráneo y facilita la triangulación con un tercer chokepoint
crucial: el Estrecho de Ormuz entre Irán y Arabia Saudí que permite el acceso
al Golfo Pérsico. O sea, es fácil suponer que tanto el Estado Islámico como su
enemigo Irán ambos tienen como diseño ultimo apoderarse de los tres vitales
puntos de estrangulamiento de las rutas de transporte petrolero en el Medio
Oriente y de las dos principales
ciudades santas del Islam.
Cualquier incidente, bien sea accidental o provocado,
desataría una conflagración inmediata con alcances impredecibles. Por ejemplo,
el martes 28.04, en lo que parecería ser un diseño iraní para evaluar la
capacidad y la prontitud de respuesta de sus rivales en el “triangulo arábigo”
decide interceptar y posteriormente abordar un gigantesco carguero con
capacidad para 5.400 contenedores -el
Maersk Tigris de 52.600 toneladas de desplazamiento - en el estrecho de Ormuz.
Varias agiles patrulleras
del Cuerpo de Guardias Revolucionarios Iraníes ejecutaron la acción que se desarrollo en dos
tiempos. Primero una orden al carguero
para que desviara su ruta y procediera a adentrarse en aguas
territoriales iraníes. Esta no fue atendida por lo cual una de las cinco
patrulleras hizo un disparo por delante del puente de mando del carguero el
cual se detuvo y fue abordado por los efectivos iraníes para ser llevado a la
isla Larak, en el extremo norte del Estrecho de Ormuz, vecina a las costas de
Irán para luego ser conducido al puerto de Bandar Abbas.
El Ministerio de Relaciones Exteriores Iraní justificó la
acción argumentando incumplimientos financieros de la empresa operadora del
carguero con las autoridades portuarias por lo cual un tribunal había acordado
su confiscación. Otro vocero oficial
declaró que el buque detenido había penetrado aguas territoriales iraníes.
Más significativamente, la agencia informativa oficiosa
-Fars News Agency- de Irán tituló su reportaje sobre el acontecimiento en los
siguientes términos:
“Exclusiva: Barco de EE.UU. detenido por barcos de guerra de
Irán”.
En verdad, el propietario y operador del barco es un
consorcio alemán, Rickmers Ship Management, el cual lo tiene arrendado a una empresa
estadounidense: Maersk Line Limited domiciliada en Norfolk, Virginia la cual es
una importante contratista del Pentágono y del Gobierno. El barco tiene bandera
de la Republica de las Islas Marshall. Se dirigía a Dubái en los Emiratos
Árabes Unidos y provenía de Jiddah en Arabia Saudí.
El Pentágono decidió, como reacción inmediata, enviar a toda velocidad un destructor –el USS
Farragut-, el cual se encontraba a solo 100 km de la zona de intercepción a la
que calificó como una “ruta marítima reconocida internacionalmente”. El miércoles 29.04 el US Central Command
despachó tres patrulleras clase Cyclone para acompañar al destructor.
En la práctica, Irán considera que el estrecho de Ormuz son
aguas territoriales pero embarcaciones de todo tipo lo atraviesan continuamente
sin problema basándose en el derecho de “innocent passage” o “travesía
inocente”. El destructor estadounidense y un avión de patrullaje marítimo se
limitaron a una misión de observación. El “incidente” de la captura en alta mar
de una embarcación no militar solo se observa en situaciones de guerra
declarada.
Por tal motivo, el Ministro de Relaciones Exteriores de
Irán, Mohammad Javad Zarif, quien se encontraba en Nueva York para adelantar
las cruciales negociaciones con los Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Gran
Bretaña y Alemania sobre el desarrollo de la capacidad nuclear bélica de su
país, no encontró nada mejor para distanciarse del episodio que argumentar que
obedecía a una disputa mercantil iniciada hace 14 años entre los dueños del
carguero y una empresa comercial iraní.
El Ministro no explicó por qué una decisión de un tribunal
mercantil tendría que ser llevada a cabo por los Guardias Revolucionarios.
Obviamente, la acción iraní le resta apoyo político y popular al acuerdo final
que debe completarse antes del 30.06. El vocero de la Casa Blanca tampoco pudo
evadir el tema y se pronunció sorpresivamente de manera tajante:
“Nuestras preocupaciones en torno a la interferencia con el
Maersk Tigris serían aun más agudas si la Armada Iraní con armas nucleares
estuviera conduciendo estas intercepciones”.
La captura del carguero ocurre en un marco de alta tensión
dadas las acusaciones reciprocas entre Irán y Arabia Saudí. Esta última es
acusada, con razón, de destruir la pista del aeropuerto de Sana en el Yemen a
fin de impedir el aterrizaje de un avión iraní supuestamente cargado con ayuda
humanitaria así como el bloqueo marítimo de Yemen que impidió a cuatro barcos
iraníes descargar su mercancía. En contraposición, Arabia Saudí acusa a Irán de
fomentar la rebelión de los hutíes y de equiparlos con armamento avanzado.
El “incidente” puede traer todo tipo de complicaciones ya
que entre EE.UU. y la nación de las Islas Marshall existe un Pacto de Libre
Asociación según el cual la nación estadounidense es responsable de su defensa
lo cual incluye los asuntos relacionados con las embarcaciones que navegan bajo
su bandera.
Efectivamente, el jueves 29.04 el Pentágono anuncia que
cualquier buque con bandera estadounidense puede solicitar la “compañía” de
naves de guerra para acompañarlos en su travesía entrando o saliendo por los
canales de navegación del Estrecho de Ormuz entre Irán y Omán. En especial
incluye a las embarcaciones del Military Sealift Command. La medida puede
ampliarse a barcos de otros países.
Los acontecimientos en curso se enmarcan dentro de un
profundo cambio en la conducción geopolítica por parte de Arabia Saudí a raíz del fallecimiento del Rey Abdallah Ben
Abdel Aziz Al-Saoud el 23.01.2015 y el ascenso al trono de Salman Bin Abdul
Aziz al Saud.
El nuevo monarca decide la semana pasada, modificar la línea
de sucesión al designar a su hijo, el combativo ministro de defensa y promotor
de los ataques aéreos y terrestres contra los rebeldes en Yemen, el Príncipe Mohammed bin Salman como segundo
en el orden sucesoral.
Además, removió a su medio hermano como Príncipe Real y
sucesor inmediato y lo sustituye con su sobrino el Príncipe Mohammed bin Nayef
quien pasa a ocupar el primer puesto en la estructura de poder después del Rey.
El nuevo Príncipe Real es bien conocido por haber derrotado la operación
subversiva de Al Qaeda en el Reino. Los significativos cambios incluyen la
designación del Príncipe Saud al Faisal, actualmente embajador en EE.UU, como
nuevo Ministro de Relaciones Exteriores.
Hay que interpretar el “incidente” del Maersk Tigris en el
marco de la rápida expansión de activos bélicos en el Golfo de Aden, antesala
del estrecho de Bab-el Mandeb, bordeado por las costas del oeste y suroeste de
Yemen y acceso al Mar Rojo. Irán ha enviado una verdadera flotilla de
patrulleras y dos destructoras con el objetivo de asegurar el acceso a los
puertos del sur de Yemen, ahora en manos de los hutíes a fin de descargar armas
y otros equipos militares como apoyo a los rebeldes hutíes.
A la vez, EE.UU. de inmediato moviliza al portaaviones USS
Theodore Roosvelt y al crucero misilistico USS Normandy pertenecientes a la
Quinta Flota integrada adicionalmente por los destructores USS Milius, USS
Winston S. Churchill y USS Paul Hamilton. También están presentes cinco
patrulleras: Whirlwind, Monsoon, Typhoon, Thunderbolt y Firebolt.
Con razón, el vocero de la Casa Blanca declaró:
“EE.UU. ha estado preocupado desde hace tiempo por el apoyo
continuo dado por Irán a los rebeldes. Ese apoyo solo contribuirá a una mayor
violencia en Yemen. Esas son exactamente el tipo de actividades
desestabilizadoras que tenemos en mente cuando planteamos nuestras
preocupaciones por las actividades desestabilizadoras de Irán en el Medio
Oriente”.
Hasta el presente no ha habido un intercambio de misiles
entre las dos fuerzas navales. La Armada estadounidense ha comunicado “solo
estamos conduciendo operaciones de rutina en cuanto a la seguridad marítima y
no pensamos interceptar a los buques iraníes”.
A su vez, el comandante de la Armada iraní, el vicealmirante
Habibollah Sayyari, ha manifestado que “nuestra presencia y medidas en la
región se enmarcan en las leyes internacionales”.
Todo este enmascaramiento puede convertirse en cuestiones de
segundos en una conflagración abierta.
Un informe confidencial presentado al Consejo de Seguridad
de las NN.UU demuestra que Irán ha suministrado armas a los hutíes por lo menos
a partir del 2009 lo cual es una evidencia adicional de un diseño de dominación
a largo plazo instrumentado por milicias chiíes fuertemente armadas y activadas
en varios países de la región.
Nota: para una presentación con fotos y mapas ir a:
http://abra360.blogspot.com/2015/04/el-triangulo-estrangulador-del-petroleo.html
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