Tributo parlamentario a Alexis
Márquez Rodríguez
Luis Barragán (*)
Señor vicepresidente, colegas
parlamentarios: Hablar de don Alexis Márquez Rodríguez, a quien conocimos
tardíamente y no fue en El Gusano de Luz, sino en el fondo de la librería de Betancourt
(SUMA), trae a colación nuestra experiencia de lectores y, más que de lectores,
nuestra experiencia de compartir a través de la palabra, ideas y emociones,
propósitos y convicciones, tal como él sistemáticamente lo enseñó.
Docente de secundaria que
trajinaba el aula con adolescentes, comprendiéndolos cabalmente, llegó al
recinto universitario para ejercer una larga docencia que el país admira. Y, a
la vez, un investigador insigne, originado en el Instituto Pedagógico de
Caracas, que le entregó una formidable obra al país, sobre el lenguaje, el
empleo de la palabra que enriquece y matiza, fue también – como lo han referido
voceros, en este hemiciclo, que nos precedieron - una autoridad internacionalmente reconocida
sobre un autor de los kilates de don Alejo Carpentier. E, incluso, para 1968,
cuando preparaba su obra, después editada por la Universidad Central, lo digo sin ninguna ironía, hubo una
movilización de la opinión pública para que le fuesen remitidas las fotocopias
de “Ecué-Yamba-O” - vía embajada americana - para culminar así el capítulo que
le faltaba. Obra, por cierto, publicada por la Universidad Central en 1970,
reeditada – no es poca cosa – por Siglo XXI Editores, más tarde por Taurus, que
se inscribe en toda la riqueza del estudio que aportó don Alexis Márquez
Rodríguez a la obra del barroco americano, de don Alejo Carpentier y de – a
veces no la apreciamos suficientemente – esa distinción que hay con lo
real-maravilloso [y el realismo mágico].
La bancada democrática de la
oposición, apoya este Proyecto de Acuerdo, hecho de manera impecable y que
recoge la pluralidad del sentimiento de toda la Asamblea Nacional y todas las
corrientes que la conforman. Y, de igual manera, considera pertinente que
publique no las obras escogidas, sino
todas las obras completas de don Alexis Márquez Rodríguez, como un aporte
necesario de la casa, donde – precisamente- la palabra tiene o debe tener su
mejor domicilio: el parlamento venezolano.
Don Alexis Márquez Rodríguez,
defensor de la palabra, de la palabra pública, de la palabra política, de la
palabra cotidiana, nos invita a reivindicarla frente a la palabra escatológica,
hiriente y descalificadora. Preferimos una democracia llena de riquezas y de
matices, de mil, de cuarenta mil, de cincuenta mil palabras, antes que los
regímenes que nos simplifican en cinco malgastadas consignas. De tal manera
que, al ecólogo del pensamiento, como Alexis Márquez Rodríguez, le rendimos
nuestro tributo y nuestro sentimiento, y la bancada democrática de la oposición
celebra esta feliz coincidencia y este consenso que don Alexis Márquez ha
propiciado.
Nos enseñó mucho, todavía faltan
muchísimas lecciones. Hay que estudiarlo, reflexionarlo, pero no hay mejor
manera de reivindicar a don Alexis Márquez Rodríguez, si no defendemos la
pulcritud, la riqueza, la complejidad y el sentimiento de cada palabra que
profesamos, incluso, en el medio público, en el medio cívico.
(*) Intervención en la sesión
plenaria de la Asamblea Nacional que aprobó por unanimidad el Acuerdo alusivo a
Alexis Márquez Rodríguez, recientemente fallecido (Caracas, 12/05/2015).
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